Con sesenta años llegué a lo
más alto de la cima. Ahora, con setenta, puedo decir que he triunfado en un
mundo harto complicado y rudo, en el que solo logran tener éxito unos pocos.
Por el camino me he ganado muchos enemigos, pero esta es una lucha continua
en la que hay que vencer a toda costa, de lo contrario no eres nadie.
No me importa haberme quedado
solo, ni que las mujeres se hayan acercado a mí solo por el interés. He
conocido el sabor del éxito en los negocios, del dinero en abundancia, mucho
más del que un hombre puede gastar en cien vidas, y del placer en todas sus
expresiones.
Me he rodeado de gente de la
que me he servido hasta que han dejado de serme útiles. He tenido muy pocos
amigos, y todos los he ido dejando por el camino, personas que no han sabido
comprender que el fin sí justifica los medios. Incluso mi familia me ha dado la
espalda. He sobrevivido a tres divorcios que han intentado, en vano, arruinarme.
Tengo cinco hijos legítimos que han intentado sacarme hasta el último centavo y
de los que me libré en cuanto cumplieron la mayoría de edad. Cría cuervos.
Desde que me apartaron del
cargo, el que me gané a pulso, he vivido acompañado, o debería decir protegido,
por mis guardaespaldas y el personal a mi servicio, tanto en mi lujosa mansión,
como aquí, en mi despacho, desde el que he dirigido mis florecientes negocios y
he influido en el destino del país. Hubo un tiempo en el que fui el hombre más
poderoso del mundo. Solo con mover un dedo podía lograr que las finanzas
mundiales temblaran. El mundo desarrollado me debe mucho sin saberlo. Los ricos
me deben mucho más. Y nadie me lo ha agradecido. Todos me han traicionado.
Incluso mis fieles seguidores y colaboradores. He caído en desgracia, dicen
unos. He dejado de ser popular, dicen otros. Hay, incluso, quien se ha atrevido
a calificarme de prepotente, dictador, xenófobo, machista y egocéntrico, yo que
llegué a dirigir el destino de este gran país desde el codiciado despacho oval.
Seré muchas cosas, pero nadie
podrá tacharme de hipócrita. Tengo las ideas muy claras. Siempre digo lo que
pienso, siempre hago lo que digo y siempre sé lo que debo hacer.
Y ahora, viendo la ciudad a
mis pies, esta gran manzana por la que tanto he hecho, repleta de ingratos
egoístas, sé que ha llegado el momento de demostrar a todos de lo que soy
capaz. Haré lo único que no he podido hacer hasta ahora. Dictaré una sentencia
de muerte. Me cobraré una vida y lo haré desde este despacho, que ha sido mi
cuartel general durante más de cuatro décadas. Y esta vida me la cobraré con
mis propias manos. No necesitaré ningún intermediario.
Calculo que mi cuerpo solo
tardaría unos segundos en llegar al suelo. ¿Será cierto que cuando uno sabe que
va a morir ve pasar toda su vida por delante de sus ojos como si de un flash-back
se tratara? Entonces no lo haré de este modo. Voy por mi revolver y así, de
paso, acabaré mucho antes.
Que os den.
Nota: Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia
Sin palabras.Un abrazo
ResponderEliminarHola, Betty,
EliminarCon un abrazo ya no hacen falta las palabras, jeje
Gracias por tu presencia.
¡Brutal, Josep! Una primera persona increíble. Me he creído al personaje que nos habla, de hecho lo he escuchado, lo he visto salir de la pantalla. Por supuesto, nos ha recordado a Donald, o al menos al estereotipo que nos hemos hecho de su figura. Pero el mérito del texto es haberle dado una voz convincente, como salida de dentro de una persona de carne y hueso. Y, además le has dotado con ese final de una profundidad tremenda. Si me lo permites, "acojonante". Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarHola, David. Me alegro que este monólogo (que he intentado no hacerlo demasiado largo) te haya producido todas esas sensaciones. Debo confesarte que tenía serias dudas sobre si valía la pena publicarlo pues, a diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría de mis relatos, casi me salió improvisado, de un tirón.
EliminarMuchas gracias por tu amable y entusiasta comentario.
Un fuerte abrazo.
Me ha encantado el relato. Es buenísimo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro, Macondo, de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Yo diría que se trata del mismísimo Donald Trump... Incluso hace alusión con un libro biografíco que tiene entre sus estándares... Donde pone al desnudo su camino al éxito... Y dedhecho por eso ese hombre quiere cobrarse a su paso todo lo que le enfrentarse hasta llegar al punto del que se le conoce en su poder, hago una pequeña reflexión de paso, será que esos hombres de poder antes de serlo eran personas de bien y con todos sus valores y al ir escalando fue perdiendo su esencia en vista de los reflejos de un mundo mal intencionado... Y se terminaron convirtiendo en ese mounstro que a veces nos acecha o se va despertando a través de las vicisitudes de la vida, bien sea de panoramas oscuros o donde la luz está haciendo su invitación
ResponderEliminarBienvenido a este blog y a este relato, amigo.
EliminarDebo reconocer que me inspiré en ese personaje a la hora de reproducir algunos aspectos de la vida y del carácter de mi protagonista pero, como era demasiado obvio, modifiqué algunos aspectos, dejando el perfil y la posterior moraleja que quería conservar: el de un hombre poderoso y autocomplaciente que lo ha tenido todo menos la verdadera felicidad. Que el poder no lo es todo en esta vida, por mucho que algunos así lo crean. Y que llegado a un punto, al final de esa carrera vital, uno puede darse cuenta que lo ha perdido todo por el camino y que ya no le queda nada de lo que sentirse orgulloso. Y que una vez se dan cuenta en lo que se han convertido, quieren poner fin a ello.
Un abrazo.
Qué bueno, me ha encantado, y que sea en primera persona con un final así es lo más, como en El asesinato de Rogelio Ackroyd, de Agatna Christie.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo y mañana pondré la reseña de tu libro, es que llevo una semana bastante complicada pero no quiero dejar pasar más tiempo qu eal final se me acabará olvidando lo que he leído, jejeje.
Y qué bueno que te haya encantado, Gemma.
EliminarNo conozco esa obra de Agatha Christie pero me halaga sobremanera que hagas alusión a ella.
En cuanto a la reseña de mi libro, no te preocupes, tómatelo con calma, aunque debo reconocer que me hace mucha ilusión, jeje.
Muchas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Jajaja, pues que le den. Vaya vida más chunga, no me extraña que tome esa determinación, la ambición hasta sus últimas consecuencias.
ResponderEliminarMuy bueno Josep, me ha encantado.
Un abrazo.
Alguien dijo que cuanto más alto se sube, más fuerte será la caída, o algo así, jeje.
EliminarEse hombre es como un ídolo con pies de barro. Hay muchos como él en este mundo cruel. Y aunque en la realidad no les deseo un final como el que yo he escrito, me he permitido una licencia literaria, dejándome llevar por un deseo morboso e inconfesable, jajaja.
Muchas gracias, Elda, por tu fiel compañía y tu siempre amable comentario.
Un abrazo!
Cuando estaba leyendo pensé que tu protagonista era Donald Trump, pero cuando llegué al final me di cuenta de que no. A ese tipo le gusta demasiado dar por saco, no se le ocurre quitarse de en medio ni loco.
ResponderEliminarOjalá todos los prepotentes manipuladores egocéntricos de este mundo decidieran jubilarse (no entro en detalles de cómo hacerlo).
Un beso, Josep Mª.
Bueno, Paloma, no ibas demasiado desencaminada. Como he dicho anteriormente, me he inspirado en su figura para desarrollar esta historia de ficción que muy bien podría ser realidad.
EliminarDe ahí la nota al pie. Y de ahí la foto de espaldas de un doble de Donald, no el pato sino el humano (¿o es él? jeje).
Hoy día hay que ir con mucho tiento a la hora de escribir sobre qué cosas, no fuera que me acusaran de incitar al odio. Hay ojos y oídos por todas partes. Podrían también acusarme de fanático anticapitalista y comunista.
Así pues, dejo en total libertad a vuestra imaginación.
Y si a lo largo del texto hay muchas similitudes con ese personaje real, el final, como bien dices, no le va. Así que no es él, jajaja.
Otro beso, Paloma.
Lo malo es que unos se van, pero son sustituidos por otros y lo peor es que, en su megalomanía, y antes de caer en el olvido y salir por la puerta de atrás de la manera que sea, han causado mucho sufrimiento, se han llevado muchas vidas por delante (en sentido literal o figurado) y han contribuido a que el mundo sea un poco más feo, menos amable, menos vivible.
ResponderEliminarGenial relato.
Un beso.
Sí, Rosa, y lo malo también es que lo que han hecho mientras ostentaron el poder puede llegar a ser irreversible. Espero que no hayan muchos individuos así, y si los hay, nos harían un gran favor quitándose de en medio, dando un paso atrás, al lado o, como en este caso, al frente, jajaja.
EliminarUn beso.
¡Bravo Josep Mª! Un retrato magnífico del "personaje" pasando por su vida como un flash-back y desde luego con una mirada, casi condescendiente, consigo mismo. También una mirada brutal de la prepotencia que otorga la ignorancia en un capitalismo salvaje y deshumanizado.
ResponderEliminarUn final que nos deja... expectantes quizás? Genial Josep Mª.
Un abrazo muy grande amigo.
No es más que un resumen o, como bien dices, un flash-back de un personaje mucho más complejo. Hay egos tan mayúsculos y psicológicamente complicados que solo se puede hacer con ellos una especie de parodia, aunque no tenga nada de humoristico, sino más bien dramático.
EliminarPara mí, sería insoportable un mundo donde proliferara este tipo de individuos.
Si, por lo menos, se auto-destruyeran gracias a una especie de obsolescencia programada, jeje
Muchas gracias, Xus, por tu comentario.
Un abrazo.
No caerá esa breva.
ResponderEliminarYa podemos esperar sentados, jajaja.
EliminarSaludos.
Pues sí, Julio David, hay quien moriría antes de ceder un milímetro en sus pretensiones y en su egolatría. No sé si este comportamiento es algo disfuncional que va viene en el ADN o se adquiere a base de práctica, jeje.
ResponderEliminarMuy amable tu comentario.
Un abrazo.
¿Seguro que es pura coincidencia, Josep? Bueno, en cualquier caso no puedo decir que lamente una muerte que pone fin a una vida tan egoísta y ruin. Es pura ironía, porque alguien que ha buscado protección de sus enemigos a toda costa, elige ser su propio verdugo. Así somos los seres humanos :)) Muy interesante, compañero.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Jajaja. Lo dejo al gusto del consumidor.
EliminarDe algún modo, si "mi protagonista ficticio" decide acabar con su vida podría ser porque, en el fondo, se arrepiente de haberla vivido como lo ha hecho. De ser así, el arrepentimiento es una buena señal, pero hay mejores formas de resarcir las malas acciones cometidas. De todos modos, como ha apuntado Julio David, me inclino a pensar que su acto no fue otra cosa queel producto de un arrebato de rabia y de frustración al ver que le han vencido de algún modo.
Muchas gracias, Julia, por pasarte y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Fantástico relato compañero, me ha encantado todo él... y sobre todo el final... Él era super consciente de su muy asquerosa y triste vida... porque ni le apetecía volver a verla pasar a modo de flash back...Para él sin duda un pum era más rápido y práctico que un pom ;) . Dicen que el poder corrompe la conciencia...supongo que debe ser un fallo genético ;) , ni la evolución, ni la conciencia, estaban preparada para el moneymoneymoney ;) Un abrazo grande compañero de qwerty.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
EliminarCiertamente, hay quien, a pesar de no arrepentirse públicamente de lo que ha hecho, en el fondo conoce su culpabilidad y no desea verla ni recordarla, ni en sus últimos minutos de vida. Su egolatría no les permite verse a sí mismos como lo que son y han sido.
Ya lo dijo Darwin en su teoría sobre el origen de las especies y la selección natural. La lucha por la permanencia ante un medio hostil o cambiante da lugar a especies más resistentes y adaptadas a ese medio. El hombre lo ha demostrado y no solamente en el aspecto biológico sino en la supervivencia y supremacía frente a los más débiles y desfavorecidos social y económicamente.
Mientras hay especies en peligro de extinción, estos especímenes humanos parecen invencibles.
Un abrazo grande también para ti.
¡Hola Josep! Me ha encantado este relato, tiene mucha fuerza, muy bien ambientado y narrado con soltura, natural, directo. No tengo más que felicitarte compañero. Un gusto volver a leerte. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Mirta! Un placer tenerte por aquí y te agradezco tus comentarios. Me alegro que te haya agradado la forma de mostrar esta caricatura dramatizada de un personaje tan singular.
EliminarUn abrazo.
Ja,ja,ja, Josep, me gusta lo de la pura coincidencia del final...
ResponderEliminarSolo puedo decirte que ha sido un gusto leer como has hilado en tu texto, una brutal realidad que has reflejado supongo que inspirado en un mamarracho como Trump. Lo peor de estos tipos es que tienen el poder real y casos así se han visto reflejados en la historia con consecuencias trágicas para la humanidad. En definitiva, un texto conciso, con una gran profundidad y reflexión sobre el poder o el poder mal utilizado.
Un abrazo desde la admiración.
Hola, Miguel. Esta coletilla viene a ser algo parecido a esa frase introductoria, que tanto atrae al público en una película o serie de televisión: "historia basada en hechos reales", jajaja.
EliminarHay personajes que dan pie a la caricatura o a la crítica más que otros. Y Trump es un ejemplo del que puede extraerse mucha miga. Para mí, representa lo peor del género humano. La falta de escrúpulos, la prepotencia y la poca o nula empatía hacia los más desfavorecidos es un mal que se está convirtiendo en endémico en nuestra sociedad supuestamente avanzada. Como, al parecer, no hay forma de acabar con quienes practican esas actitudes, me he permitido la licencia de la auto-anulación.
Un abrazo, compañero.
Como a Miguel, me ha hecho sonreir lo de la "pura coincidencia" .
ResponderEliminarCoincido con muchos de los comentarios, aunque a medida que iba leyendo pensaba "demasiado fácil" y me ha sembrado dudas ese no querer ver pasar su vida por delante, ¿por ser demasiado larga (y parecía tener prisa) o por ser realmente abominable y no querer sentir un mínimo de vergüenza? Supongo que tú, Josep Mª, tendrás algo en la cabeza al respecto, ya me dirás ;-)
Un abrazo
Yo le veo (al protagonista, jeje) como alguien deshumanizado, pero que en un momento de desesperación, al ver toda su obra incomprendida o desprestigiada, decide acabar con su vida. Mi personaje, antes de morir, sigue sin querer arrepentirse de sus actos, pero tampoco desea ver pasar ante sí lo que ha sido su vida. Quiero creer que el más pecador de los mortales, al final de sus días, tiene un momento de lucidez y reconoce, en la intimidad, sus faltas. En forma de sátira, me he imaginado a ese individuo que, aun no queriendo reconocer lo malo de sus actos, no los quiere revivir en forma de ese espejismo postrero del que algunos hablan.
EliminarUn abrazo, Chelo.
Es lo que ocurre cuando las personas se centran en el poder y en lo material, que a su alrededor hay poco afecto. Siempre me he preguntado qué clase de padre/madre ha de ser uno para que sus hijos solo lo vean como un billete andante.
ResponderEliminarReconozco que cuando he leído que se cobraría una vida he pensado que se iba a hacer francotirador jajajajaj pero el final ha sido mejor que lo que he imaginado! Ser ambicioso en el trabajo está bien, pero cuando esa ambición se convierte en egoísmo es cuando hay un problema. O quizás es que cada uno tiene sus propios valores y todo es respetable mientras no se haga daño a nadie.
Me ha encantado, contiene mucha crítica social!! :))
Un besitoooo
Hola, María. Como en otras muchas "desviaciones" de conducta, deberíamos preguntarnos si la persona egoísta, soberbia y codiciosa se hace o nace. Supongo que, como la gran mayoría de hábitos sociales, el entorno es fundamental para el desarrollo de una persona, bien sea porque ha nacido en la pobreza y quiere resarcirse actuando como los ricos y poderosos a los que tanto odiaba o, por el contrario, porque ha vivido en un ambiente familiar, escolar y social donde el poder era lo más preciado. Y si ser ambicioso y usar métodos "inadecuados" para conseguir triunfar da buenos resultados, pues la puerta está abierta de par en par para seguir en esa línea, aunque se tenga que pisotear al prójimo. Y esas personas, cuando llegan a ostentar un cargo público de gran poder, actúan exactamente igual que si estuvieran dirigiendo su empresa y tratan a la gente despóticamente, como lo hicieran con sus trabajadores o subordinados.
EliminarPor supuesto, como bien dices, ser ambicioso es bueno, cuando lo que se busca es mejorar y prosperar, pero sin que ello redunde en un perjuicio para los demás.
Muchas gracias, compañera.
Un beso.
Qué bueno, se te ha olvidado que antes de pegarse el tiro mire para donde va a caer su cabellera pelirroja. Muy bueno, si señor, que ritmo Josep Mª, un relato intenso. Me pasaron por la cabeza tantos que han liderado puestos importantes en el mundo, tantos lideres fanáticos, xenofobos, mujeriegos; y es que el poder te da potestad para hacer de tu capa lo que se te antoje ¿solo? y que le importa mientras más de uno esté besándole los pies, es más, le está sirviendo de alfombra mientras se tira un peo. Otra vez creo que hablaste de él, o algo que también le concernía, el caso es que a este todopoderoso alguien lo ha puesto ahí, pues hala a aguantarlo mientras viva en el poder. Un beso
ResponderEliminarPues sí, Eme, son muchos más de lo que quisiéramos los que hacen gala de ese "poderío", unos en plan más salvaje que otros, pero con el mismo talante dictatorial. Y lo peor de todo, como apuntas, es que suelen tener una caterva de seguidores lameculos que todavía les encumbra más en esa cima mayestática.
EliminarComo desagravio en defensa de la sociedad que les tiene que soportar, me he permitido el lujo de cargarme a mi protagonista, aunque en el último momento he sentido reparos en que su cabellera acabara como un estropajo viejo y manchado de sangre, jajaja.
Un beso.
Mira por donde Jose Mª, hemos coincidido en escribir sobre una situación terminal escrita de diferente manera, porque los dos hombres (el tuyo, y el de mi cuento), han vivido de modos distintos.
ResponderEliminarLa tuya es la historia de un enano, de un hombre mermado. Se engaña a sí mismo, claro, se cree que es el rey del mambo. Es el epitafio de un fracaso.
Lo has escrito bien compañero, porque me he alegrado de que hubiera un h.p. menos en el mundo, aunque proliferan por todos lados, especialmente en las esferas poli-sociales de las altas finanzas de guantes blancos.
Que le den a él.
Pues sí, Isabel. Dos hombres y un destino, jeje.
EliminarCuántas veces no habremos oído eso de que se van los mejores. Quienes quisiéramos verles desaparecer de la faz de la tierra, esos perduran y duran como las pilas Duracel, mientras que otros, buena gente, que podrían tener todavía una vida mínimamente feliz, esos se van o quieren irse de este mundo. De ahí que mi imaginación haya querido hacer justicia y reparar ese desequilibrio a mi manera, jeje.
Un abrazo.
No sabía por donde decírtelo Jose Mª, en una semana o diez días llegará a casa tu "Irreal...", ya te diré cuando lo lea, que me hace ilusión leer a los compañeros de blog en papel.
EliminarCuánto me legro, Isabel, que te hayas decidido a adquirir "Irreal como la vida misma". Ahora solo me queda desear que no te arrepientas de haberlo hecho, jajaja.
EliminarEspero que mis historias-cuentos-relatos te resulten agradables de leer y, cuando menos, entretenidos. Muchas gracias y un abrazo.
Cuando uno, si me permites la expresión,presume de "tenerla mas grande que nadie",.... siempre se encuentra con la horma de su zapato,... y hay otro que la tiene mucho más,... depués viene la frustación. Magnífica reflexión Josep Mª!
ResponderEliminarY aunque no lo parezca, siempre hay uno peor. Cuando creemos que ya lo hemos visto todo, aparece algo o alguien que nos demuestra lo contrario. Y en este caso somos nosotros los que nos sentimos frustrados.
EliminarUn abrazo.
Magnífico relato en primera persona Josep. Este tipo de poderosos son los que han vivido del poder, imponiendo una dictadura y haciendo bailar a los demás bajo su misma música. Pero como todos estos personajes mueren. A unos los matan y otros se matan ellos solos. Pasó su vida antes de morir y no se ha arrepentido. Un abrazo
ResponderEliminarDicen que el poder corrompe, pero algunos ya llegan a él corrompidos de antemano. Por desgracia, la inmoralidad y la falta de ética aspiran a gobernarnos. Y, una vez les llega la hora de abandonar este mundo, son muy pocos los que se arrepienten, si es que hay alguno que lo hace.
EliminarMi hombre decide acabar con su vida porque se siente frustrado por incomprendido, no porque se haya arrepentido de sus actos. Su megalomanía no se lo permite, aunque en el fondo de su alma (si es que tiene) no quiere pensar en ello.
Un abrazo, Mamen.
Bueno!!!! Realmente sorprendente. Me encanta el final y el hacerlo en primera persona hace que identificarse con el protagonista sea inevitable.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, David, por haberte pasado por aquí y dejar tu amable comentario.
EliminarUn abrazo.
Tremendo monólogo. Absolutamente genial.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Muy amable.
EliminarUn abrazo.
Con la excusa de un monólogo nos adentras en la psicología del personaje, un ser egocéntrico, malvado, cruel, ruín en una palabra: maquiavélico.
ResponderEliminarImaginé diversas profesiones para el tipo, abogado, juez corrupto, gobernante sin prejuicios. El final... lo dejo ahí. (Nunca hay que dar pista a los demás lectores)
Ese ser perverso, se mire desde donde se mire, existe entre nosotros en forma muy variada y puede ser cualquiera de los que relacionas. Yo me inspiré en uno en concreto que, según se desprende del monólogo, se ha dedicado a los negocios y a la política, de ahí su poder. El personaje real en el que me he inspirado no ha llegado a ese punto de no retorno, ni lo deseo, pero lo he utilizado como símbolo de la inhumanidad a la que el poder absoluto puede levar a un ser materialista y egocéntrico.
EliminarUn abrazo.
Hola, Josep Mª. No sé si alguna vez has tenido un poder semejante al de tu protagonista, je, je, je, pero lo has descrito tan bien como si la respuesta fuera afirmativa, amigo. Muy bien trazado el perfil de esa personalidad tan egocéntrica, egoista, tirana...
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el "Tintero".
Un abrazo.
Hola, Patxi. Pues no, nunca he sido tan poderoso, ni lo he deseado, jeje. Lo que ocurre es que he conocido, por desgracia, a gente prepotente y con muchas otras cosas en común con ese individuo y no me ha resultado difícil ponerme en su piel, jajaja.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario y por tus buenos deseos.
Un abrazo.
Un relato genial, Josep Mª. No voy a repetirme en las consideraciones que ya se han comentado con anterioridad, ya que coincido plenamente con lo que se dice. Solo decirte que me ha encantado leer esta historia que cuentas con maestría. Contundente hasta en la despedida.
ResponderEliminarSuerte en El Tintero. Un saludo
Muchas gracias, Carmen, por tu interés por conocer esta historia un tanto peculiar y me alegro que te haya gustado, tanto en la forma como en el fondo.
EliminarEn cuanto al concurso, necesitaré, efectivamente, suerte pues concurren muy buenos relatos.
Un abrazo.
Muy buen retrato, Josep. El personaje muestra su personalidad en cada línea, algo que no es nada fácil, pero tú lo logras con gran habilidad. También es un acierto el uso de la primera persona. Te felicito y te deseo suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarhttps://pilargonzalezescritora.com/
Como quise meterme dentro del personaje tuve que optar por ese tiempo verbal. Me gustó la idea de encarnar a un personaje tan... singular, jeje.
EliminarMuchas gracias, Pilar, por dejar tu comentario.
Un abrazo.
Qué terrorífica es la ambición llevada a esos niveles. Por un lado el poder corrompe, pero por otro creo que para llegar bien allí arriba hay que carecer de escrúpulos, ser mezquino, frío y ruin.
ResponderEliminarUn discurso contundente y muy bien escrito.
Te leo desde el Tintero de Oro.
Un saludo, Josep.
Los poderosos suelen ser muy peligrosos, especialmente cuando han deseado el poder para actuar como verdaderos tiranos, sin escuchar la voz de la oposición y la de los más desfavorecidos. Y para ello no pueden tener escrúpulos.
EliminarTe agradezco la visita a través del tintero dorado, jeje.
Un saludo, Alma gatuna.
Hola Josep, había leído tu relato apenas lo publicaste, ahora regreso para decirte que has escrito la historia de un hombre que ha pagado muy caro el precio del poder. Es la historia de muchos hombres a los que el poder ha corrompido, ha destrozado. Aunque tu protagonista es consciente de lo que es, tiene que resolverlo de alguna manera. Nos trae a la memoria muchos nombres tu relato. Un final muy bien planteado. No tiene otra salida. Te felicito. Un abrazo.
ResponderEliminarNueva y doblemente agradecido por esta segunda visita, Mirta. Seguramente podemos ver en este sujeto a muchos hombres corrompidos por el poder, sean empresarios, políticos o ambas cosas a la vez, como sería este caso. Si bien me inspiré en un hombre real en concreto, puede servir este como ejemplo de muchos otros que nos rodean y que no tenemos más remedio que soportar, pues seguramente no tomarán una salida a su situación como la que he inventado, jeje.
EliminarOtro abrazo.
Siento llegar tan tarde Josep Ma, muy buen relato y el uso de la primera persona le da mucha fuerza al personaje. Cuántos seres de este tipo corren por el mundo y lo peor es que se les considera exitosos y tienen unas vidas que son un auténtico horror pero la mayoría ni siquiera lo saben, vaya absurdo.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Besos
Hola, Conxita. Para nada has llegado tarde. Además, siempre cabe decir aquello de que más vale tarde que nunca, o nunca es tarde cuando llega, o si la dicha es buena, jeje. Tampoco había pasado lista ni suelo apuntar en una libreta negra a quienes no aparecen en el apartado de comentarios, jajaja.
EliminarSea como sea, me alegro que hayas venido a leer esta historia, medio ficción, medio realidad, sobre lo que implica el éxito y el poder en algunas personas con un ego desmesurado, que les hace creer que están por encima del bien y del mal.
Muchas gracias por tu comentario y por tus buenos deseos.
Besos.
Me quito el sombrero ante su magnífico relato, caballero.
ResponderEliminarTu protagonista a disfrutado al máximo y ha llegado muy lejos, pero aunque su éxito se deba a un duro trabajo, no hay que dejar de lado que también lo obtuvo más fácil gracias a la abultada cuenta de sus padres. Le llego el dia de rendir cuentas en solitario, y veo que le falta valentía a última hora para repasar todos sus actos y torpezas. !Me ha encantado tu relato, Josep! Suerte en el concurso.
Abrazo
Desde luego disfrutó lo indecible, haciendo gala de su superioridad o, por lo menos, de su complejo de superioridad. Sea como fuere, mientras duró el ejercicio de su poder, hizo lo que se le antojó sin escrúpulos ni miramientos. Pero, como dice el refrán, a todo cerdo le llega su San Martín, y al final se vio solo e impotente. Y la única salida que encontró fue acabar con lo que era y había sido.
EliminarMe alegro, Yessy, que te haya gustado esta especie de moraleja.
Un abrazo.
Buenísimo
ResponderEliminarAna María Caillet Bois
Muchas gracias, Ana María, por venir a leerme y por tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Ja, ja, ja... cualquier parecido con la realidad es pura casualidad... Pues quien lo diría.
ResponderEliminarMenudo tipejo nos has presentado este mes. Lo has sabido retratar a la perfección. Muy bueno.
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
Solo hay que buscar las semejanzas para ver por dónde van los tiros, jeje.
EliminarDe todos modos creo que encontraríamos a muchos otros candidatos a protagonizar esta parodia con tintes dramáticos.
Muchas gracias, Ives, por tu comentario y tus buenos deseos, aunque, como siempre, el listón está muy alto.
Un abrazo.
Hola Josep: mucha fuerza, mucho ego, mucho realismo trágico. Mucho talento para contarlo. Muchas ganas de leerlo. ¿posible? ¿deseable? Me gusta que le hayas encontrado la virtud de no ser un hipócrita. Me quedo pensando... y te felicito. Buena suerte en el Tintero. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEse hombre tiene muchas cosas y si algo bueno tiene es precisamente el no ser hipócrita, aunque no estoy seguro de que reconozca que mucho de lo que hizo estaba mal. Rectificar es de sabios y arrepentirse es de santos (esto último me lo acabo de inventar, jeje). Y mi protagonista de sabio no sé si tenía algo, pero de santo nada, jajaja.
EliminarMuchas gracias, Vivian, y un fuerte abrazo también para ti.
Tremendo. He visto a Trump tirándose de un rascacielos. Un abrazo.
ResponderEliminarJajaja, tienes muy buena vista y mejor imaginación.
EliminarUn abrazo de vuelta, Beatriz.
Me gusta el relato con voz narrativa en primera persona siendo él el personaje. Creo no obstante que hay un riesgo que empiece en primera persona, porque en conjunto el relato carece de consistencia dado que el ÚNICO personaje al final muere. Tal vez mereciese la pena indagar por un inicio desde otro punto de vista. Es un buen relato, sólido por lo demás
ResponderEliminarMuchas gracias, Don, por tu comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Relato muy duro y que invita a la reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep Mª
Es que estamos prácticamente rodeados de tipos duros y sus obras son casi siempre dignas de reflexión.
EliminarUn abrazo, Ana.
Muy bueno este relato que nos traes, lamentablemente tipejos así con el ego demasiado inflado abundan hoy en día más de lo que nos gustaría, pero bueno si todos deciden acabar como tu protagonista ni tan mal.
ResponderEliminarHa sido un placer leerte, te deseo suerte en el Tintero que sé que la tendrás porque es un gran relato.
Abrazos.
Por desgracia hay más tipejos de esta calaña de lo que debería. Pero no todos deciden apartarse del camino del modo en que lo hace (o decide hacer) mi protagonista. NO sé si el mundo sería mucho mejor sin ellos, pero sí viviríamos más tranquilos, jeje.
EliminarMuchas gracias, Mer mer, por venir a leerme y dejar tu amable comentario y tus buenos deseos.
Un abrazo.
No se por donde decírtelo Jose Mª, qu eme acaba de llegar tu libro a casa "Irreal como la vida misma"... aún huele a imprenta y a libro nuevo. Veo que entre los 55 relatos no está "El hombre más poderoso"
ResponderEliminarEsta tarde empezaré a leerlo ¡Qué ilusión!
Hola de nuevo, Isabel. Si en alguna ocasión quieres enviarme algún mensaje particular, mi dirección de correo electrónico es: panadesjosep@gmail.com.
ResponderEliminarNo obstante, si es para hablar de mi libro (esto me recuerda la anécdota televisiva de Francisco Umbral), si lo haces por aquí me servirá de publicidad, siempre y cuando te haya gustado, claro, jeje. A ver si alguien más pica -quería decir se anima- y lo compra :))
Reitero mi agradecimiento por haberlo adquirido y deseo que este gesto no haya sido en balde.
Los relatos que contiene esta recopilación datan de 2015-2016, así que no hallarás ninguno que te resulte conocido. Casi mejor así.
Un fuerte abrazo.
Por supuesto por el blog, dame tiempo para leerte y ya te diré Jose Mª
ResponderEliminar¡ENHORABUENA!
Flicidades Josep Mº por la mención honorífica en esta edición del tintero.
ResponderEliminarPor cierto, voy por el quinto cuento c "Lola" de "Irreal como la vida misma". Disfrutando del libro, cuando termine te haré, con tu permiso, una valoración general. Me está gustando mucho, escritor.
Muchas gracias, Isabel, por tu felicitación y por tu interés para con la irrealidad de la vida, jajaja.
EliminarMe alegro que la lectura de mi hijo hecho papel te esté resultando agradable. Y tienes mi permiso, faltaría más, para darme tu opinión cuando le hayas terminado.
Un abrazo, compañera de letras.
¡Enhorabuena, Josep!
ResponderEliminarTu hombre poderoso se ha merecido estar en lo más alto. Es todo un honor haber compartido este retiro tan dulce contigo.
Un fuerte abrazo.
Enhorabuena a ti también, Jean Ives, por tu merecido galardón. Y en cuanto al hombre más poderoso, desde lo más alto fue a parar a lo más bajo, en todos los sentidos, jeje.
EliminarEspero que en lo sucesivo podamos compartir más dulces retiros, :)
Un fuerte abrazo.
Saludos, pienso que, si es cierto que el tipo no tenía más ganas de vivir, hizo lo lógico dado su narcisismo, en el sentido de que él y nadie más que él le daría matarile jaja. ¡Breve pero buen texto, un abrazo Josep Mª!
ResponderEliminar¡Saludos, José Carlos! Efectivamente, nadie era merecedor, según él, de empuñar un arma y acabar con su (miserable) vida. Hasta en el último momento tuvo que aflorar su egolatría.
EliminarUn abrazo.