Anna
no ha podido conciliar el sueño en toda la noche. Solo con pensar que, como
cada día, verá a Bernardo siente escalofríos. Es una sensación tan emocionante
que no puede dejar la mente en blanco. Le ve poco en la oficina, pues trabajan
en distintos departamentos, pero esos escasos momentos son más que suficientes
para satisfacer la necesidad de tenerlo cerca. Los espera con ansia. Nunca le
había ocurrido nada igual. Jamás se había enamorado de ese modo. Bernardo es,
sin lugar a dudas, el hombre de su vida. Solo falta que él se dé cuenta de ello
y le corresponda. Es cuestión de tiempo.
Bernardo
llega a la oficina muy temprano. Hoy necesita salir un poco antes de lo que
últimamente ya se ha convertido en algo habitual. Si logra liquidar todo el
trabajo pendiente a tiempo, podrá salir a las cinco en punto, y así coincidir
con Carlota. Tiene que decírselo como sea. Allí, en la oficina, no se atreve. No
quiere dar pábulo a murmuraciones, pues no está bien visto que haya una relación
sentimental entre dos compañeros de trabajo. Pero no puede evitar lo que siente
por ella. Será hoy o nunca.
Carlota
se siente cada vez más intranquila. Le da la impresión de que Dionisio pasa de
ella. Cuando coinciden, la saluda muy amablemente, pero no sabe hasta qué punto
solo es por cortesía. Quizá es que es simpático, nada más. ¿Cómo puede ser que
los hombres sean tan poco perceptivos? ¿Acaso no se percata de cómo le mira, de
cómo le habla, de cómo le sonríe? Últimamente, además, le nota muy extraño.
Quizá sí que siente lo mismo por ella y lo que ocurre es que no se atreve a dar
el paso. Quizá es la timidez lo que se lo impide. Pues si él no se decide, lo
hará ella. Esperará a la salida para abordarlo. Así, sin contemplaciones. Es
una mujer liberada, sin prejuicios y que sabe lo que quiere.
Dionisio
está más nervioso que nunca. Hace días que duda, pero de hoy no pasa. Cuando
vea a Anna, le dirá que necesita hablar con ella. Seguro que enseguida
adivinará lo que desea decirle, pues es evidente que le gusta. Cuando coinciden
en la máquina de café responde de forma especialmente simpática a sus bromas y
comentarios, por tontos que sean. Y es que es solo verla y temblarle las
piernas y las cuerdas vocales. Siempre que se enamora se vuelve idiota. Pero
ella le escucha y, por su lenguaje corporal, adivina que no le resulta
indiferente. Hoy, a la cinco, cuando vea que se marcha, la seguirá y, si es
necesario, la abordará en plena calle.
A las
cinco en punto, la máquina de fichar echa humo. La cola de empleados que desean
alcanzar la salida es larga. Hay unos cuantos que se muestran especialmente
inquietos. Parece que tienen prisa por marcharse a casa, cosa que no resulta
extraña siendo viernes.
Al
poco, en la calle, a los pies del edificio de oficinas, se reúnen unos cuantos
empleados. Unos aprovechan para fumar un cigarrillo, otros se despiden
comentando lo que harán el fin de semana. Hay cuatro que parecen dubitativos.
Quieren marcharse, pero, a la vez, se muestran reacios a hacerlo. Parece como
si tuvieran algo importante que hacer antes de abandonar el lugar, pero no
acaban de decidirse. Son Anna, Bernardo, Carlota y Dionisio. Deambulan por la
acera como animales enjaulados, o quizá en celo. Se observan, pero nadie dice
nada. Hasta que, por fin, uno de ellos toma una decisión. Es Carlota quien da
el primer paso y todos la imitan de inmediato. En cuestión de segundos se forma un corrillo,
un batiburrillo de frases aparentemente inconexas, dichas al azar. Pero no,
todo tiene su lógica, aunque ellos todavía no se han percatado del entuerto.
Carlota
le habla a Dionisio, pero este se dirige a Anna, mientras esta se lo confiesa
todo a Bernardo, quien solo quiere que Carlota le escuche. Ese aparente
corrillo de compañeros se convierte en cuestión de segundos en algo parecido a
la rueda del infortunio. ¿Seguirán, después de esto, siendo amigos?
Interesante enredo sentimental El trabajo es un lugar donde se conocen y se enamoran muchaa personas, pero aquí hay unos cruces de desencuentros y amores no correspondidos que será milagro que todos ellos pyedan seguir trabajando juntos. Bien imaginado y mejor descrito.
ResponderEliminarUn abrazo
En el trabajo se conoce a mucha gente y algunas veces surge el amor (fue mi caso, jeje), pero cuando hay varias personas implicadas en enamoramientos no correspondidos, esa situación puede acabar en un drama romántico. Anna, Bernardo, Carlota y Dionisio podrán seguir trabajando juntos, pero dudo que de ahora en adelante sigan dirigiéndose la palabra, jajaja.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Albada Dos.
Un abrazo.
Hola Josep, muy bien enredados estos cuatro y con ellos podemos comprobar las distintas sensaciones en la percepción que podemos tener unos de otros. Creo que lo deberían echar a suertes, ja,ja,ja. Ahora también es mejor un equivoco que quedarse con la incertidumbre, aunque en un centro de trabajo hay que pensar todo dos veces, al día siguiente hay que regresar :-).
ResponderEliminarAbrazos.
Hola, Miguel. Esta es, al fin y al cabo, una comedia de enredo que no ha terminado bien o, cuando menos, tal como sus protagonistas esperaban. Lo que yo presumo es que, a partir de ese momento, ir a trabajar les resultará a todos un poco más cuesta arriba, jeje.
EliminarUn abrazo.
A veces estaría bien que el amor trajera un manual bajo el brazo :) Amigos no sé si seguirán siendo, pero compañeros de trabajo me temo que sí :) jejeje. Por suerte para ellos el tiempo es mágico y lo curará todo.
ResponderEliminarImpecable relato mi querido Josep. Un abrazo y buen fin de semana!!
Ay, el amor. Como bien dice uno de los protagonistas, cuando uno se enamora se vuelve bobo (él dice idiota, jeje) y ve las cosas de otra forma (lo que algunos llaman ver las cosas de color de rosa) y puede malinterpretar las señales de la persona de quien está enamorado. Y es entonces cuando viene el chasco, el desengaño, el fiasco, jeje.
EliminarEspero que, por lo menos, los cuatro puedan seguir siendo buenos compañeros, aunque yo también descarto la amistad. El tiempo puede curar la cicatriz que les quedará. Y si no, a cambiar de trabajo se ha dicho, jajaja.
Muchas gracias, Cristina, por tu amable comentario.
Un abrazo.
Hola Josep,
ResponderEliminarEste fue un caos hormonal que les indujo a continuas alucinaciones equivocas. La percepción les jugó una mala pasada. El final fue arrollador! no me lo esperaba. !Me encanto!
Un saludo.
Un coctel de hormonas mal mezclado, jajaja, y, por lo tanto, el resultado no podía ser bueno. Cada uno vio en el otro lo que quiso ver, sin atenerse a pruebas fidedignas. Las corazonadas no siempre funcionan, jeje.
EliminarMe alegro que ye haya encantado, Yessy kan.
Un saludo.
Jajaja, vaya lío, he tenido que aprenderme los nombres para no equivocarme. Estoy deseando saber como sigue para ver quien se lleva las calabazas que a priori van a ser todos.
ResponderEliminarMe gusta mucho este enredo.
Un abrazo Josep y buen fin de semana.
Para aprenderte los nombres podías haber utilizado, como guía, sus iniciales: A, B, C y D, jeje.
EliminarPues creo, Elda, que te quedarás con las ganas de conocer cómo sigue la historia, ya que he preferido (qué malo soy, jajaja) dejarlo en el aire y que cada uno/a extraiga sus propias conclusiones.
A mí siempre me han gustado las comedias de enredo, jeje.
Un abrazo.
Nos has mostrado un enamoramiento entre compañeros de trabajo pero queda la duda de que pasará realmente. Un abrazo.
ResponderEliminarEn cada empresa en la que he trabajado he conocido algún caso de lío amoroso, pero jamás de esa magnitud, jajaja.
EliminarYo tampoco sé lo que puede pasar en una situación así, pero no creo que vayan a hacerse amigos íntimos, jeje.
Un abrazo, Mamen.
Siempre he pensado que el hecho de gustarle a la misma persona que te gusta a ti es poco menos que un milagro. Creo que una persona se interesa por otra, y esa otra, el ver el interés que suscita, empieza a fijarse y a interesarse a su vez: de no ser así, jamás se hubiera fijado en esa persona. El amor recíproco desde el principio es privilegio de unos pocos.
ResponderEliminarSé que soy poco romántica, pero creo que la mayoría hacemos de la necesidad virtud.
Muy bueno tu relato. Me hubiera gustado asistir a esa locura de conversación. Nunca mejor dicho lo de "cada loco con su tema".
Un beso.
Tienes toda la razón, Rosa. El enamoramiento recíproco es una rareza, jeje. El amor ya es otra cosa, puede surgir poco a poco de una relación de amistad "especial". Por otra parte, el enamoramiento es como la fase aguda de una enfermedad, dura poco pero es intenso. El amor es algo mucho más reposado y duradero. A cuántas mujeres he oído yo decir: si cuando le conocí no me gustaba nada, y mira tú por donde... jajaja.
EliminarMe alegra que hayas sentido ganas de asistir a la conversación, o más bien al diálogo de besugos, jajaja.
Un beso.
He tenido que leerlo un par de veces porque me he liado con los nombres y las historias pero supongo que de eso se trata de lo complicado que llega a ser acertar y que coincidan los astros y la persona que te atrae también se sienta atraída por ti. Como dice Rosa, acertar es casi un milagro y se acierta igual es porque el instinto de supervivencia de la especie es muy fuerte y sino fuera así, haría años que nos habríamos extinguido.
ResponderEliminarMuy logrado el batiburrillo de historias.
Besos de domingo soleado
Supongo que si se lee de corrido es inevitable liarse un poco. A sabiendas de que podía resultar liado, separé cada historia y su protagonista en párrafos distintos. Quise también marcar en negrita la inicial de cada uno/a (la A de Anna, la B de Bernardo, la C de Carlota y la D de Dionisio) pero finalmente pensé que era mucho mejor que desfacierais el entuerto vosotros solitos, jajaja.
EliminarSi acertar con la persona indicada ya es dificil, un juego amoroso a cuatro bandas es algo imposibe de que funcione. Es más difícil que acertar a la ruleta el número y el color, jajaja.
Me alegro que te haya gustado ese batiburrillo de historias.
Un beso, Conxita.
ResponderEliminarJOSEP Mª Panades genial el texto lleno de imaginación e inteligencia
Muchas gracias por pasarte por acá y me alegro que la experiencia te haya resultado agradable.
EliminarUn abrazo.
jajaja vaya lío se han montado. Bueno, estas cosas pasan, supongo que cuando te gusta alguien buscas cualquier pretexto para pensar que es correspondido. También depende de la interpretación de cada persona, a veces se confunde simpatía con interés. A ver cómo acaban estos cuatro jajaja
ResponderEliminarBesitooos!!!
La imaginación, la ilusión o el deseo pueden jugarnos malas pasadas. Cuando uno se enamora, no solo se vuelve idiota, como afirma Dionisio, sino también sordo y ciego. No escucha las advertencias y consejos ajenos y no se da cuenta de que no es correspondido, pues una simple sonrisa se le antoja la muestra palpable de que sus sentimientos son recíprocos. ¡Pobres humanos!, jajaja.
EliminarSería muuuuy complicado idear una continuacion a esta historia tan rocambolesca, así que lo dejo en vuestras manos imaginar cómo acaban sus protagonistas, jeje.
Un beso, María.
¡Vaya oficina que te has buscado, Josep Mª! Aquello parece una 'meeting web' pero desorganizada, ja, ja, ja.
ResponderEliminarNo sé si alguno de esos cuatro conseguirá su objetivo, pero que se ande con cuidado porque por estos lares tenemos un refrán muy acertado: donde te ganas las olla, no metas la po__
Buen relato.
Un beso.
Jajaja. Ese refrán lo conozco yo y lo he repetido en más de una ocasión, aunque no soy un buen ejemplo, pues me enamoré de la que hoy es mi mujer siendo compañeros de trabajo. Pero lo único que metí fue mucha voluntad, que conste, jajaja.
EliminarComo decía por ahí arriba, en todas las oficinas se cuecen habas, pero en esa en concreto había, como dice Conxita, un batiburrillo más copioso que en un cocido madrileño, jajaja.
Un beso, Paloma.
La verdad es que a sido un enredo genial, y mira que a estas horas no se supone que estoy yo muy fina, pero aún así, lo he captado a la primera.
ResponderEliminarMe encantaría saber como queda ese batiburrillo que se forma y como queda el enamoramiento, ains, me he quedado intrigada.
Un abrazo y enhorabuena por este genial relato.
Menos mal que la hora no te ha impedido disfrutar del enredo, jeje.
EliminarLamento decirte, como a más de uno/a de los comentaristas, que no hay segunda parte. Además, ya se sabe: nunca segundas partes fueron buenas. De modo que si la primera ya no funcionó, imagínate la segunda, jajaja.
Muchas gracias, Tere, por tu comentario.
Un abrazo.
¡Qué bueno!! Me he quedado con la incertidumbre de cómo se resolverá el entuerto jajaja menudo lío. Perfectamente podía ser un guión para un cortometraje porque con las situaciones, las caras, el lenguaje corporal etc.... debía de ser muy divertido. No sé cómo acabarla, pero seguro que alguno se arregla y se consuela...jajaj.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Josep Mª.
Un abrazo muy grande.
Pues me temo, Xus, que te quedarás con esa incertidumbre por lo siglos de los siglos, jajaja. Pues quizá sí que la historia, con su enredo particular, daría para un corto, jeje. Si sabes de algún productor y/o director que quiera adaptarla a la pantalla, solo tienes que ponernos en contacto, jajaja.
EliminarMe alegro que lo hayas pasado bien con la lectura de esta historia disparatada.
Un abrazo.
Je, je, je... Desde luego el corazón conoce razones que la razón desconoce. En este estupendo relato parece que Cupido se hizo un buen lío con las flechas. Una situación que bien podría ser el punto de partida de una novela o una comedia romántico. Una lectura muy, pero que muy agradable, Josep. Un abrazo!!
ResponderEliminarEn estos casos el corazón domina al cerebro de tal forma que este deja de funcionar adecuadamente, jeje.
EliminarSi todo ello ha sido producto de Cupido, este debía estar en prácticas. Hay que despedirlo sin pérdida de tiempo, no vaya a repetir una catástrofe igual en otros seres inocentes, jajaja.
Me alegro, David, que te haya resultado una lectura agradable,
Un abrazo.
P.D.- ¿Para cuándo tu retorno como escritor de relatos? Hecho en falta tus historias tan bien contadas.
Hola Josep Mª! Me ha gustado mucho el relato. Vaya lío se ha montado en esa oficina, jeje, puede ser el caos y la anarquía del corazón. Sin duda Cupido se ha lucido pero bien creando esa especie de trenecito de la bruja, jeje. Un fuerte abrazo! ; )
ResponderEliminarHola, Ramón. Los líos, especialmente si son amorosos, dan para mucho, jajaja.
EliminarMe alegro que ese trenecito de la bruja te haya gustado, jeje.
Un abrazo, compañero.
ja, ja, ja Menudo embrollo amoroso, y no sé si lo peor es que cada uno se señalaba en dirección opuesta o que después de esto tendrán que seguir trabajando juntos. Qué lástima, ji, ji, ji
ResponderEliminarDivertido relato, Josep Maria.
Un beso.
Pues yo creo que, de ahora en adelante, si siguen trabajando todos en la misma Empresa, evitarán cruzarse por los pasillos o bien mirarán para otro lado, jajaja.
EliminarUna lástima y un bochorno, jeje.
Un beso.
Pues sí, David, es todo un clásico que, si bien no exactamente igual, se repite de vez en cuando con algunas variaciones, jeje.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu tiempo y tu comentario.
Un abrazo.
Joder que follón!!! Depende como lo asimilen, pero está complicado...
ResponderEliminarUn abrazo
Un follón de padre y señor mío, jajaja. Supongo que una cosa así debe resultar muy difícil de asimilar.
EliminarUn abrazo.