jueves, 5 de febrero de 2015

Manos a la obra



Andrés estaba hecho un mar de dudas después de lo ocurrido la mañana anterior.

En el bar donde desayunaba, había oído una conversación que mantenían dos individuos en la mesa de al lado. El más alto, el que le daba la espalda, no cesaba de mirar de un lado a otro para comprobar que nadie estuviera escuchando.

Fue entonces cuando Andrés, picado por la curiosidad, prestó atención a lo que decían.

-Ándate con cuidado, pues si nos descubren la hemos pringao –le decía el alto a un tipo pequeño con cara de malas pulgas, inclinando su cuerpo hacia delante.
-Tranquilo, hombre, que lo tengo to controlao –le contestó éste intentando calmarlo.

Pero lo que alarmó a Andrés fue lo que captaron sus oídos después de que unos ruidosos clientes abandonaran el local.

-Liquídalo cuanto antes. No le podemos fallar al jefe. De lo contrario, estamos muertos, ya viste lo que le hizo a Remigio por no rematar bien su último trabajito –le decía el alto al que parecía ser su subalterno.
-Pero una cosa es limpiar el lugar pa que no se note que hemos estao allí y otra esto. No sé si podré –le contestó éste.
-Tú haz lo que te he dicho y todo saldrá bien. Una vez lo hayas hecho con ese fulano, la siguiente será más fácil, ya lo verás.
-Vale. Mañana a las diez iré a casa de ese tío y asunto liquidao. Espero que esté solo pues si hay testigos tendremos que aplazarlo.
-Pues manos a la obra. ¿Sabes la dirección?
-Pos claro, es ande fuimos con el jefe pa conocer el percal antes de aceptar el trabajo. Lo tengo aquí apuntao: Calle Rocío, veintitrés, tercero segunda.

Cuando los dos sujetos salieron del bar, Andrés se apresuró a seguirlos. Su curiosidad iba en aumento y quería saber dónde se dirigían. Si estaba en lo cierto, podía salvar la vida de un inocente.

Tras un largo trayecto a pie, los dos tipos se internaron en un almacén, desapareciendo de su vista. Al cabo de una hora de espera sin ver movimiento alguno, Andrés optó por dar media vuelta y volver a casa.

Ahora trataba de elaborar un plan de actuación. No sabía si debía acudir primero a la policía y contarles lo que sabía o bien apostarse frente al número 23 de la Calle Rocío para ser testigo del delito antes de ponerlo en conocimiento de las autoridades. Eran las ocho. Solo quedaban dos horas.

Finalmente, se decidió por lo primero y, contrariamente a lo que temía, dieron crédito a lo que contó. A las diez en punto, un contingente policial armado hasta las cejas entró en el domicilio de quien habían identificado como el juez Aurelio Latorre, tirando la puerta abajo. Querían pillar al asesino antes de que atentara contra la vida de aquel magistrado que, seguramente, habría enviado a la cárcel a algún delincuente que ahora quería vengarse contratando a un asesino a sueldo.

Pero en la mano del presunto asesino no había ningún arma sino una hoja de papel que tendía a su presunta víctima. ¿Qué sucedía allí? Estaba claro que se estaba cometiendo un delito pues las caras de ambos individuos era un poema al ser sorprendidos con las manos en la masa. Lo que estuvieran maquinando, se aclararía en comisaría.

El señor comisario se puso las gafas para leer aquel papel que le acababa de entregar el sargento al mando de la dotación y que aclararía los hechos.

Se trataba de un recibo expedido por Hermanos Gutiérrez, Obras y Reformas Integrales del Hogar, S.L. por la “reforma de una cocina y dos baños” que ascendía a 58.750,- euros.

-¿Qué significa esto? –gritó el comisario, blandiendo la hoja de papel ante las narices del sargento.
-¿No se da cuenta, señor comisario? ¡Es la prueba! –contestó el interpelado constatando lo evidente-. Les hemos pillado en flagrante delito. A los dos. Ese tipo con cara de bruto le intentaba cobrar a un juez del Tribunal Superior de Justicia un pastón por unas reformas en su domicilio.

Y ante la cara de incomprensión del comisario, el sargento añadió:

-¡Sin cobrarle el IVA, señor comisario, sin cobrarle el IVA!
 
 

 

6 comentarios:

  1. Buen relato, muy ajustado el lenguaje coloquial de los dos individuos y el final sorprendente, nos acerca a la realidad en tono humorístico.

    Un abrazo.

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    1. Las cosas no siempre son lo que parecen y hay quien se pasa de "listillo" interpretándolas a su manera. Claro que siempre hay equívocos y he querido jugar a ese doble lenguaje.
      Muchas gracias, Fanny, por tu comentario.
      Un abrazo.

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  2. Bastante real el final, aunque como siempre no me lo esperaba, pensé que se trataba de otra cosa, digamos, más gorda, jajaja.
    Muy ameno con ese lenguaje de los dos sujetos.
    Un abrazo.

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    1. Hola Elda. Pues misión cumplida pues eso es lo que pretendía, jugar con el malentendido, que algo que parece muy grave sea una (hasta cierto punto) tontería.
      Como siempre, complacido de tenerte por aquí.
      Un abrazo.

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  3. Intuía que nada era lo que parecía en tu relato, pero el final consiguió sorprenderme jajajajjaa. Muy bueno ese toque de humor, me ha gustado mucho.

    Un abrazo y feliz tarde!!

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  4. Hasta ahora no he visto tu comentario. Me alegro de haverte sorprendido. Me gusta sorprender. Muchas gracias.
    Un abrazo.

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