Tuvo que volver a pesar de haberles jurado que no lo haría. Cuando se fue, dando un tremendo portazo, renegó de aquella casa en la que tantas agrias discusiones e incomprensiones había tenido que soportar.
Tras un año de ausencia, reconocía su error. Ahora debía dar marcha atrás y volver al hogar del que nunca debió partir. La tremenda nostalgia que sentía por lo que había perdido era más insoportable que tener que tragarse su orgullo. Volvería para recuperar lo más preciado. A veces, hay que renunciar a ciertas libertades en aras del bienestar y la estabilidad emocional.
Entraría sin darles tiempo a reaccionar, subiría a su habitación y por fin podría volver a disfrutar de sus videojuegos favoritos.
jajajajajaja... Sólo un joven es capaz de ello.... Lástima que muy pocos en la Adultez actuan tan sabiamente.
ResponderEliminarFeliz Tarde
Bienvenida, Patty, a este rincón de la ficción y la imaginación. Te agradezco que hayas dejado tu comentario, que interpreto como señal de que te ha gustado lo que has leído.
EliminarEn justa correspondencia, yo también me pasaré por tu rincón.
Saludos.
Lo leo como madre, y le pongo verde jajaja, desde luego no le iba a echar flores por materialista.
ResponderEliminarMuy bueno Josep, un relato que no deja indiferente.
Un abrazo.
Desde luego, el interés por la comodidad a veces puede más que el afecto personal. El mundo está lleno de desagradecidos, jeje
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
Un hijo calculador, frío... Ha sustituído el amor filial por el de los videojuegos...
ResponderEliminarDeseo que no sea una premonición.
Buen relato, Josep Mª.
Un abrazo.
Cría cuervos... Por suerte, no puedo hablar por experiencia pues este no es mi caso pero los hay incluso peores.
EliminarHe pretendido dar un toque de ironía a una historieta que bien podría ser cierta.
Un abrazo.