miércoles, 8 de febrero de 2017

El incrédulo (y II)


Aquella noche, tras haber decidido hacer caso a su amigo, Fernando no tuvo la hasta entonces recurrente pesadilla ni aparición alguna, lo que le confirmó que todo había sido fruto de su mente alterada, la cual se había apaciguado, brindándole una tregua, una vez había aceptado visitar a la médium. Y fue al pensar en ella cuando recordó que había tenido un sueño, pero esta vez placentero. La mente volvía a jugar con él. Había soñado precisamente con Rosaura. La veía como una mujer muy atractiva, de ojos negros y labios carnosos, pintados de un rojo sangre, ataviada como la típica adivina de las ferias ambulantes, con una ancha túnica estampada, acicalada con collares y brazaletes dorados, con un pañuelo en la cabeza a modo de diadema, del que pendían unos brillantes abalorios, dejando al descubierto una larga y ondulada melena de color caoba. Sentada ante una mesa camilla, tenía ante sí una gran bola de cristal que absorbía su atención. No hablaba, solo le sonreía sensual y enigmáticamente mientras acariciaba con sus manos la suave superficie de la esfera, que despedía una luz tan cegadora como la de su aparición.

Que el poder de la mente es extraordinario lo sabía de sobras, pero no podía imaginar hasta qué extremo, pues cuando el viernes, a las siete en punto de la tarde, la puerta del gabinete de Rosaura se abrió, respondiendo a la llamada del timbre con sonido de campanillas, Fernando se percató, asombrado, de que la mujer que les sonreía y les invitaba a pasar era tal como la había soñado. Su melodiosa voz, invitándoles a entrar, le sonó a Fernando a música celestial. Cuando, al cabo de unos instantes, se sentaba ante la misma mesa camilla de su sueño, todavía llevaba pegada en la boca una sonrisa de bobalicón, cosa que le hizo sentir de inmediato profundamente culpable, deseando que su difunta esposa, si es que realmente podía verle, no se lo tuviera en cuenta.

─¿Fernando, ¿verdad? Me ha dicho Ramón que quieres comunicarte con tu difunta mujer. No te importa que te tutee, ¿verdad? ─le dijo Rosaura, mirando al mencionado intermediario de soslayo.
─Ssssí, bueno, no. Digo, sí a lo primero y a lo tercero, que me llamo Fernando y que puedes tutearme, pero no a lo segundo.

Y ante la extrañeza de la mujer, que ya hacía ademán de preguntarle algo como “¿entonces a qué has venido?”, Fernando prosiguió, algo más sosegado.

─Verá, digo verás, desde que falleció mi esposa, he vivido en un túnel sin salida. Mi vida ha dejado de tener sentido. El tratamiento médico, sin embargo, había logrado controlar más o menos mis “alteraciones nerviosas” hasta que empecé a soñar con ella. Todas las noches tenía el mismo sueño, en el que me decía que estaba bien y que quería contarme algo, pero, llegado a este punto me despertaba. Después de… bueno, comentárselo a mi amigo, aquí presente, este me aconsejó que viniera a verla, digo a verte, pero yo…
─Pero tú rehusaste porque no crees en estas paparruchas, ¿no es así? ─le cortó la mujer─. Pero has tenido una experiencia paranormal, una aparición del más allá, y entonces has accedido a venir ─acabó diciéndole con una sonrisa condescendiente.
─Pero… cómo sabes que yo… ¡Ah, claro!, te lo contó Ramón el otro día, cuando te llamó para pedirte cita ─le espetó Fernando, sintiéndose más aliviado.
─Pues lo creas o no, te equivocas. Tu amigo no me comentó nada de esto. Solo me dijo que habías perdido a tu mujer, que no creías en el espiritismo ni en el más allá pero que te había convencido para que vinieras a verme, Eso es todo. Pero por experiencia sé que hasta que no se tiene una experiencia “espiritual”, o como quieras llamarla, la gente incrédula no decide ponerse en manos de profesionales como yo.
─Ya, ya… ─fue todo lo que pudo decir Fernando, porque antes de que añadiera cualquier cosa, un golpe fuerte y seco retumbó en la pared más próxima. Tan fuerte fue el golpe, que derribó los objetos que Rosaura tenía dispuestos en las estanterías adosadas al tabique.
─¿Qué ha sido esto? ─casi gritaron los dos amigos al unísono, levantándose tan raudos que derribaron sus sillas. La mujer, que también sufrió un gran sobresalto, les invitó a sentarse de nuevo.
─Tranquilos, tranquilos ─se apresuró a decir Rosaura─, esto es lo que suele ocurrir cuando un espíritu se enoja. Quien quiera que sea, le ha molestado tu incredulidad o quiere llamar tu atención ─se vio obligada a afirmar la médium dirigiéndose a Fernando─. Ahora volved a sentaros y empecemos la sesión.

Mientras Rosaura, visiblemente agitada, acercaba su cara a la bola de cristal, preparándose para captar en ella las posibles respuestas a las preguntas que su cliente quisiera formular, este no dejaba de escudriñar, con la mirada, el aposento en busca de algún falso fantasma escondido tras las cortinas.

─Pero yo creía que la bola solo se usaba para adivinar el futuro, no para comunicarse con los muertos ─comentó Fernando entre desconcertado y receloso─. Creía que era con la ouija o invocándoles una médium en trance como se hacía esto ─añadió con un cierto retintín.
─Querido, el modo de contactar con el más allá no depende del instrumento que se use para ello sino del poder del intermediario, en este caso yo. Ahora necesito concentración ─atajó Rosaura con su voz meliflua.

*

Al cabo de media hora, Fernando bajaba las escaleras de dos en dos, hecho una furia. Una vez en la calle, se dirigió a toda prisa a la cafetería de enfrente y solo entrar pidió un café bien cargado al camarero que, solícito, le señalaba una mesa libre. Al poco hizo acto de presencia Ramón, quien se sentó a su lado sin atreverse a decir esta boca es mía. Fernando parecía ausente. Con la taza humeante de café en las manos, miraba al infinito, mientras su amigo le observaba contrito.

─Lo, lo siento ─farfulló Ramón al cabo de un rato.
─¿Por qué me ha hecho esto mi mujer? ¿Por qué me ha hecho venir para decirme eso? 
─Bueno, ya sabes que Isabel era muy sincera y…
─¡Y que no sabía mantener la boca cerrada! Sí, lo sé ─le espetó Fernando.
─Bueno, míralo por la parte positiva, ahora sabes que existe un más allá y que…
─Y que voy a ir a ese más allá dentro de cinco semanas, ¡no te jode! 
─Al menos tendrás tiempo para hacer los preparativos, dejarlo todo bien atado ─dijo, siempre tan práctico, Ramón. 
─¡Joder, Ramón! ¿Pero te estás oyendo? ¿Pero tú te has creído esa estupidez? Estoy perfectamente sano. ¿Cómo voy a morirme en cinco semanas? ─ dijo alzando la voz provocando las miradas airadas de los clientes que llenaban el local. 
─Shhh, baja la voz, Fernando. Y cálmate, por favor ─intentaba en vano apaciguarle Ramón─ Quién sabe, un accidente lo puede tener cualquiera, o un ataque al corazón, o... ─calló ante la mirada fulminante de su enervado amigo y, por una vez, consciente de su poco tacto.
─Pues si quien sea que ha montado este tinglado pretende amedrentarme, no lo conseguirá. No pienso hacer caso a esa agorera predicción, venga de quien venga. 
─Pues a mí me ha parecido todo tan real… Al menos, podrías ir con cautela. Piensa que si Isabel se ha tomado la molestia de mostrarse primero en sueños y ahora a través de la médium para comunicarte que…
─Calla, por lo que más quieras. No quiero seguir con este absurdo juego. Ya he hecho suficiente con venir a este antro siguiendo tus estúpidos consejos. ¿Sabes qué voy a hacer? ─añadió, pensativo, ante la cara esperanzada de Ramón─. Dentro de un mes es la final de la Copa del Mundo y ya hace tiempo que tengo las entradas, los billetes de avión y las reservas de hotel, así que seguiré con mis planes como si nada. ¿Te ha quedado bien claro?
─No seas así, por Dios. Anúlalo. Si le explicas a la agencia de viajes el motivo por el que no puedes ir, quizá puedas recuperar parte de lo que has pagado, digo yo.
─Ramón, lo tuyo no tiene remedio. Primero de todo, no me mentes a Dios y, en segundo lugar, para que tuviera derecho a una devolución, aunque fuera parcial, necesitaría un documento acreditativo. ¿Acaso crees que Isabel me podría conseguir uno en el más allá? ─dijo Fernando escupiendo, con sorna colérica, esas palabras, tras lo cual abandonó la cafetería sin siquiera despedirse de Ramón, quien vio, impotente, como su amigo se alejaba sin haber logrado hacerle recapacitar.

*

Cuando, terminada su jornada laboral, Rosaura pasó por delante de la cafetería que hay enfrente de su gabinete, vio a los dos amigos sentados junto al ventanal que da a la calle, enzarzados en lo que parecía una agria discusión. No pudo por menos que sentir pena por Fernando, como la sentía por todos sus clientes. Pero ese día sus razones eran distintas. Se sentía muy afectada, incluso atemorizada. Ella no hacía daño a nadie, simplemente les daba a sus clientes lo que querían: las respuestas que esperaban recibir. Pero lo de aquella tarde había sido diferente. Los objetos no habían caído de las estanterías ni los golpes en la pared habían sonado como solía ocurrir. En esta ocasión no había llegado a accionar el artilugio que tenía instalado en su mesa camilla y que usaba habitualmente para impresionar a la clientela. Y, por si fuera poco, la bola había “actuado”, sin que fuera ella quien ideara, con sus hábiles argucias, las respuestas. Había sentido miedo, por primera vez en su vida, cuando vio reflejada en la brillante esfera la cara de Isabel, y leyó de sus labios el mensaje que anunciaba la muerte prematura de su cliente. Quizá debería haber callado e inventado cualquier otro vaticinio, pero era la primera vez que un espíritu se ponía en contacto con ella y no le podía ignorar. Quién sabe de lo que son capaces si no sigues sus dictados.

La sesión de aquel viernes cercenó de golpe la incredulidad de dos personas a la vez: la de Fernando, que veía trastabillar su recalcitrante ateísmo, y la de Rosaura, que desde ahora se tomaría su profesión mucho más en serio.

*

Fernando viajó a Moscú (1) para asistir al mundial de fútbol, como tenía previsto, sin importarle la terrible predicción que le había transmitido Rosaura de parte de su querida Isabel. Tras la consternación inicial, Fernando recobró la cordura de forma milagrosa ─como todo el mundo, incluido su terapeuta, calificó─ y vivió esos incidentes paranormales como una demostración más de lo que puede llegar a hacer la mente. La simple convicción de este hecho le sacó del embotamiento mental que había estado padeciendo. “Si la mente te puede hundir, también te puede salvar”, le dijo a su inseparable amigo, de quien se despidió otro viernes en la terminal del aeropuerto. 

Por mucho que Ramón insistiera en acompañarlo, Fernando se negó en redondo, replicándole que aquello debía hacerlo solo y que, a la vuelta, le demostraría que nada de lo últimamente vivido había sido real.

Fernando no volvió de aquel viaje. Se le perdió la pista, según los empleados del hotel, el día en que se cumplían cinco semanas desde aquella sesión de espiritismo. Al cabo de diez días de intensa búsqueda, su cadáver apareció entre unos cañizales del río Moscova, a varios kilómetros de la capital rusa.

[1] La Copa Mundial de la FIFA tendrá lugar en Rusia entre el 14 de junio y el 15 de julio de 2018



33 comentarios:

  1. Qué bueno Jose Mª imprevisible el final!!! ya ves que no me lo podía perder. Ya te dije que había algo de escepticismo en el final pero no me imaginaba que se iba a creer a la médium (como dice David Rubio, a una consultora de eventualidades de baja probabilidad) y que encima la médium se creyera su propia irrealidad. Fernando al menos se curó y no sufrió mucho, vamos digo yo... Es que invita a una tercera parte jajaja. Mira por un lado, esa muerte da que pensar ¿como ocurrió el acontecimiento? y además, ¡¡¡todavía no se ha celebrado el mundial!!! entonces el tiempo se le adelantó, ¿no será que sigue en la caja de los sueños?¿o realmente Fernando viajó al pasado y participó en la batalla de Borodinó? Tú ni caso, un estupendo relato. Un abrazo

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    1. Muchísimas gracias, Emerencia, por tu análisis de esta historia que transcurre entre la realidad y la irrealidad. Entrar en el mundo de lo esotérico es como hacer un viaje hacia lo inexplicable, y entonces el espacio y el tiempo dejan de tener el significado que le damos.
      Efectivamente, me he permitido la licencia de adelantarme al tiempo. Una historia se puede contar basándose en un hecho pasado, presente o futuro. Y yo, saltándome todos los cánones de la narrativa teórica, he mezclado los tres tiempos, jeje.
      Un abrazo.

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  2. ¡Vaya, entonces las predicciones se cumplieron!
    Ahora me doy cuenta de la coletilla que has puesto del 2018, ¿es que me he perdido algo? que mal rollo, jajaja.
    Bueno de cualquier manera me ha parecido muy interesante y entretenida la historia, y yo digo: que ni creo ni dejo de creer, por si acaso, jajaja, aunque todos sabemos que la mente es muy poderosa.
    Como siempre un placer seguirte Josep.
    Un abrazo.

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    1. Hola Elda. No te has perdido nada. Sinceramente creo que la nota al pie, que al principio solo pretendía explicar el porqué viaja Fernando a Moscú para asistir al mundial de fútbol, podría haberla omitido, pues veo que crea más confusión que otra cosa. Sencillamente me he saltado a la torera toda consideración sobre el tiempo. Quizá hubiera quedado mejor que me hubiera tomado la licencia de cambiar la fecha de ese evento y trasladarlo al presente.
      El placer es mío.
      Un abrazo,

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  3. Qué bueno. Me ha encantado, me habías dejado con una intriga...mil gracias por hacernos disfrutar tanto.
    Un abrazo.

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    1. Mil gracias a ti, Gemma, por haber seguido la trama hasta el final.
      Un abrazo.

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  4. La trama parece que salio de una mente privilegiada que se adelanta en el futuro. Un buen final para este relato que si te puedes empeñar nos cuentas cómo falleció este hombre en el tiempo. Un abrazo

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    1. El problema, Mª del Carmen, es que nadie vio qué le sucedió al pobre incrédulo de Fernando. Pero lo que está claro es que el vaticinio se cumplió a rajatabla. NO pudo escapar del fatal desenlace ni siquiera "huyendo" a Moscú.
      Un abrazo.

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  5. Madre mia, si me ha dado pena y todo! Me ha encantado el desenlace, Josep Mª, pero he de serte sincero y decirte que el protagonista no me caía bien. No por ser escéptico, sino por la actitud que te comenté en la primera parte. No obstante me ha gustado mucho el punto de la adivina que no se toma "en serio" su trabajo, jeje, y el trágico desenlace inesperado. Un abrazo! ; )

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    1. Dos sorpresas a precio de una, jeje
      A Rosaura le pasó lo mismo que a Whoopi Goldberg en la película Ghost. En su caso, a diferencia de Fernando, al menos tuvo la oportunidad de redireccionar su vida profesional y, como bien dices, tomarse más seriamente la actividad de médium.
      Un abrazo.

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  6. Estupendo cierre de la historia, el fantasma de Isabel fue una sorpresa no solo para su marido sino para la propia Medium que vivía del cuento, quién sabe a partir de ahora... Además, dejas dos flecos que dejan al lector pillado durante un buen rato. ¿Cómo murió Fernando? Y, sobre todo, que la historia se cuente en pasado remitiéndose a un hecho futuro. ¿Tal vez el narrador está lanzando su propia predicción? De llamarme Fernando tendría mucho cuidado ese 2018, je,je,je... ¡Excelente!

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    1. Ni el redomado incrédulo ni la falsa médium se esperaban la aparición de la difunta. Me gtemo, David, que esos dos flecos que mencionas quedarán colgando "in aeternum", jajaja
      Muchas gracias por tu visita y un abrazo.

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  7. Muy bueno, me ha encantado el final de esta entrega. No me lo esperaba para nada, y has dejado más preguntas de las que ya había, pero, ¿acaso el más allá no es así?
    Un besillo.

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    1. Muchas gracias, María. Tratando con el más allá no es extraño que no queden muy claras las respuestas a nuestras preguntas. Por lo que cuentan quienes sí creen en los videntes y han asistido a sesiones de espiritismo, hay que saber muy bien hacer las preguntas y saber interpretar las respuestas.
      Como yo soy profano en la materia, tampoco me esperaba ese desenlace, jeje
      Un abrazo.

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  8. Vaya final, llegar hasta él a merecido la pena, y que quieres que te diga, no se, las medium no me hacen mucha gracia, pero bueno en este caso acertó de pleno. un abrazo y gracias mil por hacernos disfrutar. TERE.

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    1. Bueno, la verdad es que esa médium acertó sin proponérselo y fue la primera sorprendida de que la sesión funcionara como lo hizo.
      Muchas gracias, Tere, por tu comentario.
      Un abrazo.

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  9. Muchas reflexiones me han venido a la mente leyéndote. Una de ellas es que no hay peor sordo que el que no quiere oír, pero Fernando no estaba muy convencido de que su mujer se comunicaría con él y encima lo que le dice no le gusta nada. Además, yo creo que la ignorancia hace al ser humano más vulnerable pero también más feliz; cuando te vaticinan tu muerte ¿qué se hace? ¿se queda uno esperando lo inevitable o se puede cambiar (retrasar) ese destino fatal? Si no se puede cambiar yo casi prefiero no saberlo (o no creérmelo, como Fernando).
    Genial historia, Josep. Creo que el personaje de Rosaura podría dar mucho juego, me ha recordado a Whoopi Goldberg en Ghost, tiene que ser impactante comprobar que se tienen unos poderes insospechados y que no se es un impostor.
    Un abrazo.

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    1. Yo soy de los que, aun no creyendo, estoy abierto a experimentar con cualquier cosa desconocida si de ello puedo sacar alguna conclusión y, obviamente, no represente un peligro. Yo soy como Santo Tomás y hasta el momento no he experimentado nada que no pueda explicarse racionalmente. De existir un más allá, de existir alienígenas que nos visitan, de existir personas con poderes "sobrenaturales", me encantaría verlo con mis propios ojos y recibir esas visitas desde otra dimensión u otras galaxias. Pero como no hay forma, me siento obligado a seguir dudando, jaja.
      Aunque yo crea que algo es inverosímil o altamente improbable, no me gusta la actitud de rechazo absoluto que muestran algunos cuando nadie puede demostrar si es cierto o no.
      Efectivamente, Rosaura y el personaje de Whoopi Goldberg en Ghost tienen muchísimo en común. Las dos acaban descubriendo que tienen poderes para mediar entre los vivos y los muertos, después de llevar mucho tiempo viviendo del fraude.
      Un abrazo.

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  10. Dentro del drama de Fernando, ya que no creer en absolutamente nada puede ser muy penoso; hay partes con cierto toque de humor negro con el hecho de que la intermediaria entre el mundo de los vivos y los muertos no se crea mucho su papel hasta después del susto de la difunta mujer del ya nombrado Fernando.
    Ese final es inaudito y me ha dejado un tanto descolocado por no comprenderlo del todo. Seré muy duro de mollera pues el vaticinio se cumple pero no con mucha concreción, por lo que entiendo...algo no me cuadra en tu sorpresa final.
    Un relato inquietante. Yo soy de los que no quiere conocer el lugar y el momento de su muerte ¿Qué podría hacer sino inquietarme?
    Un abrazo Josep.

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    1. Me temo, Francisco, que no puedo desfacer mucho tu desconcierto porque, al margen de que estamos ante una historia de por sí ya insólita, no sé bien dónde reside tu incomprensión.
      Por una parte tenemos a Fernando, un incrédulo recalcitrante que, ante unas manifestaciones desde el más allá (primero en forma de sueños y luego de una aparición) acaba accediendo a la propuesta del obstinado de Ramón de que acuda al gabinete de Rosaura, quien dice ser una médium y que en realidad vive a expensas de la credulidad de la gente. En la sesión suceden dos cosas: por una parte, al producirse la aparición del espíritu de la difunta esposa de Fernando, le confirma a éste la existencia de otra forma de vida, y por otra, le descubre a Rosaura (que hasta entonces ha vivido del "cuento"), que tiene en realidad el don de mediar entre vivos y muertos. Dos sorpresas al mismo precio.
      El vaticinio de la difunta Isabel consiste en comunicarle a su esposo que sus días están contados y que pronto se reunirán en la otra vida, vaticinio que inexorable y puntualmente se cumple a pesar de la renacida incredulidad de Fernando que no está dispuesto a cambiar un ápice su vida. Así pues, a pesar del pronóstico agorero que ha recibido, se marcha de viaje y (ahí está la incógnita, quedando abierta a cualquier interpretación) acaba falleciendo de forma inexplicable, cumpliéndose así lo anunciado, no pudiendo escapar de lo que estaba previsto.
      No sé si he logrado aclarar algo, aunque, como ya digo, explicar lo inexplicable es realmente complicado e incierto, jeje
      Un abrazo.

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  11. Pues me parece una observación muy acertada, Julio David. Tienes toda la razón y así lo haré, no aquí pues la historia ya está publicada pero sí en el texto original. Así, si algún día decidiese -cosa que dudo- publicar una nueva recopilación de relatos, lo haría con esta variante, mucho más coherente.
    Muchas gracias por tu observación.
    Un abrazo.

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  12. Está bien eso de que la profesional"tome conciencia de su profesión",... jajaja, Muy bueno Josep, en todo caso ya podías habernos adelantado el resultado del próximo mundial ¿no?, ¿o lo dejas para una próxima entrega? Buen fin de semana!

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    1. Jajaja. Para saberlo, debería haberle pedido a Rosaura que lo consultara con la bola, pero en esos momentos Fernando le preocupaban otras cuestiones.
      Muchas gracias por pasarte a leerme y por dejar tu comentario.
      Un abrazo.

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  13. Qué final tan bueno, Josep Mª. Y yo que desconfiaba del pobre Ramón...A Fernando no le gustó nada lo que su esposa tuvo a bien decirle (que, por cierto, digo yo que si Isabel tanto le quería le amargó la poca vida que le quedaba).
    Está visto que, a veces, no se puede huir del destino o de lo que está escrito para nosotros, o ni tan siquiera de lo que invente una medium de pocas garantías.
    He notado tus pinceladas de humor, sobre todo en lo de justificar Fernando en la agencia de viajes que no va a poder viajar porque en esas fechas le han dicho que ya estará en el otro barrio.

    Genial historia, amigo.
    Un abrazo

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    1. Eso ocurre cuando se tiene una mujer que no sabe callarse nada, como al parecer era la tal Isabel, jeje. Y la verdad es que a nadie le gustaría saber cuándo va a morir, digo yo. Y menos si tiene por delante algo que le hace ilusión hacer.
      El humor desdramatiza la terrible realidad; claro que resulta difícil tomarse la muerte en broma.
      Muchas gracias, Chelo, por tu comentario.
      Un abrazo.

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  14. Muy buena esta segunda parte, la sorpresa de la pitonisa y de Fernando debió de ser morrocotuda la ver a la difunta y no es para menos.
    Al final sucedió lo que le habían pronosticado y mira por donde nadie se esperaba ese desenlace.
    Cuanta imaginación Josep. Te felicito.
    Saludos
    Puri

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    1. Pues resultó que en el mismo gabinete habían dos personas que no se acababan de creer que aquello funcionaba. Y lo peor de todo era que ni la misma "`profesional" se lo creía. Al menos a ésta se le ha presentado una segunda oportunidad para tomarse más en serio sus sesiones.
      Se agradecen, Prri, tus comentarios.
      Un abrazo.

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  15. Buena continuación para la historia, Josep. Más allá de lo entretenido e interesante del argumento, su lectura me da que pensar en algunos aspectos. Creer en este tipo de cosas no creen ni siquiera algunos "profesionales" que se dedican a ello, pero ¿y si todos estuviéramos equivocados y solo nos faltara un poco más de atención?. Ma dan escalofríos de pensarlo jajajaa.

    Un placer leerte, como siempre.

    ¡Un abrazo!

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    1. Incluso hay quien cree que todos tenemos poderes desconocidos que, de saber desarrollarlos, nos sorprenderían. Al parecer, solo utilizamos un pequeñísimo potencial de nuestro cerebro. Aun así, yo prefiero quedarme como estoy. No me gustaría tener, por ejemplo, el don de la premonición. Prefiero desconocer lo que me deparará el futuro y vivir tranquilo, jeje
      El placer es mío, Julia, por contarte entre mis lectores.
      Un abrazo.

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  16. Menudo desenlace. No sabremos si fue acierto, casualidad o sugestión, ese poder de la mente. Muy bueno!!!
    Abrazo!!!!

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    1. El poder de la mente es realmente increíble, con lo cual creo que incluso los más escépticos están de acuerdo. Nunca sabremos si todo fue tan real como se nos aparece, jaja
      Un abrazo.

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  17. Buen relato Josep Ma, al final esa médium recibió una sorpresa desde el más allá y ese incrédulo que tenía bastante razón recibió una noticia que se podía haber ahorrado, esperaba que conociendo el desenlace lo pudiera cambiar, una que es de finales felices. Lo cierto es que hay muchas cosas que desconocemos y de eso se aprovechan unos bastantes que juegan con las ilusiones y esperanzas de los ilusos y crédulos.
    Un saludo

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    1. Muchas gracias, Conxita. Por eso hay quien piensa que es mejor no saber que saber demasiado. Aunque yo no soy de ese parecer. Prefiero saber que vivir en la ignorancia. Claro está que ello tiene un precio y el que pagaron ambos personajes estuvieron a la altura de lo que merecían, creo yo.
      Muchos de los que viven y se aprovechan de las inquietudes ajenas deberían salir escaldados de algún modo. Yo preferí que el escarmiento de la tal Rosaura fuera que, desde entonces, hiciera honor al título de médium, jeje
      Un abrazo.

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