Desde luego, la vida está llena de sorpresas. ¿Adónde fueron esas ingratas musas que no quisieron tenerme como compañero de viaje?
Me abandonaron frente a este mar que tan bien conozco y que me ha acompañado, día y noche, con su inacabable oleaje que me ha distraído de día y me ha acunado de noche.
Pero por mucho que me haya hablado, ese mar, por conocido o por reiterativo, no me ha aportado, esta vez, nada nuevo digno de contar.
He descansado, sí, pero no solo ha dormido mi cuerpo sino también mi mente, que, sin estar totalmente en blanco, no ha sido capaz de inventar, de imaginar o de construir ni una sola historia digna de ser escrita, y mucho menos contada.
Pero ¿para qué necesito musas tan esquivas y desagradecidas cuando puedo valérmelas por mi solo? O eso creo. A fin de cuentas, ¿quién ha visto alguna vez uno de esos espíritus etéreos y esquivos? Dicen que son como el oxígeno, que no podemos ver pero que nos envuelve y sin el cual no podríamos subsistir.
Voy a intentar demostrar que sin ellas también puedo escribir y si voy errado, no tendré más remedio que ir en su busca y pedirles, qué digo, rogarles, que vuelvan a mi lado, qué remedio. Quizá es eso lo que esperan de mí. Que vaya tras ellas y les suplique, me humille. Aunque bien pensado, quizá me lo tengo merecido pues si realmente tanto me han ayudado, he sido yo el ingrato ya que nunca les agradecí lo que han hecho por mí.
Pero ahora lo que siento es más curiosidad que arrepentimiento. Voy a intentar escribir sin su ayuda, en su ausencia, a ver qué ocurre. Terminaron las vacaciones y con ellas el dolce far niente. Manos a la obra.
A ver, ¿qué puedo escribir? Piensa, piensa.
Maldita sea, no se me ocurre nada.
Bueno, otro día será.
Cómo me consuela ver que no he sido la única que no ha hecho nada en todo el verano...
ResponderEliminarTendremos que trabajar sin ellas, Josep, qué remedio.
Un abrazo, amigo.
Bueno, ya se sabe aquello de "mal de muchos...", jeje
EliminarEsperemos que sepamos vivir sin ellas o bien que nos extrañen y vuelvan a nuestra vera.
Un abrazo.
No te preocupes querido primo , seguro que a tus musas les ha ocuriido lo mismo y se han ido de vacaciones para volver con nuevos brios y nuevas ideas con las que ilustrarte ... de todas formas , has estado muy inspirado y lo que has descrito ha estado con mucha gracia ... jeje ... una vez más chapeau ...!!! Besos de los dos
ResponderEliminarGracias prima por tu ánimos e incondicional apoyo. Espero estar en breve en forma. Quizá sea bueno tomar algún reconstituyente. Y la gracia que no falte.
EliminarUn abrazo.
Cierto es que se pierde la costumbre, cuanto menos haces, más te cuesta luego poner las cosas en su sitio, lo mismo con la mente que con el cuerpo.
ResponderEliminarPor lo que puedo ver ya has tenido tu inspiración después de este relato que leeré con mucho gusto cuando me quite la polilla de encima, esa que te sale por lo dicho.
Me encantó volver a visitarte Josep.
Un abrazo.
Ya sabes, Elda, contra pereza diligencia. ¿No era eso lo que nos enseñaban en las clases de religión sobre los 7 pecados capitales? A veces hay que forzar la máquina de pensar, jeje Y si no, esperar a que llegue la inspiración, qué remedio.
EliminarGracias por volver tras esta pausa veraniega. Cuando acabes con todas la polillas, estás invitada a leer La fuente mágica. Espero que te guste.
Un abrazo.