Siempre me han gustado las normas y he vivido ceñido a ellas. Mi padre, cuyo lema era “sin normas, la vida sería un caos”, me las inculcó. En casa las teníamos para todo. Siempre sabíamos lo que teníamos que hacer en cada momento. Gracias a ello, he sido una persona cumplidora y respetuosa y nunca he tenido problemas con los demás. Siempre me he sabido comportar, incluso en las situaciones más embarazosas. Hasta hoy. Es la primera vez en mi vida que no sé qué hacer. Debería gritar pero siempre lo he considerado una conducta inapropiada, fuera de las normas sociales. Tendré, pues, que esperar a que alguien necesite ir al baño para que sepan que me he quedado encerrado.
Medalla de plata en el concurso Gigantes de Liliput. Netwriters, Semana V, 26/02/2015.
Las normas están para saltárselas. O para tirárselas, en el caso de Norma Duval. Jajajaja.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep. Muy buen micro, por cierto.
Bueno, creo que tampoco hay que exagerar, no? jajajajjaa. Es cierto que las normas ayudan, e incluso hay a quienes les hacen sentir más seguros, pero yo creo que por una vez, si gritas, nadie se lo tomará a mal :P
ResponderEliminarUn micro muy divertido e irónico, me ha encantado, Josep!!
Un abrazo, que tengas feliz semana!!
xDDD
ResponderEliminar¡Ay! ¡Un Micro muy Divertido!
Pero las Normas se hicieron también para romperse, para quebrarlas, ¡para tener Actos de Rebeldía Total! ;)
¡Solo espero que alguien entrase pronto y lo encontrasen!
¡Besis! ;)
Las normas procuran paz y civismo prro seguirlas a rajatabla seria vivir sin libertad. Creo que contra mas se empeñan a prohibir cosas, más nos incitan a no cumplirlas. Y gritar de vez en cuando ayuda a reducir el estrés, te lo digo por experiéncia jaja un abrazo
ResponderEliminarQuerido/as Pedro, Julia, Campanilla y Aida (por orden de aparición):
ResponderEliminarVeo que estamos totalmente de acuerdo y ese es el mensaje de mi micro. Las normas, al igual que las leyes, están para servirnos y no al revés; para hacernos la vida más cómoda y "ordenada" sin esclavizarnos. Hay que ser, de vez en cuando, un poco anarquista. Hasta en esto de escribir hay un montón de reglas, que los "grandes" de la literatura no han dudado en saltárselas para imprimir su propio estilo.
Muchas gracias por leerme y dejar vuestros amables comentarios.
Abrazos y besos a repartir.
Comparto tu opinión sobre las normas, Josep, entre tanta gente de no tenerlas sería un caos, como el tráfico si no tienes su reglas de circulación, pero a veces es obligatorio saltarlas. Como no entre nadie a ese baño el que esté se queda dentro, ja ja ja. Muy bueno el relato.
ResponderEliminarEfectivamente, todo debe tener su mesura. Ni tanto ni tan calvo, como dice el refrán.
EliminarMuchas gracias Carmen por venir y dejar tu comentario.
Un abrazo,.
Si hay normas para todo es que nadie se ha preocupado por educar en civismo y conciencia social. Yo creo que tiene que haber un equilibrio y un poco más de respeto a la lógica, como ceder la derecha en una acera, sobre todo cuando tú ves los coches venir de frente. Pero hemos llegado a una sociedad donde la irascibilidad es norma y el yo paso primero caiga quien caiga es pan de cada día. Y luego están los que se creen intocables y adaptan las normas a su antojo porque tienen poder y se crea una atmósfera de impunidad y desamparo, casi como el protagonista que no sabe cómo reaccionar ante su situación. Bueno que me lío, que es un tema que da para mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Exactamente, más que simples normas que no admiten réplica, lo que hace falta es educación, aunque ésta se adquiera enseñándola porque a muchos el sentido común no es suficiente. Aún recuerdo cómo en la escuela teníamos una asignatura que se llamaba "aseo y urbanidad" y te enseñaban a ceder el asiento a las personas mayores y otras "normas" de educación. Pero al margen de la escuela, son los padres quienes deben inculcar el respeto al prójimo.
EliminarUn abrazo.
Mientras se respete a los demás, las normas nos las podemos saltar, por lo menos cuando uno es mayor, ya no hay normas que valgan, aunque cívicamente las cumplamos por no molestar... ¿pero cuantas veces se queda uno con ganas de decir cuatro cosas? jajaja.
ResponderEliminarJosep, asómate a la ventana por la noche y grita, nadie va a saber de donde viene el grito, jajaja.
Un abrazo.
Yo siempre he procurado aplicar aquello que dice que no quieras para los demás lo que no quieres para ti o aquella otra de tu libertad termina donde empieza la del otro.
EliminarBuen consejo, Elda. Un día me asomaré ala ventana y gritaré. A ver qué ocurre, jaja
Un abrazo.
Qué buen micro, cómo me he reído con ese final.
ResponderEliminarDe tan socialmente aceptables que queremos ser, nos convertimos en carne de cañón innumerables veces.
Me alegra, Clara, que te haya parecido divertido, de eso se trataba.
EliminarGracias por pasarte por aquí y dejar tu amable comentario.
Un abrazo.