No
podía afirmar quién tenía razón. Padre estaba muy alterado. Hacía dos semanas
que madre nos haba dejado. Yo tenía entonces ocho años. Lo recuerdo porque se
fue el día de mi cumpleaños. Hay cosas que nunca se olvidan. Ana, mi hermana,
que solo contaba con cinco, ya casi no la recuerda.
Vivíamos en el pueblo, al que nunca he querido
volver. De aquello ya hace más de treinta años y si lo recuerdo es porque he
encontrado la carta o, mejor dicho, lo que queda de ella, que me llevé,
chamuscada, sin que padre se percatara.
Recuerdo los golpes en la puerta. Era una
pareja de la Guardia Civil, acompañados por el tío Tomás, el hermano mayor de
mi madre. Padre nos mandó salir a la calle, pero la pared, por muy gruesa que
fuera, quiso hacerme partícipe de lo que allí dentro sucedía. Ana todavía era
muy pequeña para entenderlo.
La atronadora voz de mi tío daba miedo. Siempre
lo había querido, pero lo que decía de mi padre no era posible. Padre quería a
mi madre con locura. Si ella se fue, no era culpa suya. No tenía nada que ver
con ello.
Nunca supimos qué fue de ella. Debió marcharse
muy lejos y no quiso decírselo a nadie. A pesar de que no entendí los motivos,
quise creerlo así en aquel momento. Padre no podía mentir. Hasta que encontré
los restos de la carta en el hogar.
Nunca se aclaró la verdad y me siento culpable
de ello. De haberse sabido, ¿qué habría sido de nosotros? Nunca abrí boca. No tuve el valor suficiente.
Padre hace años que murió. Ya lo puedo juzgar
abiertamente. Aunque era un buen padre, tenía un temperamento muy fuerte, era
posesivo y rencoroso, ahora me doy cuenta. Siempre tuve mis dudas de lo que
realmente ocurrió y que nunca he querido compartir con mi hermana. Me tomaría
por loco. Pero ahora, cuando vuelvo a leer aquellas líneas que salvé de la
quema, lo veo claro y siento una angustia y una rabia indescifrables. Pocas
palabras, pero suficientemente duras como para desatar una tormenta: «Ya no te amo.»
Muy buen texto. Cuando una mujer huye, dejando una nota y sobre todo, dejando a unos hijos pequeños, es que algo muy grave pasó. Pudiera ser una fogonazo de amor diferente al del marido, pudiera ser la certeza de que o se iba, o acabaría muerta.
ResponderEliminarRealmente bien diseñado y bien construido. Un abrazo
Evidentemente, salvo contadísimas ocasiones, cuando una mujer huye del hogar dejando atrás a sus hijos, es que teme que ocurra algo muy grave.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo.
Muy buen relato. Sin llegar a dejar claro el asunto, da suficientes pistas para que lo terminemos nosotros. Poca extensión, pero mucha intensidad y muy bien escrito.
ResponderEliminarUn beso.
Yo creo que estas pistas llevan a sospechar lo que realmente ocurrió, aunque cada uno puede ver algo distinto.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un beso, Rosa.
Entiendo que si ya no lo amaba era porque no la trataba bien, con lo cual el amor por una persona desaparece del todo; y que por otro amor, no creo que abandonara a sus hijos, aunque de todo hay en la vida y nunca se sabe lo que la mente dicta a cada cual. De cualquier manera buena trama has elaborado para que el lector divague en posibilidades.
ResponderEliminarUn abrazo Josep.
Muchas mujeres, cuando descubren quién es realmente su marido, desearían huir, abandonándolo, y lo único que las retiene son los hijos. Yo quiero pensar que en este caso tenía pensado volver a por ellos. Pero ya no le fue posible.
EliminarUn abrazo, Elda.
Nos dejas participar en un final que, sin los hijos, el "ya no te amo" podría ser suficiente. Con ellos, los ojos se vuelven irremediablemente hacia el padre. El resto del escrito parece confirmarlo.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo.
Pues sí, de no haber habido de por medio los hijos, quizá la historia se habría interpretado de forma distinta.
EliminarVas en la buena dirección, je,je.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Un pequeño argumento que en sí mismo es un drama familiar, pero si se deja volar la imaginación puede resultar tragedia en la que ese buen padre puede resultar sospechoso de ser algo peor. Nos deja ese suspense que proporciona al lector la capacidad de imaginar finales variopintos.
ResponderEliminarUn final contundente.
Un abrazo josep.
El hijo acabó sospechando lo mismo que tú. Yo creo que esa sospecha tiene fundamento, pero qué sabré yo, je,je.
EliminarUn abrazo, Javier.
Se intuye más que se lee en esta drama familiar, donde se nos hace partícipes de una relación tóxica, que deja entrever el tema del maltrato machista, aunque todo queda dentro de la interpretación que haga el lector.
ResponderEliminarPor supuesto cuando en una relación, sea del tipo que sea, alguien de la pareja le expresa al otro el fin de ese amor, no tendría que tomarse como una ofensa o un reproche, por la otra parte, al contrario se debería en todo momento mantener una actitud de respeto, con la consiguiente madurez psicológica, algo que desgraciadamente no suele darse en la mayoría de casos donde se producen lamentables sucesos.
Te sugiero que de este tema, estimado Josep, que dejas en suspenso, como es la violencia de género o machista a la hora de cobrarse víctimas, podrías crear un interesante debate en tu otro blog. Bueno, ahí te dejo mi sugerencia, nada más.
Un abrazo.
Dicen que la primera i.presión suele ser la correcta, así que los tirps van hacia ese drasma que intuyes.
EliminarPues mira, acepto el reto. Aunque sea un tema muy complejo y duro de tratar, puede dar mucho de sí. Me pondré en ello a la mayor brevedad posible.
Un abrazo, Estrella.
¡Qué duro el relato de hoy!Sobre todo para los niños que nada entendían entonces. Se quedaron sin madre desconociendo el motivo.Pero hay algo que me ha hecho pensar.Yo soy madre, y creo que el amor de una madre hacia sus hijos es algo que está por encima de todo, por ellos se da la vida si es necesario...entonces ¿cómo es capaz de abandonar a sus hijos solo porque ya no ama al padre? ¿Habría alguna otra razón escondida que fuera más fuerte y poderosa? Seguramente así es y lo has dejado a criterio del lector. Es un relato duro, intenso y ha sido un placer leerlo. Un abrazo, Josep.
ResponderEliminarTe diré lo que le he comentado a Elda: Podría ser que la mujer tuviera previsto volver en busca de sus hijos en cuanto hubiera encontrado un lugar donde vivir a salvo de su marido, pero las circunstancias (el meollo del relato) no se lo permitieron.
EliminarUn abrazo, Rita.
Se me hace raro que tú escribas un texto tan corto, Josep, pero desde luego me ha gustado mucho. Es una historia compleja y más áun para tratar de asimilarla un niño. Cuestionar o incluso sospechar de tu propio padre con respecto a la desaparión de tu madre, es algo imposible de digerir como no sea con el paso de los años, la madurez y la suficiente distancia. Creo que en cierto modo yo preferiría pensar que mi madre no eligió voluntariamente el día de mi cumpleaños para abandonarme...
ResponderEliminarPocas palabras y mucha sustancia, ¡enhorabuena!
Un abrazo.
Hola, Julia.
EliminarLa brevedad de este relato se debe a que fue una propuesta que nos hicieron en el taller de narrativa al que estoy asistiendo. El relato no debía sobrepasar los 2.000 caracteres y empezar y acabar con las frases que utilizo al inicio y al fin del mismo. Así pues, esas dos frases han condicionado la dureza de la historia, una historia muy difícil de digerir por un niño que no entiende lo que ha pasado y que, a pesar de todo, ve a su padre como alguien incapaz de hacer algo así.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Un relato que duele, compañero. Mi intuición, o quizás mal pensar, me llevan a sospechar de ese padre rencoroso, posesivo, de fuerte carácter... Yo creo que ella no se marchó voluntariamente, él "la mató porque era suya" ... creo que aquellas letras probablemente desataron la temida, anunciada y fatídica tormenta.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Hay un refrán que dice "piensa mal y acertarás", je,je.
ResponderEliminarY ahora que lo mencionas, este relato, sin pretenderlo, está relacionado con mi reciente entrada en "Cuaderno de bitácora", por lo de "la mató porque era suya".
Muchas gracias, Cristina, por tu lectura y comentario.
Un abrazo.
Un relato que deja entrever más que muestra, y eso que se percibe es del todo horrible, Josep Maria. Es muy duro la imagen, dolor, horror y el miedo de uno niño que siendo algo consciente de lo que pudo pasar, temía más al pensar qué sería de ellos.
ResponderEliminarUn beso.
Cuando un niño descubre un secreto, una verdad no contada, que le procura desconcierto, miedo o decepción, se reprocha a sí mismo no haber sido capaz de desentrañar esa mentira y a quienes se lo ocultaron por haberle fallado. Aun siendo el protagonista de este relato ya mayor, no deja de sentirse agobiado por lo que acaba de sospechar.
EliminarUn beso.
Una frase corta pero que deja entrever la tragedia que desencadenó. Ningún niño puede creer que su padre es una mala persona, siempre buscará escusas para eludir una realidad tan dura.
ResponderEliminarExcelente relato, conciso pero lleno de la culpa que atenaza al protagonista.
Un besote.
Esa breve frase fue la única que se salvó de la quema. Aunque suficiente para que el lector de la misma llegue a sospechar que algo malo ocurrió, de haber podido leer la misiva entera habría descubierto que lo que sintió su madre no solo fue desamor sino algo mucho peor.
EliminarIncluso los hijos de los oficiales nazis consideraban a sus padres un modelo a seguir, pues aquellos podían llegar a ser muy amorosos con sus vástagos, mientras que eran crueles y depravados con los niños judíos.
Un beso.
Hola, Josep. Aunque se podría intuir una dura historia de maltrato cuando aparece la Guardia Civil supongo que cuando un relato (bueno, breve y misterioso el tuyo) es acabado por el actor ya también pertenece a los lectores. Y es por eso y aunque todo apunta a la vilolencia machista no son pocos los casos en las que mujeres u hombres lo abandonan todo al encontrar un nuevo amor (incluso a sus hijos).
ResponderEliminarLa violencia de género o la de hijos a padres o viceversa sería un buen tema para Cuaderno de Bitácora.
Un abrazo.
Hola, Miguel. Tienes toda la razón. En una situación de maltrato, tanto psicológico como físico, cabe todo tipo de reacción por parte de la mujer amenazada. No se puede descartar, pues, una huída hacia adelante en busca de la libertad.
EliminarEn cuanto a tu sugerencia, ya me la apuntó Estrella Amaranto, y como soy muy aplicado, ya he sacado el tema a relucir en mi Cuaderno, je,je.
Un abrazo.
*por el autor
ResponderEliminar¡Qué situación tan dura para la mente de un niño! El niño, observa, ve. oye... y no olvida. La madurez le lleva a sacar conclusiones y yo estoy con él. Su madre no le pudo abandonar de esa forma y menos el día del cumpleaños del niño. La desaparición no fue voluntaria, el tío sospecha y es una pena que por falta de pruebas - se apresuró a quemarlo todo - no haya pagado como merecía. Aunque sea después de muerto, hoy no se salva del juicio público de su propio hijo.
ResponderEliminarEs a la conclusión a la que he llegado, por ser un tema abierto; pero tiene el gran mérito de que dices mucho con pocas palabras y es de los relatos que me gustan porque hay que leer entre líneas.
Un abrazo.
Pues tu conclusión es mi conclusión, je,je.
EliminarHe pretendido ir dejando pistas aquí y allá para que cada uno hiciera su interpretación. Pero la tuya es, a mi jucicio, la más acertada, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Me encantó, sobre todo por que nos presentas seres reales. Las personas podemos ser monstruos, pero también buenos padres. Las dudas del hijo, que quién sabe si por niño, o por entender como insoportable pensar lo que hizo su padre a su madre, calla durante ese tiempo, al menos hasta que su padre ya falleció. Una historia durísima, en la que los personajes tienen muchas aristas, lo que le aporta un enorme realismo. ¡Fantástico, Josep! Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya encantado. Es una historia que bien podría ser real como la vida misma, je,je. Los niños suelen ver a sus padres como un ejemplo a seguir mientras estos son buenos con ellos, ignorando cualquier otra faceta oculta. Solo al madurar son capaces de ver más allá y comprender que todo no era como creían. El desencanto les lleva a una angustia difícil de digerir.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
En mi cabeza no cabe que una madre deje a sus hijos, ni por desamor y mucho menos por violencia del marido hacia ella, en ese caso justamente jamás se debería dejar a unos niños con un desalmado, siempre hay otra salida. Vamos, que he leído tu texto como quien lee una noticia en los medios, creyéndomelo de pé a pá :))))
ResponderEliminarSAludos.
Ja,ja,ja. Me encanta que los lectores se sumerjan en la historia de tal modo que me metan bajo la piel de uno de los protagonistas. Aunque sea pura ficción, quiero pensar que la mujer se sentía muy atemorizada y por eso tomó esa decisión tan drástica. Y también que pensaba volver a por sus hijos cuando hubiera hallado un lugar seguro para vivir alejados de ese maltratador.
EliminarSaludos.
¡Hola!
ResponderEliminarQué buen relato. No he leído los comentarios para no sugestionarme, pero me quedan dudas. Yo he entendido que la madre los había dejado o tenía intención de ello, pero como toda madre normal, habría de vovler a por los niños, y en ese lapso él la mató. ¿Es eso o no lo he entendido? Yo creo que es la interpretación más lógica.
Muy feliz semana.
Hola, Gemma. Ya que no creo que desvelando mi interpretación vaya a destripar nada y, además, ya son muchos los que lo han leído, te diré que en la historia que inventé es como dices: la madre, incapaz de seguir soportando el maltrato, abandona su marido (con la idea de volver a por los niños cuando le sea posible). Él, un hombre celoso y rencoroso, va en su busca, la encuentra y en el transcurso de la discusión la acaba matando. Se deshace del cadáver y nadie sabe qué ha sido de ella. Como explicación, les dice a los niños que mamá se ha marchado, pero su cuñado, conocedor del carácter de ese hombre y del sufrimiento de su hermana, sospecha que la ha matado y lo denuncia a la GC. Pero no habiendo pruebas, abandonan la investigación. El hombre se deshace de la carta que le dejó su mujer quemándola, pero su hijo lo ve y la recupera sin saber interpretar todo lo ocurrido a pesar de haber oído a su tío decir cosas horribles sobre su querido padre. Solo los años y el encuentro de esa carta que guardó entre los recuerdos de la familia, hace que el joven protagonista acabe convenciéndose de que lo que ha sospechado toda su vida fue verdad. FIN, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo.
Buffff... Muy duro para un adulto, para un niño no puedo ni imaginarlo. Por desgracia está demasiado a la orden del día a pesar del paso de los años.
ResponderEliminarMe gustó leerlo.
Un abrazo.
Desde luego, algo así resulta muy duro de asimilar, sobre todo si se es un niño, que no puede creer que su padre no es el padre amoroso que se imaginaba. Muchas gracias, David, por tu visita y tu comentario.
EliminarUn abrazo.