El paisaje es irreconocible. ¡Cuánto ha cambiado! Parece que fue ayer que estuve sentado en este mismo lugar. ¡Hacía tantos años que no venía por aquí! Ya he perdido la cuenta. En todas partes me ocurre igual pero no acabo de acostumbrarme.
Esto no es vida. Siempre mudándome para no levantar sospechas. Pero yo soy el único culpable. Nunca pensé que mi deseo se hiciera realidad y que esta realidad se convirtiera en una pesadilla. Porque, a pesar de lo que muchos creen, esto no es ninguna panacea, al contrario. Y lo peor de todo es que no hay marcha atrás.
He visto muchas cosas, he aprendido muchos oficios, pero ya nada me satisface. He conocido a mucha gente, he hecho muchos amigos, incontables, pero ¡he sufrido tanto viendo marchar a quienes tanto amé! La marcha de unos no se compensa con la llegada de otros, lo nuevo no logra mitigar el dolor de las pérdidas. Y, a la larga, vuelvo a sentirme solo, vacío.
Creí que esta situación me enriquecería, me haría más sabio, más feliz. ¡Cuán equivocado estaba! De qué me sirve ver y conocer tantas cosas, ganar tanto para acabar perdiéndolo todo, aprender lo que no puedo enseñar, saber para no poder contar, ver y callar.
No, esto no es vida, al menos no la que imaginaba. Maldito el día en que mis deseos se vieron cumplidos. Y ahora, por mucho que suplico, mis plegarias no son escuchadas. Me lo tengo merecido.
La inmortalidad no es un don, no, es una maldición.
Debe serlo, sí. Siempre se ha dicho que cuidadito con lo que se desea, no vaya a ser que se cumpla...
ResponderEliminarDescribes muy bien a través del relato cómo se van acumulando los sinsentidos: decepciones, pérdidas, frustraciones... desencantos, en definitiva.
Menos mal que mis peticiones magícas son siempre muy discretas :)
Un abrazo.
Efectivamente, hay que ser muy prudente a la hora de formular nuestros deseos. Menos mal que no existe el genio de la lámpara, por que si no...
ResponderEliminarGracias por leerme y por tus comentarios.
Un abrazo.
Muy bueno tu relato. Se me ha pasado por la cabeza cuando he terminado de leerlo, el retrato de Dorian Gray.
ResponderEliminarLa verdad es que sería horrible sobrevivir a todo el mundo que conocemos y queremos.
Me gusto mucho Josep.
Un abrazo y buen fin de semana.
Sí que sería horrible. De hecho, me he inspirado en una novela titulada "La ciudad sin tiempo", de Enrique Moriel, y que me gustó mucho.
EliminarMe alegro, una vez más, verte por aquí y que te guste lo que invento.
Un abrazo.