Gerardo Caballero, Gérard Chevalier para el público, lleva ya diez años sobre el escenario, tras los cuales se ha convertido en el mejor ventrílocuo del país.. Los mejores locales y los más selectos espectadores han tenido el placer de ver su actuación con Le Petit Prince, su inseparable compañero de fatigas. Entre ambos existe una complicidad casi humana.
Todo se lo debe a Abelardo, su hermano gemelo, quien le construyó el muñeco que ha sido, desde entonces, su partenaire y a quien ambos bautizaron como Le Petit Prince en honor a su novela favorita.
La trágica e inesperada muerte de Abelardo dejó a Gerardo al borde del abismo. Estuvo a punto de dejarlo todo, pero la voz de su hermano le dijo que no abandonara, que él seguiría a su lado. Desde entonces, Gérard Chevalier vuelve a ser el mismo de antes, quizá incluso mejor, teniendo a su gemelo a su lado. Hermano y muñeco forman ahora un tándem inigualable. ¿Ficción o realidad?
Gerardo, sin embargo, ignora que Abelardo no se ha adueñado del cuerpo del muñeco por amor a las artes escénicas sino con un claro propósito: acabar con él. Llevaba años pergeñando su plan, desde que decidiera dedicarse a la ventriloquía. Nunca imaginó que aquel muñeco de madera que le regaló por su cumpleaños le haría famoso y le alejaría de él, con lo unidos que siempre habían estado.
Nadie entendió el motivo de su suicidio. Pero no tuvo otra alternativa. Era mucho mejor cometer un asesinato desde el más allá. Nadie sospecharía de su autoría. Sería un crimen perfecto. Él era ahora el dueño de los actos del infeliz de su hermano, era su dueño y señor. Gérard Chevalier se había convertido en la voz de su amo. Haría lo que él le dictara. Otro suicidio en la familia solo sería una coincidencia extraordinaria.
Un relato oscuro y macabro, Josep, y también muy bueno!!
ResponderEliminarCuanto resentimiento tendría que albergar Abelardo para urdir semejante plan, una venganza que incluiría su propia muerte. Tremendo, me ha gustado mucho :)
Un abrazo!
Dicen que el vínculo entre hermanos gemelos es extraordinariamente fuerte. Tan fuerte que Abelardo no le perdonó el abandono al que se sintió expulsado por quien más amaba. Solo que, en este caso, los celos le convirtieron en un ser vil que maquinó la peor de las venganzas.
EliminarMe alegro que te haya gustado este relato.
Un abrazo.
Ciertamente, los celos pueden llevar a los actos más extremos e inesperados, y este es rizar el rizo. Tan bueno como retorcido, Josep.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Los celos o el resentimiento llevan a cometer actos crueles contra el supuesto culpable. Inducir al suicidio por una vía paranormal no es, desde luego, lo más frecuente. De ahí que resultara un crimen perfecto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo desde el más acá.
Vaya que malo malisimo es ser celoso para llevar hasta ese extremo.
ResponderEliminarUn cuento muy sorprendente por su oscuridad pero relatado tan estupendamente con ese ingenio que Dios te ha dado (o la naturaleza...)
Un abrazo Josep.
Ay ay ay, Elda, que me ruborizo. Me alegro que te haya gustado pero no me esperaba tal calificación.
EliminarEl más allá siempre da mucha cancha a la hora de hacer volar la imaginación y ahí fue a parar la mía en esta ocasión.
Un abrazo.