La nieve cae cada vez con más intensidad. Hacía años que no había visto nevar tan copiosamente. Esta cortina blanca y espesa no me deja ver más allá de unos pocos metros. El viento contribuye a que la sensación de frío sea todavía más intensa. ¿Por qué aceptaría venir a pasar el fin de año en este lugar tan apartado?
Hay víveres suficientes para todo un mes. Así pues, la alimentación no era un problema. Lo único que me preocupaba era el frío. La cabaña no dispone de electricidad, por lo que la única fuente de calor es el fuego de la chimenea. “Lo tenemos todo controlado”, dijo Quim. “Nosotros nos encargaremos de todo”, añadió Nando. “Tú solo tienes que conducir”, concluyeron ambos.
Sin embargo, nadie pensó en la leña. Y me ha tocado a mí resolver el problema. Pero como soy muy torpe con el hacha, las ramas que he hallado por los alrededores están demasiado húmedas y los caminos están intransitables, no he tenido más remedio que hacer lo que he hecho.
Y ahora estoy aquí, en medio del temporal de viento y nieve, de vuelta a la cabaña, arrastrando un desvencijado carretón repleto de leña que, por fortuna, he podido comprar en el pueblo más cercano.
No sé cuánto debo llevar andando. He perdido la noción del tiempo. Ha oscurecido. Tengo las manos y los pies como témpanos de hielo. Casi no los siento.
Aquí no hay cobertura. El móvil es un trasto inútil. Espero acabar encontrando el camino correcto. Pero no veo ninguna señal que me oriente. Mis pisadas deben haberse desvanecido hace horas. Estoy agotado. Descansaré unos minutos.
¡Qué fría es la nieve! Cada vez cae con más fuerza. ¿Cuánto tiempo tardará en cubrirme? Tengo mucho sueño. Se me cierran los párpados. Nunca me hubiera imaginado que terminaría el año así, bajo una gruesa sábana de nieve y sobre un lecho de hielo. Solo me gustaría saber si me echarán mucho de menos.
Uffff has logrado que sienta el frío y la opresión. Me ha gustado, creo que un buen relato tiene que crear sensaciones y contigo las he sentido, yo tampoco siento ya los brazos ni las piernas.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde.
Bueno, Gemma, si he logrado transnmitirte esas sensaciones quiere decir que he sabido plasmar con el suficiente realismo los avatares del pobre protagonista. Me alegro por ello y te agradezco tu comentario.
EliminarUn abrazo y feliz finde también para ti.
¡Hola! La verdad es que siento que se me han helado las manos ¡qué final más horrible para alguien >.<! Espero que lo hayan encontrado antes de que fuera demasiado tarde, que un poco de esperanza no sienta mal.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
¡Un abrazo!
Hola Roxana! Bienvenida al frío invernal, jeje
EliminarPues no sé qué decirte. Presumo que el agotamiento y el sueño que se abate sobre el pobre chico son síntomas de que su cuerpo va abandonando lentamente este mundo. Dicen (espero no tener que experimmentarlo nunca) que la muerte por congelación es dulce. Yo también espero que, por lo menos, hallen su cuerpo.
Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Que bueno Josep, un relato que trasmite esa sensación de que la vida se acaba en un momento dramático y sin esperanza, dada la situación en la que se encuentra el protagonista. ¡Qué a gusto se está en casa!:)))
ResponderEliminarAl leerlo, he recordado a los que se quedaron colgados en el teleférico del Teide toda la noche.
Fantástico como siempre amigo.
Un abrazo.
¡La vida es tan frágil! En cuestión de minutos puede dar un giro de 180 grados. ¡A cuántos las vacaciones que prometían ser felices se convirtieron en un infierno por un accidente fortuito! Hay quien practica deportes de riesgo y sabe (o debería saber) que pone en peligro su vida. Pero hay quien, sin culpa alguna, se encuentra en una situación inesperada que no sabe cómo afrontar y tomar la decisión adecuada no siempre es fácil y, a veces, lo que parece más adecuado acaba siendo una trampa mortal. Eso es lo que le pasa al pobre protagonista de esta historia. En lugar de volver a la cabaña para comunicar su impotencia para hallar leña con que encender el fuego para calentarse, toma la decisión de ir por su cuenta y riesgo en busca de ese combustible sin contar con la ayuda de sus amigos. Así, sin querer, cavó su tumba.
EliminarAl menos los pobres que se quedaron colgados en el teleférico pudieron ser localizados y rescatados.
Un abrazo, amiga.
Tiritando me has dejado con la contundencia del relato.
ResponderEliminarMe recuerda a esos cadáveres que orlan los caminos de ascenso a las cumbres intransitables y que nadie retira por lo costoso que resultaría. Solo cabe preguntarse, lo que tu personaje: ¿Alguien los echará de menos?
Jajaja. Yo también, con solo imaginarme metido en el cuerpo del personaje, me entraban tiritones.
EliminarDe seguir nevando como describe el relato, dudo que puedan localizar al cuerpo del pobre desafortunado. Quizá en primavera, con el deshielo.
Pues yo me imagino al pobre chaval (porque se me antoja joven, quién sino sería tan poco previsor), tendido sobe ese manto blanco cantando en vos baja la famosa canción de Salvatore Adamo "cae la nieve", jeje
Un abrazo.
¿como se te ocurre hacerm e pasar frío cuando ya casi se esta acabando el invierno y viene la primavera? jejee, con lo friolera que soy yo jeje.
ResponderEliminarNo quisiera encontrarme en una situación semejante, uf, seguro que el pobre hombre lo paso realmente mal, verse así. un magnifico relato. un abrazo. TERE.
Lamento haberos hecho pasar tanto frío, jajaja, no era esa mi intención. Solo quería compartir con vosotro/as la angustia de la soledad de, quien perdido en medio de la nada, agotado y aterido, ve como se desvanecen sus posibilidades de llegar a su destino sano y salvo.
EliminarMuchas gracias, Tere, por comentar.
Un abrazo.
¡Qué frío! Una pena que acabe así, helado de frío en un sueño dulcemente mortal.
ResponderEliminarUn besillo.
Una vez acabada la historia, terminado el frío, del mismo modo que muerto el perro se acabó la rabia, jeje.
EliminarAl menos, el protagonista de esta triste historia murió plácidamente, sin sufrir.
Un cálido beso.
P.D.- Habrás visto que he seguido tu consejo y he colgado mis libros en un sitio bien visible. Muchas gracias por la sugerencia.
Cómo se complican a veces las cosas, qué mal puede llegar a salir todo aún pareciendo que nada es muy importante y qué tragedia morir por una tontería...
ResponderEliminarA pesar de las pocas palabras usadas has transmitido a la perfección la sensación agobiante del frío, la fatal premonición de que algo malo va a suceder conforme uno avanza en la lectura, la percepción inconsistente de que estar allí era una mala idea desde el principio. Buenísimo, Josep. Veo que te estás aficionando a probar con relatos más cortitos e insisto en que también se te dan muy bien :))
¡Un abrazo y feliz finde!
La naturaleza, con toda su grandiosidad, puede ser implacable con el hombre que, en su pequeñez, es impotente para hacer frente a su furia. Las imprudencias suelen pagarse caras y muchas veces no somos conscientes del peligro que encierra un mar embravecido, un viento huracanado o una tormenta de nieve, como es el caso. La falta de previsión y de sensatez son generalmente los culpables de muchos accidentes.
EliminarMe alegro que te haya gustado este relato corto. De hecho, su brevedad se debe a que solo se centra a esos momentos de angustia de quien, perdido en medio de una tormenta, ve como sus esperanzas de salir con vida se diluyen.
Siempre es un placer leer tus amables comentarios.
Un abrazo y que también pases un buen fin de semana.
Es alucinante cómo la nieve, ese elemento tan bonito y tan 'chuli', puede ser una asesina en toda regla. Es verdad que tenemos un concepto de ella demasiado romántico o bucólico (supongo porque somos un país mediterráneo donde, salvo muy pocas zonas, la nieve nunca es un problema constante), pero puede ser muy peligrosa.
ResponderEliminarRecuerdo una caminata por la Sierra de Guadarrama en pleno invierno con mucha nieve y por una zona que conocía al dedillo por haber pasado por allí muchas veces, el que estuviera todo completamente cubierto de nieve me despistó sobremanera y era complicado orientarse. Afortunadamente no se nos hizo de noche y conseguimos encontrar el camino de regreso.
Me ha encantado el relato, Josep, sobre todo el final, no porque el prota acabe así sino porque describes muy bien cómo llega la muerte por congelación y ese pensamiento final.
Un abrazo.
Hola Paloma. Las cosas más bellas pueden convertirse en las más peligrosas. Incluso las mujeres, jajaja.
EliminarBromas aparte, cuando se desatan las fuerzas de la naturaleza, esa belleza se torna abruptamente en un peligro mortal. ¡Cuántos aludes se han llevado por delante vidas humanas, personas que se habían acercado a la montaña para disfrutar de unas vacaciones en la nieve!
Yo mismo, en mi adolescencia (juventud, divino tesoro y maldita inconsciencia) también estuve en peligro por no ser previsor y prudente (como en mi relato, también me dejé llevar por la opinión de unos amigos tanto o más inconscientes que yo). Se nos ocurrió adentrarnos en coche por unos caminos nevados de Roncesvalles, sin cadenas. El coche iba dando bandazos, pues las ruedas patinaban y en algunas curvas el coche derrapaba peligrosamente hacia el precipicio. Y eso que conducía con muchísimo cuidado, pero mi pericia de conductor sobre nieve y hielo era nula. Por fortuna, llegamos al destino sanos y salvos.
Dicen que la muerte por congelación es muy dulce, que el sueño acaba dulcemente en inconsciencia. Algunos han interpretado el rictus que les queda a los muertos por congelación como una sonrisa.
Muchas gracias por tus comentarios.
Un abrazo.
Notar esa nieve cayendo es bonito, pero no quiero pensar que por culpa de la nieve en coche una vez tardamos más de una hora llegar a casa, en un recorrido que se hacía en 5 minutos. Toda eso sin cadenas claro. Pero encontrarse en un lugar que hay mucha nieve y si no eres muy previsor pueden ocurrir esas cosas que narras. Dicen que morir congelado es una muerte dulce. Se te dan muy bien los relatos cortos. Una brazo
ResponderEliminarLa nieve ofrece una estampa preciosa, de postal, pero si estás refugiado y bien resguardado del frío y de las inclemencias del tiempo. LO malo es estar desprotegido, solo y perdido en el bosque.
EliminarEso dicen, que la muerte por congelación no solo no produce dolor sino que uno va languideciendo poco a poco somo sumergiéndose en un sueño profundo. Aún así, prefiero estar bajo un techo seguro y bien calentito.
Muchas gracias, María del Carmen.
Un abrazo.
Muchas gracias, Julio David, por ponerme en antecedentes de ese incidente, que desconocía por completo. He buscado, como me has sugerido, en Google y realmente se trata de una historia increíble que, por muchas respuestas que se hayan dado, conserva algunos cabos sueltos.
ResponderEliminarMi relato es muchísimo más simple y no deja ningún misterio por resolver, jeje. En todo caso podríamos preguntarnos si encontraron al desafortunado protagonista a tiempo o acabó pereciendo congelado, o si, por lo menos, llegaron a encontrarlo tras el deshielo.
Un abrazo.
Jo, una de las conversaciones de adolescentes que recuerdo giraba sobre la peor forma de morir. Congelado, quemado, ahogado... Sí, un poco rarito el tema. Desde luego, has logrado que el frío pase a la primera posición del rankng. Un muy buen relato que incide en el hecho de que nunca se puede controlar todo. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarMe gusta que lo que he escrito te haya hecho rememorar situaciones o disquisiciones juveniles, jeje
EliminarY, efectivamente, aunque lo parezca, nunca se tiene todo bajo control. Nunca sabemos lo que nos puede deparar una salida pensada en principio para el divertimento. Nunca digas nunca jamás.
Un abrazo.
Creo que se arrepentirá (en el poco tiempo que le queda claro) de no haber cogido el coche para ir lejos de la cabaña a por leña, al menos ahí habría tenido más opciones. Pobrecillo, va a quedar tan mal como Nicholson en "El resplandor", aunque con un motivo menos homicida de por medio jeje. ¡Un saludo!
ResponderEliminarSupongo que sí se arrepentiría pero, como le dijeron que los caminos estaban intransitables, no quiso arriesgarse a tener un accidente con el coche. Y fíjate tú, lo que le deparó su prudencia. Y es que uno nunca sabe dónde está el verdadero peligro. A veces, lo aparentemente más seguro acaba siendo nuestra tumba. Además, en un grupo siempre hay alguien a quien le toca "pringar" y este chico lo hizo a las mil maravillas.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado la gradación de la intensidad que has aplicado a medida que el corto avanza. Cuando uno comienza a leer el relato y se encuentra con palabras como fin de año y nieve, todo parece festivo, bucólico y agradable. Poco a poco el panorama se va ensombreciendo hasta la perplejidad de un final absurdo, como lo es una muerte por estas causas. Has logrado meterme el frío en el cuerpo.
ResponderEliminarMuchas veces sabemos cómo empiezan las cosas pero ignoramos cómo se desarrollarán y cuál será el final. Generalmente depende de nosotros, de nuestras decisiones, pero la fortuna (o la mala fortuna) trastoca los planes.
EliminarUn abrazo.