Tras veintiún años de viaje espacial, la nanocraft XT-230, se ha posado por fin sobre la blanda superficie del KOI-1950.06, el único exoplaneta perteneciente al sistema Alfa Centauri presuntamente habitable. Con ello se ven cumplidas las previsiones hechas muchos años atrás por Stephen Hawking quien, apoyado por el magnate ruso Yuri Milner y el empresario millonario, Mark Zuckerberg, anunció lo que se consideró una iniciativa revolucionaria: lanzar una nave espacial robótica del tamaño de un sello de correos, capaz de alcanzar un 20% de la velocidad de la luz y recorrer los 4,37 años luz de distancia que separa la tierra de Alfa Centauri en solo veinte años. Y todo gracias a un revolucionario sistema de impulsión por rayos o velas de luz. El famoso científico solo se equivocó en su previsión en un año. Aun así, estaría feliz de haber podido ver cumplido su proyecto, al que bautizó como Breakthrouhg Starshot. El multimillonario ruso tampoco está para verlo pues este proyecto ha requerido más de treinta años de esfuerzos técnicos y económicos. Solo el fundador de aquella red social que obtuvo tanto éxito entre los jóvenes y los no tan jóvenes, está presente en la gran sala presidida por una gigantesca pantalla que emite las imágenes desde el KOI-1950.06 con solo unos minutos de desfase.
Nadie se atreve a respirar. Todos los ojos y oídos están pendientes de la pantalla, siguiendo las instantáneas que la nano-cámara registra y emite. Si se descubriera vida extraterrestre, sería el hito más extraordinario de la historia de la humanidad. Se acabarían las habladurías, el derroche de imaginación, las teorías ocultistas y conspiratorias de algunos ufólogos, se acabarían los expedientes X. Por fin se confirmaría que no estamos solos.
La impaciencia empieza a apoderarse de los técnicos que llevan ya tres días sin apenas dormir para no perderse el acontecimiento del milenio: la comprobación de la existencia de vida inteligente en otro planeta. Pero cuando el desánimo se ha instalado ya en la mente de los sesudos científicos de la NASA, algo, a lo lejos, casi fuera del alcance de la cámara, hace su aparición. Al principio es solo una sombra que, a medida que se aproxima al objetivo, revela una silueta humanoide. Alta y voluminosa. Se desplaza muy lentamente. Tiene cuatro extremidades, dos superiores y dos inferiores, exactamente igual que un ser humano. Todavía no hay luz suficiente para verle bien. Poco a poco se hace más visible. De pronto, algo agita la nanocraft. ¿Será el viento? El sonido parece confirmarlo. Las rachas de aire provocan que la diminuta nave robótica se desplace y gire cual hoja barrida por el viento otoñal. Ello dificulta una visión nítida del humanoide y de su entorno.
Una vez más, la respiración de la audiencia se detiene al unísono. La ventisca parece haber amainado y lo que parece unas piernas cubiertas por un material extraño –resulta imposible saber si se trata de un recubrimiento natural, semejante a nuestra piel, o parte de su vestimenta- ocupa toda la pantalla. El individuo se ha detenido ante la diminuta nave. A continuación, algo semejante a una mano cubre el visor. De pronto todo son imágenes distorsionadas e interferencias. La imagen se torna en blanco y negro, repleta de franjas horizontales y nieve. Luego la oscuridad. ¿Qué habrá ocurrido? Todos esperan que se restablezca la imagen de un momento a otro. Y así es, pero nadie puede interpretar lo que ven sus ojos puesto que apenas hay luz.
Menkgwink, ha salido hoy de su hogar un poco más tarde de lo habitual. Últimamente, el cansancio hace mella en su cuerpo. Es la segunda vez que llegará tarde al trabajo en los últimos seis días. Si sigue así, le despedirán. Trata de acelerar el paso pero su sobrepeso le impide ir más ligero. Tendrá que ponerse a dieta, ya que esta caminata diaria no parece surtir el efecto deseado.
Es tan tarde que los soles ya brillan en el horizonte. Nunca se cansará de observar esa bella imagen. En esta época del año, los tres soles están alineados. Señal de buena suerte. Algo bueno le ocurrirá. Tendrá que estar atento. Quizá se encuentre con un tesoro y se haga por fin rico, jaja.
Cuando lleva un buen rato caminando, una racha de viento inunda el parque haciendo revolotear la hojarasca. Ve cómo las hojas muertas levantan el vuelo y se arremolinan a su alrededor para luego volver a posarse en el suelo polvoriento. Es entonces cuando repara en algo. Entre las hojas hay algo brillante. Se detiene para observarlo. Es un objeto cuadrado, del tamaño de uno de esos chips de la antigüedad, esos que revolucionaron el campo de la electrónica. Recuerda haber visto uno en una revista de historia de la ciencia. De serlo, sería una obra de museo y valdría una fortuna. ¿De dónde puede haber salido?
Tras comprobar que no hay nadie a su alrededor, se agacha y recoge ese extraño objeto del suelo. Es tan pequeño que casi se le escapa de los dedos. Lo mira de cerca, le da la vuelta y vuelve a observarlo detenidamente. No, no es uno de esos chips del pasado. No tiene ni idea de lo que es pero seguro que no tiene ningún valor. Será un residuo urbano. Las auto-naves de hoy en día solo hacen que ensuciar el entorno y este parque cada vez está más descuidado. Pero él es un ciudadano modélico y no soporta que la gente no sea respetuosa con el medio ambiente. Así que se dirige a uno de esos contenedores para materiales metálicos con la intención de deshacerse de aquel objeto. Pero ¿y si fuera tóxico o radiactivo? –se pregunta. Entonces mejor será tirarlo inmediatamente en uno de los contendores trituradores y descontaminantes. Recuerda haber visto uno en este mismo parque y a él se dirige. Antes de arrojarlo, sin embargo, vuelve a examinar el diminuto y extraño artefacto, por una cara y por la opuesta. Finalmente, encogiéndose de hombros, lo acaba lanzando al contenedor. Aunque toda esta operación le haya retrasado todavía más en su camino hacia el trabajo, está satisfecho por haber hecho su buena obra del día: conservar el medio ambiente. Puede servirle de excusa para que su jefe no le reprenda. Quién sabe si incluso le dan el premio mensual al trabajador más comprometido con la conservación del medio ambiente. Ya decía él que hoy podía ser su día de suerte.
Los técnicos de la NASA llevan ya varios días esperando a que se restablezca la imagen que recibían de la nano-cámara implantada en el nanocraft XT-230. Si no lo logran, nunca sabrán hasta qué punto los habitantes de KOI-1950.06 son gente de inteligencia superior a la de los terrícolas. Lo último que trasmitió la nave fueron unos chirridos espantosos que casi taladran el tímpano a los intrigados observadores terrestres.
Muy interesante, Josep. Me ha tenido intrigada durante toda la lectura.
ResponderEliminarEnhorabuena y besos.
Pues si he logrado mantenerte intrigada, misión cumplida, cosa que no pueden decir los de la NASA, jaja
EliminarMuchas gracias, Mª Carmen, por venir a leerme.
Un abrazo.
Creía estar viendo una película. Las de este tipo no me suelen gustar, pero tu relato sí porque me resultaba inquietante y me preguntaba qué derroteros tomaría.
ResponderEliminarUn saludo, Josep
Me alegro que este relato, aun siendo de un género que no te gusta, te haya complacido. De hecho, es un relato de ciencia-ficción atípico pues acaba en un rotundo fracaso y tiene sus moralejas.
EliminarTe agradezco la lectura y el comentario.
Un abrazo.
Ah mira, una historia de ciencia ficción, aunque se sabe que esa ciencias que nos parecían hace muchos años ficción, ya no lo es, así que lo mismo este relato en algún momento se puede hacer realidad, jajaja.
ResponderEliminarVaya que tirar a la basura una cosa tan interesante... dejó a los de la NASA con el trasero al aire, jajaja.
Mira que insomnio tengo, te estoy leyendo a las tres y cuarto de la madrugada, así que puedo decir cualquier tontería.
Como siempre un placer Josep.
Un abrazo y feliz finde.
Bueno, el proyecto existe y los responsables también. Ya veremos si se hace realidad y, de ser así, espero que no acabe de la misma manera, jaja.
EliminarEspero que la lectura de esta historia no te haya agravado el insomnio. Y, de todos modos, de tontería nada de nada,
Otro abrazo para ti, querida e insomne Elda.
Qué bueno!!!! Has logrado mantener mi intriga aunque el género no es muy de mi estilo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues lo importante, Marigem, es eso: mantener la intriga o cuanto menos el interés del lector. Me alegro de haberlo conseguido.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho la historia y me ha mantenido atento hasta el final. Enhorabuena
ResponderEliminarMe complace, César, que te haya gustado y te doy la bienvenida a este blog.
EliminarMuchas gracias por acercarte a leerme y dejar tu amable comentario.
Saludos.
Mola la historia :D Yo soy de los que creen que, en realdad, todas esas historias de extraterresteres terribles invasores, tiránicos e invencibles somos los humanos. Nosotros somos esa sociedad avanzada que terminará colonizando planetas sin importarnos sus vidas. Ya hemos empezado, prácticamente. No somos las víctimas, somos los depredadores. O los virus, según se mire.
ResponderEliminarLos humanos, o terrícolas, deben portar el gen de la destrucción. Lo que ocurre es que en algunos llega a expresarse y en otros se mantiene inactivo. Todo es cuestión de que aparezca un elemento que provoque su activación (guerra, poder, temor...)
EliminarEn realidad, la verdad está aquí dentro.
Un saludo, Holden.
P.D.- De todos modos, no dejes de mirar el firmamento. Por si acaso.
Genial relato, me has hecho viajar entre mundos.
ResponderEliminarEsperando que al final tuvieran respuesta. Que montón de años desperdiciados, jejeje, pobrecillos.
Un besillo.
En este caso, María, la paciencia de poco les sirvió. Tanto tiempo y dinero fueron a parar a un contenedor de desperdicios. Después de eso, cualquiera lo intenta de nuevo.
EliminarUn beso.
Un relato genial, Josep. Qué ironía que lo que para unos era el no va más de los adelantos científicos, para otros no sea más un mero residuo urbano. Una desafortunada casualidad que el proyecto quedara hecho virutas en una trituradora.
ResponderEliminarInteresante y muy ameno, yo diría que con sutiles toques de humor. Me ha gustado mucho.
¡Un abrazo y feliz día!
En esta vida, sea en nuestro planeta o en cualquier otro, siempre existen imprevistos. Por muy inteligente que sea el ser humano y por muchos proyectos tecnológicamente adelantados que leve a cabo, siempre estaremos en manos de circunstancias que están fuera de nuestro control.
EliminarLo malo es que creo que los de la NASA n o llegaron a adivinar lo que le pasó a su nanocraft. De saberlo, habrían comprobado que de patosos hay en todas partes, incluso a 4,37 años luz de la tierra, jaja
Un abrazo.
Tanta tecnología para la trituradora. No sé si habrá seres inteligentes en otros galaxias o en la nuestra propia, lo que si puedo intuir es que si los son (Inteligentes) nos evitarán a toda costa, pues somos altamente destructivos.
ResponderEliminaresta vez la civilización descubierta está a salvo de invasión humana gracias a un modélico ciudadano responsable con el medio ambiente.
Un interesante relato futurista.
Un abrazo.
Jaja, pues también tienes razón. Sin saberlo nuestro alienígena salvó a su planeta de una buena. En lugar del trabajador modélico del mes por preservar el medio ambiente, le tendrían que otorgar la medalla al mérito intergaláctico. Pero, claro, él tampoco se enteró de qué iba la cosa.
EliminarMuchas gracias, Francisco, por comentar.
Un abrazo terrícola.
En la ilusión por llegar a visitar otras civilizaciones extraterrestres muy pocos se plantean que quizás esas civilizaciones sean mucho más avanzadas que la nuestra y que, a sus 'ojos' simplemente seamos basura.
ResponderEliminarCaray, Josep, pasas de una historia de fenómenos paranormales a otra en la Edad Media y luego a una futurista. No hay género que se te resista. Eres un fenómeno. Enhorabuena.
Un abrazo.
Siempre nos han hecho pensar que una civilización extraterrestre sería mucho más inteligente y estaría más avanzada que la nuestra. Pero parece que nadie se ha arado a pensar que "manazas" los pueden haber en todas partes. E ilusos también.
EliminarMuchas gracias por tu comentario tan halagador. Quizá sí que soy un poco polifacético. LO que cuenta es que os gusten mis "historietas".
Un abrazo.
Muy bueno Josep este relato no está muy muy lejos de la realidad quien sabe
ResponderEliminary como siempre logras atraparme de principio a fin , un abrazo desde mi brillo del mar
La ciencia-ficción, como su nombre indica, tiene algo o mucho de verdad y algo o mucho de ficción. Así que, en este caso, serán las generaciones venideras las que juzgarán si este proyecto se acaba haciendo realidad. De ser así, solo deseo que no aparezca un extraterrestre despistado y se cargue la nave, jaja
EliminarMuchas gracias, Beatriz, por tu comentario.
Un abrazo.
Excelente articulación entre las dos historias. La primera recoge noticias aparecidas en la prensa en los últimos meses, de modo que tienen mucho de base real. Otra cosa es que se pueda poner en marcha un proyecto como ese. Creo que hablaban de enviar no una sino muchas naves minúsculas al espacio. Soy un apasionado de la tecnología que está dando un salto exponencial y lo vamos a ver pronto. Lo estamos viendo ya. La segunda parte de la historia le aporta un toque divertido y absurdo pues en algo tan casual puede acabar el empeño de una humanidad en busca de exoplaneta. En un tiempo algo lejano fui lector de Ciencia Ficción, pero ahora estoy muy desfasado. Tal vez tenga que ubicarme de nuevo en ella. Me ha gustado mucho, pero bastante más la primera parte porque es algo que despierta mis antenas respecto al futuro.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Hola José Luis,
ResponderEliminarEfectivamente, en la segunda parte de esta historia he pretendido dar un giro hacia una situación que incluso podría calificarse de grotesca. Cómo un proyecto tan complejo y que ha costado tantos años de esfuerzo y una fortuna, puede acabar en la basura. El hombre cree que todo lo tiene controlado pero no es así. Siempre quedan cabos sueltos y pueden surgir contratiempos que arruinen el mayor y más ambicioso de los propósitos de la humanidad.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Sí, claro, la "metedura de pata" puede ser recíproca. Quizá nosotros, que nos creemos tan adelantados, hemos hecho trizas algún artilugio extraterrestre, jajaja
ResponderEliminarNo sabemos muy bien lo que hay ahí fuera pero vida inteligente no sé yo...
Muchas gracias, Julio David, por tu aportación humorística.
Un abrazo.
Excelente relato, amigo Josep, con esa proyección del carácter terrícola en un ser de un planeta lejano.
ResponderEliminarAbrazo!!!!
Hola Mª Jesús!!
EliminarCuánto tiempo sin saber de tí. Bienvenida de nuevo a este rincón y muchas gracias por dejar tu comentario.
Un abrazo terrícola.