He
pasado una noche fatal, despertándome a cada hora sin motivo aparente. Me
embargaba una angustia indefinible. Sentía una extraña sensación de irrealidad,
como si estuviera fuera de lugar, como si fuera un ser extraño o algo terrible tuviera
que sucederme de un momento a otro. Mi corazón latía desbocado y la respiración
era agitada. Parecía una crisis de ansiedad o un ataque de pánico. Incluso
temía salir de la cama, como si esta fuera mi refugio salvador.
Cuando,
por fin, me he levantado, todo ha vuelto a una relativa normalidad, pero solo
momentáneamente. El simple acto de cepillarme los dientes, se ha convertido en
un ejercicio extraño, como si nunca antes lo hubiera hecho. El cepillo se me ha
caído varias veces de las manos. Hacer el café, verterlo en la taza y sujetarla
por el asa, me ha resultado más dificultoso que de costumbre. Mi destreza se ha
visto de pronto anulada. Parecía un niño torpe que aprende a manejar las cosas.
Abrocharme la camisa y la americana me ha llevado más tiempo de lo
estrictamente necesario. Peor ha sido hacerme el nudo de la corbata. He tenido
que repetirlo más de diez veces para que saliera algo aceptable. Era evidente
que algo extraño y posiblemente grave me estaba ocurriendo. Podía tratarse de
un ictus. Llegué a temer, incluso, que algo desconocido se había apoderado de
mí.
En la
oficina me he sentido igual de torpe. No lograba ser mínimamente hábil. En más
de una ocasión se me ha derramado el café, manchando todos los papeles que
tenía sobre la mesa, y algún que otro expediente ha estado a punto de dar
contra el suelo al abrirlo. La ansiedad ha hecho nuevamente acto de presencia,
pero con mayor intensidad. Era como estar viviendo una pesadilla. No he tenido
más remedio que inventarme una excusa y marcharme. He pensado que lo mejor era
que me viera un médico, aunque no supiera qué decirle. Así que me he presentado
en el servicio de urgencias del ambulatorio más cercano.
Ha
sido, desde luego, una decisión acertada, aunque el diagnóstico me ha pillado
por sorpresa. Esperaba que, en el peor de los casos, todo fuera resultado de
una infección por un virus extraño, que es a lo que se recurre cuando no se
sabe con exactitud qué explicación dar a una dolencia desconocida. El médico
que me ha atendido ha sido muy meticuloso en la exploración. Ha resultado ser
todo un profesional. Aunque al principio parecía desconcertado al relatarle los
síntomas, al cabo de una hora larga de intenso reconocimiento, ha dado con la
explicación del misterio.
Lo que
me ha ocurrido es algo realmente insólito, probablemente sea el primer caso que
se registra en la historia de la medicina. No ha podido asegurarme que sea
reversible, pero por lo menos no es grave y podré adaptarme perfectamente a mi
nueva situación, con paciencia, eso sí. Hay muchísimas personas a quienes les
pasa lo mismo, aunque lo suyo es algo que ya se manifiesta a muy temprana edad
y, por ello, es mucho más fácil detectarlo, aceptarlo y que los afectados se
adapten a su condición con naturalidad. Antes había quien lo consideraba una
enfermedad, algo antinatural, y pretendían corregirlo como fuera. Ahora todo es
distinto, hemos progresado, somos más tolerantes y ya se considera como un
hecho habitual, aunque siga siendo poco frecuente.
De
todos modos, si no me adapto y me produce un gran malestar, el médico me ha
dicho que puedo intentar recurrir al procedimiento que antaño se utilizaba para
corregirlo, aunque no me lo recomienda. Podría atarme la mano izquierda a la
espalda para inmovilizarla y así, con mucha paciencia, revertir el proceso. Porque
lo que me ha ocurrido es que, por motivos del todo inexplicables, me he vuelto
zurdo.
*Dedicado a todos los zurdos y zurdas que alguna vez en su vida se hayan sentido discriminados por el mero hecho de serlo
En mi trabajo casi somos raros lo diestros. Qué cantidad de zurdos. El diablo se ha establecido entre nosotros.
ResponderEliminarBuenísimo relato.
Un abrazo.
Caramba, quién lo iba a decir, jeje. No sé si será obra del demonio o será contagioso, pero ándate con cuidado, que algún día de estos te puede pasar como al protagonista de mi relato, jajaja.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
He escuchado en muchas ocasiones que a muchos zurdos se los obligaba a convertirse en diestros y siempre me pareció de lo más absurdo, pero supongo que es como todas esas barbaridades sobre los pelirrojos o los albinos o cualquier otra barbaridad. Desconozco el motivo por el que se obligaba a escribir con la derecha.
ResponderEliminarAfortunadamente para tu protagonista no es nada grave, tendrá que adaptarse pero como bien dices ahora nadie lo obligará ni lo discriminará por ser zurdo y en cambio tendrá muchos artilugios que le facilitaran la vida que antes no había.
Besos
Una compañera mía me contó que, de pequeña, las mojas le habían atado el brazo izquierdo a la espalda para obligarla a escribir con la mano derecha. No se salieron con la suya al cien por cien. Lo que consigieron fue que ahora sea ambidiestra, jeje.
EliminarSer distinto siempre ha llamado la atención y a veces ha sido motivo de burla entre los niños. A mi y a todos los que llevábamos gafas nos llamaban "cuatro ojos", jajaja.
Lo de escribir con la derecha debe ser (no estoy seguro) porque el concepto "derecha" se vinculaba con lo correcto. El ladrón bueno lo crucificaron a la derecha de Jesús y este está sentado a la diestra de Dios Padre (estudié en un colegio de curas, jeje). Ser de derechas era/es para muchos ser "bueno", jeje. Por lo tant, no ser diestro, ser zurdo, va contracorriente.
Sí, hoy día, habiéndose asumido esto como algo normal, hay artilugios específicos para zurdos. Si mal no recuerdo, en la serie Los Simpson, se trataba este asunto de la comercialización de objetos para zurdos y resultaba ser un negocio muy fructífero.
Besos.
Muy bueno Josep, pensé que el protagonista estaba poseído, ja,ja,ja. Por otro lado me gusta cuando utilizas la primera en la persona en tus relatos pues es muy fácil conectar de inmediato con el argumento y con el protagonista en su caso. Desconocía por completo que antes se obligara a los zurdos a "reconventirse", aunque creo que cada vez me extrañan menos cosas en los desvaríos humanos.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana.
Me gusta emplear la primera persona, aunque a bveces ello ha ocasionado entre algunos lectores una confusión, llegando creer que yo soy el protagonista real, jajaja.
EliminarComo le comentaba a Conxita, antaño se consideraba anormal emplear preferentemente la mano izquierda para escribir, pintar, comer, etc., y a los niños les intentaban corregir ese "defecto".
Muchas gracias, Miguel, por tu lectura y comentarios.
Un abrazo y feliz semana.
Impecable tu texto. Parecía una enfermedad de lo más exótica, pero qué bueno que sea simplemente ser zurdo. Magistral tu narración.
ResponderEliminarUn abrazo
Por fortuna no resultó ser una enfermedad rara, y mucho menos letal, aunque lo que le sobrevino a mi protagonista fue muy extraño. Menos mal que tendrá muchas posibilidades de adaptarse a su nuevo estado, jeje.
EliminarMe alegro que te haya gustado este loca historia.
Un abrazo.
Me ha resultado muy interesante la historia si bien jamás he oído ni pensado que a algún zurdo/a se le discrimine solo por el hecho de serlo. Me parece poco racional hacerlo y en nada afecta a ningún trabajo que yo sepa. Si es que al final en esta sociedad en que vivimos se discrimina ya sin criterio alguno, un disparate, vamos...
ResponderEliminarUn placer volver a leerte, Josep Mª.
Besos
Pues algún caso sí que he conocido, de ahí que lo haya insinuado, y más abajo hay un testimonio personal que lo corrobora. Como decía antes, lo inusual, lo infrecuente y lo que va contracorriente suele ser tachado de anormal y hay que intentar corregirlo. Afortunadamente esto ha sido superado y esas prácticas correctoras quedaron atrás.
EliminarTambién leí hace mucho tiempo que los zurdos viven menos años, pero no por el simple hecho de serlo, sino porque son más proclives a sufrir accidentes a causa de ello. ¿Será cierto o una leyenda urbana más?
El pacer es mío por tenerte de nuevo por aquí.
Besos.
Hola,
ResponderEliminaren mi familia tenemos zurdos. Es algo que, aun siendo en los 90 una época que, bueno, digamos que tan raro no era pero por ejemplo a mi hermano, le hacían escribir con la derecha como si aquello no fuera algo normal. Me ha llamado la atención, la facilidad con la que has logrado que algo que muchos han sufrido como una calamidad sea un buen relato narrado desde la visión del erróneo pensamiento "..Será algo malo". Pues NO, es algo totalmente natural.
Me ha gustado mucho.
Saludos.
Debo reconocer que, de niño, los zurdos me parecían "raros", no entendía cómo alguien podía escribir con la izquiera, ¡¡con lo difícil que era!! jajaja. En mi colegio no se produjo ninguna acción "represora" para reeducar al zurdo, pero, como he dicho antes, sé de casos en que sí.
EliminarBueno, Keren, he intentado darle a la historia un toque, hasta cierto punto, de humor, aliñada con un poco de suspense. He intentado parodiar ese estigma que, para algunos, representó ser zurdo.
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Mi hermano mayor, que acaba de cumplir 55 años, sí sufrió todas esas discriminaciones y martirios chinos en la infancia. En su caso, no sirvió para nada, hoy es pintor y sigue siendo zurdo. El mucho arte, la mucha creatividad,... a veces también lo han relacionado con el uso de la mano izquierda, pero no sé si los científicos ya se han puesto de acuerdo en algo jejeje.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, me había imaginado el ictus, un sonambulismo raruno, una posesión infernal, un virus nuevo... de todo menos un problema repentino de bilateralidad :) Muchas gracias por compartir Josep, un abrazo y ¡¡buen comienzo de semana!!
Hola, Cristina viajera. Antes mencioné a una compañera a la que las monjas sometieron a un "tratamiento curativo" para que dejara de usar la mano izquierda. Debieron pensar que la izquiera la manda el diablo, jeje. Pero no lograron reconducirla del todo y ahora sigue usando fundamentalmente la izquiera, aunque también se defiende con la derecha. Eso es toda una ventaja, pues si uno se lastima una mano puede usar la otra, cosa que a mí me cuesta mucho, jajaja.
EliminarMe alegro de haberos engañado un poquito no más, jeje.
Muchas gracias a tí por acercarte y dejar tu comentario.
Un beso y feliz semana.
Qué buen relato.
ResponderEliminarYo nunca me había parado a pensar en lo difíciles que son algunas cosas para los zurdos hasta que en clase nos sentaron en unas mesas ndividuales que tenían una mesa pequeñita acoplada a la derecha y ellos se tenían que retorcer como la niña del exorcista.
Me ha gustado mucho el relato y yo también pensaba que era un virus.
Feliz lunes.
Ese es un ejemplo de cómo se puede adaptar todo, mobiliario incluído, a los zurdos. Ya en la facultad, recuerdo también cómo todos seleccionábamos las sillas con la mesita plegable a la derecha o a la izquierda, según las necesidades. De estas últimas, de hecho, habían muy pocas, pero nunca faltaron. Así, por lo menos, nadie tuvo que retorcerse como la niña del exorcista, jajaja.
EliminarMe alegro que te haya gustado este relato.
Un abrazo y feliz semana.
Jajaja, que final más inesperado; yo ya estaba maquinando el fin del relato mientras iba leyendo y me has hecho sonreír cuando se ha terminado.
ResponderEliminarEs muy bueno Josep, una cosa que parece tan simple y las dificultades que puede tener. Verdaderamente me ha parecido fantástica tu imaginación y como siempre admirar tu retórica...
Un abrazo y buena semana.
Convertirse en zurdo de la noche a la mañana no debe ser algo fácil de digerir, pero lo peor, sin duda, es la angustia de no saber lo que a uno le ocurre, jeje.
EliminarCasi todo está pensado y diseñado para los diestros. Supongo que esto ha ido cambiando. La sociedad ha comprendido que no todos tenemos las mismas "habilidades". Primero pensaron en los minusválidos, poniendo rampas donde antes solo habian escaleras y facilitando su acceso al autobús y al tren. Y es que solo quien es discriminado por no ser como los demás se da cuenta de ello.
Muchas gracias, Elda, por tu amable comentario.
Un abrazo y buena semana, que esta no tiene puente.
En Madrid sí, porque es la fiesta de la Almudena, jajaja. Aunque he de decir que los días de fiesta me parecen muy aburridos a no ser que tenga algo especial, y como eso ya es muy raro, y además lo puedo hacer cualquier día de la semana...
EliminarUn abrazo.
Pues como zurdo convencido que te lee asiduamente me ha encantado este relato, que hago mio por la parte que me toca.
ResponderEliminarYo no he sufrido discriminaciones, pero si comentarios curiosos como: ¿No te resulta difícil escribir con esa mano? ¿Cómo has llegado a cambiar las marchas del coche con fluidez?
Tampoco me obligaron nunca ni me intentaron corregir, y eso que la sociedad, en los años que me tocó realizar estudios y aprendizajes no era tan "Supertolerante" y "guay" como lo es ahora. Lo de "Guay" lo escribo con un puntito de ironía, pues me parece que con tanta tontería nos estamos volviendo algo idiotas y paranoicos.
Con respecto a la creatividad y las habilidades manuales y artísticas es posible que sea verdad, pues zurdos que conozco tienen un don especial para algo relacionado con el arte o el simple bricolaje.
Un abrazo.
Pues no me fijé en tu condición de zurdo cuando nos conocimos. Por cierto, me pregunto si dar la mano con la derecha os supone un inconveniente. Mira por donde, no había pensado en ello. Lo del cambio de marchas del coche, sin ser zurdo, yo he experimentado la contrariedad de emplear la mano "mala", cuando tuve que conducir por la izquiera en Irlanda y, por lo tanto, cambiar las marchas con la izquierda.
EliminarSeguro que este tema tiene mucha más miga de lo que parece. En mi ignorancia, yo solo he pretendido hacer una parodia sobre lo que significaría para un diestro convertirse de repente en zurdo.
Me pregunto si esa habilidad con la izquiera tendrá algo que ver con el hemisferio cerebral que más trabaja en el momento de manifestarla. Creo que voy a profundizar en este tema. A lo mejor de ahí surge un nuevo relato, jajaja.
Un abrazo.
Curioso relato. Menos mal que ya pasó la época en que a los zurdos se les consideraba poseídos por el maligno.
ResponderEliminarYo siempre he confundido la derecha con la izquierda y una vez leí que eso era propio de ambidextros. Es posible que lo sea porque salvo escribir (y tampoco lo hago mal con la izquierda, sobre todo en pizarra), el resto lo hago indistintamente con ambas manos y algunas cosas mejor con la izquierda. De todas formas, como no me produce alteraciones graves (creo que mi locura se debe a otras causas) no le he dado mayor importancia.
Un beso.
Y curiosa situación, jeje. Así que ambidiestra. Eso es jugar con ventaja. No sabría decir si esto es más raro que ser zurdo en una comunidad mayoritariamente diestra, pero en todo caso no debe ser síntoma de locura, jeje. ¿Tendrá, quizá, algo que ver esta circuntsancia con que seas tan rápida leyendo?, jajaja.
EliminarUn beso.
Qué bueno, Josep Mª. Te agradezco la dedicatoria aunque yo soy mayoritariamente diestra (pero algunas cosas solo las sé hacer con la mano izquierda).
ResponderEliminarComprendo esa indefensión de los zurdos porque mi padre lo es y en su escuela le obligaron a escribir y a comer con la mano derecha, cuando involuntariamente utilizaba la zurda, ¡zas! reglazo en los dedos.
Mi hija también es zurda y ha desarrollado su zurdera con permisividad y cierta pena por mi parte porque este mundo está diseñado para los diestros.
He estado viendo los comentarios anteriores y ninguno se refiere a una pega que mi hija tuvo que afrontar. Cuando iba a clase de danza ella siempre giraba espontáneamente en sentido contrario a sus compañeras y levantaba el brazo que no era habitual (el izquierdo, claro).
El utilizar la mano izquierda se consideraba algo pernicioso o eso me contó mi padre, claro que él iba a un colegio de curas y esos ven al demonio en todas partes. Creo que de esa idea viene la expresión "a diestro y siniestro". De hecho, en italiano 'izquierdo' se dice 'sinistra'
Un beso.
Qué bien, Paloma, con tus ejemplos alimentas mi pobre casuística de maltrato físico y psicológico contra los zurdos. Lo de tu hija es muy interesante y, lógicamente al ser diestro, no había pensado en tal posibilidad. Siendo tu padre e hija zurdos, ¿habrá en ello un componente genético (atavismo)?
ResponderEliminarAhora también me pregunto (tonterías mías) si en los zurdos también se da esa disparidad a la hora de remover el café (o lo que sea) con la cucharilla. Entre los diestros, hay quien lo hace en el sentido de las agujas del reloj o bien al contrario.
En cuanto a las expresiones con el término diestro o siniestro en distintos idiomas, te regalo un ejemplo anecdótico: en castellano, amaestrar a un animal se conoce también como "adiestrar" (de diestra), mientras que en catalán decimos "ensinistrar" (de sinistra = izquierda). ¿Será que los catalanes somos más de izquierdas?, jajaja.
Un beso.
Yo creo que algo genético sí debe de ser, aunque en mi familia solo están mi padre y mi hija, bueno y yo, pero solo un poco, ja, ja, ja. Aunque puede que hubiera más "afectados" pero como se antes se les obligaba a utilizar la mano derecha lo mismo pasaron desapercibidos en la memoria familiar.
EliminarLo de remover el café pues no me había fijado, lo haré a partir de ahora. Solo te puedo decir que yo lo hago en un sentido o en otro indistintamente.
Ahondando en las dificultades de los zurdos, te contaré que cuando mi hija aprendió a tocar la guitarra hubo de hacerlo como un diestro pues hacerlo como un zurdo significaba llevar el instrumento a un luthier para que cambiara el orden de las cuerdas con el engorro consiguiente.
Respecto a lo de que los catalanes decís ensinistrar... no quiero yo remover más el avispero que bastante revuelto anda últimamente, pero yo creo que eso no es porque seáis más de izquierdas, a mí me da que es porque os gusta mucho llevar la contraria, ja, ja, ja.
Por cierto, que antes se me olvidó contarte, el texto es muy bueno porque refleja la angustia del protagonista ante su poca destreza e "inutilidad".
Un besote.
Llevar la contraria suele ser cosa de genios, ¿no? O quizá es que somos unos zurdos mentales, jajaja.
EliminarOtro beso.
Muy bueno e ingenioso, Josep Maria.
ResponderEliminarPensé que algún fenómeno extraño le habría pasado, tipo hombre lobo o vampiro; pero el final es sin duda mucho mejor, ja, ja, ja
La verdad es que por edad no las he vivido de cerca, pero si he escuchado algunas cosas y son incomprensibles.
Un beso.
Gracias, Irene. Sin duda es muchísimo mejor ser zurdo que un hombe lobo o vampiro, jajaja.
EliminarHay muchas cosas que los milenials no habéis conocido. En mi niñez se veían jorobados por la calle y ahora ya no, jeje. Por contra, seguro que ahora hay muchos más zurdos que antes. La sociedad evoluciona, nos hemos vuelto más tolerantes ante la diferencia, la medicina practica mucho más el diagnóstico precoz de muchas anomalías. Todo cambia.
Un beso.
Un buen relato con un toque de humor. El narrar en primera persona es cierto que puede confundir al lector. La he utilizado tambien. En cuanto al relato pensaba todo tipo de males, por pensar ¡a que está muerto y no lo sabe! o como decía el Dr. House cuando no sabían que tenía el paciente "tiene lupus". Todas mis teorías se desvelaron en un ingenioso final. Sí, tienes toda la razón, se discrimina al zurdo, y esa educación de los colegios de Curas no permitían ni una. Luego hay que destacar los niños y sus crueldades, que haberlos hailos en la etapa infantil. Te diré que aparte de llamarme cuatro ojos, me llamaban pirata, por tener tapado un ojo, por estrabismo.
ResponderEliminarUn abrazo literario
Muchas gracias, me alegra primero, haberte hecho cavilar, y luego haberte hecho pasar un rato agradable.
EliminarDe hecho, eran los curas y las monjas, es decir los colegios religiosos los más devotos (¿o los únicos?) para reprimir esa "desviación" de la "normalidad".
Y qué decir de los niños que, en su santa inocencia, puedes ser muy crueles, jeje.
Un abrazo.
Jajajajaja! Volverse zurdo de repente tiene que ser complicado pero también todo un reto. Yo no he vivido los problemas de otras generaciones, pero sí he escuchado a mis padres contar historias de como les pegaban en la "zocata" a sus compañeros zurdos cada vez que la utilizaban.
ResponderEliminarUn saludo.
Por fortuna los tiempos han cambiado, en algunos casos para bien, en otros para mal. Ahora ya no se "persigue" a los zurdos ni se hace burla de los minusválidos o de quienes tienen un defecto físico, ahora se mira mal a los que hacen chistes irreverentes, jeje.
EliminarUn saludo.
Hola Josep, un placer leer tu relato, me ha encantado. Un impecable texto, muy bien logrado. Un tema que pasa inadvertido para casi todos. Te felicito amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Miry, por tus palabras. Me alegro que el texto y la historia te hayan gustado. Ciertamente, creo que es un tema que sigue pasando inadvertido, de ahí que se me ocurriera tratarlo, aunque en clave de humor.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep
ResponderEliminarMe he reído mucho con el final del relato.
Menuda enfermedad, claro que quienes la tenemos de nacimiento vemos enfermos a los demás!!
No te digo nada cuando me dio por aprender a hacer ganchillo o que para coser voy en la dirección contraria. Lo bueno es que sé escribir de derecha a izquierda y con las letras al revés, cuando quiero que nadie sepa lo que he escrito...
Un abrazo
Hola, Paola. Qué gusto verte por aquí. Te había perdido la pista tras tu larga ausencia. Me alegro de haberte encontrado de nuevo y que te haya gustado este relato.
EliminarVeo que entre mis lectores hay más zurdos de lo que imaginaba. Bueno, en realidad no me imaginaba nada, jajaja. Pero parece ser que he dado en el clavo, jeje.
Si yo escribiera con la mano izquierda, ni yo mismo entendería la letra, así que juegas con una gran ventaja.
Un abrazo.
¡Madre mía! Me pillaste entero con ese final. Desde luego debe ser todo un shock que de la noche a la mañana pases de diestro a zurdo. Quizá ese no sea solo el único cambio, quizá también cambió la dominancia de los hemisferios del cerebro.
ResponderEliminarYa había escuchado ese horror de obligar al zurdo a ser diestro. Ni imaginar puedo cómo pudieron sentirse esas personas antaño. Solo hace falta coger una tijera con la otra mano para darse cuenta de lo difícil que pueden resultar las actividades cotidianas con el manejo de útiles pensados para diestros.
Quien sabe si la raíz de ese rechazo al zurdo venga de aquello de sentarse a la diestra o la siniestra del Padre.
Estupendo relato, Josep. Un abrazo!!
Ese cambio cerebral debió motivar su sueño tan agitado, jeje.
EliminarUn cambio radical de este tipo, de producirse, nos convertiría en unos perfectos torpes, si no inútiles, durante mucho tiempo, jajaja.
Quizá ese rechazo hacia los zurdos se base en que el calificativo "siniestro" procede del término latino "sinister" (izquierdo), jeje. La diestra siempre ha representado lo bueno y la izquierda lo malo. En nuestra sociedad, todavía hoy, la izquierda política sigue, para muchos, siendo sinónimo de malo y peligroso.
Muchas gracias, David, por dejar tu comentario.
Un abrazo y feliz fin de semana.