Su
mirada amable, sus ojos claros y su sonrisa fue lo primero que vi al despertar. Era su
forma de darme la bienvenida a este mundo. Ha vuelto usted a nacer, me dijo. Yo
no recordaba nada. Amnesia retrógrada, la llamó. No sabía dónde estaba ni por
qué. Es normal, es cuestión de días, añadió. Me pronosticó una rápida recuperación.
Solo debía tener paciencia. Dicho esto, giró sobre sus talones, con aire
militar, y se marchó dejándome solo entre estas cuatro paredes. Hoy se cumple
una semana.
En
este tiempo he recibido muy pocas visitas. Todas con palabras de ánimo y
consuelo, pronunciadas en voz baja, como si no se atrevieran a levantar la voz
para no oír lo falsas que sonaban. Me daba la impresión de que todos callaban
algo. Su mirada de aprensión les delataba.
Por
mucho que me esforzaba, no lograba reconocer a nadie y eso les contrariaba. Lo
notaba a pesar de que intentaban disimularlo. Una mujer joven y muy atractiva
dijo ser mi exmujer. Pegados a su lado, dos niños, su viva imagen, me
observaban con ojos como platos, no sabría decir si por el temor o la incredulidad
que sentían ante alguien que decía no saber quiénes eran. Dos perfectos
extraños. Igual que ella.
─Hola
─fue todo lo que salió de mi boca.
─Hola
─respondieron al unísono con un hilillo de voz.
─Venga,
dadle un beso a vuestro padre ─les animó ella, pero no se movieron de donde
estaban, algo que, en cierto modo, agradecí.
Pero
sus ojos me decían algo, parecían reclamar un cariño que no era capaz de
darles. ¿Cómo no podía recordarles? Tenía que recuperar la memoria.
Cuando
se marcharon me sentí más solo que nunca.
Nadie quería
decirme qué me había ocurrido para haber estado en coma, solo que sufrí un
desgraciado accidente. Los detalles no importan ahora, debe relajarse y dejar
que la naturaleza haga su trabajo, afirmaban.
Los
primeros días, tras recuperar la consciencia, estuve en un continuo estado de duermevela,
creo que por los calmantes. Al menos no sentía dolor. En realidad, no sentía
nada. Apenas podía moverme. Las piernas no respondían a ningún estímulo.
El
médico por fin se decidió a darme la mala noticia. Finalmente se sinceró
conmigo. Probablemente no volveré a andar. Tengo seriamente dañada la médula
espinal a nivel de la octava vértebra dorsal. Punto y final.
Al
poco volvió quien dice ser mi exmujer. Seguía sin recordar nada de mi vida con
ella, ni la boda ni el divorcio. En esta ocasión vino sola. Debieron haberle
dado la noticia. Me miraba con expresión compungida pero extrañamente serena, dadas las circunstancias.
Pregunté por los niños. Solo me dijo que estaban bien y que me extrañaban.
Sentí, inexplicablemente, una punzada de ternura por unos niños a los que no
recordaba. ¿Algún día lo haría?, me pregunté.
Ayer empecé,
por fin, a tener algunos recuerdos, fogonazos, imágenes inconexas, aunque no
logré reconstruir el rompecabezas. Retazos de imágenes y sensaciones se mezclaban
en un espeso e inexpugnable galimatías. Recuerdo gritos, dolor, sangre, mucha
sangre, un coche, ¡un coche! Eso es, tuve un accidente de automóvil. Pero ¿por
qué no me lo decían abiertamente? Si choqué contra otro vehículo, ¿qué habrá
sido de sus ocupantes? Si atropellé a alguien, ¿qué fue de él? Quizá hayan
resultado malheridos como yo o quizá hayan fallecido. Debe ser eso. Yo me he
salvado y él, ella o ellos han perecido en el accidente, pensé. Pero, de ser
así, se habría presentado la policía. Claro que en mi estado no deben
considerarlo prudente o bien lo tienen momentáneamente prohibido. Todo incertidumbre.
Esta tarde
se lo he preguntado nuevamente a mi médico, pero no ha querido soltar prenda
con la excusa de que debo descansar y relajarme. Que es lo mejor para que vaya
recuperando la memoria. Que sea yo mismo quien recuerde lo sucedido. Que no hay
prisa. Pero no puedo esperar. Cuando vuelva mi exmujer, si es que vuelve, se lo
preguntaré. Ella debe saberlo. No veo por qué tanto secretismo.
El
médico tenía razón. La naturaleza hace su trabajo, aunque de una forma un tanto
extraña. Esta noche he tenido un sueño muy revelador. Creo que empiezo a estar
en condiciones para ordenar las piezas del puzle. Nada sucedió como sospechaba.
No tuve un accidente. Alguien quiso asesinarme. Le he visto la cara. Me resulta
familiar pero no logro recordar quién es. Hubo una fuerte discusión, gritos, un
forcejeo, una pistola, sangre, mucha sangre.
Sigue
el mutismo de todos los que me rodean. Nadie quiere decirme nada. Debo esperar,
me dicen, pero esperar ¿a qué? ¿A que me vuelva loco?
Hoy ha
vuelto mi exmujer. Ni siquiera ella ha querido desvelarme lo sucedido y sé que
lo sabe. Cuando le me mencionado mi sueño, no ha podido evitar un rictus de amargura. Todo resulta muy extraño.
Una
vez de nuevo a solas, he pedido que me administraran un tranquilizante. No podía
soportar esta tensión. Me han dado un ansiolítico. Me he sentido mucho mejor,
más lúcido. En la relajante penumbra y quietud de la habitación, he podido vislumbrar,
con mayor claridad, lo ocurrido. Debo haberme dormido o quizá ha sido el efecto
de la sedación. He visto de nuevo un coche. He visto el mismo hombre. Su cara
me sigue resultando familiar. En mi ensoñación me insultaba, pero no podía
entender lo que me decía. Estaba claro que me odiaba. Me amenazaba. He vuelto a
ver un arma de fuego, había un disparo, no, dos. Mi ropa estaba manchada de
sangre. Sentía angustia, pero no dolor. Veía su cara de sorpresa, de estupor. El
coche se movía. Mis manos estaban al volante. Debía estar dentro de él. Me he visto
cayendo al vacío, estampándome contra unas rocas. Y luego oscuridad. ¡Oh Dios
mío! Alguien quiso matarme. Me disparó y me despeñó por un barranco. Pero ¿quién?
¿Quién es ese individuo que me viene una y otra vez a la memoria? ¿Y si vuelve
a por mí al saber que sigo con vida? Pero si me disparó, ¿por qué no tengo
ninguna herida de bala?
Cuando
vuelva mi médico le contaré todo lo que he recordado. No tendrá más remedio que
decirme la verdad. Si no, seré yo quien pida hablar con la policía.
Oigo
pasos en el pasillo. Debe ser él. Me incorporo para que vea que estoy
despierto. Se abre la puerta. Son dos desconocidos. Se paran a los pies de la
cama y me escrutan de forma amenazante. No dicen nada. A continuación, aparece
mi médico, que se mantiene unos pasos por detrás de esos dos que, al unísono, como
si fueran unos autómatas, introducen una mano en el bolsillo izquierdo interior
de su americana y extraen algo que no logro ver con claridad. Acciono el mando
de la luz y veo que lo que sostienen en sus manos es una credencial de policía.
Se presentan como agentes de la brigada de homicidios. Suspiro aliviado. Por
fin se aclarará la verdad. El que parece mayor toma la palabra. Lo que me dice
trastoca todas mis suposiciones. Mientras escucho lo que me cuenta, siento que
preferiría no haber sobrevivido.
─Se le
acusa de haber asesinado a Jaime Alcázar Sanjuán.
─¿Quién?
─he dicho, intentando ponerle cara a ese nombre que, de pronto, me ha resultado
familiar.
─Venga hombre, ya sabe a quién me refiero, el
marido de su exmujer. Le disparó dos tiros a bocajarro, para luego despeñar su
vehículo por el talud frente al que lo tenía estacionado. Con lo que usted no
contaba es que uno de los faldones de su pelliza quedaría fortuitamente atrapado
al cerrar la puerta, arrastrándole hasta el fondo del barranco. Las pruebas son
concluyentes. Cuando le hemos hallado todavía tenía la pistola en su mano, el
pedazo de tela hallado en la puerta del vehículo coincide con el que le faltaba
a su pelliza desgarrada, sus huellas dactilares y sus pisadas estaban por todas
partes, el coche de su propiedad apareció camuflado a unos cincuenta metros del
lugar. Aunque su exmujer dijo no haberle reconocido, para rematar la evidencia
de su autoría tenemos a un testigo anónimo que nos ha facilitado unas
fotografías de su execrable acto. Queda usted, por lo tanto, detenido a la
espera del alta hospitalaria y …”
Llegado
a este punto, he desconectado. Ahora entiendo su cara de circunstancias, su
expresión equívoca. Ahora lo recuerdo todo.
─Tranquilo,
todo saldrá bien. Solo debes procurar que no te vea. Nos sigues a una distancia
prudencial.
─¿Y
cómo lo haré si vais juntos?
─Por
el camino encontraremos alguna zona de descanso, de esas con vistas panorámicas
donde la gente se detiene para hacer fotografías. Cuando veas que pone el
intermitente, te arrimas a la cuneta, ocultas el coche y te acercas andando
como si nada.
─A ti
te parece todo fácil. En cuanto me vea, sospechará.
─No te
reconocerá. Ponte esa pelliza que tanto te gusta. Te tomará por un
excursionista. Todo tiene que resultar natural. Una vez te hayas abalanzado
sobre él, será pan comido. Con lo gordo y mayor que está no podrá resistirse.
─¿Y a
la policía no le resultará extraño que alguien atraque a unos viajeros como si
de un bandolero de Sierra Morena se tratara?
─Encuentras
pegas a todo, joder. Tú déjame a mí. Ya me inventaré una historia creíble.
Alguien nos venía siguiendo desde el hotel. Seguramente pensó que, por el coche
de alta gama, su propietario estaba forrado, que llevaría mucha pasta encima.
¿No ves que hay delincuentes por todas partes?
Llevábamos
tiempo planeándolo. Lo teníamos todo calculado. El divorcio, la seducción, sus
segundas nupcias, la fortuna, el testamento, él muerto y ella viuda millonaria,
la reconciliación. Pero no tengo pruebas. Ellos dos de viaje por los Pirineos.
Yo al acecho, a la espera del lugar y momento adecuados. Él dentro del coche,
ella tomando fotografías del paisaje. El cara a cara, la trifulca y todo lo
demás. Ella con la cámara en las manos. El coche cayendo por el precipicio y yo
con él. Nadie me creerá. ¿Qué puedo hacer? Tenemos dos hijos. Debería pensar en
ellos. Debo sacrificarme. Yo acabaré en la cárcel y en silla de ruedas, y ella nadando en la
abundancia. ¡Maldita pelliza!
De
pronto todo ha empezado a dar vueltas a mi alrededor. Ojalá no hubiera
despertado del coma. Ojalá no hubiera recuperado la memoria. Ha sido entonces
cuando la he visto, junto a la puerta, ocultándose detrás del médico, mirándome
con cara de fingido pesar. Ha sido la última en abandonar la habitación. Por
toda despedida, solo ha pronunciado dos palabras: “lo siento”. Me ha parecido
ver en sus labios una sonrisa de satisfacción.
Ojalá
pudiera recuperar la paz que sentí ante aquella mirada amable, aquellos ojos
claros y aquella sonrisa que vi al despertar.
Mi querido Josep eres un mago de la tensión, de la sospecha y la intriga. Me ha encantado el amnésico relato, pero ¿ahora qué hago yo con esa sonrisa final de satisfacción?... porque aquel ponte la pelliza que te mola y esa especie de protesta, sumada a una improvisación del tipo "joder así mismo... déjame a mi, ya inventaré" ...me hacían sospechar de esa poco meticulosa ex. Parece que sin querer, por cosas del azar y de esa maldita pelliza, la señora tuvo la fortuna de su parte, triunfó. Un relato fantástico, emocionante de principio a fin, gracias Josep por compartir. Un abrazo grande y buen fin de semana.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina, por tu estusiasta crítica, jeje. Me alegra especialmente tu elogioso comentario por lo laboriosos que me resultó dat a esta historia ese tinte de suspense que buscaba y que se me resistía, jajaja.
EliminarUn abrazo y feliz lluvioso domingo.
Menos mal que esta vez no nos has tenido en ascuas con un "continuará".
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Visto que la mayoría de mis lectores habituales mostraron, hace tiempo, su preferencia por las historias sin interrupciones, por largas que fueran, he decidido complecerles, jeje. A mí, particularmente, me gustan los "continuará", pero reconozco que tienen sus inconvenientes.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Me has hecho estar en tensión todo el relato. La intriga de lo pasó me la pasaste a mi.¡Muy buen relato! no podía parar de leer. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta intrigar a la gente, Mamen. Soy así, qué quieres que te diga, jajaja.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y por tu comentario.
Un abrazo.
Vaya Josep, coincidencias del destino, está semana he estado viendo y reseñando una película sobre una persona que cae en amnesia tras un accidente, aunque los acontecimientos se desarrollan de otra manera pero con la sombra de la tragedia de por medio. La verdad es que es un tema muy atractivo y has conseguido darle una forma muy atractiva a la narrativa de tu relato. Y ella, ella....pues dos pájaros de un tiro, ja,ja,ja. Un abrazo y buen fin de semana.
ResponderEliminarSí, leí ayer tu estupenda reseña sobre la cantante amnnésica. En ambos casos hay un accidente de por medio, pero en este no es fortuito, y no parece haber nadie interesado en que recobre la memoria y el afectado no es precisamente inocente, jeje. Bueno, en realidad, son un par de pájaros de cuidado, jajaja.
EliminarMuchas gracias, Miguel, por dejar tu comentario.
Un abrazo y que pases un feliz domingo, muy lluvioso poor estos lares.
Un guión de película, muy bueno además. El destino gasta bromas macabras. Me ha encantado cómo nos llevas por la tensión, por el desconocimiento, nos intrigas. El desenlace, muy ingenioso, nos lleva a un triángulo amoroso y a un apareja en verdad lista. Montaje que sale mal por una prende de ropa que se engancha en una puerta de coche.
ResponderEliminarMuy buen relato. Un abrazo
Al infeliz amnésico el tiro le sale por la culata. No hay nada peor que la traición, aunque era de esperar que una mujer tan codiciosa no se conformara con repartir el botín. A mí me preocupan más los niños, esos angelitos que tienen unos demonios por padres, jeje.
EliminarMuchas gracias, Albada Dos, por venir a leerme y dejar tu amable comentario.
Un abrazo.
Que interesante relato, estos son de los que atrapan al lector porque quien lo escribe, tiene la habilidad de mantener ese interés hasta el final.
ResponderEliminarUna historia bien interesante con un hombre que se deja influir por una mujer mala para sus intereses propios, jeje.
Me ha encantado Josep, y habría sido estupendo que siguiera la historia, pero entonces si que parecería el guión de una película.
Un placer la lectura.
Un abrazo Josep y buen fin de semana.
Hola, Elda.
EliminarLa amnesia y la paulatina recuperación de la memoria siempre da lugar a historias de suspense. En casos reales, la angustia del amnésico debe ser terrible al no lograr recordar nada de su vida anteior ni de los que dicen ser sus amigos y parientes. En este caso, he querido, además, jugar con la incertidumbre de su verdadera identidad, jeje.
El placer es mío por tenerte siempre atenta a mis historietas, jajaja.
Un abrazo y feliz domingo, y que no sea tan frío y pasado por agua como por aquí.
Ay me ha pasado como a Macondo y me veía con un continuará.
ResponderEliminarMuy feliz fin de semana.
Pues no, Gemma, noy hay continuación, porque esta debería transcurrir, en todo caso, en la cárcel, jeje. Un final nada feliz, desde luego, y con solo un culpable desenmascarado. ¡Qué injusto!, pero por lo menos los niños no quedarán desamparados.
EliminarFeliz domingo.
Un abrazo.
Me ha atrapado desde la primera línea. No solo por el interés de la trama, sino porque está escrito con tal sencillez y agilidad que arrastra sin que una se dé cuenta.
ResponderEliminarUn relato que es puro género negro condensado en unos pocos párrafos. Enhorabuena.
Un beso.
No sabes cuánto me alegro que te haya resultado un texto interesante y bien escrito. Cuando escribo historias más complicadas de lo habitual en mí siempre pienso que o resultará un coñazo o dejaré algún cabo suelto, jeje.
EliminarMuchas gracias, Rosa.
Un beso.
Muy intrigante desde el principio, imaginando qué le iba a pasar y conforme avanzaba iba pensando que el engañado iba a ser y que la que lo tenía todo planeado era la ex mujer como finalmente ha sido.
ResponderEliminarComo te han dicho los compañeros, me parece que dosificas muy bien la intriga, en el punto justo, para hacer que nos quedemos enganchados al relato.
Besos
Debo confesar, Conxita, que fui cambiando el desarrollo de los acontecimientos sobre la marcha, pues al principio la pérfida era su mujer, luego, al cambiar el nudo del relato, esta se convirtió en exmujer y finalmente los dos estaban conchabados, jajaja. Lo peligroso de la improvisación es que pueden haber incongruencias entre distintas partes de la historia. Para evitarlo, tuve que releer el texto mil veces y dejarlo leer a terceros antes de darle el visto bueno, jeje.
EliminarPor ello, me alegra aun más el hecho de que os haya enganchado.
Besos.
Desde luego coincido en que atrapa de principío a fin y con intriga, esta muy muy bien, vamos como para hacer un guión de cine.
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena
Necesitaría un buen guionista para que hiciera una versión cinematográfica, y no conozco a ninguno, jajaja.
EliminarMuchas gracias, Tere, por tu comentario.
Un abrazo de domingo.
Algunas nacen con suerte, se deshacen de un marido y de paso de un ex-marido de un solo golpe, y lo bueno solo se lo quedan ellas.
ResponderEliminarDescribes muy bien ese estado de indefensión que debe de ser no recordar nada ni a nadie. No reconocer a tus seres queridos o quién eres debe de ser terrible. Si, además, el amnésico resulta que actuó de manera poco legal... la cosa se complica aún más.
Buen relato, y con final muy alegórico.
El inicio de tu historia me ha hecho recordar una novela estupenda, "No confíes en nadie" de SJ Watson, una mujer amnésica que no recuerda nada y que poco a poco recupera la memoria para terminar con un final sorprendente y muy bueno. Si no la has leído te la recomiendo, te gustará.
Un beso y feliz domingo.
Por fortuna no he experimentado lo que debe sentir alguien con amnesia, pero me lo imagino. Debe ser terrible no conocer a quienes dicen ser tu pareja, hijos, amigos, etc. Y peor aun si, cuando recobras la memoria, descubres que eres un asesino y que tu mujer te ha metido en un buen lío del que no sabes escapar, jeje. Me complace saber que te ha gustado la descripción que he hecho de ese estado. Es cuestión de intentar ponerse en la piel del otro, jeje.
EliminarPues no, no he leído la novela que S.J. Watson y me apetece. Yo, en cambio, pensé en "A propñosito de Henry", la película protagonizada por Harrison Ford, en la que el protagonista, un famoso abogado, pierde la memoria como resultado de un disparo durante un atraco y poco a poco acaba descubriendo quién y cómo era en realidad antes del suceso.
Un beso y que pases una buena y no demasiado fría semana.
Es una historia atrapante, me mantuvo tensa hasta el final. Por cierto, el final es sorprendente. Es leerlo e ir haciendo conjeturas al mismo tiempo.
ResponderEliminarMuy acertado el narrador.
Felicitaciones.
Bienvenida, Luli, a este rincón dedicado a la ficción. Me alegro que esta historia te haya atrapado. Es lo que tiene el suspense, jeje.
EliminarMuy agradecido por tu visita y por el comnetario.
Un abrazo.
P-D.- Me he pasado por tu blog a curiosear y me ha gustado lo que he leído. Pienso volver con más calma.
Qué tensión Josep!! La verdad es que me he enganchado enseguida a la historia. Siempre has de saber con quién haces tratos jajaja no te puedes fiar ni de tu pareja!!
ResponderEliminarLo que me ha gustado es esa manera de describir primero la angustia de la amnesia y después la impotencia de ser engañado!
felicidades por le relato!! Un besito :)
Bueno, María, ese pobre personaje no es tan inocente como para que se lleve una sorpresa. A fin de cuentas, ambos planearon el crimen. Lo único reprochable e inesperado es que fuera su colega, su propia mujer, le que acabara dejándole con el culo al aire, jajaja.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
Un beso.
De pronto me he encontrado leyendo a toda velocidad, apurando los renglones,... deseoso de conocer el desenlace... afortunadamente no me di de bruces contra un "continuará".
ResponderEliminar;)
Me alegro que te haya gustado el relato hasta el punto de tener que hacer un sprint para llegar al final cuanto antes, jajaja. Y como recompensa, un final cerrado, sin continuaciones, jeje.
EliminarUn abrazo.
Hola amigo, una forma que he encontrado de manifestar mi admiración como también mi afecto por ser un escritor al que considero mi referente es decirte que te he nominado para el premio THE BLOGGER RECOGNITION AWARD 2018. Si decides recogerlo lo puedes hacer aquí, en este enlace https://deshojandoversos.blogspot.com/2018/10/nominaciones.html Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarHola, Mity.
EliminarCaramba, muchas gracias por esa distinción. Hace tiempo que no recibía una nominación de este tipo, pues, entre otros motivos, esta práctica se ha ido perdiendo.
Pasaré por tu blog para agradecértelo y para que quede constancia de ello. Sin embargo, te adelanto por aquí (en tu blog no quedaría tan bien) que también hace tiempo dejé de participar en esa cadena de nominaciones porque resultó un fiasco, nadie de los nominados aceptaron recoger el premio sin que mediara (salvo alguna honrosa excepción) ninguna explicación como la que te estoy dando, por lo que mi acto fue totalmete gratuito y baldío, y lo seguirá siendo, dado que poco ha cambiado el grupo de blogs que sigo y que, por otra parte, los que nominaría ya han sido nominados pot tí. Espero no te ofendas y reitero mi agradecimiento por tu amable gesto.
Un fuerte abrazo.
Josep, a mí me pasa lo mismo, me alegré cuando Ariel me tuvo en cuenta, pero eso que mencionas pasa muy a menudo. Con toda honestidad a mí no me gustan las cadenas de lo que fuere, porque llevan mucho tiempo y las personas no responden. Por lo tanto ningún problema, lo entiendo de la misma forma. Ariel me dio este reconocimiento y se lo agradezco mucho. Y él me dijo que lo tome como una muestra de afecto y admiración, eso me encanta. Ya te digo que pocos responderán. Un abrazo y gracias amigo.
EliminarQuería decir Miry. Disculpa. En el teclado, la r y la t están una al lado de la otra, jeje.
ResponderEliminarUn relato Josep Mª Panadés 100% pata negra. Suspense, giros inesperados, trama pensada para atrapar y vaya si lo consigues. Logras con creces que el lector se olvide de todo y se desespere por conocer la verdad que se oculta con las apariencias con un estilo narrativo pensado única y exclusivamente al servicio de la historia. Como debe ser. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarJajaja. Me abrumas, David. Muchas gracias por tu elogiosa crítica. Me complace poder decir aquello de "misión cumplida", pues, como decía más arriba, siempre que escribo una historia de suspense y un tanto embrollada, temo que no esté a la altura de las expectativas.
EliminarUn fuerte abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYa tenía ganas de pasar por aquí a leer tus historias y ¡Vaya! Me he encontrado con una que me ha atrapado desde el primer momento. Muy al estilo de las que me gustan, con sus giros y sorpresas. Un relato con todas las de la ley, lo he leído con ansía por saber qué es lo que pasó con este personaje y no he podido evitar soltar un exabrupto al final para exclamar para mi mismo: ¡Mala pécora!
ResponderEliminarDe diez, Josep.
Un abrazo.
Bueno, Javier, ya dicen que nunca es tarde si la dicha es buena (por lo menos esta es una versión del famoso refrán, jeje).
EliminarMe alegra que hayas disfrutado del relato. Al menos has reiniciado la temporada con buen pie. Ahora me tocará (y me costará) a mí mantener el listón así de alto, jajaja.
Un fuerte abrazo.
Muy tuyo!! Una trama que engancha desde el principio y aunque en algún momento te pueden venir suposiciones a la mente, solo al final descubres lo que sucedió.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo.
Debo reconocer que la historia fue cambiando a medida que iba avanzando y siempre con el equívoco como objetivo, jeje.
EliminarMe alegro, David, que te haya encantado.
Un abrazo.