miércoles, 28 de diciembre de 2016

El diario (II)


La lectura del diario me llevó toda la mañana. La historia que allí se contaba me conmovió y rebeló a la vez. Su autor estaba realmente angustiado y no había para menos. Pasar, de la noche a la mañana, de ser un acomodado hombre de negocios a un indigente tenía que ser una pesadilla, pero que fueran su socio y su esposa quienes se confabularan para arrebatarle todo por lo que había luchado lo hacía todavía más doloroso.  

¡Quién le iba a decir que el haber puesto todas sus propiedades a nombre de su mujer le pasaría factura! Esa es una práctica muy habitual en empresarios. De este modo, en caso de hacer una suspensión de pagos, pueden salvar su patrimonio y pertenencias personales del embargo. Según explicaba el afligido propietario del diario, se trataba de una historia realmente malévola: su socio y su mujer, administradores y propietarios de las dos terceras partes del negocio, provocaron la fallida de éste apropiándose subrepticiamente de todo el capital disponible para luego fugarse, dejando al ingenuo socio y engañado marido sin liquidez para hacer frente a las numerosas deudas contraídas con los proveedores, quienes acabaron embargando los bienes inmuebles de la sociedad. Despojado de todo, incluso del domicilio familiar, que había sido vendido por su esposa y propietaria legal a sus espaldas, no le quedó otra salida que dormir en la calle y malvivir recogiendo chatarra de los contenedores. 

Por la datación de los hechos, llevaba viviendo en la calle varios meses y había ido desgranando todas sus penurias en este diario desde que lo perdió todo, exceptuando su orgullo. Vivía también de la mendicidad y el poquísimo dinero que conseguía de la compasión ajena y de la venta de la chatarra a duras penas le llegaba para dos comidas al día. Pero lejos de desmoronarse, todavía conservaba la ilusión por recuperar el negocio que levantó y renacer de sus cenizas esparcidas en el vertedero en que se había convertido su vida por culpa de dos sinvergüenzas sin entrañas. Un amigo abogado le llevaría el caso de forma desinteresada. Ya le pagaría cuando todo hubiera acabado y volviera a ser una persona solvente, le había dicho. Y él no había perdido esa pizca de esperanza que todavía habitaba en lo más profundo de su alma.

Mientras leía todas esas notas tan pulcramente escritas y ordenadas cronológicamente, me iba compadeciendo cada vez más de ese pobre diablo. Todos hemos pensado alguna vez qué sería de nosotros si lo perdiéramos todo. Cuando aún veo por televisión a esas familias desahuciadas porque no pueden hacer frente a los pagos de la hipoteca siempre me pongo en su piel y doy gracias a Dios por la vida que llevo. Mi paga de policía jubilado, después de más de cuarenta años de servicio, no da para muchas alegrías, pero por lo menos vivo dignamente. Nunca me casé y siempre he sido muy ahorrador, de mis bolsillos nunca ha salido más dinero del que ha entrado, y eso, a la larga, se nota.

Pero si a las pocas horas de paciente e intrigante lectura sentía una gran empatía por ese ex rico indigente, lo que leí al final del diario me alarmó en extremo.

Recordé que dos días atrás se había hecho pública la desaparición de una joven de la localidad, de dieciséis años. No había vuelto de su clase vespertina de inglés y temían por su vida. Aunque la policía no descartaba ninguna hipótesis, los padres intuían que podría tratarse de un secuestro, pues acababan de ser agraciados con el primer premio de la lotería de Navidad. No obstante, nadie se había puesto en contacto con ellos para reclamar un rescate. En pocas horas, los escaparates, paredes, vallas publicitarias, árboles y farolas del municipio aparecieron cubiertos de carteles con la fotografía de la chica, solicitando cualquier información sobre su paradero.

Pues bien, el autor del diario narraba ─y éstas eran sus últimas notas─ cómo había presenciado, desde su refugio nocturno, el secuestro de una adolescente por dos individuos que se la llevaron a rastras aparentemente narcotizada. Dada la oscuridad reinante, no pudo verles la cara, sólo alcanzó a distinguir que iban vestidos con un chándal, la cabeza cubierta por una capucha y que eran altos y fornidos. Cuando creyó que se habían alejado lo suficiente, salió de su escondite para ver adónde la llevaban y entonces uno de los secuestradores, seguramente alertado por algún ruido, se dio la vuelta y le vio. Presa del pánico, no le quedó más remedio que abandonar su refugio, no fuera que volvieran a por él. Así fue cómo se trasladó al parque de este barrio. Y aquí terminaba el diario. Esta última anotación era de la noche anterior a mi hallazgo. Así pues, algo o alguien debió obligarle a huir de su nuevo escondrijo y en la huida perdió, sin duda, el diario que ahora tenía yo en mis manos. 

Mi integridad ciudadana y espíritu policial, que nunca me han abandonado, me decían que debía dar con el propietario del diario para devolverle su íntima y valiosa pertenencia y, sobre todo, intentar protegerle de esos dos peligrosos delincuentes.

Tras meditarlo unos instantes, decidí que esa misma tarde me presentaría en la comisaría de la Policía Local para preguntar por el sintecho ─así le llamaré desde ahora─ al que, seguramente, habrían visto más de una vez por las calles de este municipio, aunque no les desvelaría nada del diario ni del secuestro. Todavía me sentía capacitado para resolver yo solo un caso como aquél. Al pobre sintecho sólo le faltaba verse envuelto en un grave problema como testigo ocular de un secuestro, que le podía incluso costar la vida. Si la cosa se complicaba, ya pediría refuerzos. Bueno, quiero decir que lo dejaría en manos de policías en activo. Pero si salía bien, ya me veía escribiendo yo también un diario o, quién sabe, una novela de acción. 

**

─¿Un indigente en el parque? En este pueblo cada vez hay más indigentes, por desgracia. Si no me da más pistas… ─me contestó el municipal que estaba en recepción, sin apenas levantar la vista de unos papeles que parecían tenerle cautivado.

¿Cómo iba a describirle al sintecho si no le había visto nunca? Pero un ex policía no deja de ser un policía y sabe hacer uso de su imaginación.

─Pues es un individuo de estatura normal, ni alto ni bajo, esto… ah y curiosamente va todo el tiempo con una libreta de color azul ─fue todo lo que me aventuré a decir, que era prácticamente nada, habida cuenta de que no había previsto que me pidiera su descripción. Esperaba, sin embargo, que el detalle de la libreta le aligerara la memoria. Como así fue.
─!Ah sí! El vagabundo escritor. Así le llamamos. Siempre se le ve escribiendo en algún rincón. Nos da lástima porque se ve que es buena gente y muy educado. ¡Vaya a saber usted cómo habrá caído tan bajo! En más de una ocasión le hemos aconsejado que acuda a un albergue o a un comedor social pero siempre se ha negado, alegando, fíjese usted, que él no es como los demás, que todavía tiene su orgullo. Parece de los que acaban en la calle después de haber llevado una buena vida ─y poniendo cara reflexiva, continuó con su perorata─. Debe ser más joven de lo que parece. Aparenta unos cuarenta y tantos años, pelo castaño claro bastante desgreñado, con barba canosa, va siempre con una gabardina de color marrón bastante ajada y mugrienta y con unas zapatillas deportivas sin cordones. Pero de estatura normal nada de nada, es más bien un tipo muy alto y corpulento ─explicó, tras levantar la vista del montón de papeles.
─Bueno, la verdad es que no le he visto nunca de pie, siempre me lo he encontrado, como usted dice, escribiendo sentado en algún banco ─fue todo lo que supe decir como excusa a mi torpe desacierto.
─¿Y para qué quiere encontrarle, si se puede saber? ─preguntó, curioso.
─Pues es que me da mucha pena que un hombre con sus aparentes posibilidades, porque yo también me he percatado de que debe ser un hombre ilustrado venido a menos, tenga que ir pidiendo limosna y rebuscando chatarra por los contenedores, y me gustaría ofrecerle un trabajito.
─¿Cómo sabe que se dedica a mendigar y a buscar chatarra si dice que sólo le ha visto sentado y escribiendo? 

Ese hombre empezaba a sacarme de mis casillas con tanta pregunta, cuando era yo quien había acudido allí a hacerlas. No podía decirle que lo había leído en su diario. Así que tuve que improvisar de nuevo.

─Es que una vez, paseando a mi perro, le vi rebuscando en el contenedor que hay frente a mi casa y vi que sacaba unos objetos metálicos ─como me preguntara qué tipo de objetos metálicos me lo cargaba allí mismo.
─Pues no sé qué decirle. Si le vemos ya le daremos recado. Si me da usted sus señas de identidad, su domicilio y demás, cuando le veamos se lo diremos y…
─No se preocupe usted, ya le buscaré yo. Seguro que me lo encuentro de un momento a otro, pues le veo con frecuencia en el parque que hay en mi barrio ─y, dando media vuelta, me largué dejándole con la palabra en la boca. 

Esperaba que con la descripción que el agente me había proporcionado sería capaz de identificar al sintecho, pero bien pensado todos los vagabundos siguen el mismo patrón, así que tenía que confiar en la suerte.

**

Suerte o no, el caso es que el buen ex policía no podía imaginarse que, al poco rato de haber abandonado la comisaría, su hombre hacía entrada en la misma preguntando si alguien había encontrado una libreta de color azul que creía haber perdido la noche anterior en el parque que hay en las inmediaciones del nuevo barrio.

El agente, el mismo que había atendido a aquel individuo que había estado preguntando por el indigente, le informó que no le constaba que nadie hubiera encontrado una libreta de color azul en ese parque pero que tenía una buena noticia que darle: un vecino que vivía precisamente por la zona había preguntado por él porque, según le había dicho, tenía un trabajito que ofrecerle. No había querido dejar sus señas, a pesar de que se las había pedido, pues dijo que ya se las apañaría para encontrarle.

El pobre hombre, sin siquiera agradecerle al agente la información, salió de la comisaría como alma que lleva el diablo. Necesitaba recuperar su diario como fuera, pero no a costa de su integridad física. Porque era evidente que ese individuo que había ido preguntando por él no podía llevar buenas intenciones. ¿Cómo podía ser que un desconocido quisiera darle trabajo? ¿A santo de qué? Quizá había hallado su diario. Pero si era así, ¿por qué no hizo entrega del mismo a los municipales? ¿Y por qué no había querido dejar sus señas? ¿Y si tenía alguna relación con el secuestro? Él tenía muy buen olfato para estas cosas y este asunto le olía muy mal. Ahora sí que estaba metido en un buen lío. Debía pensar en un plan para salir indemne de este apuro. 

CONTINUARÁ...


27 comentarios:

  1. Ayyyyy ahora me quedo más intrigada.
    Me gusta mucho porque has aunado dos historias, la del "indigente/empresario" y la de la chica secuestrada, qué me mata de intriga...bueno, y la vida del poli jubilado.
    Un abrazo y estaré pendiente de la siguiente entrega.
    Feliz año!!!!!

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    1. Tres personajes en torno a un diario. Veremos que les depara el futuro próximo.
      Me complace que te haya intrigado lo suficiente como para desear continuar con la lectura de las próximas entregas, que ya te adelanto que no serán muchas.
      Un abrazo.

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  2. Que interesante Josep, una historia de las que te llenan de atención y te dejan con las ganas de seguir leyendo.
    Me encanta, y estoy admirada de la imaginación inagotable que tienes.
    Bueno, pues esperando me quedo la siguiente entrega, mientras tanto aprovecho para desearte una salida y entrada de año de lo más entretenida y feliz, y que el año nuevo sea por lo menos como este que está a punto de terminar.
    Un cálido abrazo amigo.

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    1. A nuestro alrededor hay multitud de historias peculiares que desconocemos. Cuando alguien mete las narices (con perdón) en la vida ajena y se involucra en los problemas de los demás por pura curiosidad, es cuando aparecen los conflictos, como los que vivirá nuestro amigo ex policía, jaja.
      A la espera, pues, de la nueva entrega, yo también te deseo lo mejor para el año que estamos a punto de estrenar.
      Un fuerte abrazo, Elda.

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  3. Tres personajes con mucho peso y que intriga, me gusta y no poco si no mucho, gracias, espero ya la tercera parte, que esta muy pero que muy interesante. un abrazo. TERE.

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    1. Un trío un poco especial, como se verá al final. Me alegra que disfrutes de la intriga que, de momento, está asegurada.
      Un abrazo.

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  4. aaayy esto se pone interesante imaginate este final no me ,o esperaba osea ahora me dejas quien en realidad entro a la comisaría la verdad lo has hecho excelente pos nada esperaremos con impaciencia yo quiero ahora saber realmente quien recoió esa libreta y si en realidad el segundo que entró era él de verdad, muy bueno, .......... Josep desde el cariño queiro dejarte mis mejores deseos que tus sueños se puedan cumplir y lo disfrutes con alegría est Fin de año , Feliz año 2017

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    1. Toda esta intriga, fruto de tu sana curiosidad, se irá desvelando. Espero que el desenlace te guste tanto como el desarrollo de esta historia un tanto pintoresca.
      Muchas gracias por tus cumplidos y yo también te deseo que tus sueños se vean hechos realidad a lo largo del próximo año.
      Un abrazo.

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  5. Pues sí, amigo Julio David, esta historia todavía no ha terminado, para suerte o para desgracia de sus protagonistas.
    Muchas gracias por tu amable comentario y que siga disfrutando de las fiestas navideñas.
    Un abrazo.

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  6. ¡¡¡¡ Interesante se pone la cosa Josep,!!! ese diario tiene miga . La narración en la comisaría estuvo genial,ahora toca esperar resultados...
    Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para el año nuevo.
    Puri

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    1. Hola Puri. El diario tiene atrapado al buen ex policía y, al parecer, a mucho/as de vosotro/as, querido/as lector/as. Veremos qué le depara. Tendremos que esperar al desarrollo de los acontecimientos...y al de mi imaginación, jajaja
      Yo también te deseo, querida Dulcinea, un feliz año nuevo.

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  7. La trama se complica! Me encanta el sentido narrativo de tus historias, ese dar una vuelta de tuerca que saque el relato del camino fácil para deleite del lector. Se nota que hay una historia trazada antes de la primera palabra, esa es la base. A partir de ahí manejas al lector como quieres. Una trama muy bien hilada, Josep. ¡A ver qué sorpresa nos depara la siguiente entrega! Aprovecho para desearte un muy feliz 2017, repleto de musas y éxitos literarios

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    1. Si el ex policía, paseante de su perro, hubiera abandonado el diario en una papelera, como estuvo a punto de hacer, seguro que las cosas no se hubieran complicado tanto. Lo que hace la curiosidad...
      Espero poder seguir sorprendiéndoos un poquito más, jeje
      Muchas gracias, David, por tus palabras. Feliz año nuevo y que las musas -y la paz- nos acompañen.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Otra de tus buenas historias Josep. ¡Es genial como vas aportando datos con cuentagotas para tenernos expectantes de tus lineas.
    Perdón por haber estado unos días desaparecido sin dar señales de vida, ya me he puesto al día y aunque haya leído tu primera parte solo te dejo este comentario para aglutinar mi aprecio por tus escritos.
    La palabra que utilizaré es: Adictivo.
    Espero la tercera parte con impaciencia.
    Aprovecho para desearte un feliz comienzo de año.
    Un abrazo, amigo.

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    1. Nunca es tarde si la dicha es buena, creo que reza el refrán popular. Así que aprecio tu presencia y tus amables comentarios sin importar si son inmediatos o se demoran en el tiempo. Gracias por venir a leer mis historias, cuyo objeto es pasarlo bien, yo escribiéndolas y vosotros, mis fieles lectores, leyéndolas y comentándolas.
      Siempre me ha gustado la intriga, incluso cuando les contaba cuentos a mis hijas, y los relatos por entregas son muy propicios para ello. Me encanta que haya quien espere con impaciencia la continuación de uno de mis relatos pero ojo, controla esa adicción, no quisiera que por mi culpa desarrollaras una patología literaria, jajaja
      Yo también te deseo un feliz año.
      Otro abrazo, amigo Francsico.

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  9. Pues mira, no le deseo ningún mal a ese sintecho pero él se buscó su destino; dejar todo el patrimonio a nombre de su esposa para librarse de responsabilidades en caso de impago me parece una canallada, claro que él no se dio cuenta de que dos que duermen en el mismo colchón son de la misma opinión, y la esposa le salió tan "listilla" como él.
    Reflexiones morales aparte, la historia ya me tiene completamente enganchada. Creo que nos espera una persecución muy peculiar para ver quién encuentra a quién. ¡Qué intriga! Qué bien se te da dejar en suspenso la historia.
    Seguiré las próximas entregas.
    Un abrazo y feliz año.

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    1. La verdad es que le salió el tiro por la culata. Para conservar su patrimonio, lo acabó perdiendo todo por culpa de su pérfida esposa y el amante de ésta. A simple vista no fue muy inteligente por su parte. Pero yo sigo creyendo que las cosas darán un giro inesperado. Quién sabe qué hay detrás de toda esa historia. Veremos...
      La próxima entrega quizá nos arroje algo de luz, o no, jeje.
      Un abrazo y feliz año.

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  10. Hola Josep!, hoy de casualidad encontré tu cuarta entrega,... y es que me empezaba a preguntar qué sería de aquella saga de "El diario"... y está claro que no estoy muy atento a estas cosas de la red. Tiene de bueno que ahora me las leeré todas del tirón y no tendré que esperar al desenlace. Por lo de pronto me gusta esa complicación en la trama, uhmmm... un policía retirado, un secuestro,...

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    1. Pues al parecer, la saga de perdió como la pista del sintecho, jajaja
      Bienvenido a la aventura detectivesca. Ya solo te quedan dos episodios más. Espero que los disfrutes.
      Un abrazo.

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  11. Ya dicen que los diarios no se pueden leer por otros que no sean los autores, porque se pueden dar equívocos.
    Saludos

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    1. Es que meter las narices en diarios ajenos puede, efectivamente, llevar hacia derroteros equivocados si no se conocen los detalles.
      Un abrazo.

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  12. Y llegó la lectura del diario, el cual no sólo contiene la historia de una fuerte caída a los infiernos de su autor, sino además la descripción de un secuestro ocurrido hace poco. Como decía Sherlock..."comienza el juego". Sin duda el pobre autor del diario estará angustiado pensando que el protagonista va a por él, pero seguro que harán un buen equipo si se aclaran las cosas. ¡Un saludo compañero!

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    1. Un sabueso fisgón y un autor de un diario personal extraviado, cada uno con sus cavilaciones, propósitos y temores. Pero a veces el altruismo puede dar sorpresas y disgustos...
      Ya solo te faltan dos episodios más para descubrir lo que encierra esa libreta azul.
      Un abrazo, José Carlos.

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  13. Ya va la intriga de nuevo, ahora a ver que trama haces para que el vagabundo no se escoda el poli jubilado en vez de enfrentarse a él y pedirle la libreta azul. Voy a leer la tercera parte. Un abrazo

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    1. La intriga seguirá mientras el poli jubilado se empeñe en aclarar este turbio asunto. Ganas lo le faltan como a ti de conocer el desenlace, jeje
      Un abrazo.

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  14. Muy elaborada trama en la que los protagonistas dibujan diferentes realidades en torno a sus verdaderas intenciones.
    He disfrutado de la creciente intriga, y de la narración de cada escena.
    Uno no sabe por dónde irá la cosa, pero no faltan ganas de averiguarlo.
    Muy buen capítulo, Josep Mª.
    ¡Abrazo, compañero!

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    1. Hola Edgar. Veo que te has animado a seguir la pista del anónimo sintecho y del curioso ex policía.
      Me alegro que hayas disfrutado de la lectura y que sigas interesado en conocer el desenlace de esta historia.
      Un abrazo.

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