—¿Me oyes? Si me oyes, haz el
favor de manifestarte.
—(¿?)
—Te digo que te manifiestes.
—Te… ¿te refieres a mí?
—¡Por fin! Ya era hora de que aparecieras.
Me temía lo peor.
—Pe… pero es que no me lo
puedo creer. ¡No es posible!
—De hecho, yo también tenía
mis dudas.
—Es muy extraño. Me dijeron
que nunca podría comunicarme directamente contigo, que mi labor era la de
hacerme notar lo justo y necesario…
—¿Cómo que lo justo y
necesario? ¡Ahora veo que has sido la culpable de todas mis desgracias!
—No exageres. Yo solo he hecho
mi parte, con mayor o menor fortuna, pero el responsable final de todas las
decisiones has sido tú. Así que no me líes.
—Bueno, vale. Yo habré tenido
parte de culpa en todo lo que he hecho y me ha pasado, pero tú también has jugado
un papel muy importante, lo cual, en cierto modo, me alivia.
—Pero ¿exactamente para qué me
has llamado? ¿Para darme la culpa de todos tus fracasos? Si de eso se trata,
doy media vuelta y me voy por donde he venido.
—Te he llamado para salir de
una duda, digamos que existencial.
—¿Cuál?
—Quería saber si realmente estabas
ahí.
—Y ¿por qué dudabas?
—Porque últimamente son muchas
las veces que me han dicho que no existías.
—¿Y quién te ha dicho esa
majadería?
—Sin ir más lejos, Olga, esta
mañana, cuando le he dicho que no quería volver a verla. «No tienes conciencia»,
me ha replicado.
—¿Esta mañana?
—Sí, al poco de levantarme me
ha llamado por teléfono.
—Ah, es que esta mañana me he
despertado más tarde de lo habitual. Ya sabes, tus resacas me dejan fuera de juego.
¿Y qué le has contestado?
—Nada. He colgado. Me he
sentido aliviado. Y entonces he sonreído.
300 palabras
Has elegido un micro con mucho diálogo, pues a mi me ha pasado lo mismo. Cumple con la palabra final y todo es válido. Un abrazo.
ResponderEliminarEl tema da para dialogar largo y tendido, je,je.
EliminarMuchas gracias por pasarte, Mamen.
Un abrazo.
Nada como tener una "conciencia dormida" para vivir un poco más relajado.
ResponderEliminarOriginal relato, Josep. Enhorabuena. : )
Un abrazo.
Efectivamente, mientras nuestra conciencia duerme estamos tranquilos, je,je.
EliminarMuchas gracias, Pedro.
Un abrazo.
La voz de la conciencia ja, ja, ja. Muy bueno y muy original Josep. Este reto propuesto por el amigo David está más que superado. Me dan ganan de poner nota a todos lo relatos que voy leyendo ;). Al pensarlo...he sonreído.
ResponderEliminarA algunos la conciencia tiene que hablarles más alto que a otros.
EliminarSi yo pudiera vérmelas con ella, creo que también le recriminaría unas cuantas cosas, je,je.
Al pensarlo, yo también he sonreído, ja,ja,ja.
Un abrazo, Miguel.
.
Doña Conciencia,... que difícil es a veces convivir con ella.
ResponderEliminarComo Pepito Grillo, a veces puede resultar muy pesada.
EliminarUn abrazo.
La voz de la conciencia que nos habla y muchas veces no la escuchamos. Un abrazo, Josep.
ResponderEliminarLo importante es tenerla y saber usarla convenientemente.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno,Josep, y además lo acoplas con el reto pasado de los diálogos, felicidades. La voz de la conciencia... ¡Muy bueno! Cuando la has nombrado todas las piezas, todos los diálogos, han encajado solas, incluso he podido oír ese "cloc" dentro de mi cabeza cuando estas se han acoplado.
ResponderEliminarMuy buen trabajo, Josep.
Un saludo.
Muchas gracias, Pepe. Me alegro que te haya gustado. La conciencia es una compañera un tanto esquiva. Es cuestión de saber dominarla o, por lo menos, convivir pacíficamente con ella, je,je.
EliminarUn abrazo.
¡Ostras, Josep! ¡Has superado dos microrretos con un solo relato! El anterior y este. Una sonrisa muy picarona la de este personaje, je, je, je... Bueno, siempre hay que escuchar a la conciencia, pero creo que también debemos dejarla descansar de vez en cuando. Y es que, aunque sabia, también puede resultar una señorita Rotenmeyer de aúpa.
ResponderEliminarUn fantástico micro, con toda la agilidad lectora que se consigue con los diálogos. Un fuerte abrazo!!
Dos por uno, ja,ja,ja.
EliminarHay conciencias de todo tipo. Las hay casquivanas y las hay modositas, je,je. Lo importante es tenerla, lo cual ha podido comprobar nuestro protagonista. Lo que no sé es el uso que hará de ella a partir de ahora.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un fuerte abrazo, David.
Desde luego esa mujer es un estorbo, pero tampoco podemos dedicarnos todos a la política. :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Si nos dedicáramos a la política probablemente perderíamos la conciencia. Un problema menos.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, diría que "Examen de conciencia", es un buen resumen para tu micro.
ResponderEliminarTe confieso que al principio me perdí, pero luego !zas!, apareció ella, la conciencia, ja, ja. Buena cháchara entre amigos...
Si me permites, con todo el respeto que me mereces, al final le daría mas informalidad (por Dios, yo haciendo sugerencias a un escritor consumado), lo pondría así:
—Nada. Colgué, me sentí aliviado y entonces sonreí.
Me parece que así encaja mejor, más en confianza, ya que habla consigo mismo, con su conciencia. Por lo demás, el micro me pareció genial.
Felices días venideros.
Hola, Harolina. Todos deberíamos, de vez en cuando, hacer exámen de conciencia. Por lo menos comprobaríamos que sigue viva, je,je.
EliminarNo te sientas incómoda por decirme lo que piensas. Te agradezco tu sugerencia. De hecho, estuve a punto de hacerlo como dices, pero al final me pareció mejor darle un aire más contundente con el sistema de frases cortas. Quizá esté equivocado, no lo descarto. En todo caso, esperaré a ver si alguien secunda tu propuesta y entonces decidiré, je,je.
Un abrazo.
P.D.- Y de escritor consumado nada de nada, ja,ja,ja.
Existir existe...aunque el grado de letargo cambia, puede ir de resacosa, a algo dormida, adormilada, ...profundamente dormida...
ResponderEliminarUn micro muy chulo y dinámico. Gracias por compartir. Un abrazo
Según su estado, nos aconsejará mejor o peor, je,je.
EliminarMuchas gracias, Cristina, por venir y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Qué bueno!, me ha encantado. No está mal eso de hablar con la conciencia de vez en cuando, aunque cuando se encuentra dormida, sonríe uno continuamente, jajaja.
ResponderEliminarMuy original esta conversación con la que al principio no me ubicaba.
Un abrazo Josep y buen fin de semana.
En realidad, creo que la conciencia solo duerme cuando dormimos nosotros, je,je. Lo malo es que cuando está despierta muchas veces no le hacemos caso.
EliminarUn abrazo y que también pases un feliz fin de semana, Elda.
Mientras no seamos conscientes de nuestros propios errores, lo más fácil es echarle la culpa a los demás o a la propia conciencia, que en este caso se quedó traspuesta con la resaca.
ResponderEliminarMe ha resultado un buen monólogo interior, donde protagonista y conciencia dejan las cosas claras.
¡Muy bueno, Josep!
Un abrazo fuerte.
Creo que hay muchos que andan por la vida con una resaca perpétua. De este modo no se percatan de lo que hacen o, como bien dices, esa es su excusa para justificar sus acciones.
EliminarMuchas gracias, Estrela, por tu visita y por tu comentario.
Un abrazo.
Ja,ja,ja, La conciencia, ese ente que todos tenemos al igual que el Pepito grillo de Pinocho.
ResponderEliminarUna conciencia adormecida o desaparecida en combate según qué circunstancias.
Cuantas veces no diremos esa frase que destacas en tu relato: no tienes conciencia. creo que esta junto con la vergüenza son las dos cosas de la que carecen los que más presumen de ellas.
Te ha quedado genial compañero.
Un abrazo.
Efectivamente, podríamos decir aquello de "dime de lo que presumes y te diré de lo que careces", je,je.
EliminarHay muchos que presumen de tener conciencia cuando en realidad la tienen constantemente anestesiada. De otro modo no se explica que puedan llevar a cabo actos censurables y no se percaten de ello o no quieran reconocerlo.
Muchas gracias, Javier, por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Ay! Qué buena esa voz de la conciencia! Un micro genial, Josep.
ResponderEliminarCreo que, los que tenemos conciencia, deberíamos hacerle caso. Para eso está, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo, Marta.
Muy bueno. Y has mezclado el reto del diálogo con el de la sonrisa. Dos por uno. Eso de hablar con la propia conciencia da un poco de repelús. Bastante hacemos con escucharla en silencio tratando de no hacerle mucho caso, como para que nos hable directamente e insista. Creo que es preferible que no se manifieste demasiado.
ResponderEliminarUn beso.
Mujer, si oyéramos su voz (¿sería como la nuestra?) no te digo que no, pero usamos algo así como la telepatía, je,je.
EliminarA algunos sí que creo que debería manifestarse con más frecuencia. A ver si de este modo, las cosas cambian un poco para mejor.
Un beso.
¡Anda! Otro diálogo sin acotaciones. Se te da de maravilla Josep Mª, y al ser solo dos los dialogantes se entiende con claridad.
ResponderEliminar¡Ay la conciencia! ¡Ese Pepito Grillo taladrador! Hay quienes son expertos en acallarla... bueno, ¿a quién no le ha pasado que la ha silenciado alguna que otra vez?
Muy bueno Josep.
Saludines mañaneros.
Hola, Isabel.
EliminarDe hecho, este relato ya lo tenía escrito hace tiempo, pero era más largo y no acababa de convencerme. Gracias a David y su reto, lo rescaté, lo recorté, lo retoqué y le añadí la frase final. Un poco de peluquería y cosmética siempre viene bien, je,je.
Ya lo creo que hay verdaderos expertos en acallar a su propia conciencia. Incluso intentan acabar con las de los demás. ¿Qué sería de nosotros en un mundo sin conciencia?
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Yo también soy de reciclar, guardo todo lo que escribo aunque no me guste, luego lo retoco, lo peino, lo repeino y a veces hasta lo dejo peor de como estaba al principio jajaja
EliminarLa conciencia muy bien reflejada.
ResponderEliminarEsa que hacemos caso en la mayoría de los casos, aunque hay quien la pierde o prefiere dejarla dormida o callada para no hacerle mucho caso, aún a sabiendas que no haciendo caso corren el peligro de equivocarse, pero allá cada uno con sus decisiones ¿no?.
Un abrazo.
A mí me gustaría no solo hablar con ella, sino, además, verle la cara, je,je.
EliminarHacer caso a la conciencia es una decisión de cada uno. Tendríamos que hacer un estudio pormenorizado para saber cuántos lo hacen y cuántos no.
Un abrazo, Tere.
¡Me encantó, Josep! Tuviste una idea genial al darle voz a ese aspecto que a algunos ensordece con sus constantes observaciones, mientras que para otros es totalmente muda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Mirella. Me alegro que te gustara esta alegoría. La conciencia daría mucho que hablar y escribir, je,je.
EliminarUn abrazo.
Dos retos en uno, Josep, ¡eso sí que es complicado de hacer! Un diálogo sin ninguna acotación y un final predeterminado, me quito el sombrero :))
ResponderEliminarAl principio creí que tu prota hablaba con alguien del más allá, pero no, su conciencia, a ratos, está bastante acá jajaja. Muy bueno y ocurrente.
¡Un abrazo!
Pues sí, decidí que, puestos a tratar sobre la conciencia, mejor sería hacerlo hablando con ella. je,je.
EliminarEsa era la idea: despistar un poco al principio y dejar para más adelante el descubrimiento. Si lo logré, me alegro mucho.
Un abrazo, amiga.
Muy buenas, Josep
ResponderEliminarLa utilización de los guiones para exponer una historia puede ser algo muy complicado, siempre que no se sepan manejar bien los tiempos y el espacio. Sin embargo, creo que tú lo has hecho muy bien. No solo por la fluidez que los guiones son capaces de aportar, sino por ese manejo del espacio y el tiempo. Además, el empleo de la frase en la historia me pareció muy acertado.
Felicidades por el micro ;)
¡Bienvenido, Ulises! Los diálogos cuestan al principio, sobre todo en lo referente a darles naturalidad. Una vez ya has practicado un poco, la cosa sale mejor.
EliminarMe alegro que este microrelato dialogado te haya gustado.
Un abrazo.
Hola Josep Mªtengo que decirte que me dejé llevar por la foto, jaja y no me enteraba bien, algo no encajaba jeje. Esa frase "Mi labro es hacerme notar lo justo y necesario" para esto no hay que tener conciencia claro, y si algo ocurre fuera de contexto ¿quién tiene la culpa? pues ella. Qué bueno compañero. Los diálogos como fluyen, uf, a un ritmo trepidante. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Eme, por acercarte a leer esta historia. Me alegro que te haya gustado la voz de la conciencia, je,je.
EliminarUn abrazo.
una historia mas en la ciudad de la bohemia.felices latidos
ResponderEliminargracias
Gracias, Recomenzar, por pasarte por este blog y dejarme tu comentario.
EliminarUn abrazo.
Ee que era la primera vez que hablaban y todavía no se tenían la suficiente confianza, je,je.
ResponderEliminarMuchas gracias, Julio David, por tu comentario.
Un abrazo.
Ay, esas conciencias dormidas o que se duermen cuando más se las necesita.
ResponderEliminarMe ha encantado, el ritmo que le has dado con esos diálogos tan fluidos, luego el segundo interlocutor, completamente inesperado y con el que has hecho una buena crítica y por último, ese juego de palabras con la conciencia y lo de quedarse dormida.
Sencillamente, genial.
Un besote.
La conciencia nos puede jugar muchas malas pasadas dejándonos en la estacada, cuando se tumba a la bartola y no le da la gana de trabajar, je,je. Lo que muchos no tienen en cuenta es que, en tales circunstancias, hay que atizarle fuerta para que se ponga las pilas.
EliminarMuchas gracias, Paloma, por tu contribución y fidelidad.
Un beso.
Una "conversación" complicada. Suele suceder cuando es entre esos dos ;)! Muy buen micro. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarSi conversáramos más a menudo con nuestra conciencia, probablemente se iría allanando el camino y ese diálogo ya no sería tan complicado.
EliminarMuchas gracias, Mery, por acercarte a leerme y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Vaya Josep. Veo que has combinado los dos retos de nuestro amigo David. Un diálogo que termina en una sonrisa.
ResponderEliminarEl diálogo fluye con total naturalidad, llevándonos a una conversación algo surrealista. Es curioso que nuestro protagonista haya necesitado que su conciencia estuviera fuera de juego para cortar con Olga y así poder sonreír. A lo mejor, a veces, es necesario ser en uno egoísta pensary mismo para ser feliz.
Un abrazo amigo.
Pues sí, Bruno, la ausencia de actividad de su conciencia, le facilitó deshacerse de Olga, y la satisfacción que ello le produjo le hizo sonreír, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu presencia, compañero.
Un abrazo.
Hola Josep
ResponderEliminarAl principio creía que era un diálogo entre un vivo y un muerto hasta que lo entendí!!
Original y divertido. Me ha encantado
Saludos
Hola, Paola.
EliminarBueno, en cierto modo su conciencia estaba medio muerta, je,je.
Me alegro que te haya duvertido.
Un abrazo.
ja, ja, ja Qué bueno, Josep Maria. Genial, también creía que era una conversación con el más allá, hasta que dice, ¿para qué me has llamado? Entonces me he dicho, espera, espera que viene la mejor parte, y así ha sido. La conciencia dormida, así uno no sufre tanto, o en este caso poco le importa lo que sufran los demás. Me ha encantado, felicidades :)
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, no ibas muy desencaminada, pues hay quien tiene la conciencia más para allá que para acá, ja,ja,ja.
EliminarLa conciencia, cuando está dormida o alguien la pone a dormir, no actúa, hecho que ese alguien aprovecha para hacer tropelías, je,je.
Me algero que te haya gustado.
Un beso, Irene.
Los diálogos me cuestan horrores!!Para mi son complicados y me gusta ver que hay gente que los maneja así de bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que lo más difícil de los diálogos es saber darles voz a los personajes, es decir poner en sus bocas las palabras que, de existir, utilizarían en la realidad. Una persona culta debe "hablar" como una persona culta, un analfabeto como un analfabeto y un niño como un niño. Puede parecer una perogrullada pero no lo es. En este caso, la conciencia es algo intangible, pero me la he imaginado como si de una perona se tratara, como el alter ego que es del individuo.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo, David.
Aunque tan necesaria como demuestra ser, algunas veces uno se pregunta:¿ Para qué estaré tan empeñado en despertarla, en saber si de veras existe? Así resulta que en lo mejor de su sueño, tal vez también la culpa se ha ido y hemos podido soltar lo que nos dañaba. Porque conciencia y culpa no son lo mismo aunque las confundamos con frecuencia.
ResponderEliminarExcelente. y de verdad me ha hecho sonreir.
Un saludo
Hola, Juana, bienvenida a este rincón "literario".
EliminarLa conciencia es algo etéreo e imaginario. De hecho, hablar con nuestra conciencia es hablar con nosotros mismos, un monólogo sin respuestas. De este modo, echar la culpa a la conciencia es algo estúpido, pero quizá haya alguien que lo prefiera así.
Me alegro que esta historia te haya hecho sonreír.
Un abrazo.
Complicada a veces la conciencia Josep, a veces pienso que no debería de existir, estaríamos más tranquilos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí, a veces la conciencia puede ser complicada de entender. Quizá es por eso que muchos han decidido prescindir de ella, je,je.
EliminarUn abrazo, Conchi.
Ay! Qué bonito, relato! La conciencia, ese implacable juez interior que nos dicta aquello que está bien o está mal. Nuestro guardián de la moral, cierto? ¡Me encantó, Josep!
ResponderEliminarAbrazo!
Me alegro, yessi, que te haya resultado bonito. Hablar con nuestra conciencia siempre debería serlo, sobre todo cuando no tenemos nada que reprocharle, je,je.
EliminarUn abrazo.
¡Ja, ja, ja! Qué buen relato, Josep. Pensaba en algún espíritu y mira por dónde. Sorprendente final que por supuesto te lleva a sonreír por lo ingenioso que resulta.
ResponderEliminar¡Felicidades, Josep!
Bueno, María PIlar, hay personas para quienes su conciencia es como un espíritu: existe pero no se ve ni se nota, ja,ja,ja.
EliminarMe alegra haberte hecho sonreír.
Muchas gracias por tu presencia.
Un abrazo.
Hola Josep, me encanta la sencillez con que expones un tema tan complejo. Parece que el protagonista vive en total paz porque si tiene que llamarla para que se manifieste quiere decir que no la tiene encima todo el rato evidenciando su actuar, peeeeroooo, al final se aclara de que a menudo tiene "resacas", lo que da la pauta de que más silenciosa que ruidosa igual está ahí. Muy bonito. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Carla. Bienvenida a este rincón.
EliminarTodos, de una forma u otra, tenemos un vínculo con nuestra conciencia, llamémosla alma, sentimiento, juicio o como se quiera. Pero hay quienes, o bien la tienen dormida o resacosa, je,je.
De vez en cuando deberíamos hacer eso que se llama examen de conciencia. Aunque sea hablar con nosotros mismos, siempre viene bien para aclarar muchas cosas.
Un abrazo.
Josep, gran relato, ¿qué es lo que nos hace humanos?... ¿La conciencia?... Me has sacado del ring del golpe al mentón, y he caído junto a Dick y Scott. No me ha quedado más remedio que solazarme recordando Blade Runner, esa gran obra de las letras y el cine.
ResponderEliminar¿Quién no ha visto en su vida alguna vez las puertas de Tanhäuser?... y descubrir con el tiempo que ya no volverá a verlas nunca más.
Un abrazo, me ha gustado mucho.
Carles Leo.
Hola, Carles. Me alegro que mi relato y mi conciencia particular te hayan provocado todas esas sensaciones. Y es que la conciencia da mucho de sí, je,je.
EliminarUn abrazo.