Se lo prometí. Y lo prometido es deuda. Aun así, es muy injusto. Mi padre me obligó en su lecho de muerte. Me sentí incapaz de negarle nada a un moribundo, imbécil de mí. Todavía ignoro por qué acepté esta locura.
“Prométemelo y podré morir en paz”, me dijo, agarrándome del brazo con una fuerza inusitada en alguien que agoniza.
Creo que si accedí fue por lo que mi madre solía decirme de niño: que hay que saber perdonar, y que un hombre como Dios manda siempre cumple la palabra dada, por mucho que le pese. Si mi madre viviera, se alegraría de saber que he acabado perdonando a mi padre por todas sus fechorías, pero, a pesar de su propio consejo, desaprobaría la promesa que me vi forzado a hacerle.
Y ahora tengo que cumplirla, por dura y peligrosa que resulte.
Solo espero que mi madre, esté donde esté, lo comprenda. A fin de cuentas, soy hijo de un hombre que jamás perdonó a sus enemigos pero que siempre cumplió con su palabra. Las reglas del clan eran sagradas para él.
No será difícil. Estoy seguro de que asistirá al entierro, para asegurarse de que se ha librado de su principal adversario, o bien por cinismo o para guardar las apariencias.
Cumpliré con mi palabra tan pronto como se acerque para darme sus hipócritas condolencias. Nunca he usado un arma, pero un disparo a quemarropa nunca falla.
Sé que sus guardaespaldas cumplirán con su cometido. Pero yo habré cumplido mi promesa.
Hay prometas que matan y nunca mejor dicho, mejor deshacerse de ellas...
ResponderEliminarUn relato con un final bastante inesperado, como no decir que me quedé con ganas para un segundo capítulo.
Un abrazo Josep.
Pues sí, Elda, hay promesas que acaban con uno. Este chico salió, muy a su pesar, a su padre, que siempre cumplía con la palabra dada. Y tuvo coraje en hacerlo, a sabiendas de lo que le esperaba.
EliminarUn abrazo.
Se me había ocurrido el mismo comentario que al Elda.
ResponderEliminarNi muriéndose deja vivir al pobre hijo.
Buen relato.
Un abrazo.
Aunque con otro sentido, hay un refrán que dice "quien tuvo, retuvo y guardó para la vejez". Este hombre no quiso dejar este mundo sin tener el convencimiento de que su hijo cumpliría su venganza, costara lo que costara. Aunque le fuera la vida. Como así fue.
EliminarUn abrazo, Macondo.
Su padre jamás perdonó a sus enemigos, y él, como hijo, no solo le ha perdonado sino que piensa cumplir su palabra, pero menuda promesa...
ResponderEliminarYo también creo que no se puede fallar a la palabra que le das a un moribundo (aunque jamás me he visto en esas), pero ahí entran en colisión otros muchos aspectos morales que no son fáciles de resolver.
Tu prota lo tiene clarísimo, ¡bien por él!
Un beso, Josep Mª. Encantada estoy de regresar de visita a tu casa después de mis vacaciones.
Aun habiéndole perdonado sus pecados, sus fechorías, sus tejemanejes, no pudo eludir las enseñanzas de su madre, entre las que estaba ser fiel a la palabra otorgada, y más a un padre moribundo.
EliminarEste fue un dilema que el joven resolvió de la peor forma para él.
Un beso, Chelo, y encantado de tenerte nuevamente por aquí-
No sé yo si una promesa hecha a un hombre semejante, merece el sacrificio que supone. Que le haya perdonado ya está bien. Nunca debió hacer esa promesa.
ResponderEliminarMagnífico relato.
Un beso.
Hola, Rosa. Bienvenida a este tu blog. Me alegro que te haya gustado este corto relato que intenta poner en entredicho si debemos cumplir una promesa que nos hemos visto obligados a hacer y que es injusta. ¿Qué pesa más, la palabra que hemos dado o la justicia?
EliminarUn abrazo.
Hola Josep Mª, vaya pues yo hubiera cruzado los dedillos por detrás. Buen relato. Un abrazo
ResponderEliminarPues sí, pero no se le ocurrió. Estaba demasiado tenso como para pensar en esta artimaña, jaja.
EliminarGracias, Eme, por venir, leer y dejar tu amable comentario.
Un abrazo.
¡Hola! Menuda promesa que le ha hecho a su padre, como te han dicho, bien podría haber cruzado los dedos o tomarse su largo, largo tiempo para cumplirla ¿por qué tantas prisas por morir? DDD:
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Hola, Roxana. Bienvenida a este blog y gracias por dejar un comentario.
EliminarSi, supongo que si se hubiera tomado un tiempo para reflexionar, quizá con la mente fría habría cambiado de opinión. Aunque tal vez fuera supersticioso y pensara que el fantasma de su padre se le aparecería para vengar el no haber cumplido con su promesa. Quien sabe, jeje.
Un abrazo.
Pues mira, Julio David. Sin haber leído tu comentario, le he dicho lo mismo a Roxana. Siendo el padre de armas tomar, y sabiendo que nunca perdonó a sus enemigos, sería perfectamente capaz de hacer lo que sugieres.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vaya padre y vaya promesa, jajaja. Me ha gustado mucho Josep Mª! Yo creo que en el caso de tu relato, de ser el chico diría que sí de boquilla, como tantas otras veces tuvo que hacer su progenitor. Da la sensación de que el hombre, incluso después de muerto, quiera seguir fastidiando a su propio retoño. Mucha suerte en el concurso y un fuerte abrazo! ; )
ResponderEliminarHola Ramón! Me alegro que te haya gustado este micro.
EliminarEfectivamente, el chico podría haber mentido a su padre agonizante pero, al margen de la posibilidad que algunos hemos apuntado de la posterior aparición del fantasma paterno en plan vengativo (jajaja), creo que el hijo, muy a su pesar, ha salido un poco como su progenitor. De tal palo...
Un abrazo, Ramón.
Hola Josep Mª,
ResponderEliminar¡Menuda promesa en el lecho de muerte!! Hay gente que ni en esos momentos tan trascendentales recapacita sobre su vida. Y los hijos, por mucha promesa hecha, no deberían cargar con las mochilas de sus padres, hay que saber soltar y dejar atrás (cruzar los dedos por detrás como dice Eme)sino seguiremos irremediablemente como "Capuletos y Montescos".
Me ha gustado mucho.
Un gran abrazo Josep
Solo si se hubiera retrasado un poco en acudir al lecho de muerte de su padre, lo justo como para que el hombre ya hubiera pasado a mejor vida, el joven se habría ahorrado pasar por ese mal trago. Pero ya se sabe, estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado, jeje.
EliminarY, efectivamente, la historia puede no acabar ahí. Quién sabe si alguien querrá tomarse la justicia por su mano y vengar la muerte, aunque en cierto modo buscada, del joven.
Un fuerte abrazo.
Qué padre más... (ejem) ¡no lo digo! Una promesa muy injusta y egoísta, vamos que le da igual lo que le pase al hijo.
ResponderEliminarPero el relato es fantástico, Josep Maria.
Un abrazo.
El hombre era, desde luego, un peazo de c..., jeje. ¡Mira que pedirle a su hijo que vengue su muerte, a sabiendas que seguramente morirá en el empeño! Pero es que hay padres y padres, y este no procedía precisamente de una buena cosecha.
EliminarUn abrazo, Irene.
Entiendo que una promesa arrancada por un chantaje afectivo no ha de ser vinculante, es como aquello de "si me dejas me mato", un manejo como otro cualquiera. Estamos rodeados.
ResponderEliminarBuen relato,
Un abrazo literario
Hola literatonovato!
EliminarSupongo que de haber estado viva su madre, el joven no habría cumplido su promesa. Lo que no consiga una mujer... Pero no fue así y precisamente fueron las palabras de su madre, tomadas al pie de la letra, las que le indujeron a seguir adelante.
Otro abrazo literario de vuelta.
Gracias, Josep María, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por darnos la oportunidad de participar en EL TINTERO DE ORO. Aunque iba muy pillado de tiempo, no quise perderme la ocasión de intervenir en esta fase inaugural, jeje.
Eliminar¡Que Dios reparta suerte! :)
Un abrazo.
Bueno, lo que tenía que hacer...hecho está. Siempre hay alguna forma de salir por la tangente.
ResponderEliminarSaludos y suerte
Efectivamente, Paola, ya no hay vuelta atrás. Caso cerrado. Ahora bien, como todas las coxas que mal acaban, uno siempre quiere creer que se hubiera podido evitar o buscar otras vías menos drásticas.
EliminarUn abrazo y suerte también a ti.
Vaya, algunos padres anteponen sus anhelos de venganza a la seguridad de sus hijos.
ResponderEliminarEspero que a tu protagonista le dé tiempo a hacerle prometer a su hijo (si lo tiene) que vengue su muerte, así hay historia para rato, al menos para que nos deleites con tu manera tan buena de contarla.
Un abrazo.
Pues me temo que tendrá que ser otro miembro de la familia quien tome el revelo al joven vengador, pues, si no estoy equivocado, no llegó a tener descendencia, jeje
EliminarMuchas gracias por tu comentario, Paloma.
Un abrazo.
Qué gran dilema para el protagonista: ser fiel a su palabra y condenarse por un crimen o romper la palabra dada a su padre moribundo. La verdad es que no me gustaría estar en su piel, pero seguramente pensaría que un padre que obliga a su hijo a un acto semejante, que le carga con semejante peso, no merece que se le tome en consideración...
ResponderEliminarUn micro interesante y también duro, Josep. Ese final me ha dejado en vilo y cavilando. ¡Me ha encantado!
Un abrazo y feliz finde :)
O hay que ser muy valiente o muy insensato o muy terco o...
EliminarComo yo no soy ninguna de esas cosas, hubiera optado por la mentira, una mentira piadosa que permitiera morir en paz al moribundo y después si te he visto no me acuerdo, jaja
Muchas gracias, Julia.
Un abrazo.
Hola Josep Mª, se me han puesto los pelos como escarpias con tan trágico final, me imagino el momento del pésame y la reacción de los guardaespaldas, ufff mafia pura. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
De la mafia y de los padres mafiosos no se puede esperar nada bueno.
EliminarMuchas gracias, Chelo.
Un abrazo.
Josep Mª, un padre nunca debería pedir a un hijo semejante promesa. Sabe que también perderá la vida si la cumple.
ResponderEliminarBuen micro. ¡Mucha suerte!
Un abrazo.
Hola Pilar. Bienvenida a este rincón de la fantasía.
EliminarCiertamente un padre, con un mínimo de instinto paternal, nunca debería pedir algo así a su hijo, por muy vengativo que fuera.
Muchas gracias por la visita y por tus buenos deseos.
Un abrazo.
Por cierto, mucha suerte también para ti :)
EliminarVaya mal bicho ese padre que ni muerto deja tranquilo al hijo, esa promesa es una canallada y me parece un tipo muy egoísta. Y es que hay promesas que mejor no mantenerlas.
ResponderEliminarSaludos
Supongo que para él es una forma de morir matando, aunque delegue en su propio hijo esa responsabilidad. El odio y el egoísmo conducen a algunos a cometer delitos no solo físicos sino morales como es involucrar a un hijo en rencillas personales.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep, te visito a partir del concurso "Tintero de oro" de David. Me ha parecido genial la frase con la que acabas el relato, a medida que avanzamos en su lectura comienza a entreverse que el encargo del padre tiene que ver con una venganza, pero esa frase final cambia nuestra perspectiva al comprender que el cumplimiento de la promesa implica necesariamente la muerte del vengador. Corto pero intenso relato. Mucha suerte.
ResponderEliminarHola Jorge. Al igual que le he dicho a Pilar, seas bienvenido a este tu hogar literario.
EliminarEn el ambiente en el que supuestamente vive el protagonista, la palabra de honor está por encima de cualquier otra consideración. Como el honor en tiempos pretéritos, esos de la capa y espada.
El joven, aunque desligado de los "asuntos" de su padre, debe haber heredado su ideología, pues otro en su lugar se hubiera desentendido se una petición de ese calibre.
Muchas gracias y un abrazo.
También te deseo suerte en el concurso,
EliminarOtro abrazo.
Hay promesas que se escapan a la racionalidad del que las ejecuta, en este caso ese padre tiene mas puntos para ser un mafioso que un padre en toda regla.
ResponderEliminarUn relato cargado de intensidad e intriga.
Saludos Josep
Puri
Promesas y juramentos al más puro estilo mafioso. El ojo por ojo ha pasado de padre a hijo por una promesa de obligado cumplimiento. Una obligación por culpa de una convicción fuera de toda lógica.
EliminarMuchas gracias y un abrazo, Dulcinea.
Un buen relato, vaya padre hacer cargar a su hijo con esa mochila que él no ejecutó. ¡Suerte! Un
ResponderEliminarabrazo
Si el padre hubiera sobrevivido, hubiera vengado su intento de asesinato con sus propias manos. Pero al ver que iba a sucumbir a lo que había perpetrado su enemigo, su rival mafioso, quiso que alguien ejecutara esa venganza y quién mejor que la sangre de su sangre. Una grave injusticia por parte de un padre cruel.
EliminarUn abrazo, Mª Carmen, y muchas gracias.
Un corto contundente.
ResponderEliminarCreo que el hijo, al cumplir su promesa, hereda, sobre todo, la violencia del padre.
Hola Josep, llego aquí gracias a la estupenda iniciativa del compañero David.
Un saludo cordial. Hasta pronto.
Hola Tara. A raíz de este concurso de relatos en EL TINTERO DE ORO, estoy conociendo virtualmente a nuevos compañeros y compañeras de letras y me alegro.
EliminarEfectivamente, aun aparentemente apartado de la violencia paterna, que parece desaprobar, se siente unido a esa ideología mafiosa que practica la venganza más contra el adversario. Debe ser algo genético.
Un abrazo.
El valor de la palabra, las enseñanzas que configuran nuestras certezas.
ResponderEliminarBreve, nteresante y poderoso.
Un placer leerte!
Suerte en el concurso!!
Hola Diana. La palabra, el verbo, las enseñanzas que acaban de hacer mella en nuestra conciencia y forma de actuar. Solo una mente libre de prejuicios y abierta de la razón es capaz de discernir lo bueno de lo malo y los justo de lo injusto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y también te deseo suerte en el concurso.
Promesas hay que mejor no cumplirlas. Pero de casta le viene al galgo, y es una jugada perdida de antemano.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Y hay promesas que es mejor que no nos pidan cumplir. Claro que siempre queda la desobediencia, pero un hijo obediente y de un hombre sin escrúpulos no se puede esperar nada bueno.
EliminarUn abrazo y suerte con tu bruja, jeje
Las cadenas de la promesa dada sin mucho peso para un hombre de palabra. Intrigante relato, Josep. Mucho me temo que nuestro protagonista no verá nacer el nuevo día, pero habrá cumplido con su deber.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Bruno,
ResponderEliminarSu cometido es mucho peor que jugar a la ruleta rusa. La suerte está echada y seguro que no saldrá vivo de la contienda. Si se acaba arrepintiendo de haber cumplido su palabra, ya será en el otro mundo.
Un abrazo.
Josep, una promesa que le va a costar la vida a tu protagonista. Me ha gustado.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola Javier,
EliminarEso de participar en el concurso de ELTINTERO DE ORO está agrandando el círculo de colegas, jeje
Me alegro que mi microrrelato te haya gustado.
También te deseo mucha suerte con tus soledades :)
Un abrazo.
Tal vez debería pensar en otro modo de hacerlo!! Buen relato Josep.
ResponderEliminarUn abrazo.
La ofuscación nubla el entendimiento, David. Eso fue lo que le debió pasar al joven.
EliminarMuchas gracias por pasarte y comentar.
Un abrazo.
Buen micro Josep, le das una vuelta de tuerca. La verdad, deja un gusto amargo. Un saludo, y suerte en el Concurso el Tintero de Oro.
ResponderEliminarMuchas gracias, "tertuliano", por acercarte a leerme y dejar tu amable comentario.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Josep, encantada de cruzarme contigo en este nuevo concurso del Tintero de Oro. Hay promesas y promesas, además de buenos hijos que hacen caso a sus padres en todo y perdonan sus andanzas. Un final sorpresa, porque podía haber matado al tipo sin exponerse él. Al final una vida hundida por lealtades incomprensibles. Mucha suerte. Abrazos.
ResponderEliminarHola Lana, me alegro que ese tintero dorado y resplandeciente te haya traído hasta aquí.
EliminarYO siempre he procurado cumplir mis promesas, pero creo que esta no la hubiera hecho nunca por muy convincente que quisiera ser. Cumplir esa promesa no era algo baladí. Sabía que, tal como había planeado hacerlo, le costaría la vida.
Un abrazo y también te deseo suerte.
Tal y como he leído a algunos compañeros al comenzar sus comentarios, he llegado hasta aquí gracias a “El Tintero de Oro” de David Rubio Sánchez, y así he podido disfrutar, amigo Josep, de un relato muy fino, redondo, y en el que el protagonista paga el precio más alto por la promesa que hizo de cumplir una venganza. Sólo me queda darte mi enhorabuena y desearte mucha suerte en el concurso. Un abrazo. Nos leemos…
Hola Patxi. Ese tintero dorado nos ha puesto en contacto a muchos "escribidores", jeje
EliminarMe alegra saber que este relato te ha gustado lo suficiente como para acercarte hasta aquí para comentarlo.
Muchas gracias por tu presencia y por tus deseos.
Un abrazo. Y sí, nos leemos...