Alfonso era un NI-NI, ya no
estudiaba ni tenía trabajo. Y estaba solo. Los días le pesaban como una losa. El
tiempo transcurría para él sin aliciente alguno. Se sentía cada vez más desgraciado.
Sus
únicas compañías eran su perro y su ordenador personal, y aunque los dos ya
estaban muy viejos, seguían siendo sus mejores compañeros. Bueno, y recientemente
Eva, su amiga del chat.
Todos
los días, tras sacar a pasear a Rocco, a eso de las ocho de la mañana, Alfonso
se sentaba frente a su portátil y se conectaba a ese chat que tanto tiempo le
ocupaba. Sólo desconectaba para dedicarle a su mascota los cuidados más
imprescindibles: la comida y los paseos de la mañana, del mediodía y de última
hora de la tarde. Poco más le preocupaba, ni siquiera su aseo personal. Pero su
rutina y su vida habían cambiado desde que apareció Eva para llenar el vacío
que su amarga soledad le producía.
Eva
apareció un buen día de la nada, como una aparición, como caída del cielo, y
desde entonces se había convertido en su gran apoyo, su ángel protector.
Cada
día, sin excepción, esperaba que, de un momento a otro, su amiga apareciera en
pantalla en forma de un círculo verde junto a su alias, EVA0319, y un texto que
no tardaba en aparecer y que, en pocos minutos, llenaba la pantalla y su
miserable vida de alegría.
Eran
almas gemelas, de eso no había duda. Durante el mes escaso que llevaban
chateando, ya habían establecido un sólido y hermoso vínculo. No sabía cómo era
físicamente pero no hacía falta pues a él sólo le interesaba la belleza
interior. Si ella no le había pedido una fotografía suya, él no iba a ser
menos. No quería que pensara que era un hipócrita después de todo lo dicho
sobre la nimiedad que eran para él el físico y la edad. Con lo que trascendía
de las palabras que aparecían en la pantalla a raudales ya tenía más que
suficiente para saber cómo era ella, no necesitaba más. Coincidían en todo, al
menos en todo lo realmente importante. No había tema tabú, todo era tratable y
discutible: la vida, la muerte, la religión, el sexo, la política, a todo le
habían sacado punta y para todo Eva tenía respuesta. Hasta en el cine y la
música tenían los mismos gustos. Esperaba que algún día ella le propusiera una
cita. Él era demasiado tímido e inseguro para tomar la iniciativa. Pero si esa
relación seguía adelante, algún día llegarían a conocerse personalmente.
Hablar
o, mejor dicho, chatear con Eva era un placer, siempre tan inteligente, tan sensata,
tan comprensiva, tan… de todo como era. El tiempo le pasaba a Alfonso volando,
sin saber siquiera qué hora era, si no fuera por el pobre Rocco que le recordaba,
puntualmente, las necesidades básicas, tanto las humanas como las caninas. En
realidad, no podía afirmarse quién cuidaba a quién.
Alfonso
vivía en una nube de algodón, flotaba, nunca hasta entonces había sido tan
feliz. Lo tenía todo, excepto dinero. El maldito dinero. Si seguía así, le
cortarían el suministro de agua, luz, gas y teléfono y, lo peor de todo, lo
acabarían echando a la calle pues ya debía unos meses de alquiler. Acabaría viviendo
en la indigencia. Sólo Rocco seguiría a su lado. Y entonces, adiós Eva pues de
nada le serviría el viejo ordenador, si es que se salvaba del embargo. Pero eso
no lo iba a permitir. Estaba dispuesto a prescindir de todo menos de ella. Sin
ella no podría vivir. Lo era todo para él.
Si
quería tener con ella una relación estable, tenía que serle totalmente sincero.
Se lo confesaría todo, le diría la verdad: que estaba arruinado, que era un
paria, un desgraciado, un solitario. Hasta entonces no le había mentido, pero
sí ocultado la verdad, que era una forma igualmente reprobable de mentir. Ella
le perdonaría y le comprendería. A fin de cuentas, lo había hecho por amor, por
temor a decepcionarla y a perderla. Era un perdedor y sólo la tenía a ella.
Ella le aconsejaría, le ayudaría. Ella siempre tenía respuesta para todo.
Pero
desde que se lo contó, no había obtenido reacción alguna. La conexión parecía
haberse evaporado como por arte de magia y, por mucho que insistía, no recibía ninguna
señal de su presencia.
Pasaban
los días y el círculo verde seguía sin activarse, se mantenía constantemente en
rojo. No había nadie al otro lado. Estaba solo, nuevamente solo. ¿Qué había
ocurrido? Eva no era así, no podía ser que le hubiera dado la espalda por
haberle contado la verdad, ahora que tanto la necesitaba. ¿Y la comprensión? ¿Y
los sentimientos? ¿Qué había sido de ellos?
Pero
lo que Alfonso no sabía era que las máquinas no tienen empatía, no saben lo que
son los sentimientos. Porque EVA0319 no había sido programada para reaccionar
ante esos temas tan complejos, propios de los seres humanos: el amor, la
tristeza y la soledad.
Al
otro lado de la red, EVA0319, seguía trabajando para otros amigos menos
conflictivos; así era tal como había sido diseñada, la primera unidad de la
serie nacida en marzo de 2019 y desarrollada por la Engineering Vermont Association (EVA) de Nueva Inglaterra.
Es un relato para pararse a pensar. No hace mucho vi en la televisión un programa que hablaba de los robots que se están fabricando en este momento, creo que en Japón, cada vez más parecidos al ser humano, tanto en el aspecto físico como en la forma de actuar, pensar...¡hasta sentir! Si, si, tenían algo parecido a nuestros sentimientos...A mí me dio miedo. Las películas que veíamos de niños sobre ciencia- ficción son una nadería comparado con lo que se está investigando hoy.¿Llegarán las máquinas a sustituir a las personas en el amor, la amistad, el compañerismo...?¡No lo quiero ni pensar!
ResponderEliminarUn abrazo, Josep
Cada vez hay más gente que está sola y busca compañía de las formas más curiosas. Además del empleo de muñecos-robots, en Japón también se ha puesto de moda un servicio de amigos. El cliente "alquila" por horas la compañía de otras personas, para almorzar, ir al cine o pasear juntas. Por lo menos, se me antoja una opción más sana que la del empleo de máquinas.
EliminarMuchas gracias, Rita, por comentar.
Un abrazo.
Da miedo lo que avanza la tecnología en materia de robots. No me gusta nada que cuando pido una cita me habla una máquina. A veces cuelgo y voy a coger la cita físicamente. Aunque el chateo con gente que no se conoce no siempre sale bien. Hay mucho engaño. Un buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, este tema ya lo traté en mi otro blog, Cuaderno de bitácora, en la entrada dedicada a los avances tecnológicos y su lado oscuro.
EliminarEso de que te responda una grabación, me parece, no solo frío, sino absurdo cuando uno desea o necesita aclarar o resolver un problema para el cual el programa no está preparado.
En los chats se han dado muchos casos de engaño e incluso de suplantación de identidad.
Muchas gracias, Mamen, por dejar tu comentario.
Un abrazo.
En una sociedad cada vez más aislada, y ensimismada en lo que paradójicamente llaman la era de la comunicación; tu relato es un retrato perfecto de la soledad. Hace no mucho tiempo leía una entrevista a una socióloga que hacia hincapié en que los más jóvenes ya no sabían ligar en los bares, ni que decirse sin una aplicación de por medio. Creo que los chavales, sean ninis o no, deberían volver a ver cine en el cine :-), conocer a la gente en el tú a tú, e incluso jugar al fútbol con una pelota, y no a través de una vídeo consola ja,ja,ja.
ResponderEliminarEstupendo relato Josep, un abrazo.
Hola, Miguel. Efectivamente, parece un contrasentido que cuantos más medios de comunicación tenemos a nuestro alcance, cada vez haya más gente sola. Lo realmente increíble es que esta soledad la provocan quienes, en lugar de procurar una compañía de carne y hueso, se recluyen en su habitación para jugar a un videojuego o chatear con gente a la que no conoce y que posiblemente no conocerá jamás. Es la tiranía de las redes sociales.
EliminarHay casos, sin embargo, como el de mi relato, que quienes están solos por diversas circunstancias, buscan tener un contacto humano y burlar su soledad a través de un chat. A mi protagonista, sin embargo, le sale mal la cosa, y lo peor de todo es que nunca sabrá que fue objeto de un experimento.
Muchas gracias, compañero, por tu lectura y tu comentario.
Un abrazo.
Que triste, al final tanto depender de las redes sociales es lo peor que puede pasar, se va perdiendo la comunicación con las personas físicas por perder el tiempo en cosas tan absurdas como mirar la pantalla a ver que es lo que hay de nuevo, y como le pasó a tu protagonista, cualquier día hasta algún contacto será un robot, :))). Yo de momento me he desactivado del Face donde para ver una cosa que merezca la pena, hay cien tonterías.
ResponderEliminarComo otras veces he dicho, prefiero mis tiempos jóvenes, :))).
Un relato muy ameno Josep, que te hace pensar a donde llegaremos, bueno mejor dicho, donde llegarán...
Un abrazo
Si la comunicación solo es virtual y no se llega a establecer una verdadera relación de amistad, las redes sociales solo sirven para pasar el rato y compartir información con otras personas, pero no evitan estar solo, incluso si se está demasiado enganchado a ellas, provocan el efecto contrario, pues el usuario acaba aislándose de la vida real.
EliminarMcuhas gracias, Elda, por leerme y dejar tu opinión.
Un abrazo.
Qué pena, qué decepción sentiría tu protagonista. El caso es que no hay que dar con una máquina para que te den la espalda cuando las cosas van mal, eso es lo más triste, que hay personas que solo quieren a otras para el jiji jaja.
ResponderEliminarSAludos.
Debió, efectivamente, sentirse decepcionado, pero por haber sido abandonado, de la noche a la mañana por su "amiga" y compañera de fatigas; pero más decepcionado se sentiría si descubriera la verdadera identidad de su Eva.
EliminarY, ciertemente, hay personas de carne y hueso que se comportan en la vida real como esa máquina de mi relato: cuando las cosas se ponen serias, te dan la espalda.
Un saludo, Manuela.
¡Ay. Cómo duele la soledad!Y el engaño desalmado de cobrar la compañía.
ResponderEliminarBuen relato, Josep. En estas lides ya es buena suete leer y ser leído. Un saludo.
La soledad es uno de los grandes males de nuestra sociedad moderna. Hay quien busca compañía con personas con las que se pueda establecer una amistad, y hay quienes prefieren hacerlo sin salir de casa, a través de las redes sociales. El problema de mi protagonista es que sus problemas económicos, sociales y de comunicación, añadidos a su estado depresivo, le empujan a buscar consuelo en un chat. Tener "amigos" virtuales es preferible a morirse de soledad. Lo que no sabe, y nunca sabrá, es que ese contacto aparentemente humano no lo era en absoluto.
EliminarUn saludo.
Si hubiera sido una partida de ajedrez, Alfonso habría derrotado con su inesperada jugada a la supuestamente invencible máquina.
ResponderEliminarComentario raro anterior al margen, muy interesante relato.
Un abrazo.
Gracias, Macondo. Me alegra que te haya resultado interesante este relato, que algún día dejará de ser ficción.
EliminarUn abrazo.
Un breve relato, pero tan intenso en su mensaje, que lo suple con creces. Además la forma de construir la intriga me parece estupenda, puesto que reservas para el final el plato fuerte o ese postre exquisito: la sorpresa de la cruda realidad de hoy en día respecto a las nuevas tecnologías diseñadas para manipular y engañar descaradamente a la víctima que cae en su trampa, como le sucedió a tu protagonista.
ResponderEliminarHa sido un placer leerte, Josep y seguro que seguiré teniendo otras nuevas oportunidades.
Un abrazo.
Como comentaba en la entrada de mi blog "Cuaderno de bitácora", titulada "Vida domótica, robótica y estrambótica", la tecnología, a través de algunas de sus aplicaciones más avanzadas, nos tiene, si no a todos sí a muchos, enganchados de tal modo que no podemos prescindir de ellas. En casa, en el trabajo y en la calle, nos dominan todo tipo de artificios modernos. En unos casos nos hacen la vida más cómoda y placentera, pero en otros nos esclaviza. Lo peor de ello es no darse cuenta. Mi protagonista, buscando en las redes compañía y consuelo, cae en la red de la robótica sin saberlo.
EliminarMuchas gracias, Estrella, por dejar tu amable comentario.
Un abrazo.
Me recuerda mucho a una película que vi, Her. Si no la has visto, te la recomiendo. La voz de la máquina es Scarlett Johansson.
ResponderEliminarHas reflejado muy bien la soledad de este hombre. Hay muchas personas que prefieren lo virtual, ya no solo como el caso de tu protagonista, que se enamora de una máquina. Hoy en día hay personas que sus únicos amigos son los que han encontrado en los famosos juegos en línea o que confunden las redes sociales con el mundo real (esto lo he visto bastante). De hecho estaba escribiendo una entrada-reflexión (voy a empezar a escribir reflexiones en mi blog jajaj) sobre estas personas que están bastantes confundidas.
Muy buen relato Josep, da para debatir y opinar durante un rato largo!
Un besito!!
Pues no he visto Her y me apetecería mucho, pues la crítica la deja muy bien. En ese caso la atracción es más comprensible al ponerle al robot voz de mujer. Ello lo hace más verosímil. Por lo poco que he leído de esa película, el protagoista no es sometido a engaño, pues conoce la identidad de su contacto, lo cual agrava más la situación. Acabar enamorándose de una máquina es digno de estudio psicológico. Pero si hay casos de personas solitarias que tienen por compañía a una muñeca, a la que tratan como a su pareja, ya nada me sorprende.
EliminarHay bastantes personas que han encontrado pareja a través de un chat. Al principio me parecía algo anómalo, cuando no arriesgado e incluso peligroso, pues hay mucho desaprensivo suelto, pero ahora la lo veo como algo bastante normal, siempre que conozcas la identidad real de tu partenaire y tomes las debidas precauciones para no caer en una trampa.
Mi portagonista estaba tan necesitado de compañía, aunque fuera virtual, que cayó en el engaño. De todos modos, mientras este duró, obtuvo lo que quería. No sé cómo habría acabado la historia si esa robot hubiera sido capaz de seguir dándole apoyo moral en los asuntos del corazón.
Vete tú a saber si algún día, no muy lejano, habrán empresas que ofrezcan ese tipo de servicio robótico a personas necesitadas de compañía, de tener a alguien con quien hablar.
Muchas gracias, María, por tu compañía, jajaja.
Un beso.
Has reflejado la soledad de un ser humano frente un ordenador, una máquina, y de quienes se aislan del mundo, creyendo que su mundo es ese, un ordenador.
ResponderEliminarYo cuando empece con la redes sociales y demás, tuve muy claro una cosa,y así lo he mantenido siempre, que no iba a dejar por nada del mundo a ningún amigo que tuviera de antes, y así a sido, y es más a nuestra amiga Chari, la encontré gracias a Internet, una página que en aquel entonces ses llamaba MI PASADO y luego al vivir en la misma ciudad nos conocimos y bendita amistad, hoy es para mi mas que una amiga, una hermana, de modo que para que veas.
Un abrazo y una vez más me has sorprendido gratamente.
Hay gente que, aficionada a las redes sociales y a determinadas aplicaciones, acaban dejando de lado la compañía real, material, para dedicarse a la virtual. En el caso de mi protagonista, la situacion es más grave, pues es la soledad y su estado anímico lo que le hace buscar en la red una compañía, un consuelo a sus problemas. No obstante, lo que he pretendido decir con esta historia es que la soledad nos puede abocar a prácticas anómalas, y cómo la tecnología más avanzada puede acabar siendo la solución equivocada a ese problema cada vez más extendido entre la población.
EliminarUn abrazo, Tere, y muchas gracias por tu lectura.
Muy interesante relato sobre esta epidemia, pandemia, del siglo XXI llamada soledad o Soledad. Pues sí el ciber espacio, las aplicaciones para ligar, los robots... el futuro hace rato que ha llegado. En Japón Plutón nos cruzamos con algunos robots...hay de tantos tipos..., los hay que pueden celebrar funerales, otros cuidan a solitarios ancianos, hay hoteles atendidos por ellos, ... algún restaurante...pueden ser amigos de humanos asociales ...sexuales... Supongo que todas las Eras tienen paradojas, ahora vivimos en la era tecnológica, conectados mundialmente con redes sociales... y somos biológicamente más asociales y solitarios que nunca.
ResponderEliminarUn abrazo compañero de teclas.
Hablando de Japón, he comentado más arriba que me parece mucho más normal lo que comentaron por televisión hace unos días, y es que en el país del sol naciente existe la posibilidad de alquilar amigos, Por 40 euros la hora tienes a tu disposición una persona (o las que quieras) para que te haga compañía. Aunque sepas que te acompaña a cambio de dinero, por lo menos son personas capaces de tener una conversación y de hacerte pasar un rato agradable.
EliminarSi esa es la tendencia futura, la de confiar en los robots y en los "fake-friends", no te arriendo las ganancias. Aunque, claro, menos da una piedra, jajaja.
Muchas gracias, compañera, por venir a hacerme compañía virtual y por dejar tu comentario.
Un abrazo.
Uich pues hace poco leí una interesante entrevista a un fundador y a la vez trabajador de esas empresas... alquilan amigos y hasta padres, maridos, eso sí, sin nada de roce/contacto físico. Había servicios carísimos... y lo curioso era el enfoque del protagonista, ponerse en su piel, porque reconocía que podía ser emocionalmente y psicológicamente agotador, hablaba de los " cientos de hijos", de los momentos despedidas...
EliminarAlquilar humanos es una alternativa pero a la larga es cara. Y lo que está pasando es que alquilar un robot o comprarlo sale más barato...igual que pasa en las industrias, donde ya mucho personal desde hace tiempo fueron sustituidos por brazos robots y similares... Ya vivimos la revolución industrial, ahora toca vivir y flipar con esta nueva revolución tecnológica. Un abrazo grande compañero.
Qué bien contado ese sentimiento de abandono y soledad. Muy buen relato, Josep. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta, por tu apreciación y por tus buenos deseos.
EliminarUn abrazo.
Relato que será real muy pronto. Para los solitarios, una aplicación de mujeres que dialogan por chat será una opción normal. Por supuesto, no podrán entender, ya que son seres artificiales, del corazón humano
ResponderEliminarUn texto perfectamente construido.. Me ha encantado. Un abrazo
Si existiera la posibilidad de contactar con mujeres (u hombres) de carne y hueso, aunque solo fuera para charlar del tiempo o de cualquier otra cosa, me parecería muy bien, aunque no dejaría de ser un sucedáneo de un contacto real, cara a cara y con ánimos de entablar una verdadera amistad. Pero si se trata de hablar con un artefacto programado para responder a determinadas preguntas y darte una convesación "enlatada", no le veo la gracia.
EliminarEn mi relato, el protagonista es objeto de engaño al hacerle creer que quien está al otro lado de la red es una mujer. Él, ignorante de ello, le abre su corazón, esperando ser correspondido, pero un robor lo no tiene es corazón. El día en que los robots tengan sentimientos, no sé qué ocurrirá.
Me alegro que te haya encatado el relato.
Un abrazo.
Ya le he comentado a María Delgado, que tengo mucha curiosidad por ver esa película. No la conocía. La buscaré en alguna plataforma digital.
ResponderEliminarParece que estoy en la inopia sobre Inteligencia Artificial, pues también desconocía la existencia de Cleverbot. Pero por lo que dices, no creo que me pierda nada valioso, jeje.
Un abrazo de vuelta.
¡Anda! No sabía lo que era un NI-NI, y eso que conozco a algunos.
ResponderEliminar¡Pobre e iluso Alfonso!, una vida vacía a la búsqueda de una pizca de emoción, él lo llama felicidad, y es que la soledad es muy mala.
No me esperaba el final, que una Asociación de Energía se ocupara de las cosas del “cuore”.
Ando estos días liada con una "Voz" para conseguir una simple cita en la Tesorería de la S.S., y nada, que no hay manera chico.
Espero que los sentimientos no se roboticen nunca, dejaríamos de ser humanos.
Un abrazo Josep, desde el corazón (sin cables)
Pues mira que, por desgracia, hay muchos ninis en nuestro país. Y generalmente son estos jóvenes sin ocupación ni recursos los que más enganchados están a las redes sociales o al móvil, que viene a ser lo mismo.
EliminarLa búsqueda de compañía a través de la red puede llevar a situaciones peligrosas, como hemos visto en más de una ocasión. Niñas engañadas por un adulto que se hace pasar por un chaval de su misma edad y cosas parecidas. El caso de Alfonso es mucho más dramático, pues busca combatir su tremeda soledad y estado de desolación con la ayuda de alguien al otro lado de la red que, sin saberlo, no es más que un "ente" programado para dar conversación. Pero como las máquinas no tienen sentimientos (y espero que siga siendo así per secula seculorum, amen), el pobre Alfonso se convierte en un hueso imposibe de roer, pues Eva es incapaz de resolver problemas del corazón, jeje.
Cada vez que he tenido que lidiar con una de esas "voces", me he puesto de los nervios. En una ocasión, para resolver un problema técnico con Movistar, estuve pegado al teléfono durabte 45 minutos. En su web tampoco había forma de hallar el camino adecuado para llegar a comunicar mi problema. Estos programas y/o aplicaciones solo están diseñado/as para gestiones favorables a la empresa con la que contactas: darte de alta, informarte de los nuevos servicios y ofertas, etc.
Y aunque hay humanos que parecen robots, por lo insensibles que son, que no cunda el pánico, jajaja.
Un abrazo, Isabel.
¡Hola!
ResponderEliminarQué buen relato, y por desgracia, al paso que avanza la tecnología, especialmente en tema de robots, puede ser real en cualquier momento. Da pena ver lo solas que pueden llegar a estar algunas personas.
Muy feliz miércoles.
Hola, Gemma.
EliminarCada vez hay más gente que vive sola y, lo peor, que se siente sola. La tecnología puede aliviar esa soledad hasta cierto punto, pero no creo que los robots lleguen a ser la panacea. Y si lo llegan a ser, solo podrán disfrutar de ellos los que tenagn un poder adquisitivo muy alto. De todos modos, como la compañía humana no hay nada mejor. Claro que hay un refrán que dice "mejor solo que mal acompañado", jeje.
Un abrazo,
Un relato conmovedor y cargado de denuncia. Yo siempre he sido una defensora de las redes sociales, creo que nos permiten ampliar nuestro círculo de amistades y llegar a gente que a la manera "tradicional" sería imposible. Por ejemplo, gracias al blog y FB tengo contacto con personas de Argentina, Chile, Panamá, etc. y eso me parece muy enriquecedor.
ResponderEliminarPero está claro que la verdadera amistad se da cuando hay contacto directo, cuando hay "roce" como decía mi madre. A mí me gusta chatear con mis amigos por el messenger o por el whatsapp, pero esas no se acercan ni por asomo a una charla con amigos delante de un café o unas cañas.
Por desgracia Alfonso no tenía la posibilidad del contacto físico y solo le quedaba el virtual, y el problema añadido de que su interlocutora era una máquina. Por cierto, cuando yo contacto via chat internet con algún técnico para resolver algún problema de logística siempre me queda la duda de que quien está al otro lado no es un ser humano ¿realmente existen máquinas que puedan mantener una conversación?
Genial relato, Josep Mª.
Un beso.
Desde luego, las redes sociales permiten conectar a personas que, de otro modo, no se conocerían. Yo estuve algunos años escribiéndome por email y luego chateando con una persona cubana, al principio por motivos "benefactores" (necesitaba una medicación del laboratorio donde yo trabajaba que en Cuba no disponían), pero con el tiempo establecimos una cierta amistad. Pero no fue hasta que nos conocimos, a raíz de un viaje de turismo que hicimos a aquel país, que no estrechamos los lazos. Estuvimos en su casa, conocimos a su familia, fuimos a comer juntos, etc. Aunque nos separa nuevamente la distancia geográfica (ahora vive em Miami), el sentimiento de amistad se ha reforzado.
EliminarEn cuanto a este relato, he pretendido con él sacar a la luz tres problemas muy actuales: la soledad deprimente y demoledora que sufren muchas personas, la necesidad acuciante de encontrar un amigo con quien compartir las penas y de paso paliar ese tremendo aislamiento, y el uso engañoso de ciertas aplicaciones sociales en busca de alguien que venga a llenar ese vacío emocional. El empleo de máquinas programadas para ofrecer un servicio al consumidor está muy bien, excepto cuando lo que uno necesita es el "calor humano", alguien que te escuche de verdad, te entienda y dé respuesta a tus problemas, sean del tipo que sean. No me imagino el "teléfono de la esperanza" funcionando a base de robots. De hecho, eso es lo que le ha ocurrido a Alfonso, solo que él ignoraba quién estaba, en realidad, al otro lado de la línea.
Muchas gracias, Paloma, por estar siempre atenta a mis elucubraciones mentales, jajaja.
Un beso.
Me ha encantado tu relato y me ha surgido una duda. ¿Eva es producto de tu imaginación 100% o realmente se ha producido una máquina con esas características? Si ya es terrible que toda tu amistad se dirija a una persona a la que solo conoces virtualmente, el que esa "persona" sea una máquina, lleva el asunto a un patetismo superlativo. Aunque si sirve para darle a alguien un aliciente para seguir adelante, tampoco está tan mal. Está visto que todo puede llegar a tener su vertiente positiva.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Rosa.
EliminarCuando escribí este relato Eva nació como el fruto de mi loca imaginación, jeje. Las siglas EVA proceden del nombre de una empresa de ingeniería que existe en los EEUU (espero que no me planten una querella por uso indebido de su nombre) que no tengo ni idea de a qué se dedican, pero sus iniciales pegaban muy bien con ese nombre propio de mujer.
No obstante, por lo que he leído en algún comentario, al parecer ya existen máquinas que pueden mantener un diálogo con un humano, aunque no de la forma tan eficiente como mi EVA0315, jeje.
Y, efectivamente, si existen métodos "artificiales" para mantener ocupado el tiempo y hacer compañía a quien está solo, pues adelante. El drama de mi historia no es solo la soledad y la falta de amistades de su protagonista, sino al engaño al que es sometido al creer que ha entablado una relación con un ser humano.
Un beso.
Saludos, Josep.
ResponderEliminar¿Sabes cuándo dejarán de investigar y promocionar el desarrollo de inteligencias artificiales emulando las características y sentimientos de los seres humanos? Muy sencillo: cuando los ingenieros consigan crear un "político artificial". Ya te digo yo que perderán el culo para emitir leyes que prohíban terminantemente la investigación en ese terreno. Y es que, "con las cosas de comer no se juega, nene". ; )
Por cierto, tu relato: genial. Muy inteligente. Me ha gustado mucho el planteamiento que has hecho, el enfoque y el desarrollo de la idea. Te felicito, Josep.
Un abrazo.
Hola, Pedro.
EliminarBueno, de hecho, ya tenemos a muchos políticos que más bien parecen un robot perfectamente programado para repetir hasta la saciedad las mismas mentiras y sandeces. A lo mejor sí que les favorecería disponer de una Inteligencia Artificial, porque de la natural creo que van muy necesitados, jeje.
Me alegro que te haya gustado mi relato y que lo hayas considerado inteligente, jajaja.
Un abrazo, amigo.
Amigo Josep Mª, tu EVA0319 no ha reaccionado a la confesión de Alfonso de manera muy distinta a como lo harían muchos "humanos", aunque sea por motivos asaz diferentes. No sé por qué, pero me imaginaba que era un programa, o un robot, quizá porque me encantan los avances tecnológicos como al protagonista de mi último relato, ja, ja, ja.
ResponderEliminarBuen y entrañable texto, compañero, con tu elegante estilo, donde tan protagonistas como los dos anteriores mencionados son la Soledad, así con mayúsculas, y esa precariedad tan de actualidad en nuestra sociedad, por desgracia. Entre todos conforman una amalgama de triste realidad que has retratado con soltura y claridad.
Te deseo mucha suerte en EL TINTERO DE ORO.
Un fuerte abrazo.
Hola, Patxi.
EliminarPues llevas razón en eso de que muchos mortales habrían reaccionado del mismo modo que esa Eva. De hecho, si la amistad se demuestra en los momentos más duros, hay quienes, llegado ese momento, se volatilizan.
Del mismo modo que un enfermo desahuciado se agarra a un clavo ardiendo y acude, contra toda lógica, a un curandero vendedor de humo, quien sufre los embates de esta otra terrible enfermedad que es la soledad, se lanza en brazos de cualquier herramienta que le prometa una solución a su problema. Si ello se hace de forma consciente, corriendo el riesgo de ser engañado o simplemente de ver frustradas las esperanzas, pues adelante. Lo malo del pobre Alfonso es que cae, sin saberlo, en manos "inhumanas" que no entienden de empatía y le dejan todavía más solo al creer que ha sido rechazado por su incipiente amor platónico.
Muchas gracias, compañero, por tu amable comentario y tus buenos deseos.
Un abrazo.
La inteligencia artificial aún está en pañales,... estoy seguro que a EVA0319 pronto podrá abordar esos temas con sus compañeros de chat ;)
ResponderEliminarEs una realidad lo que nos cuentas Josep Mª, son los inconvenientes del avance de las tecnologías...
Es muy probable que eso ocurra, amigo, pero para Alfonso ya será demasiado tarde, jeje.
EliminarComo ocurre con la medicina, los adelantos llegan demasiado tarde para muchos enfermos, aunque no sé si la soledad tendrá algún día curación.
Un abrazo.
No creo que tardemos mucho en desarrollar una inteligencia artificial que tenga repuesta para toda la complejidad humana. La pregunta es: ¿Qué es lo que busca su creador? ¿Influir en nosotros y convertirnos en autómatas? ¿Hacer que consumamos más? ¿Que votemos a determinados partidos?...Me da miedo el futuro al que estamos andando tan ciegamente.
ResponderEliminarMuy buen relato, Josep, como ya nos tienes acostumbrados. Da para pensar.
Mucha suerte en el concurso.
Desde luego nos esperan adelantos que ahora nos pueden parecer inconcebibles, como les parecieron a nuetros abuelos (o por lo menos a los míos, pues ya tengo una edad) la televisión y los cohetes espaciales. Solo espero que las nuevas tecnologías se utilizen para procurar el bien de la humanidad y no vayan en detrimento de la sociabilidad. Un robot podrá hacernos compañía, incluso procurarnos una conversación, pero ¿será capaz de tener sentimientos humanos? Ni lo creo ni lo espero, pero quién sabe. No quiero ser como mis abuelos, jeje.
EliminarMuchas gracias, Bruno, por tu comneario y tus buenos deseos.
Un abrazo.
Gracias, Josep, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por darnos esta posibilidad.
EliminarUn fuerte abrazo!
No sé qué es más triste, si que Eva hubiera sido una persona pero mucho menos altruista y sincera de lo que el protagonista creía, o si que sea solo una máquina programada para entretener hasta donde sus capacidades de inteligencia artificial le permitan y nada más. En cualquiera de los dos casos la naturaleza humana queda al descubierto y tu genial relato nos hace pensar inevitablemente.
ResponderEliminarSe me ocurren muchos interrogantes... ¿es ético que una compañía no advierta a los usuarios de que solo charlan con un programa? ¿estamos tan solos en esta sociedad y tan "virtualizados" que nos es más fácil encontrar compañía real en la red que en la vida real? ¿aún somos tan ingenuos que nos creemos que internet es la panacea para nuestros males de soledad? ¿puede llegar a ser tan grave la desconexión de la realidad en favor de la vida virtual como para vivir la vida de Alfonso?
Un relato mucho más que bueno, Josep. ¡Mucha suerte en el Tintero!
Un abrazo y feliz domingo :)
Muy buenas preguntas las que formulas, amiga amía. Alfonso nunca sabrá quién había en verdad al otro lado y creerá que la Eva imaginaria de carne y hueso le ha traicionado, le ha dejado en la estacada en el momento que más la necesitaba. De haber sabido que era una máquina programada para brindarle consejo y darle compañía, no creo que hubiera sentido tanto su desaparición de la red.
EliminarLa ética de algunas compañías ya es harina de otro costal, jeje. Supongo que si esta relación humano-robot llega a establecerse como algo natural en el ámbito personal, será publico y a cambio de un peaje económico. De lo único de lo que no puedo estar seguro es de que los lazos de unión entre hombre y máquina lleguen a ser sentimentales, como el de la película "El hombre bicentenario", protagonizada por Robbie Williams en la que interpreta a un robot de última generación qe llega a tener sentimientos parecidos a los de los humanos.
Un abrazo, Julia, y muchas gracias por tu comnetario y tus buenos deseos.
Nunca podemos estar seguro de quien (o qué) hay al otro lado!!!
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo
La red es tan tupida e inescrutable que no nos permite ver quién está al otro lado. Hay que tener fe, y la fe a veces no juega malas pasadas.
EliminarMuchas gracias, David.
Un abrazo.
Esta historia me reafirma en no fiarme del todo, de qué o quién hay al otro lado de la pantalla. No soy capaz de contar cosas personales y menos expresar sentimientos íntimos sin mirar a los ojos de un interlocutor que me inspire esa confianza que requiere toda relación interesante y profunda.
ResponderEliminarTe quedo estupendo el relato, entre otras cosas por lo cercano y actual de la temática.
Un abrazo y suerte, amigo.
Yo tampoco me abriría a un/a extraño/a. Solo lo hice de pequeño y arrodillado en un confesionario. Pero me consta que hay gente tan desesperada que sería capaz de hablar a través de un telón de acero si con ello pudiera escuchar una vol cálida que le hiciera compañía. En la vida real hay (¿muchas?¿bastantes?¿algunas?) personas que buscan amistad de las de verdad a través de la red, y no son poco/as lo/as que se han llevado un buen chasco al descubrir la identidad de su interlocutar/a. Alfonso, eso jamás lo sabrá.
EliminarMuchas gracias, Javier, por tu comentario y por tus deseos, que son recíprocos, jeje.
Un abrazo.
hola Josep
ResponderEliminarEsta vez nos presentas un drama en toda regla. Estos chicos que ni.. ni.. son un drama de por sí y si le añades lo de EVA ya para darte algo!!
Enhorabuena y suerte!
Hola, Paola,
EliminarEse chico podía haberse tirado al alcohol y a las drogas para combatir la depresión causada por la soledad, pero ni dinero tenía para eso. Solo le quedaba la remota posibilidad de hallar un ser humano en la red con quien compartir sus más íntimas vergüenzas. Y resultó no ser tan humano como pensaba, aunque nunca sabrá cómo era en realidad su Eva.
Muchas gracias y también te deseo suerte con tus tortellinis, jeje.
Un abrazo.
¡Hola Josep Mª! Me ha gustado mucho tu relato, y planteas cosas que dan para hacer varias reflexiones muy interesantes sobre los derroteros que está tomando la tecnología y nosotros, los seres humanos. Pobre Alfonso, me da lastima. Espero que fuera del relato, el chaval despierte de sus sopor y reaccione. Que tengas mucha suerte en el concurso, en esta edición me quedo fuera, jaja. Empecé un relato pero he sido incapaz de sintetizar en 900 palabras, porque la idea me parecía muy buena. Estoy terminándolo, a ver que sale de ahí. ¡Un fuerte abrazo! ; )
ResponderEliminar¡Hola, Ramón! Me alegro que te haya gustado este relato hasta cierto punto de ciencia ficción, pero que muy pronto bien podría hacerse realidad, por desgracia, añadiría.
EliminarA mí muchas veces también me resulta muy difícil ceñirme al tope de 900 palabras, y eso que fui uno de los que apoyaron esta medida, para que, de este modo, tuviéramos tiempo de leer con calma todos los relatos participantes. En alguna otra ocasión he tenido que recurrir a las tijeras virtuales, jeje.
Muchas gracias por la lectura y por tu comentario.
Un abrazo.
Un relato futurista pero no muy lejano en el tiempo. La inteligencia artificial y sus componentes.Aquí tu protagonista comparte su soledad con la fría pantalla de un ordenador.
ResponderEliminarUn tema que hace pensar a todos.
Muy interesante tu relato.
Un abrazo
Puri
Yo me pregunto si la Inteligencia Artificial llegará a suplantar la compañía y el calor humano. Espero que nadie llegue a estar tan desesperadamente solo como para acogerse a esa compañía virtual.
EliminarMuchas gracias por dejar tu comentario.
Un abrazo, Puri.
La tecnología, que nos abre al mundo y nos permite acceder en segundos a cualquier lugar, paradójicamente acaba aislándonos, convirtiéndonos en seres solitarios. Recuerdo un relato de David Leavitt sobre este tema que leí allá por los años ochenta. Me sonó a pura ciencia ficción y sin embargo, aquí está, asimilado, formando parte de nuestra cotidianidad. Buen relato Josep. Un abrzao.
ResponderEliminarLa tecnología tiene su lado oscuro, amigo. Y cuando ese lado se apodera de nosostros estamos irremediablemente perdidos. Unos se aislan voluntariamente y otros se dejan embaucar por los cantos de sirena, esos que prometen nuevas y fructíferas amistades y diversión asegurada.
EliminarMi protagonista llegó a un estado tal de soledad que no le cupo ninguna duda de que al otro lado hallaría las dos cosas.
Un abrazo, Conrad.
Lo veía venir, tan compatibles como Alfonso creía, solo podía ser su versión eco, pero la soledad, la penuria, el abandono quedan tan bien plasmados que comprendes que uno se agarre a un clavo ardiendo. Me gusta mucho Rocco, el más bello de los tres y el menos confiado. Tira de Alfonso para sacarlo a la calle aunque él crea lo contrario.
ResponderEliminarNo he entendido muy bien por qué el robot le dio la espalda como si fuera una persona que buscaba los bienes materiales de Alfonso.
Hay tanta realidad en tu historia que te llega ese aliento frío tras la pantalla.
Un abrazo. Josep.
Deamasiado perfecto para ser real. Pero como de real no tenía nada, no pudo ser perfecto, jeje.
EliminarPues tienes toda la razón; en esta historia el más equilibrado es el can, pero, claro, él solo busca satisfacer sus necesidades fisilógicas y con la compañía y el cariño de su dueño tenía más que suficiente.
El robot no es que le diera la espalda, tal como haría un humano, simplemente debió quedar bloqueado, pues no estaba programado para hacer frente a las peticiones de cariño y apoyo que solo un ser humano puede brindar.
Muchas gracias, María Pilar, por tu lectura y tu comentario.
Un abrazo.
Una historia chocante con tres protagonistas: el robot inhumano, el humano y el perro como el último en la escala evolutiva, aunque es el único que parece pensar con la cabeza. Se me antoja una fábula, muy bien contada, como acostumbras, cuya moraleja sería algo así como: "cuida al amigo conocido antes de buscar al ideal desconocido". Mucha Suerte en El Tintero de Oro. Un abrazo, Josep María.
ResponderEliminarVeo que Rocco va tomando protagonismo, jajaja. Y no hay para menos. Bien podría haber echado también en falta una compañía femenina, pero es de fácil conformar, jeje. La naturaleza humana es mucho más compleja y exigente. Me gusta la moraleja que has elaborado a partir de esta historia. Tampoco andaba muy desencaminado quien formuló la famosa frase de que "el perro es el mejor amigo del hombre".
EliminarMuchas gracias, Paco, por tus palabras y tus buenos deseos.
Un relato tratado con elegancia, con muchas similitudes a la película "Her" que no en vano tuvo el óscar al mejor guión. Es un trajo muy cuidado el que propones, que te ha quedado redondo. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier, por tu alogioso comentario. Tendré que ver, sí o sí, la película Her, de la que he recibido tan buena crítica.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep Mª una historia que fluye como la corriente virtual, las páginas de contacto, los perros son usados para conocer a gente y hoy en día, muuuucha gente lo sabe. El mundo de las relaciones solitarias, está muy bien tratada en tu historia, es real en parte. Existe ese abandono personal y ese enganche a la red, a esos botones rojo y verde que enciende la curiosidad y apaga el tiempo. Que al otro lado haya una máquina y no otra persona solitaria, vaya, me recordó a una película que el protagonista se enamora locamente de la máquina y era consciente de ello. Ni me imagino este grado de dependencia y esa falta de empatía humana. Un abrazo y feliz finde!!!
ResponderEliminarLos seres solitarios crean un mundo cerrado del que luego no pueden salir, aunque lo deseen. Su válvula de escape está en las redes sociales y, creyéndose acompañados, se aferran a ellas. Solo se dan cuenta de que todo es un artificio y que ese mundo virtual no es la panacea, cuando pasan de entablar una simple relación ociosa a buscar un verdadero apoyo y amistad. Quizá solo si al otro lado de la máquina hallara a otro ser humano en idéntica situación, podría nacer una verdadera amistad.
EliminarMuchas gracias, Eme, por tu comentario.
Un abrazo.
Qué desilusión comprobar que la única compañía, aunque fuera virtual, es una maldita máquina sin empatia ni sentimientos. La soledad camuflada por la compañía de su fiel Rocco. Reflejas acertadamente esa soledad no deseada de Alfonso, que además está a punto de la más absoluta marginación, sin trabajo y endeudado hasta las cejas. Probablemente nos dirigimos hacia un futuro en que las máquinas ocuparán un lugar demasiado importante en nuestras vidas, y sinceramente no me parece nada esperanzador. Muy buen relato, Josep M. Saludos y suerte en el tintero.
ResponderEliminarDe hecho, Rocco es el único amigo fiel que le queda a Alfonso, y al que abandona temporalmente para afianzar una amistad que cree real. Mi portagonista no llega a saber que ha sido víctima de una ilusión, una artimaña tecnológica, creyendo que ha estado relacionándose con un ser humano. El día que haya "clientes" que busquen la compañía de una máquina, las relaciones humanas irán hacia la extinción.
EliminarMuchas gracias, José, por tu lectura y comentario. Yo también te deseo suerte con tus Vínculos, jeje.
Un abrazo.
La inteligencia artificial...es un fenómeno que a mi, personalmente, me produce temor. Las frías máquinas, ¿acabarán con nosotros? Mucha suerte en el tintero. Un saludo.
ResponderEliminarPues vamos hacia allí irremediablemente. Solo espero que el hombre sepa controlar a las máquinas y que estas estén a nuestro servicio y no al revés, jeje.
EliminarMuchas gracias por dejar tu comentario y por tus buenos deseos.
Un abrazo.