Con esta historia participo en la XXXII edición
del concurso de El Tintero de Oro y que en esta ocasión está dedicado a la obra
del maestro del terror Edgar Allan Poe. En las bases del concurso se pide un
relato de terror gótico en el que aparezca un personaje, objeto o lugar de
alguno de los cuentos de este autor. Como su título indica, yo he elegido el
pozo. ¿Hay algo más oscuro y siniestro?
En la obra de Allan Poe, el pozo aparece en El
pozo y el péndulo, cuento publicado en 1842. Teniendo en cuenta que el
terror gótico se considera como una combinación de ficción, horror, muerte y,
en ocasiones, romance, espero que mi historia encaje con esa definición y,
sobre todo, que os guste.
El pozo
Hace un año adquirí esta casa solariega con la
intención de vivir plácidamente el resto de mis días. Solo había una cosa que
empañaba mi ilusión: la reciente pérdida de Amanda, mi querida esposa, con
quien había hecho planes para vivir en el campo una vez me hubiera jubilado.
No tuve que dudar mucho
para decidirme a comprarla. Una casa muy hermosa, muy antigua pero rehabilitada,
rodeada de un espléndido y bien cuidado jardín. El precio era realmente
atractivo. Al parecer, el propietario tenía prisa en venderla. Desde que el empleado
de la inmobiliaria me la mostró, sentí una irrefrenable e inexplicable
atracción por ella. Parecía que el espíritu de Amanda me empujara a hacer
realidad mi sueño.
Al día siguiente de haberme
instalado, me percaté de que el pozo que había en la parte trasera del jardín
estaba sellado. Cuando le pregunté el motivo al vendedor, me dijo, con sorna, que
había oído decir que el último propietario lo había hecho cegar porque creía
que era un portal al inframundo. ¿Sería esa la causa de sus prisas por vender
la casa?, me pregunté.
Al anochecer de ese
mismo día descargó una gran tormenta. El viento huracanado golpeaba fuertemente
las contraventanas y ululaba a través de la chimenea del hogar. A pesar del
contratiempo, la visión del fuego y el crepitar de los leños me produjeron una
plácida somnolencia. Pero, de pronto, Black, mi perro, se puso a ladrar como un
condenado, como si quisiera advertirme de un peligro que nos acechaba desde el
exterior. Miré por una ventana. Las pocas luces que iluminaban el jardín solo
dejaban ver una espesa cortina de agua y el violento vaivén de los arbustos.
Por mucho que intenté
apaciguar al perro, no hubo forma de que dejara de ladrar y arañar la puerta.
Parecía haberse vuelto loco. Pero entonces me fijé que movía la cola de derecha
a izquierda, sin parar, lo cual indicaba que era alegría y no pavor lo que le
mantenía en ese estado de excitación. Pero allí no podía haber nadie a quien
conociera y estimara.
Al final decidí abrir,
no sin cierto reparo, para averiguar qué era lo que llamaba tanto la atención
de Black. Estaba indefenso. No tenía ningún arma, ni siquiera un pequeño apero
de labranza, de esos que se cuelgan en las paredes de las casas de campo como
decoración.
Una vez abierta la
puerta, Black salió disparado. Le seguí bajo la lluvia torrencial. Fue hasta el
pozo, donde empezó a dar vueltas y más vueltas a su alrededor, saltando y
ladrando. De no haber estado cegado, seguro que se habría lanzado a su
interior. Empapado hasta los huesos, logré arrastrar al animal hasta la casa y,
tras muchos esfuerzos y absurdas amenazas, tranquilizarlo. Poco a poco, sus
quejidos lastimeros fueron menguando, hasta que se quedó, al igual que yo,
dormido ante la reconfortante lumbre.
Desperté cuando
despuntaba el día, aturdido y con la espalda dolorida. No sabía dónde estaba
hasta que, a los pocos segundos, recordé lo ocurrido la noche anterior.
Mientras me preparaba un
café, llené el bol para el pienso de Black y le llamé silbando como siempre
hago. Pero no acudió. Extrañado, le busqué por toda la casa. No aparecía por
ninguna parte. Al regresar a la sala principal, me percaté de que la puerta de
la entrada no estaba completamente cerrada. Con tanto alboroto, no debí
cerrarla con llave y Black, el muy hábil, la había abierto con sus patas. Cuando
salí a buscarlo, lo hallé tumbado tranquilamente junto al pozo, meneando la
cola, alegrado de verme, supuse.
Aquel pozo, que en su
día debió suministrar agua a la casa, desde luego ya no servía para nada más
que para ofrecer una imagen campestre y como motivo de un temor que no supe
explicar. ¿Hasta qué punto estaba en su sano juicio el anterior propietario
para creer que ese pozo conectaba con el inframundo? ¿Y si lo había sellado
para ocultar algo en su interior y que era lo que llamaba tanto la atención de
mi perro? Decidí que, para salir de dudas, haría que el jardinero, cuando
volviera para continuar con sus labores, arrancara los tablones con el pretexto
de sustituirlos por otros nuevos, pues aquellos ya estaban prácticamente
podridos.
Aquella tarde, durante
la siesta, tuve un sueño. En él, Amanda me decía que había venido a visitarme,
pero que un obstáculo se lo había impedido.
No puedo explicar de
forma racional por qué lo hice, pero al anochecer fui hasta la casita donde el
jardinero guarda sus utensilios de trabajo y me hice con un martillo de orejas
para extraer los clavos y un hacha para partir los tablones del pozo.
Como suponía, estaba
vacío, pero Black no cesaba de ladrar como un poseso. De pronto me pareció oír
una voz femenina que decía mi nombre. Un escalofrío recorrió mi espinazo. Volví
a la casa tan rápido como mis piernas me lo permitieron.
Después de cenar,
sentado junto al hogar, intenté relajarme. La mente nos puede jugar muchas
malas pasadas, me dije. Pero Black volvió a ladrar, ahora con mucha más
excitación. Entonces comprendí qué era lo que le había estado atrayendo de esa
forma. Deseaba estar en lo cierto, pero a la vez me horrorizaba. De repente, sonaron
dos golpes en la puerta. Supe que era ella. Fui a abrir.
Ahora volvemos a estar
juntos.
(900 palabras)
Espléndido, Josep. Muy en el estilo del terror gótico y no obstante tiene el agridulce de Amanda volviendo del inframundo, y esa cola de Black! ¡Cómo me ha gustado esa cola de Black!. Toda la historia tiene un punto de amor y originalidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Juana. Me alegro que te haya gustado, especialmente la cola del bueno de Black, je,je. Y es que los perros son muy expresivos, si sabes interpretar sus sentimientos.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, excelente, muy ágil para leer y a su vez pude transportarme a ese lugar, imaginar todo el lugar, la angustia de que realmente el alma de Amanda estuviera atrapada allí y que Black pudiese presentirlo, bien dicen que los animales presienten estas cosas, que por fin pudiesen encontrarse, muy bueno, felicitaciones, saludos, PATRICIA F.
ResponderEliminarHola, Patricia. Ese pozo tenía un gran poder de atracción y de comunicación, y el anterior propietario estaba en lo cierto. Dicen que los perros huelen la muerte y a los fantasmas. Pues ahí tenemos un ejemplo palpable, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un saludo.
Me ha encantado tu aportación. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro que te haya encantado mi historia.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, cuanto tiempo me ha parecido que no publicabas; me alegro que estés bien.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato. Tiene ese punto de intriga, e incluso miedo e interés por ver como terminaba la historia, y desde luego con un final con el cual quedaron felices los protagonistas de la historia.
Tienes una imaginación brillante que hace que tus historias se lean con mucho gusto.
Una aportación estupenda para el concurso.
Un abrazo
Pues sí, llevaba un tiempo sin escribir y David Rubio ha sido el culpable de que retomara esta actividad que no había olvidado, ni mucho menos, pero que otras muchas obligaciones me impedían ponerme manos a la obra.
EliminarMe alegro que esta primera obra te haya encantado. A mí las historias de terror, o miedo como prefiero llamarlas, me gustan mucho y Edgar Allan Poe es una gran referente.
Un abrazo, Elda.
Guau, qué buen relato en "clave Poe". Te ha quedado redondo, Josep Mª y además en muy poco espacio has sabido mantener el halo tenebroso característico de Poe. Un aplauso y suerte en el concurso.
ResponderEliminarP.D. La imagen del pozo iniciático de La Regaleira es todo un acierto para ilustrar esta historia, más aplausos.
La verdad es que lo más difícil fue recortar el texto original, que excedía el límite de palabras establecido, pues esta historia se merecía un poco más de "adobo", je,je. Me alegro mucho que te haya gustado tal como ha quedado. Y también me alegro de que hayas sabido identificar la imagen que seleccioné para ilustrar este relato. Eres una lince, ja,ja,ja.
EliminarUn beso.
El pozo y el péndulo es uno de los relatos que he leído para mi reseña de Poe. Un relato terrorífico, aunque con final esperanzador. No así el de tu relato. ¿O sí? ¿Es esperanzador vivir con la muerte por mucho que se ame a la persona muerta? Sea como sea tu relato es muy bueno. Mucha suerte.
ResponderEliminarUn beso.
Con once o doce años, vi la versión cinematográfica de la obra de Poe que dirigió Roger Corman (especializado en películas de terror) en 1961 con el título de El péndulo de la muerte. Muchos años después leí la novela El pozo y el péndulo, y a pesar de sus notables diferencias, me gustaron ambas versiones.
EliminarVivir, o convivir, con el fantasma de la persona que más has amado en vida, solo puede ser un consuelo o un sucedáneo para quien ha sufrido mucho con esa pérdida, hasta el punto de sufrir un desequiibrio mental. Pero en esta historia, cada uno puede interpretar la situación como desee. Yo le he querido dar un toque romántico dentro de una historia de terror. Me alegro que te haya gustado.
Un beso.
Qué bueno, me ha encantado, de verdad. Adoro a Poe y los relatos de terror me enganchan.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso, tu aportación es estupenda.
Feliz día.
Poe es todo un referente en cuanto al género de terror gótico. Recuerdo el programa televisivo producido y dirigido por Chicho Ibáñez Serrador, que llevaba por título Historias para no dormir, allá por los años 60. En él se representaban historias de terror que frecuentemente se basaban en los cuentos de Allan Poe. Desde entonces, el género de terror me encanta, salvo en esas películas de clase B, que en lugar de hacerme estremecer, me aburren soberanamente.
EliminarMuchas gracias, Gemma, por dejar tu comentario.
Un abrazo.
Caramba! Nos traes un auténtico relato de miedo, con todos sus ingredientes, tormenta, pozo, espíritu.... y lo has narrado con total destreza consiguiendo que no parara hasta acabarlo, y con un final impecable y muy elegante.
ResponderEliminarTodo un disfrute...
Enhorabuena
Hola, Maite. Pues sí, metí todos esos ingredientes clásicos en la coctelera y salió esta historia, je,je.
EliminarMe alegro que te lo hayas pasado bien leyéndola.
Saludos.
¡Hola, Josep!
ResponderEliminarSe echaban de menos tus relatos y este desde luego tiene todos los ingredientes para resultar apetitoso para el lector: una casa en las afueras, la soledad, el enigma del pozo y ese final entre esperanzador y siniestro que le viene como anillo al dedo al espíritu del concurso.
Un gran abrazo.
Hola, Miguel. Si últimamente no hallaba el momento adecuado para ponerme a escribir algo decente, por falta de tiempo y de musas generosas, el empujoncito que nos ha dado David Rubio hizo que me esforzara un poco para sacar una historia mínimamente interesante de mi adormecida inspiración. Me costó bastante hacer algo que no resultara banal. Pero si, como dices, el relato ha resultado apetitoso, ya me doy por satisfecho.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Josep. El Pozo y el Péndulo puede que sea uno de los relatos más angustiantes de Poe, recuerdo haberlo leído hace mucho. Tu le das un enfoque más personal, introduciendo el personaje femenino de Amanda, el amor platónico y desaparecido tan presente en muchos relatos de Poe, por lo que este cuento podría tener inspiración también en obras como Ligeia o Berenice. Es palpable la esperanza del narrador ante un posible reencuentro con su amada ya muerta, pero ¿realmente es algo hermoso, o más bien aterrador? Procuraré no acercarme mucho a los pozos tapiados, no vaya a ser... Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. No sé muy bien por qué, pero en primera instancia me vino a la mente el pozo, quizá porque tenía bastante presente El Pozo y el Péndulo y, como digo en la introducción, un pozo suele inspirar temor, al memos a mí, je,je. Luego se me ocurrieron otros ingredientes: una casa antigua alejada de la gran ciudad, un viudo que no puede olvidar a su amada esposa recientemente fallecida, un pozo al que se le atribuye un poder especial y por fin un can que presiente la presencia fantasmal de quien quiere reunirse con el que ha sido su marido durante toda una vida. Hermoso o aterrador ya es otro asunto a tener en cuenta según el gusto de cada cual, je,je.
EliminarUn abrazo.
Gracias, Josep, por participar con este relato en el homenaje de este mes a Edgar Allan Poe. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por ser nuestra fuente de inspiración, je,je. Como digo mas arriba, esta propuesta me pilló un poco en el dique seco y tú provocaste que saliera de él, con mayor o menor fortuna. El caso es que, sea cual sea el resultado, me lo pasé muy bien escribiendo esta historia.
EliminarUn abrazo.
Un relato aterrador pero también con un punto de ternura. Una historia estupenda, Josep. Me ha gustado mucho. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado esta invención mía, je,je.
EliminarUn abrazo.
Te has lucido Josep, es terrorífico y te mantiene en vilo con un final desolador... Un placer leerte. Abrazos
ResponderEliminarHola, Nuria. Pues me alegro de haber conseguido mantenerte en vilo; es lo que más me interesa cuando publico un relato, sea del género que sea.
EliminarUn abrazo.
Sin duda un pozo ni el infierno se interpuso a su amor. Enhorabuena Josep.
ResponderEliminarAnte el amor no hay obstáculos, ni naturales ni sobrenaturales, je,je.
EliminarMuchas gracias, Ainhoa, por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep. Un relato que puede ser con final feliz o, tratándose de un homenaje a Poe, de cualquier cosa, aunque conociéndote, me declino por el feliz. Por cierto, mis abuelos maternos tenían un perro que también se llamaba Black, y un pozo ciego al que no le hicimos mucho caso. Me ha gustado mucho ese elemento. Esos pozos, esos lugares donde otra vida o mundo puede acontecer, y que la historia pivote sobre el mismo pozo es un plus. La sombra de Poe acecha en cada rincón, aunque con tu sello donde lo real e irreal se funden en un todo. Me recordó a una novela de Murakami, aunque en ese caso el perro también hablaría, je, je, quitando parte de la atmósfera terrorífica; porque sea un final feliz o no, lo que tiene tu relato es eso: terror.
ResponderEliminarMuy buen aporte, Josep.
Un abrazo y mucha suerte!
Hola Pepe. A mí siemrpe me han gustado los finales felices, aunque estos estén revestidos de una pátina sospechosamente terrorífica, como es el caso, je,je.
EliminarPues como no sabía qué nombre ponerle al perro, y el que le pusimos al mío no quedaba bien para un relato de terror, me inspiré en el de un Golden retriever de una vecina, que aun siendo de pelaje blanco, se llama Black, un nombre que me pareció muho más apropiado para un perro enigmático, ja,ja,ja.
Escribir un relaro inspirado en la obra de Poe era un reto al que, en un principio, no me atrevía a enfrentarme. Me gusta mucho el género de terrror, pero intentar emular mínimamente al maestro de los maestros del género se me antojaba como saltar un listón demasiado alto y dar un gran tropiezo. Pero al final dejé los prejuicios y temores a un lado y me lancé con esta historia, quizá demasiado clásica, pero tratándose de terrror gótico...
Muchas gracias, amigo, por dejar este amable comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep. El escalofriante final, me recuerda el clásico de terror "la pata de mono".
ResponderEliminarAl final, parece que el pozo sí que era una puerta hacia el inframundo, de lo que cabe suponer que Amanda no habrá regresado en muy buenas condiciones. Eso sí, el perro parece encantado, su instinto alerta al protagonista desde el principio.
Has escrito un notable relato de terror, dosificandolo sutilmente, como agua fina que va empapando, y al final nos sacude con un chorro de agua helada. Rematas con un final abierto para que imaginemos la ,sin duda, difícil convivencia de la singular y macabra pareja.
Suerte en el Tintero
Un abrazo
Hola, Paco. Nunca he visto un fantasma (ya me gustaría) y, por lo tanto, no puedo saber en qué condiciones suelen aparecer. Salir del inframundo a traves de un pozo no debe ser muy agradable y el camino seguramente muy largo y penoso, je,je. Los pozos cegados siempre me han producido escalofríos al imaginarme qué pueden contener y si ocultan algo insospechado e inconfesable. Un agujero que se interna muchos metros por debajo de la superficie y que ya no produce ningún beneficio solo puede ser origen de accidentes y motivo de sellado. A partir de ahí, la superstición y las creencias populares vienen bien para inventarse historias del mas allá y yo he caído en la tentación, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos, Josep.
ResponderEliminarNo conocía el relato de Poe. De hecho, no he leído nada suyo, y, salvo por algunas adaptaciones de algunos de sus cuentos - en Los Simpson recuerdo un episodio basado en "El corazón delator"-, poco más sé de él. Intentaré hacerme con alguna antología de sus cuentos más célebres. ¡Hay tanto por descubrir aún!
En cualquier caso, tu relato me ha gustado mucho. Escrito con gusto y de manera amena y sencilla. Enhorabuena.
Un abrazo.
Hola, Pedro. Jo sí tengo una antología "cuentista" de Poe y, salvo alguno de sus cuentos, que me ha dejado indiferente, la gran mayoría me han encantado.
EliminarMe alegro que mi adaptación libre te haya gustado.
Un abrazo.
Hice una primera lectura cuando apareció el relato en Twitter y creo que se me quedó en el teclado algo que tenía que haber escrito. La principal característica del relato es su ELEGANCIA (todo en mayúsculas, sin gritar). El Pozo (los pozos) dan mucho de sí como estímulos disparadores de temor a lo desconocido, lo incontrolable y en un giro muy oportuno, como el que aporta tu relato, a lo terapéutico como solucionador de los males anteriores. Me guastó el relato. Gracias por el aporte
ResponderEliminarHola, Javier.
EliminarComo los pozos siempre me han dado grima, especialmnete de pequeño, no dudé en tomar este elemento como referencia para mi relato.
Hasta ahora mis relatos han recibido distintas calificaciones, pero la de elegante es la primera vez y me complace mucho. En el género de terror gótico, creo que la elegancia es un punto a su favor, je,je.
Muchas gracias por leerme y dejar tu amable comentario.
Estimado, Josep . Si recurrimos al libro gordo, y nos cuenta que:
Eliminarelegancia
Del lat. elegantia.
1. f. Cualidad de elegante.
2. f. Forma bella de expresar los pensamientos.
Pues, tal que así.
Salud
Has clavado una historia de terror hilarante con ese pozo tan inquietante. Yo soy muy miedica y todo lo de terror me da miedo. Suerte en el concurso.Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen. De niño me encantaban las historias de terror y a la vez me daban mucho miedo y luego sufría pesadillas. De mayor, el miedo fue sustituído por una atracción especial y ganas de escribir este tipo de historias. Pero escribir relatos de terror no es fácil, ya que lo verdaderamente terrorífico es imaginar lo que cuenta el narrador o protagonista sin que este sea demasiado explícito.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola Josep , un relato muy parecido al que yo escribí , una vez pero en el mío no había perro , pero pozo si es más ella , volvió en muerta viviente , y también fueron felices para siempre , jajajajaj
ResponderEliminaraquí te dejo el enlace , por si quieres leerlo , ya me contaras que te parece , eso si es muy cortito
https://elbauldemislibrosyjuguetes.blogspot.com/2015/02/el-pozo.html
Te deseo mucha suerte en el reto del tintero de oro ,besos de flor.
Yo también participo.
Hola, Flor. Aunque no sea extraño, sí es casual que hayamos coincidido en la trama. Será que este tipo de historias están en el subconsciente colectivo, je,je.
EliminarPor supuesto, me pasaré a leer tu relato. Seguro que me gustará.
Un beso.
Hola, Josep. ¡Qué bien narrado! Estremecedor y atrayente, el relato es un buen homenaje a Poe. Me ha recordado al final del relato La garra de mono, con esa dualidad entre el deseo y el rechazo de volver a ver a la ersona querida.
ResponderEliminarSin duda alcanzarás una posición. Un abrazo enorme.
Hola, Bruno. Supongo que ese deseo contradictorio, entre ver o no ver el fanstama de un ser querido es un denominador común de muchas historias de terror.
EliminarMuchas gracias por tu amable apreciación.
Un abrazo.
Felicidades por el cuento, creo que cumple con creces los requisitos.Suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Ángel. Solo con recibir vuestros comentarios positivos ya tengo suficiente.
EliminarUn saludo.
Hola, Josep. Me ha gustado mucho como has ido trenzando la historia, aumentando poco a poco la tensión a través del perro del personaje y , por ultimo, el final que a mi me parece redondo y muy acorde con la historia de amor que había sobrevolado todo el relato. Un buen trabajo. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Pedro. Me alegro mucho que esta historia, terrorífica y romántica a la vez, te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, una historia muy bien narrada, logras captar el interés del lector desde el principio y bueno, ese final donde somos testigos de la unión de lo terrestre y lo que viene del más allá. Una reunión feliz aunque extraña y que da un poco de repelús. Me encantó. Suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, Ana. Al final resultó un encuentro desde luego fantasmagórico, pero feliz, del cual solo serán conocedores los tres personajes de la historia, contando al perro, por supuesto, je,je.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria.
ResponderEliminarUn relato de amor, del eterno, esa frase final: Ahora volvemos a estar juntos. No te diré que no me ha puesto los pelos como escarpias, porque te mentiría, pero en el relato hay tanto amor, que hasta se desquita un poquito ese escalofrío.
Me ha encantado, :)
Muchísima suerte.
Un abrazo.
Hola, Irene. El reencuentro con un ser amado siempre produce escalofríos, especialmente si ese amor vuelve del más allá.
EliminarMe alegro que te haya encantado.
Un abrazo.
Hola, Josep:
ResponderEliminarAl igual que hay quien escribe que existen pozos que conectan mundos, te escribo que hay autores que conectáis con vuestros lectores. Un gran relato, compañero.
Un abrazo.
Hola, Nino. Es lo mejor que le puede pasar a un autor, conectar con sus lectores.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo.
Hola amigo Josep Mª, eres el narrador por excelencia de cuentos. Me he imaginado a ese protagonista junto a la lumbre y a su perro sin saber qué puede salir del pozo tapado. Pero un perro siempre nos da la pista con su cuerpo, aún así esperas el final ¿Abierto? bueno, entonces un final románticogót. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Eme. Sí, reconozco que soy un cuentista, ja,ja,ja.
EliminarYo también creo que ese final tine una gran dosis de romanticismo enmarcada en un ambiente de terror gótico.
Un abrazo.
El regreso de la mujer amada, como algo temido y deseado.
ResponderEliminarTratado por Poe en cuentos como Ligeia.
Bien contado.
Un regreso que, aunque deseado, fue inesperado, de ahí la satisfacción mostrada por mi protagonista.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep. Nos traes un relato muy romántico, el deseo de él por recuperar a su esposa y su deseo hecho realidad por medio de ese pozo. El perro no se equivoca, es ella.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Mirna. Aunque el pozo es el elemento del que emana un gran temor, acabó siendo la puerta hacia la felicidad.
EliminarLos perros siempre huelen la cercanía de sus amos y en este caso Black supo quién era esa presencia con mucha más antelación.
Un abrazo.
De entre todos los elementos que pueden causar terror has escogido al más inusitado de todos: la persona amada. Y el medio menos convencional, pues la persona amada puede causar terror por sus actos, por una perversión oculta y por otras mil razones que conoce bien cualquier abogado. Pero que la persona amada cause terror por el mero hecho de regresar me parece fascinante. Es la reacción más natural en este caso, pues ella regresa del más allá, pero lo hace sin pompa ni aparato, sin sabanas ni cadenas arrastrando, tan solo presentida por el instinto de un perro y viajando a través de un sencillo pozo. Me encanta esa honestidad para con el mundo real, solo vulnerada por el hecho de que una persona vuelve de la muerte, contado de una forma que despierta en el lector una curiosidad que se va acrecentando hasta alcanzar el final, sorprendente no porque aparece, no porque hace maldades, no porque hay que pagar un precio, no, sino porque se queda, en contra de todo pronóstico, resultando que en esta historia las únicas que sufren son las perdices. Eso implica robarle el hueso a un perro que, en este género, espera tanto de la maldad que el final más imprevisible, el que menos puede esperar (sufre, lector, que para eso lees historias de terror) es que las cosas terminen bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Terror y amor son dos elemento que, en principio, no deberían ir de la mano, pero en el contexto de esta historia es relativamente comprensible. La llegada de un ser querido desde ultra tumba provoca una mezcla de sentimientos. Viene con buenas intenciones o se ha convertido, per el camino, en un ente diabólico, je, je. Puestos a elegir, me he decantado por lo primero y convertir el relato en una historia de amor sin fin.
EliminarMuchas gracias, isra, por tu elaborado y amable comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep. Parece ser que ciertos animales tienen la capacidad de sentir o percibir a los espíritus o entes del más allá, y esa creencia, fundamentada o no, la manejas muy bien para crear la atmósfera de tu relato, es más, suavizas el efecto atenazante de forma progresiva y positiva con la reacción alegre del perro ante la presencia de su antigua dueña. Por otro lado, un pozo, siempre transmite sensaciones desasosegantes, por lo que oculta en su fondo si no por la facilidad con la que se entra y la dificultad para salir del mismo, toda una trampa que te puede trasladar al más allá por la vía rápida. El uso que tú le has dado refresca tu historia de terror gótico de una forma muy interesante. Buen relato de terror gótico, me ha gustado.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero y un abrazo.
Hola, Carles. Siemrpe he oído decir que algunos animales, entre ellos los perro, huelen la muerte cuando este ronda al enfermo. En este caso presiente la llegada de una persona muy querida a la que muy probablemente echaba de menos. El pozo es, quizá, el elemento más intrigante y que he
EliminarSe me ha escapado la respuesta sin terminar. Sigo:
Eliminar...y que he querido convertir en una puerta abierta para permitir esa reconciliación antinatural. Solo cabe ahora preguntarse qué ocurrirá cuando al marido le llegue su hora. ¿Deberá emprender el mismo camino de vuelta?
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Hola Josep un relato cargado de suspense ese perro sabía bien que en el pozo algo había y ese final asi lo demuestra.
ResponderEliminarBien contada la historia.
Un abrazo y suerte en el concurso.
Puri
Hola, Puri, Los perros son fieles a sus amos... y a sus amas, je,je.
EliminarMe alegro que te haya gustado esta historia.
Un abrazo.
Me ha recordado esa película titulada "The ring" en la que una niña con el pelo negro y lacio sale de un pozo.
ResponderEliminarEn el caso de tu historia de terror elemental a lo oscuro y profundo, subyace otra de amor inacabado, interrumpido prematuramente por la muerte. La búsqueda de la amante esposa es insistente; tanto, que no duda en atravesar la laguna Estigia para reunirse con su marido.
Nos dejas la duda de como será el recibimiento por parte de él, tras la puerta.
Un abrazo.
Pero como la niña de "The ring" no se intuía sino que se veía, daba quizá más repelús, je,je.
EliminarPor lo que sé, el marido, que al principio no pensaba ni creía que volvería a ver a su mujer muerta, cuando por fin intuyó que era ella quien llama a la puerta, sintió un repentino regocijo por el reencuentro, pero ya no sé cómo será la convivencia entre un ser vivo y un espectro del que ya no podrá desprenderse.
Un abrazo.
Hola, Josep. En primer lugar te diré que tu relato me ha resultado refrescante después de tanto texto decimonónico. Ya tenía ganas de leer algo que fuera comprensible desde el principio hasta el final y que no tuviera que leer dos veces o más para enterarme. En fin, dicho esto, creo que nos has brindado un gran cuento de terror clásico. No he leído el relato de Poe en el que te has inspirado, pero el tuyo nos ha aterrorizado tanto como al protagonista. Y ese final que nos deja pensando qué ha pasado en realidad, si vivirá con un fantasma o si ésta se lo habrá llevado al otro mundo con ella. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte con el concurso.
Pues me alegro mucho que este relato te haya refrescado, je,je. Realmente no es tan gótico como la mayoría, pero algo de eso tiene, como digo en la introducción. No creo que tengamos que remontarnos al siglo XIX para contar historias de terror, pues este nos acecha en cualquier lugar y momento. Solo es cuestión de saberlo reconocer.
EliminarY en cuanto al final, siento decirte que no me está permitido revelar los planes del fantasma de Amanda, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Vaya buen cuento que nos has regalado, Josep, contado de manera sosegada, al menos inicialmente y, a medida que avanzaba subiendo de tensión con pulso coherente, sin alaridos ni estridencias, pues a mi humilde modo de ver, si se aprieta demasiado el horror y la tragedia puede perder su efecto. También me gustó que el viudo y en primera persona, fuera inicialmente incrédulo, buscando explicaciones lógicas al ladrido del perro y cuestionando la locura del anterior dueño de la casa en relación con “la puerta al inframundo”. Un hombre sensato, con la cabeza serena a pesar de la nostalgia por Amanda.
ResponderEliminarSeguro que este relato fue mucho más extenso entre el toque de la puerta y el final, (y casi de golpe creer en el retorno del espíritu de Amanda) y comprendo que las 900 palabras se te quedaron cortas para todo lo que pretendías contar (creo)
Un cariñoso abrazo, Josep. Muy buen trabajo, y buena versión del pozo, compañero.
Muchas veces el terror subliminal es más terrorífico que el evidente. En el cine, da más miedo un monstruo agazapado e invisible, pero que se siente, que cuando se muestra en todo su esplendor, je,je. Y otro recurso muy sobado en la gran pantalla es el abuso de gritos y sonidos bruscos e inesperados que nos hacen saltar del asiento, pero que a mí particularmente me hacen soltar una palabrota contra el guionista y el director.
EliminarVolviendo a mi relato, busqué una historia "sencilla" que se desarrollara, como bien dices, de forma sosegada, natural, para ir abriendo poco a poco la puerta a lo sobrenatural.
La historia, efectivamente, daría para mucho más si no hubiera un límite de palabras. Sintetizar algo que podía contener muchos más elementos de suspense en 900 palabras no resulta fácil. Aun así, me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
¡Genial relato, Josep!, me ha encantado la atmósfera mística y lúgubre que maneja durante todo el trayecto hasta ese final que me puso los pelos de punta. Me pregunto si su esposa volverá como un sosias malvado, muy común en relatos de esta temática, al estilo "Cementerio de Animales".
ResponderEliminarSuerte en el Tintero.
Un abrazo.
Hola, Cynthia. La aparición de un fantasma en la ficción puede resultar algo deseable y pacífico o, por el contrario, algo terroríficamente espeluznante, como en la obra que mencionas de Stephen King. En el caso que nos ocupa, en principio parace que el espectro de Amanda viene en son de paz y como señal de amor, o al menos eso quiere pensar su marido, pero quién sabe en qué se convertirá al cabo del tiempo, je,je.
EliminarUn abrazo.
Hola, Josep!! Me he sentido muy intrigada por el pozo de tu historia. Me ha gustado mucho como la has narrado. Enhorabuena, suerte y un abrazo.
ResponderEliminarHola, Cristina. Si mi historia te ha intrigado es buena señal, de lo contrario me sentiría decepcionado, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Hola, Josep. Otra historia para no dormir con el sello de Poe como marchamo de calidad. La presencia detectada por el perro y la autosugestión del protagonista abriendo los ojos a otras dimensiones resulta de lo más inquietante. Y dejas la sorpresa sin abrir, a saber que hay realmente al otro lado de la puerta.
ResponderEliminarAquí es por la mañana y solo suena música en la radio, si tocaran el timbre de la puerta, por casualidad, ya te diría el bote que yo pegaría.
Saludos y suerte.
Lo único real es la presencia de algo antinatural en el entorno, como así lo detecta el perro y posteriormente quiere creer el protagonista. Lo que aparece tras la puerta esta por ver. Esta es otra pieza del suspense, je,je.
EliminarSi siendo de día pegarías un bote al oír llamar a la puerta, no me quiero imaginar qué harías si pasara en plena noche, ja,ja,ja.
Un saludo.
Estupendo relato, Josep, con un final ¿feliz? Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias, María Dolores. El final, feliz o no, lo dejo en vuestras manos, je,je.
EliminarUn abrazo.
Que buenooo. No solo por el final feliz, inedito en este concurso, si o por el desarrollo de la historia ,bien contada y bien justificadas las acciones. Desarrollo de ina historia propia con un elemento recurremte de Poe como portal al inframundo, wue con este finsl no es tan "infra"..ademas es un relato actual, que en esta caso a mi me parece un merito añadido, el transportar aquellos temores y supersticiones , que ersn tan inquitantes en aquel entonces, a la actualidad , en wue no lo son tanto. Me gusto el detalle de abrir sin coger slguno de aquellos speros de labranza que adornan las paredes de casas campesinas
ResponderEliminarFelicidades y suerte
Yo creo que el terror es universal e imperecedero. No importa cuándo ni dónde donde se desarrolle una historia de este género si el meollo de la misma hace estremecer mínimamente al lector.
EliminarMe alegro que te haya gustado y te agradezco tu comnetario.
Un saludo.