Sentí miedo, lo reconozco, pues debía afrontar
lo desconocido a solas. Si me capturaban, nadie vendría en mi ayuda. Estaba en
un planeta inhóspito. Era la primera misión de este tipo. Habíamos tenido que
esperar muchos años para poder hacerla realidad. Y allí estaba yo.
En esta ocasión, la
visita tenía como objetivo contactar con sus habitantes. La misión era sencilla,
pero tenía su riesgo pues no sabíamos cómo reaccionarían esos seres aparentemente
agresivos. Por mi parte, sólo verlos me producía repulsión, pero estaba
decidido a llevar a cabo lo que me habían encomendado.
Me habían concedido muy
poco tiempo. Debía mezclarme con ellos, investigar su hábitat y forma de vida, y
aprender, aunque sólo fuera rudimentariamente, su extraño lenguaje. Y todo sin
levantar sospechas. Luego, debía volver a la nave con todo el material y
abandonar el planeta sin que me vieran despegar. Toda esa información era vital
para saber hasta qué punto podríamos, en un futuro, establecer un contacto pacífico
con ellos.
Habían sido muchos años
de investigación, preparativos y grandes inversiones, y todo en el más absoluto
secreto. Primero, logramos convertir su atmosfera en respirable gracias a un
convertidor de gases que me implantarían en mi aparato respiratorio. Luego conseguimos
emular su aspecto físico con esta especie de segunda piel, un trabajo magnífico
de nuestros expertos en síntesis de polímeros. Pero no fue hasta que
conseguimos mimetizar la nave con el entorno cuando el proyecto recibió luz
verde.
¡Y pensar que todo nació
gracias a esos especímenes que logramos capturar tantos años atrás! ¡Vaya
revuelo que se armó! Que si el Gobierno conocía la existencia de vida en otros
planetas y lo negaba, que si se había capturado unos seres de una nave procedente
de otra galaxia y se estaba experimentando con ellos, etcétera, etcétera. Hasta
ahora hemos podido ocultar todos los ensayos, pero, de salir bien esta misión, las
autoridades estaban decididas a revelar la verdad.
Y ahí estaba yo, con
una réplica perfecta de su caparazón externo. Lo único que desentonaba era mi
estatura, demasiado baja para ellos, pero me tranquilicé al saber que también
había algunos individuos con mi complexión.
Cuando aterricé, su sol
se había ocultado ya. Afortunadamente, no tardé mucho en vislumbrar algunas de
sus guaridas, así que dirigí mis pasos hacia mi primer objetivo: una estructura
baja y rodeada por una barrera no más alta que yo. Supuse que debía actuar de
defensa. Por culpa de la ansiedad, inspiré tan hondo que, a pesar del
convertidor de gases, su atmósfera casi me tumba.
Pero lo peor vino
después, justamente cuando acababa de franquear la entrada exterior de ese
habitáculo. Un ser extraño que no teníamos catalogado, surgió de entre la
oscuridad y se abalanzó sobre mí profiriendo unos horribles aullidos. Creía que
me iba a despedazar. Sus rugidos debieron despertar a los habitantes de la guarida
porque, de repente, se encendieron unas luces, escuché unos gritos y poco
después noté cómo unas garras me sujetaban con fuerza. Acababa de realizar mi
primera incursión y ya había sido descubierto. Debía comportarme con la máxima
naturalidad si quería sobrevivir, hacerme pasar por uno de ellos, ese era el
plan, pero era incapaz de articular una sola palabra sin desenmascararme.
El pánico se apoderó de
mí. Tantos preparativos para nada. Tenía que poner en práctica el plan de emergencia.
Para empezar, debía simular una incapacidad para emitir sonido alguno. Me
mostraría dócil y ya vería el modo de escaparme cuando se confiaran.
***
Lo que tenía que ser un
breve cautiverio, tras el cual debía poder reanudar mi proyecto en otra parte,
sin levantar sospechas sobre mis orígenes e intenciones, se ha convertido en
algo que nunca habría llegado a imaginar.
Siento que, después de
tantos años de esfuerzos, les haya fallado de esta forma, pero quién me iba a
decir que me encontraría con algo así, algo superior a mis fuerzas. No me
habían preparado para esto.
Según su calendario
solar, han pasado ya tres años de mi llegada. He aprendido su lenguaje, si bien
ellos creen que me han enseñado a hablar tras superar un grave problema de fonación.
Su aparente agresividad no es tal y se han mostrado muy sociables. Me han acogido
como a uno de los suyos, pues eso es lo que creen que soy. Mucha inventiva he
tenido que utilizar para que no descubrieran mi verdadera naturaleza. Ahora,
tras un gran esfuerzo de adaptación, me siento muy cómodo entre ellos. Y es
que, la verdad sea dicha, viven mucho mejor que nosotros. Si bien están más
atrasados en algunos aspectos, en otros nos llevan la delantera.
Me siento un traidor. Ya
no quiero volver a mi lugar de origen. Y aunque me imagino que me estarán
buscando, esta segunda piel que ellos mismos diseñaron resulta un perfecto
sistema de camuflaje. Sólo espero que resista bien el paso del tiempo y que,
antes de que se deteriore y deje de serme útil, haya podido disfrutar mucho
tiempo de esta nueva vida.
No quiero pensar qué
harán mis anfitriones cuando, si llega el caso, descubran que han sido
engañados durante tanto tiempo. Y respecto a mis congéneres, espero que, si me atrapan,
sean indulgentes. No sé si me comprenderán, no sé si entenderán mi debilidad, lo
que me ha motivado a traicionarles, pero es que eso que aquí se conoce como Big
Mac es lo mejor que nunca he probado.
(900 palabras)
Lástima que cuando se le empezaba a coger gusto a la historia, ha habido que reconducirla hacia un rápido final (genial, por cierto), para no salirse de la extensión requerida.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un abrazo.
Sí, el límite de palabras es una limitación, valga la redundacia.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Jeje, muy divertido ese giro final. Muy buena historia, Josep. Mucha suerte 😉
ResponderEliminarMe alegro que te haya divertido.
EliminarUn abrazo, Marta.
¡Qué bueno Josep! Y eso que a mí los Bic Mac ni fu, ni siquiera fa.
ResponderEliminarSi se trataba de engañar, desde luego lo has conseguido. Hasta casi la frase final.
Eso es lo que tiene conocer otras civilizaciones, que a lo mejor te gustan más que la tuya. No sé si ocurre lo mismo con las parejas, pero esa es otra historia :))
Un relato entretenido que se lee de un tirón, claro que después de haber leído tu libro “Irreal como la vida misma”, no me extraña.
Daría para una segunda parte Josep, no nos dejes con la curiosidad de cómo le fue a tu aventurero espía.
Un fuerte abrazo.
Si le gustan los Bic Mac seguro que es joven o bien estaba acostumbrado a comer cosas peores, je,je.
EliminarNo sé qué resulta más difícil de conocer, si a un extraterrestre o a tu pareja, ja,ja,ja.
Y mira, quiza sí que me plantee continuar la historia. No sería la primera vez que uno de mis relatos presentado a concurso acaba siendo una saga, je,je.
Un fuerte abrazo.
Un relato perfecto, con intriga, humor, ficción y final excelentes
ResponderEliminarUn abrazo, al caparazón no sé yo :-)
La vida debe contener siempre una dosis de humor, tanto en la tierra como en los cielos, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo.
Me ha parecido un giro genial ese final (aunque tengo que confesarte que cuando entró en su habitáculo,... un "extraño ser",... "horribles aullidos" me dieron la pista jajaja). Te felicito te ha quedado fantástico!
ResponderEliminarComo sé que eres muy perspicaz (mira en lo que se fija tu alter ego), estuve a punto de cambiar lo de "aullidos", pero decidí dejarlo tal cual, je,je.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Ay, amigo, ha sido genial. Cómo has jugado con nosotros, al menos conmigo. me has engañado totalmente. Desde luego, hay tentaciones por las que se renuncia a todo un planeta y se arriesga el presente y hasta el futuro, ja ja. Aunque creo que las mías (las tentaciones) difieren mucho de las de tu personaje.
ResponderEliminarGenial Mucha suerte en el sorteo.
Un beso.
Me alegro, Rosa, que te haya gustado y que haya sido capaz de engañar a una persona tan sagaz como tú, ja,ja,ja.
EliminarLas tentaciones son muy distintas de unos a otros, y los gustos varían de planeta ne planeta, je,je.
Un beso.
Muy bueno Josep. Hoy la Corporación McDonalds estará orgullosa de lo que has escrito ;). Por cierto, ahora casi uno de los primeros deseos de los niños es poder salir a la calle para poder comerse su Happy Meal sin que los detengan ja, ja, ja. En fin, un estupendo relato inspirado en esas fantásticas Crónicas Marcianas que nos legó Ray Bradbury.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que conste que no he recibido ninguna oferta ni mucho menos compensación económica de esa Corporación, je,je,je.
EliminarMuchas gracias, Miguel por dejar este amable comentario.
Un fuerte abrazo.
Llevo muchísimo tiempo sin probar los Big Mac, porque aún tengo en la memoria el horrible sabor de esa carne (¿?) o lo que sea, que llevan dentro. Vamos que de comida basura paso, sin embargo, para tu protagonista fue algo tan importante que le obligó a cambiar de planes y traicionar a los suyos. ¡Ese final es digno de enmarcar! qué giro tan sensacional repleto de ironía.
ResponderEliminarTambién soy de la opinión que nos hagas otra saga a partir de este primer capítulo de esta original y divertida historia de un terrícola que acaba haciéndose pasar por un alien "temporal"... ¡No quiero ni pensar en qué lío se ha metido! ¡La cosa está que arde y necesitamos saber más! ja, ja, ja
Mucha suerte, querido Josep y mis aplausos por tu buen trabajo narrativo.
Un beso y cuídate.
Yo hace tiempo que abandoné la costumbre de comer este tipo de comida rápida (y basura), pero ojo, que en los EEUU se come una carne estupenda y en NY probé una de las mejores hamburguesas del mundo (eso dicen) en "Clarks", un local de la tercera avenida, je,je.
EliminarHay una novela de Eduardo Mendoza titulada "Sin noticias de Gurb" que trata de algo parecido y ahora que la cito te prometo que ni pensé en ella cuando escribí este relato. Y ahora pienso que si hiciera una continuación quizá me acusaría de plagio, ja,ja,ja. Pero lo único en lo que se parecen ambas historias que el extraterrestre se acaba encontrándose tan gusto en nuestro planeta que desaparece del control de su otro compañero que se queda en la nave.
Muchas gracias, Estella, por tu entusiata comentario.
Un beso y cuídate también.
Relato con intriga, un infiltrado en una civilización alienígena que termina por sentirse cómodo entre esa raza extraña. Bien ambientada, con un cambio de tornas a mitad de relato y giro final con toque de humor incluido, aunque debo reconocer que yo personalmente no soy muy amigo de los Big Mac, pero para gustos... Confieso que pensé que el protagonista terminaría enamorado de una extraterrestre y eso le había hecho quedarse, a lo Bailando con Lobos, pero tu final es mucho más original, Josep.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso y a cuidarse en estos tiempos tan extraños que estamos viviendo. Un abrazo.
Veo que sois mucho/as los que no sois muy amigos de los Big Mac. De más joven, reconozco haberme comido unos cuantos con fruición, je,je. Si algo no me gustaba era la incomodidad de comerlos, desmontándose a pedazos y dejándome perdido de Ketchup, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias, Jorge, por leerme y dejar tu comnetario.
El deseo es mutuo.
Un abrazo.
Me ha enganchado la historia desde el principio hasta el final, y ese giro final me ha encantado, genial.
ResponderEliminarYo también soy de la opinión que nos hagas otra saga.
Mucha suerte en el concurso.
Cuidaros mucho tú y los tuyos.
Un abrazo.
Las sagas tienen el peligro de que a medida que avanzan se pierde el interés, je,je. Hay que saber mantener la intriga a lo largo de toda la historia. Aunque claro, no seria la primera vez que lo hiciera, ja,ja,ja. Así que me lo pensaré.
EliminarUn abrazo y tened la máxima precaución.
Josep (felicitats), qué final más bueno, o mejor dicho, solo una palabra de la última frase para dar un vuelco a todo el relato. Un giro espectacular con el que me aventuro a decir que has engañado a todo lector, y es que eso de que el plan se frustre a la primera es muy humano. En cuanto al relato me introducí con facilidad, al principio pensé en algo futurista, porque lo escribiste con esa intención. La parte técnica muy lograda y cuidada, el balanceo de frases cortas y precisas con otras más largas da mucho equilibrio a un relato en el que es todo narración. Y el cambio de la forma verbal muy natural y bien pensado, de ese modo la historia llega al momento actual y se queda en ese punto a merced de lo que quiera el lector. Yo creo que reventará la coraza humana por el abuso de Big Macs, je, je. (por cierto a mí también me encantan).
ResponderEliminarEn resumen te ha quedado un trabajo muy bien elaborado y cuidado con la guinda de un inspirado final que rompe con todo.
Un abrazo y que pases un buen día, Josep.
Felicitats també per a tu, Pepe.
EliminarEsta es una historia que puede plantearse exatamente igual desde los dos puntos de vista: el del terrícola explorador y el del alenígena viajero transgaláctico. A los dos les podría suceder exactamente lo mismo, menos lo del Big Mac, que eso solo es invención nuestra, je, je.
Me alegro que te haya gustado el planteamiento y, sobre todo, el desenlace.
Como ese "visitante" se pase con su dieta a base de hamburguesas gigantes, reventará el escudo y él mismo, ja,ja,ja.
Un fuerte abrazo, tocayo.
Gràcies, Josep. ¡Ah! Y cambio el final que propuse, ahora creo que es una estratagema de esa cadeba de hamburguesas para hacerse con el universo... Je, je. Un abrazo.
EliminarMuy buena tu historia Josep, entretenida y sin saber donde estaba pero lo intuía por el concurso. Yo nunca he comido nunca un Big Mac, soy más de comida casera. Esto puede tener una segunda parte. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que esta historia de fantasía te haya gustado, Mamen. Aunque quién sabe si algún día se puede hacer realidad, je,je.
EliminarUn abrazo.
¡Ay, Josep! Este extraterrestre se vende por muy poco. ¡Un bocata de jamón le daba yo! O un pescaíto frito, o una espectacular tostada con tomate y aceite acompañando un café con leche. ¿Y qué me dices de una buena paella? En fin. Creo que no debería haber leído este relato antes de cenar, je, je, je.
ResponderEliminarEn serio Josep. Un buen relato que me ha arrancado una sonrisa. Perfecto como siempre.
Un saludo y mucha suerte.
Hay quien se vendería por un plato de lentejas, ja,ja,ja.
EliminarTienes toda la razón, pero ten en cuenta que el pobre indivíduo fue a parar a los Estados Unidos y allí, ya se sabe... Una amiga mía que, en su juventud, fue a trabajar de au pair en casa de una familia típicamente americana, le pidieron que les hiciera una paella, pues habían oddo hablar mucho de ese plato típico español. La chica, con la ayuda a distancia de su madre, se esforzó muchísimo y logró su objetivo con, según ella, bastante éxito. Pues cuando les sirvió ese rico manjar y lo probaron, lo primero que hicieron aquellos mentecatos fue echarse un buen chorro de Kerchup. ¡Malditos bastardos!
Muchas gracias, Bruno, por tu comentario tan halagador.
Un saludo.
Hola Josep! Aún no he recibido tu visita (company), pero aquí me tienes comentando tu relato. Tu historia está bien narrada, usando un lenguaje cuidado y apropiado para el género que nos ocupa. Me ha gustado mucho compartir con el visitante sus esperanzas y temores.
ResponderEliminarNo obstante lo anterior, y a lo mejor en eso tengo ventaja porque he leído muchísimas historias de ciencia-ficción, he tardado entre tres y cuatro líneas en descubrir que se trataba de un extraterrestre con la misión de estudiarnos sobre el terreno. Se trata de un giro bastante habitual y previsible.
Pero no quiero quitarle un ápice de mérito a tu relato. Está francamente bien, con un detalle final (lo del Big Mac) que es como la guinda del pastel. Mucha suerte y un saludo.
Hola, Beri. No sé qué ocurre, pero no logro entrar en tu blog, pongo el puntero encima de tu nombre y no se activa el enlace. Probaré en otra ocasión.
ResponderEliminarPrometo devolverte la visita en cuanto me sea posible. Si lo hice en una anterior ocasión, no lo recuerdo. De todos modos, te seré franco y espero que lo comprendas. Sigo a más de cuarenta blogs, a los que visito a diario, con lo cual puedes imaginarte el tiempo que ello me lleva. Hoy, por ejemplo, me he conectado a los ocho y algo y aquí estoy, a las doce y media del mediodía contestando a vuestros comentarios (nunca me demoro más de un día en contestar, pues me parece de obligado cumplimiento hacia quienes han tenido la deferencia de venir a leerme y dedicar un tiempo a dejarme su opinión). Estos blogs a los que hago referencia forman parte de mis "Marcadores" desde hace bastante (algunos desde mis inicios como "blogger"). En todo este tiempo (desde 2013) ha habido deserciones por parte de algunos de mis seguidores y yo también me he visto en la necesidad de dejar de seguir a otros para incorporar a nuevos que he descubierto y me han llamado poderosamnete la atención. Aunque suene fatal, es sacrificar a unos para dar cabida a otros. El tiempo es limitado y aunque sé que obrando así me puedo perder textos muy buenos, no doy para más. Si te sirve de consuelo (supongo que no) a mí también me ocurre lo mismo: dejo mis comentarios a bloggers que raramente me los dejan a mí. Y debo confesar que alguna vez me he "vengado" eliminándolos de mi lista, je,je. Y eso que no me gusta lo de que "te leo si me lees". A veces tanbién ocurre que el tema que toca el blog al que visito devolviéndole la suya, aun siendo de gran calidad, no resulta de mi gusto o interés, como me ocurre con la poesía, para la que soy un negado, o con los de crítica literaria, que requiere de un análisis profundo y detallado, o los de historias psicodélicas que no son santo de mi devociçon. Y asçi hay un largo etcétera de situaciones que muy probabemnete hacen que quien espera ser visitado se sienta decepcionado, e incluso ofendido, al no recibir la justa correspondencia. Prometo intentarlo de nuevo en tu caso, pero no puedo prometer mi presencia constante. Sé que puede parecer una actitud soberbia o de superioridad, Nada más alejado de la verdad. No soy mejor escritor, o escribiente, que los demás compañeros de letras, simplemente es cuestión de gustos, afinidades o de tiempo.
Dicho esto, te agradezco mucho tu visita y que hayas dedicado un tiempo a leerme y dejar tu comentario.
No me molesta en absoluto que hayas "pillado el truco" desde un bien inicio. Desde luego habría preferido haberte engañado hasta el final, como ha ocurrido con la mayoría, si no todos, de mis otros lectores. Siendo, como dices, un lector empedernido de relatos de ciencia-ficción, no es de extrañar, pues, que hayas desentrañado el "misterio" a la primera de cambio. Me consolaré con saber que te ha gustado el relato en sí. Aunque parte de mi objetivo era despistar al personal, lo que considero fundametal es la solidez y/o calidad de la narración, En este aspecto, pues, veo que puedo sentirme satisfecho.
Muchas gracias por tu aportación y un saludo.
Hola Josep! Ante todo, quiero agradecerte tu respuesta. A lo mejor me equivoco, pero el hecho de que le hayas dedicado tanto tiempo a responderme ya dice mucho de ti, en el sentido de que te tomas en serio todos los comentarios que recibes, incluído el mío. Te lo agradezco, de verdad.
EliminarSé, porque en vista de tu indiscutible calidad literaria, me he preocupado de rastrear un poco tu trayectoria como escritor (incluída alguna entrevista que te han hecho en algún medio), que estás muy atareado con un sinfín de proyectos y temas varios; de ahí que sea muy complicado abarcarlo todo.
Quiero que sepas que en ningún caso he querido ofenderte (no te lo mereces en absoluto), sólo que hecho de menos la opinión de buenos escritores como tú.
Volviendo a tu relato, te tengo que dar toda la razón: está muy logrado y tiene gran calidad, y eso es independiente de que un friki de la ciencia-ficción haya tenido la habilidad (por así decirlo) de deshacer el nudo gordiano de tu excelente narración.
Si te apetece, puedes echarle un vistazo a mi blog poniendo en google "relatos de Beri". Te agradezco la visita por adelantado y disculpa por mi salida de tono. Recibe un fuerte abrazo y mucha suerte en el Tintero.
"echo de menos" (¡¡¡menudo gazapo!!!jeje.
EliminarUna pizza,Josep, o una buena carbonara...
ResponderEliminarAnda que venir a este planeta con las cosas como están!!
Me ha encantado tu relato. Enhorabuena y un abrazo
Todo a su tiempo, Paola. De momento dejémosle al pobre que se harte de hamburguesas, ja,ja,ja.
EliminarA lo mejor ese extraterrestre es inmune al coronavirus o en su planeta ya lo pasaron y está inmunizado, je,je.
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Ay Josep! Miedo a lo desconocido te daría para una novela de 500 páginas, cuando mas entusiasmada estaba leyendo se acaba la historia ¿No habrá segunda parte?.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así como hay quien le encanta lo desconocido, a la mayoría nos asusta o, cuando menos, nos alerta.
EliminarÉl pasó del miedo al placer en poco tiempo, je,je.
Pues no sé si la historia daría para mucho más, pero todo puede ser.
Un abrazo.
Hola que relato tan bien narrado.Una historia que me atrapó desde el inicio. Bravo, porque te confieso que no me gusta mucho la ciencia ficción, pero con este reto y leer Ray Bradbury me quedé fascinada. Y leerlos a ustedes es enriquecedor. Gracias por las enseñanzas narrativas que nos regalas en cada entrega.Saludos desde Venezuela
ResponderEliminarPues mérito tiene (no sé si mío o tuyo, je,je) que, aun no gustándote la historias de ciencia-ficción, esta te haya gustado.
EliminarGracias a tí por venir y dejar tu amable comentario desde tan lejos.
UN abrazo.
Eres un narrador estupendo amigo. Pero te he pillado casi desde el principio.
ResponderEliminarlo que no me esperaba era la razón contundente del decisivo cambio de actitud por parte del extraterrestre.
y es que donde haya una Big Mac que se quiten todas las dietas vegetarianas del universo.
La hierba para las vacas (Es broma, que nadie se ofenda)
Una buena historia, amigo.
Un abrazo.
Lógico en un escritor como tú tan proclive al engaño y a la sorpresa final. Así, juegas con ventaja, je,je. Acostumbrado a tu estilo, ahora soy yo quien con solo leer el primer párrafo de un relato tuyo empiezo a pensar que nos estás engañando como a un chino. Y a lo mejor después resulta que no, ja,ja,ja.
EliminarNo me extrañaría que, si sigue así, ese tipo se acabe nacionalizando y votando a Trump. Eso sí que sería propio de un extraterrestre.
Un abrazo.
Lo del trump te ha quedado de ordago a la grande Ja,ja,ja.:)
EliminarCon todo lo que nos está pasando, cuando leo un texto de ciencia ficción como el tuyo, siento que está mas cerca que nunca el que se haga realidad.
ResponderEliminarSAludos.
Pue sí, no estamos muy lejos de vivir un hecho de ciencia-ficción.
EliminarAyer por la tarde, sin ir más lejos, al sacar al perro a pasear por unos jardines que hay junto a mi casa, estaba completamente solo en una zona de recreo para perros, y el cielo estaba totalmente encapotado y gris. De pronto, a lo lejos escuché como por un altavoz, seguramente de un coche patrulla, iba advirtiendo a la población que se mantuviera en sus casas. De pronto me pareció algo irreal más propio de una película de terror en la que las autoridades advierten a la gente que se encierren en sus búnkers para protegerse de un ataque nuclear o extraterrestre. ¡Lo que hay que vivir!
Un abrazo.
Esta situación tan anómala que estamos viviendo, donde te pueden multar, o incluso detener por estar en la calle, me recuerda mucho a la trama descrita en "el peatón" de Ray Bradbury. Como se suele decir: "la realidad supera la ficción".
EliminarA ver si ahora resulta que mis relatos engordan y los lectores decidirán ponerse a dieta y dejar de leerme, je,je,je.
ResponderEliminarOtro abrazo virtual.
Genial, Josep!. Soy otra más poco afecta a los Big Macs, pero tu historia me hizo continuar las Crónicas de Bradbury, y sus terrestres son bien yankees y esos sí que comen Big Macs. Les va muy bien y es totalmente coherente con a historia. Y la vuelta de tuerca final es estupenda. Venía con un suspenso temeroso y de pronto, la carcajada.
ResponderEliminarMuchas gracias. Un abrazo
Ahora me temo que, sin querer, les estoy haciendo promoción a los de McDonalds, ja,ja,ja.
EliminarQue fuera extraterrestre no quiere decir que tuviera buen gusto, je,je. Lo que ocurre es que lo nuevo atrae. Debía estar cansado de la dieta a la que estaba acostumbrado en su planeta.
Me alegro que te hayas divertido con esta historia.
Un abrazo, Juana.
Confieso que he leído dos veces el relato, y sigo manteniendo mi primera interpretación de la historia.
ResponderEliminarVolví al texto y puede que me haya perdido, o simplemente me equivoque de mensaje. Pero a estas alturas ya me quedo con una versión retorcida de la actualidad. Puede ser tan válido un ser extraterrestre, como un bicho invasor con capacidad adaptativa, que disfrute con cualquier menú.
Totalmente de acuerdo con los que piden que la saga continúe.
Suerte en el concurso. Un abrazo.
Bueno, Carmen, pienso que tener que releer un texto puede significar tres cosas: 1) Que no se ha entendido nada y se busca la luz dándole una segunda oportunidad, 2) que, una vez captado el giro final que trastoca toda la historia tal como se había interpetado, se busca verla desde ese nuevo punto de vista para dsifrutarla mejor o por si hay algo que no cuadra y el autor se ha pasado de.listo, engañando al personal (cosa nada extraña), y 3) que ha gustado tanto que se desea repetir. En tu caso, descarto la tercera, ja,ja,ja. Lo que no sé es cuál de las otras dos opciones es la tuya, pero no parece que sea muy halagüeña, je,je.
EliminarHe intentadp contar la historia de modo que tuviera sentido para el lector tanto si el protagonista era un terrícola que visitaba un exoplaneta o un extraterrestre que venía a la Tierra a conocer mejor sus habitantes. Los especímenes que el protagonista dice que cautivaron timpo atrás y que sirvieron para estudiarlos en secrero, tanto podrían ser los alienigenas supuestamente capturados en Roswell, Nuevo Mexico, en julio de 1947 y mantenidos en la llamada zona 51, como los humanos supuestamente abducidos por a lo largo de los años. En el caso que nos ocupa (el de un extraterrestre curiosón y seducido por las costumbres terrícolas), no se trata de ningún bicho adaptativo sino de un ser vivo antropomorfo, como deben ser los alienígenas, si existen.
Si ya lo habías entendido así, disculpa mi aclaración. Y si no lo habías interpreatdo de este modo, todavía tienes una nueva oportunidad de leerlo bajo este prisma, je,je.
Un abrazo, Carmen. Ahora, o mañana, me pasaré por tu blog para leer tu contribución al concurso.
Hola, Josep. Has rematado el relato de una manera sorprendente. Me ha encantado. Ese extraterrestre finalmente cayó en nuestro planeta. Pobre!! jaja
ResponderEliminarUn abrazo
Oues sí, Mirna, yo también creo que haber aterrizado en nuestro planeta no fue un acierto. Y más tal como están las cosas.je,je.
EliminarUn abrazo de vuelta.
Hola, Josep Mª.
ResponderEliminarEstaba bien el relato, pero lo del Big Mac me ha desarmado. Ciertamente somos previsibles y, por eso, los buenos escritores nos sorprendéis con estos finales. Lo único que dudo que a un extraterrestre se le iba a tratar así de bien aun sin saber su procedencia.
Estupendo relato. Felicidades.
Hola, Isan.
EliminarPodía haber escrito el típico relato de terror (y no por ello menos valioso, que quede claro) que discurre con su dosis de miedo e intriga y con un final cerrado que no da lugar a demasiadas sorpresas aunque no sea totalmente previsible. Quise salir de lo habitual y darle un toque especial. Pensé en el humor o en un giro inesperado. Al final, incluí un poco de las dos cosas. Aun así, algún lector avispado previó lo que quise ocultar hasta el final: que no se trataba de un terrícola explorando otro planeta, sino un extraterrestre visitando el nuestro.
Lo del buen trato recibido, supongo que se debió a que dio con la típica familia norteamericana media, simpática, cordial y sociable, de esas que hacen barbacoas cada sábado e invitan a todo el vecindario. ja,ja,ja. Y por otro lado, porque ignoraban que no era de este mundo. De lo contrario quizá sí que se habrían mostrado agresivos, sacando un rifle o sus múltiples armas para defenderse de la intromisión por parte de alguien cuyas intenciones no estaban nada caras, je,je.
Muchas gracias y un abrazo.
Hola, Josep: Un relato fluido, bien plantado en el estilo de la narrativa interestelar (si es que algo se llama así; pero creo que se entiende). Buenísimo el desarrollo, aunque los aullidos me olieron a "perro terrícola". Como un anticipo del Big Mac.
ResponderEliminarY me deja un sustrato filosófico: ¡Qué bien se vive aquí, hasta con la cuarentena!
Hola, Beba. Veo que también eres de los que el aullido les dio una pista. Pero ¿acaso no puede haber un ser monstruoso que pueda aullar y que no sea un cánido?, ja,ja,ja.
EliminarMi protagonista alienígena debió pensar lo mismo que tú y por eso decidió quedarse, y no solo para degustar los Bic Mac sino también para disfrutar de nuestro estilo de vida. Seguro que en su planeta no tienen Netflix, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Ese guiño humorístico remata con gran acierto una historia sólida y compleja, narrada de forma minuciosa y con gran rigor científico. Tal como lo cuentas, nos metemos en la piel de camuflaje del marciano y llegamos a creer que esto pueda o haya podido suceder realmente. Ese es el gran mérito de tu atrapante relato: hacer creíble lo fantástico,engancharnos desde el principio y dejarnos con una sonrisa con ese delirante final, que me recordó un famoso anuncio.
ResponderEliminarMucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Josep.
Bueno, quizá sea cierto lo que algunos dicen: que estamos rodeados de alenígenas, pero que no los podemos distinguir porque se han mimetizado, je,je. Yo he estado a punto de creérmelo al ver el comportamiento de algunos indivíduos de (aparentemente) nuestra especie, ja,ja,ja.
ResponderEliminarMe alegro mucho que te haya gustado y divertido este relato y te agradezco tus comentarios.
Yo también te deseo suerte en el concurso.
Un abrazo, Paco.
Buen relato, muy cuidado, con característica marcada de un autor al que le gusta proponer juegos, enigmas y entretenimiento a sus lectores. Todo con técnica impecable. Gracias. Un abrazo y salud
ResponderEliminarAVISO: En el comentario anterior hay un mensaje SPAM que , cuál virus, se cuela en los email de los comentaristas que marcamos el “Avisarme“ en tu blog
Muchas gracias, Barry, por tu elogioso comentario. Se lo trasladaré a mi celosa musa, que siempre se queja de que la tengo un poco menospreciada, ja,ja,ja.
EliminarGracias también por tu aviso. De hecho, me parcaté de ello ayer y quise eliminarlo de los seis o siete relatos de este blog en los que los detecté. No es la pirmera vez que ocurre. Al recordármelo hoy, los acabo de fulminar sin compasión, je,je,
Un abrazo.
Buenísimo Josep! Una narración muy bien hilada, rica en descripciones. Nos metemos en la piel del protagonista y seguimos sus pasos que nos llevan de una manera muy astuta al giro final. En resumen, es un relato efectista, de esos que te arrancan una gran sonrisa final.
ResponderEliminarUn saludo compañero
Hola, Araceli. Creo que no es difícil meterse en la piel del protagonista, aunque sea sintética, ja,ja,ja. Ante una experiencia así, todos nos sentiríamos amedrentados por lo que nos pudiera ocurrir, siendo terrícolas o extraterrestres. El miedo es universal. Y la curiosidad creo que tambilen, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu valoración.
Un abrazo.
Espera no me engañas ¿Que te quedas con el marciano? vaya des-Terrado que eres jaja. Demasiado bajito, qué bueno. Me recuerda a la película E.T, pero en versión espía. Con esa verborrea literaria digna de un buen escritor has conseguido crearme la curiosidad de la evolución científica de los parámetros: empatía e integración, del susodicho protagonista. Mira que quedarse aquí, como están las cosas. Un abrazo Josep Mª
ResponderEliminarHola, Eme. Ojalá muchos "visitantes" de nuestras comunidades, pueblos y zonas de recreo turístico tuvieran tanta empatía y se integraran tan bien en su nuevo entorno como ese colega de ET en nuestro planeta. En lugar de eso, no tienen ningún respeto ni por sus gentes ni por sus costumbres, y encima van todo el día colocados, ya sea de vino peleón o de otra cosa. Lo bueno de ello, es que los distinguimos a cien leguas y nos podemos alejar lo suficiente para que no se nos pegue su mala educación.
EliminarUn abrazo.
Qué estupendo relato de ciencia ficción y con que fluidez se lee. Tengo que reconocerte que lo he leído todo a la contra hasta que he llegado a ese broche final. Con una sola frase mi mente ha rebobinado para poner toda la historia en su sitio. ¡Genial!
ResponderEliminarSuerte en el tintero, Josep
Muchas gracias, María Pilar, por tu amable comentario. Me alegra haber logrado llevarte por el camino equivocado durante un buen trecho. Esa era mi intención, ja,ja,ja.
EliminarGracias por tus buenos deseos, que son recíprocos. Ojalá nos veamos en la final, je, je.
Un abrazo.
Josep, me atrapó tu relato de tal forma que cuando llegó el final me quedé con ganas de leer más.
ResponderEliminarBuenísimo todo el entramado de la historia, de fácil y agradable lectura, y sorprendente final.
Te felicito por la forma en como desarrollaste todo el proceso.
Un abrazo y suerte en el concurso
Puri
Hola, Puri. Me alegro haber podido atraparte literariamente con este relato de ciencia-ficción, aunque hay más de ficción que de científico, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu amable comentario y tus buenos deseos.
Un abrazo.
Muy buenas Josep,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Creo que has llevado la historia con elegancia, obviando en la narración los aspectos menos importantes y resaltando los que de verdad valía la pena contar. Como ya te han dicho, yo también espero una segunda parte... Por otro lado, el argumento lo has sabido vender desde el principio. Pienso que, desde el primer párrafo, eres capaz de sumergir al lector en la atmósfera del relato y conducirlo hasta el final de forma amena y entretenida. ¡Enhorabuena por el trabajo!
Un saludo.
Muy buenas, Ulises.
EliminarReconozcámoslo: si he resaltado los aspectos más reseñables de esta historia también ha sido debido a la limitación en el número de palabras, ja,ja,ja.
Ahora hablando (o escribiendo) en serio: creo (solo creo) haber aprendido que en un relato en el que quieres mantener la atención y el suspense, hay que ir al grano y no malgastar as palabras en cosas secundarias que distraen al personal. Si lo he logrado, me alegro mucho.
Te agradezco tu elogiosa crítica.
Un abrazo.
P.D.- Observo que tú también participas en el concurso. En cuanto me libere un poco de carga lectora, me pasaré por tu blog a leer tu contribución. En el tintero nos encontramos todos, je,je.
Hola, compañero Josep Mª, bien hallado de nuevo. ¡Qué bueno tu relato, amigo! Imaginaba al protagonista con diferentes pieles, caparazones, pero como el "lagarto de turno" mimetizado de humano, sólo al "ver" al celoso perro guardián (¿de presa?); muy bien traído todo. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTe deseo suerte en el concurso y te envío un fuerte abrazo, virtual, que no conlleva riesgo alguno en estos tiempos de zozobra.
Hola, Patxi.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y tu comentario. Y solo me pregunto qué hará mi protagonista cuando su imitación a piel y cuerpo humano empiece a fallar. Porque es evidente que tendrá una fecha de caducidad. Y también qué hará si finalmente le obligan a volver a su planeta de origen, si no puede seguir frecuentando los establecimientos McDonald, je,je.
Un fuerte abrazo.
Hola,Josep M. Has conseguido un relato que engancha desde sus primeras líneas y se lee del tirón. Muy buena narración que nos conduce a un final sorprendente e hilarante. Cómo te han comentado, merece una segunda parte. Probablemente sí el alienígena probara alguno de nuestros exquisitos platos, lo comunicaría a sus allegados creando un turismo gastronómico interplanetario. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, Jose. Yo creo que ese alienígena tuvo mala suerte de caer en nuestro planeta, y mucha peor haber aterrizado en los EEUU. Pero, ya se sabe, sarna con gusto no pica, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo.
Big Mac? No me jodas Josep? Si con eso atraes a extraterrestres, verás cuando prueben un buen jamón! Muy original y aunque reconozco que me olí el "engaño" al poco de empezar a leer, me gusta como lo has llevado y sobre todo ese toque de humor al final.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué quieres que te diga, David, si el pobre tuvo la mala suerte de caer en los EEUU. Supongo que aplicó el refrán que dice "allí donde fueres haz lo que vieres", je,je.
EliminarSupongo que quienes estéis acostumnbrados a "engañar", oléis el engaño a diez leguas, ja,ja,ja.
Un abrazo.
¡Qué historia más divertida! Me recuerda a Sin noticias de Gurb, el divertidísimo extraterrestre de Eduardo Mendoza. Mucha suerte en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarGurb también era un extraterrestre que se perdió entre los humanos cautivado por lo que veia, mientras su compañero se quedé en la nave esperando noticias suyas. Aunque Eduardo Mendoza no lo mencionara, yo creo que Gurb vino a la Tierra en busca de mi protagonista, ja,ja,ja.
EliminarMe alegro que esta historieta te haya divertido.
Un abrazo y también te deseo suerte.
Hola de nuevo, Josep! Afortunadamente he podido leer todos los relatos antes de votar, dejo el comentario para después (o sea, ahora, ya que acabo de enviar mis votos), porque no quería quedarme fuera de fecha.
ResponderEliminarMe ha resultado muy rápida la lectura, porque invitas a seguir. Con lo del aullido -tan mencionado- sí que da idea de que sea un perro o un lobo, aunque al vislumbrar la verdad como lectora me quedo sorprendida por la historia, no por el escritor, que ya nos tiene acostumbrados a la alta calidad.
Buenísimo!
Dicen, que se pude conquistar a alguien a través de su estómago, aunque paso de nombrar, je,je, y parece que se ha materializado ese dicho con tu protagonista.
Un abrazo en la distancia.