Oswaldo se jactaba de poseer un instinto de viejo sabueso. No se le escapaba ni el más mínimo detalle. Había estudiado psicología, criminología y, tras pasar por la Academia de Policía Nacional, se había convertido en un destacado miembro de la brigada de homicidios.
Muchos eran los elogios recibidos por su sagacidad en la resolución de casos muy complejos y de gran relevancia.
Tras más de veinte años en el Cuerpo, ostentaba el cargo de inspector jefe y le acaban de comunicar que tenía muchas papeletas para ocupar el de Comisario, que en breve quedaría vacante.
Oswaldo se sentía feliz, ignorante de que su esposa mantenía, desde hacía años, un idilio con uno de sus compañeros de la brigada.
Si es que cuando nos centramos en una cosa y sólo esa, perdemos la perspectiva del resto. Bueno, todo queda en casa, no?
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, podría decirse aquello de que en casa del herrero cuchillo de palo.
EliminarDe hecho, el título original era "En casa del herrero...", pero alguien dijo, acertadamente, que con ese título era previsible el desenlace. Así que lo cambié por éste.
Muchas gracias por venir.
Un abrazo.
Jajaja, pues si que era muy sagaz... o la mujer era un lince del la ocultación y jugaba de maravilla a dos bandas.
ResponderEliminarMuy sagaz tú con esta idea.
Un abrazo y buen fin de semana.
Debía de ser una combinación de las dos cosas: él muy cegato (o indiferente) en lo que respecta a su esposa y ella muy lista y experta en el engaño. Dicen que en esto de la infidelidad, las mujeres son muy diestras y los hombres muy simples, jaja. A ellos se les pilla con más facilidad.
EliminarUn abrazo y que también tengas un buen fin de semana.
Qué irónico!! A pesar de sus excelentes dotes para la investigación no fue capaz de advertir lo que pasaba en su propia casa. Muy buen relato, Josep, me ha dado mucho que pensar :)
ResponderEliminarUn abrazo!!
Me alegro que te haya gustado y que te haya hecho reflexionar. Hay quien presta más atención a lo que tiene lejos que a lo que hay en casa.
EliminarUn gusto leerte por aquí.
Un abrazo.