Después de leer El exorcista, de Peter Blatty, empecé
a creer en las posesiones demoníacas. Se convirtió en mi materia de
conversación preferida, provocando la hilaridad de mis amigos, hasta que,
hartos de tanta estupidez —como así lo calificaron—, me prohibieron volver a
sacar el tema a colación.
Yo, que siempre me
había tenido por una persona sensata, me estaba obsesionando con lo que mis
amigos consideraban supercherías de vieja. Harto de su desdén, aparqué por un
tiempo ese interés, al menos públicamente.
Y en esta historia,
como en muchas otras, hay un antes y un después. El antes se acabó aquí. El
después empezó cuando apareció Alicia.
Puede resultar cursi,
pero fue amor a primera vista. La vi acodada en una esquina de la barra. Su aspecto
me cautivó. Nos estuvimos observando a distancia un largo rato, yo hipnotizado
y ella provocativa. Parecía que me desnudaba con su mirada. Me sentí intimidado.
Yo, que me tenía por un conquistador, me vi, de pronto, como un adolescente inseguro.
Nunca había contemplado una belleza tan singular en mi vida. ¿De dónde había
salido esa mujer? ¿Sería una conocida de Gustavo, el anfitrión de la fiesta que
había organizado con motivo de su cumpleaños?
Fue ella quien tomó la
iniciativa, acercándose y susurrándole algo al oído de mi amigo. Gustavo
dirigió de inmediato su mirada hacia mí y, sonriente, vino presuroso con ella
prácticamente colgada de su brazo.
—Javier, te presento a
Alicia…, bueno, a Alicia.
—Encantado —le dije sin
poder evadir el poder mágico de su mirada. Ojos verdes y rasgados, labios
carnosos y sensuales, tez pálida y pecosa como la de una niña. Todo ello engalanado
con una larga cabellera rojiza y ondulada, formando un conjunto fascinante.
Tras unos momentos de mutismo
y vacilación, que se me hicieron eternos —qué pensará de mí, me dije—,
empezaron las presentaciones.
Alicia conocía a
Gustavo de una fiesta. Como ambos habían acudido sin acompañante, acabaron
emparejándose.
—Era una fiesta
organizada por el Club de Polo y no conocíamos a nadie de los allí presentes,
yo porque era nueva en la ciudad y él porque acababa de hacerse socio y su
acompañante le había dejado plantado a última hora.
No pude resistirme a
sus encantos. Pero el flechazo fue mutuo. Al cabo de unas semanas ya vivíamos juntos,
lo cual dio pie a que Gustavo, en plan guasón, me advirtiera: «Ojo con esa
diablesa, que te arrastrará al infierno sin poder resistirte a sus poderes». Poderes
o no, lo cierto es que no podía estar sin ella ni un solo momento. Era la mujer
perfecta.
Al principio todo iba
de maravilla. Nunca había sido tan feliz. Hasta que Gustavo metió la pata al
mencionar mi afición —como la llamó— por lo demoníaco. De haber podido, le
habría asestado un golpe de gracia allí mismo, por su indiscreción e
impertinencia —¿qué opinión tendría Alicia de mí después de eso?—, sintiéndome
como un niño ridiculizado públicamente por el profesor ante la chica más bonita
de la clase.
Pero contrariamente a
lo temido, Alicia reaccionó muy bien, afirmando que esas cosas no debían tomarse
a la ligera. Ella creía en la existencia del mal, en sus distintas facetas, pero
era un tema del que no solía hablar.
Desde ese instante, sin
embargo, sintió un verdadero interés por “mi afición” y era ella la que sacaba
a colación ese tema, interrogándome, queriendo saber lo que yo pensaba y sabía
sobre las posesiones diabólicas. Su interés superaba el mío con creces y, a
diferencia de mí, no sentía temor alguno. Todo lo contrario. Llegó a proponerme
asistir a un exorcismo. Sabía de un sacerdote que los practicaba en secreto.
Ella había estado presente en la última sesión y le había divertido. ¿Divertido?
Por supuesto rehusé, cosa que pareció contrariarla.
—Sólo quiero que veas
que es cierto —se justificó.
A partir de entonces,
toda mi atracción por ella se trastocó en recelo al ver cómo me escrutaba
mientras hablaba de las posesiones infernales, de cómo tenían lugar y quiénes
eran más vulnerables, de lo que puede llegar a hacer el diablo en el cuerpo del
poseso, algo que describió, ante mi estupor, como una experiencia inigualable. Sus
ojos refulgían mientras hablaba. Su carácter cambió. Cuando hacíamos el amor parecía
que era ella la poseída y, después, una vez relajada, se tumbaba a mi lado y me
miraba de una forma extraña, con un rictus desagradable, casi demoníaco. Empecé
a tenerle miedo.
Mis sueños se volvieron
pesadillas, en las que ella adoptaba figuras extrañas, bailando a mi alrededor
y arrastrándome hacia una gran hoguera. Al despertarme, angustiado y sudoroso, resonaba
en mi cabeza la advertencia jocosa de Gustavo: «Ojo con la diablesa».
La pesadilla de hoy ha
sido la peor, me ha parecido tan real… Me he despertado sobresaltado. Las
sábanas estaban revueltas, pero no había ni rastro de Alicia. Solo permanecía
en el ambiente su olor, pero esta vez con un vestigio acre.
Sumido en la
consternación, me he sentido, de pronto, raro, mareado. Me ha dado la sensación
de que no era el de siempre. Al ir al baño para echarme agua a la cara, me he observado
en el espejo y casi no me he reconocido. Los ojos, esa mirada no es la mía.
Parece como si un extraño habitara en mí.
No sé nada de Alicia. Y,
ahora que lo pienso, tampoco de Gustavo.
Muy buena aportación al concurso. Mucha suerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Chema.
EliminarUn abrazo.
Caray Josep, que susto, menos mal que no lo he leído por la noche.
ResponderEliminarUn relato genial con mucha enjundia en esas novecientas palabras, te ha quedado perfecto y no le hace falta más.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Solo falta conocer el paradero de esos dos pájaros y qué será del protagonista, je,je,
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Bueno, bueno...¡qué relato! Pone los pelos de punta, sobre todo ese final tan terrible, y encima con esa foto que has puesto de los ojos del diablo, parece ser. Los relatos de posesiones y demonios no me entusiasman, pero reconozco que este es muy bueno y da gusto leerlo. Mucha suerte.
ResponderEliminarUn abrazo, Josep
Hubo un tiempo, como le ocurre al protagonista de esta historia, que me interesó este tema y hubieron muchas películas que lo trataban diciendo que estaban basadas en hechos reales. Ahora el tema de las posesiones demoníacas ya solo me interesa para participar en concursos como este, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias, Rita, por tu comentario.
Un abazo.
Intrigante. Alicia podría ser de otra dimensión, la que sea, y tras haber estado con tu protagonista, se ha evaporado, con Gustavo tal vez :-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde.
Gustavo fue el intermediario para que Alicia pudiera llevar a cabo su propósito. Y qué mejor que utilizar a un dócil pardillo como Javier.
EliminarUn abrazo.
Hola, Josep. Las personas pelirrojas llevan la carga de esa sospecha. Tengo un familiar no muy cercano a quien creo poseída jaja. Tu relato sabe sacarle provecho a esa situación y nos pone en la piel del personaje. El toque final, esa transformación, nos deja con el miedo en el cuerpo.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre me han atraído las pelirrojas por ese motivo, ja,ja,ja.
EliminarNo hay nada peor que caer en las garras de alguien que parece inocente o inocuo.
Un abrazo.
Qué bueno.
ResponderEliminarMe ha encantado. Tiene mucho mérito escribir un relato tan bueno con tan pocas palabras, yo no puedo, lo de sintetizar no es lo mio, jejejeje.
Está genial, desde esa introducción explicando la afición del protagonista, la presentación en la fiesta...y el desenlace es genial, muy bueno.
Felicidades y mucha suerte.
No creas, Gemma, que me costó bastante tener que recortar el relato original para que encajara en las 900 palabras de rigor, je,je.
EliminarMe alegro que te haya gustado la introducción, el desarrollo y el desenlace, es decir todo, ja,ja,ja..
Muchas gracias y un abrazo.
Un relato de lo más inquietante, Josep. Sugieres más que cuentas a las claras, y eso resulta de lo más efectivo para despertar mi imaginación. Creo que Javier ha sido víctima de una clara manipulación por parte de alguna fuerza oscura. De momento aún se reconoce debajo de los cambios experimentados, pero tal vez llegue un momento en que se pierda a sí mismo por completo...
ResponderEliminar¡Muy bueno! Espero que tengas mucha suerte en el Tintero de Oro :)
Un abrazo.
La imagen seductora de Alicia fue el señuelo perfecto para alguien como Javier. El resto vino rodado. El maligno sabe cómo y por dónde atacar, je,je.
EliminarDespués de eso, Javier pasará a engrosar sus filas.
Muchas gracias, Julia, por tu comentario y buenos deseos.
Un abrazo.
Hola, Josep. Ese final más que inquietante supone una perfecta culminación para un gran relato, por el fondo y la forma, que comienza con un aire romántico y desenfadado, para derivar hacia oscuras veredas hasta desembocar en el inesperado abismo final. No es extraño que el hombre sucumbiera a los encantos de Alicia, al cual el apelativo de diablesa le cuadra en sentido literal, como fatalmente descubrió al final. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Paco. Poco se imaginaba Javier que ese encuentro no era precisamente casual y que caería en las garras de esa secuctora diablesa, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu valoracion de este relato y también te deseo suerte en el Tintero.
Un abrazo.
Hola, Josep Maria. Acabo de leer tu relato y debo decirte que es francamente bueno. Está muy bien escrito: ni le sobra ni le falta nada (para mi gusto, claro). De qué manera tan natural discurre la narración: desde la introducción donde explicas la afición/pasión del protagonista por las posesiones demoníacas, pasando por el flechazo que siente cuando conoce a esa mujer tan hermosa, pero a la vez tan enigmática, hasta llegar al clímax final. Me ha encantado, sí señor, al igual que la chica de la foto...(jeje) Mucha suerte en el concurso y un abrazo. Cuídate!
ResponderEliminarPues me alegro mucho que te haya gustado esta historia que, aun siendo pura ficcion, contiene visos de realidad. ¿Quién no habría caído rendido en los brazos de una despampanante pelirroja de ojos verdes y sucumbido a sus encantos tanto en una barra de bar como en una cama?, ja,ja,ja.
EliminarMcuhas gracias, Beri, por tu lectura y tus buenos deseos.
Un abrazo y cuídate también de ese diabólico virus.
Un buen relato que va aumentando la tensión por momentos y termina dejándonos preguntas para responder por nosotros mismos.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un beso.
Además de preguntarse por el paradero de Alicia y de su "amigo" Gustavo, la pregunta con más enjundia que debería hacerse el infeliz es: ¿qué será ahora de mí? Yo no lo sé, pero esto no tiene muy buena pinta, ja,ja.
EliminarMuchas gracias, Rosa.
Un beso.
¡Wow! Mucho me temía que esa Alicia en cuestión no era de fiar, pero el inesperado final es tan impactante que supera con creces mis temores. Parece que es ahí donde comienza la verdadera historia. ¡Uf! Para echarse a temblar.
ResponderEliminarFelicidades, Josep, y mucha suerte en El tintero.
No era muy de fiar, desde luego, como se ha visto. Y sí, con ese final empieza una nueva historia, al menos para Javier, je,je.
EliminarMuchas gracias, María Pilar. Yo también te deseo mucha suerte. Aquí casi podríamso decir "que el diablo reparta suerte", ja,ja,ja.
Un abrazo.
Relato inquietante con un final todavía más intrigante que queda abierto a la imaginación del lector, para mí una posesión en toda regla que irá a peor.
ResponderEliminarBuen relato. suerte el en Tintero.
No todas las posesiones tienen que ser como las hemos visto en el cine. Las hay, como esta, que se va gestando poco a poco y hasta con termura y sexo, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias, isan, por tu comentario y tus buenos deseos.
Un saludo.
Inquietante y aterrador. Muy buen final y muy bien guiada la historia hacia él. Mucha suerte, Josep.
ResponderEliminarMe imaginaba que esta historia sería inquietante, pero tenia serias dudas de que fuera aterradora. En todo caso, lo verdaderamente aterrador está más allá del final del relato, je,je.
EliminarMuchas gracias, Marta.
Estupendo relato, Josep.
ResponderEliminarHe disfrutado especialmente con la riqueza en la utilización del lenguaje y con esas descripciones tan sensuales. Sin duda, merece la pena ser poseído de esta manera. Otra cosa hubiera sido con la niña del exorcista :). Un texto que merece estar entre los ganadores de El Tintero de Oro.
Un gran abrazo.
Si has disfrutado, me doy por muy muy satisfecho, je,je.
EliminarPuestos a elegir, yo también habría preferido a esa diablesa pelirroja que a la niña del exorcista, ja,ja,ja.
Muchas gracias, Miguel, por tu apreciación.
Un fuerte abrazo.
Un relato muy sugestivo. Buena y sorprendente trama; ricas descripciones de sensaciones, sentimientos y emociones. Buna suerte, Josep.
ResponderEliminarMuy agradecido por tu elogiosa crítica, Beba.
EliminarLuego me paso por tu blog para leer tu aportación al concurso.
Un abrazo.
Hola Josep. Lo que empieza como la típica historia de amor se trastoca lentamente en la más terrible experiencia para nuestro protagonista. El relato fluye con facilidad, adentrándonos en la historia hasta ser parte de ella. Y ese giro final... Magnífico. Nuestro protagonista no sabe nada de Alicia, ni de Gustavo, y creo que tampoco de sí mismo.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el Tintero.
Hola, Bruno. Del mismo modo que uno podría enamorarse de una vampiresa, también puede caer rendido en los brazos de una diablesa de esa categoría, je,je. Otra cosa es dejarse seducir por quien sabes que no lleva buenas intenciones, pero entre la ignorancia y que la carne es débil...
EliminarMuchas gracias por tus comentarios sobre este relato y te agradezco tus buenos deseos.
Un abrazo.
Una trama muy bien urdida y con tu sello personal, donde no puede faltar el romanticismo y los flechazos amorosos, además de esta pelirroja despampanante que nos presentas a través de la introducción del relato, con un decorado muy elegante y cautivador, que a medida que transcurre la acción nos indica que algo tenebroso entrelaza la vida de estos dos aparentes "pajarillos", pero que gracias a tus magistrales giros de tuerca y sutilezas varias, resulta que derivas el romance a un relato de terror donde este "inocente" protagonista y narrador en primera persona, se pervierte completamente, a través de la "diablesa" que le ha poseído, lo cual queda estupendamente reflejado en su desenlace, donde no queda ni rastro de sus dos víctimas propiciatorias ni tampoco de lo que él mismo fue.
ResponderEliminarUn relato que cumple sobradamente con las condiciones del concurso y nos deja impactados en su final.
¡Felicidades, amigo Josep, me ha gustado mucho!
Un beso y suerte.
Más que un comentario, amiga mía, es un excelente y halagador resumen de un relato con el que pretendía entretener y, a ser posible, intrigar, pues soy consciente de que no es un relato de terror al uso. Todo lo he querido dejar en las manos y la mente de la imaginación del lector. Excepto la imagen de esa atractiva diablesa, que habla por sí sola, ja,ja,ja.
EliminarAsi pues, muchas gracias, Estrella, por dedicarme tu tiempo para dejar tu amable opinión.
Un beso.
Muy buen relato, Josep. Es absorbente. Creo que en 900 palabras clavas una historia muy impactante llena de modernidad y de los elementos que suelen constituir a la literatura de terror demoníaco en la que la mujer atractiva es elemento esencial.
ResponderEliminarSeguro que en el Concurso en el que participas o te alzas con el galardón o quedas en una alta posición.
Un abrazo
Aquí, en lugar de una bruja intimidadora, toma el protagonismo una diablesa turbadora y embaucadora, pero terriblemnete atractiva. El anzuelo perfecto para dejarse dominar. Los tiempos cambian, por lo que supongo que las formas de posesión también, je,je. Lo que no sé si cambiará es mi suerte en los concursos, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo.
Y después de mirarse al espejo, ¿qué?, ahí es donde empezará de veras el martirio del pobre Javier, todo lo que parecía que quería evitar de las aficiones de su novieta las va a tener que vivir en sus carnes.
ResponderEliminarUn relato muy imaginativo, Josep, me encanta esa manera que tienes de introducir un pequeño tema y dar de sí hasta hilvanar una gran y compleja historia, y en este caso, con el diablo, o diablesa, siempre de fondo.
Me pareció muy bien escrito, con un balance de frases cortas y otras más complejas muy acertado, pero hay una frase que no entiendo; en concrero en el diálogo donde se presentan Javier y Alicia, "—Javier, te presento a Alicia, Bueno..., a Alicia.", no sé si me he perdido algo del porqué repites su nombre.
En definitiva un relato genial, con mucha identidad y que me encantó. Mucha suerte y un abrazo.
Tras esa mirada al espejo y los recuerdos oníricos, Javier comprenderá lo ocurrido y en lo que se ha convertido. Y como el tiempo todo lo cura, acabará muy pronto aceptando su sino, je,je.
EliminarEn cuanto a esa frase, la pronuncia Gustavo, el amigo común que los presenta, y da a entender su vacilación a la hora de hacer la prentación formal. Gustavo es el itermediario necesario para que Alicia lleve a cabo su plan. Pero cuando empieza la presentacion de su supuesta amiga Alicia a Javier, duda, de pronto, si utilizar nombre y apellido, un apellido, por otra parte, inventado. De ahí que diga: "Javier, te presento a Alicia... (Romero, Fernández, etc.), bueno, a Alicia (prefiriendo finalmente dejarlo así y ya se apañará ella luego). Supongo que es un detalle sin mucha significación en el relato, pero, al escribirlo, me vi, de pronto, en esa situación y me pareció normal. A mí me ha ocurrido en más de una ocasión no recordar de pornto cómo se llama alguien a quien presento, je,je. Además, siendo una simple "conocida" de una fiesta, me pareció creíble que aparentara haberse olvidado de su apellido. Cosas mías. O, dicho de otro modo, una licencia del autor, ja,ja,ja.
Me alegro que, a pesar de este detalle, hayas disfrutado del relato.
Un abrazo y el deseo es mútuo.
Es verdad, tendrás que perdonar mi falta de suspicacia, si ya te decía yo que algo me había perdido, y ese era yo, ja, ja, ja. A veces me pasa. Muchas gracias por la aclaración.
EliminarYa solo la foto que ilustra el relato es suficiente tentación como para arrojarse en brazos de esa diablesa sin muchos miramientos. La figura femenina como encarnación de la tentación, una idea de calado bíblico, sirve de trasfondo a esta historia de posesión diabólica. Por si fuera poco la chica es pelirroja, y es que las pelirrojas tienen algo de diabólico en si mismo que consigue que llamen la atención. El misterio se va creando en torno a la chica y su personalidad, que cada vez se torna más excéntrica, hasta que poco a poco y sin que él se de cuenta termina por adueñarse de su ser. Un relato en el que la tensión va incrementándose según avanza su desarrollo, hasta ese final inquietante. Te deseo mucha suerte en el Tintero, Josep. Un abrazo.
ResponderEliminarCreo que yo también habria caído en sus garras, je,je.
EliminarAlicia no solo es una pelirroja exuberante y peligrosa; es una diablesa sutil y concienzuda. No se lanza de buenas a primeras sobre su presa, sino que la va dominando poco a poco, atrayéndole con subterfugios, hasta que lo ve maduro para su ataque final, un ataque nada doloroso pero que dejará huella en Javier para siempre, a menos que un exorcista de verdad lo salve, je,je.
Un abrazo, Jorge.
Muy inquietante final Josep, nos dejas con la incertidumbre de saber que ha sido de Alícia y Gustavo. Mucha suerte amigo.
ResponderEliminarAbrazos.
Supongo que Alicia y su amigo Gustavo estarán buscando a otra presa fácil. O quizá se han tomado unas vacaciones en el submundo, ja,ja,ja.
EliminarMuchas gracias, Conchi, por tu visita, por dejar tu amable comnetario y desearme suerte.
Un abrazo.
Josep no hay que fiarse de las pelirrojas, Un inquietante relato con un buen final.Un abrazo.
ResponderEliminarA mí siempre me han atraído (y siguen atrayéndome) las pelirrojas, pero nunca me he fiado de ellas, je,je.
EliminarUn abrazo.
Eso es lo que se denomina bailar con el diablo. creo que javier ha sido poseído por la diabla ¡Claro! que quién iba a resistirse a alguien tan atractivo y con esa personalidad tan peculiar. El Gustavo es el que me ha dejado mosqueado y descuadrado del todo. ¿Quizá un subalterno del demonio?¿ O una víctima propiciatoria?
ResponderEliminarUn abrazo Josep.
Gustavo no es trigo limpio. Yo sospecho que jugó el papel de intermediario en esa transacción demoníaca. Lo que ignoro es si era un simple servidor o también había sido previamente poseído.
EliminarUn abrazo, Javier.
Muy buen relato. Inquietante casi desde que conoce a Alicia...
ResponderEliminarHay aficiones que mejor ni acercarse a ellas. Lo digo por mí, que en algún momento he sentido atracción por estos temas que después despertaban todos mis miedos. No sé si existen esas posesiones, pero prefiero no indagar mucho, por si acaso. Ya sabes, no es miedo, es precaución.
Un abrazo
De adolescente también sentí interés por el ocultismo, pero preferí dejarlo pasar, por si acaso. De lo contrario, quizá me habría ocurrido algo parecido a lo de Javier, je,je. En una sesión de ouija, esta me indicó, con mucha insistencia, que tenía que cuidar de uno de los asistentes, una joven solitaria, atormentada y enigmática que decía tener contacto con el espíritu de una amiga fallecida, de cuya muerte se sentía responsable. No me vio más el pelo, ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo.
Eso me pregunto yo... ¿qué ha sido de Alicia? Poco a poco nos vas llevando de la mano, o mejor de los ojos, dejando pequeñas pistas, hasta la entrega total a la diablesa abductora.
ResponderEliminarUn lapsus en “rehusar”, aunque es verdad que la pelirroja reusó o sea, abusó del uso del prota de tu relato ;)
Me ha gustado Josep como has manejado la tensión narrativa de principio a final.
Un abrazo Josep y nos vemos en la Gala, ponte guapo por si aparece Alicia :))
Lo que tú no veas..., je,je. Corregido está. Gracias por hacérmelo notar. Quizá otros lo vieron y no se atrevieron a decírmelo, pero es mejor darle lustre y dejarlo impoluto antes de comparecer ante el gran jurado, ja,ja,ja.
EliminarSupongo que Alicia anda buscando otra presa para añadir a su haber, pues deberá dar cuenta de sus logros ante alguien superior a ella.
Muchas gracias, Isabel, por tu comentario. Y sí, ya he llevado el esmoquin a la tintorería, aunque si aparece Alicia me daré el piro. Por si acaso.
Un abrazo.
A mi me pasa, y seguro que a todos, que por mucho que repaso mis historias, muchas veces no veo fallos aunque lo tenga delante de las narices, con lo fácil que es verlo en los de los demás jajaja
Eliminarmenos mal que tenemos ayudantes qu enos echan una mano ¿o no?
Lástima que lo comido y lo bailado por Javier le duró más bien poco, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué mal rollo el de Alicia, ahí hay gato (negro) encerrado, seguro.
ResponderEliminarYo en posesiones diabólicas no creo pero opino como los gallegos con las meigas, haberlas, haylas.
De todas formas, algunas aficiones tienen su peligro, y ahí, tu protagonista se buscó la ruina, creo yo.
Estupendo relato y con un final inquietante.
Por cierto, vengo del blog de Javier que también va de un tema parecido, supongo que es para El Tintero de Oro, no? (perdón por mi ignorancia pero ando estos días muy desconectada de blogger por motivos laborales). Si es así: suerte en el concurso, a ver si consigues ese merecido podium desde hace tanto tiempo, ojalá pudiera yo votar...
Un besote.
Yo creo que hay distintos tipos de posesión, como cuando uno se enamora perdidamente, que parece un zombi y hace todo lo que su pareja quiere, je,je. En este caso, la posesión realmente va más allá de la pura seducción erótico-sexual. Y así como el diablo se viste de Prada, esta diablesa se vistió de pelirroja despampanante. Y el truco funcionó. Y es que los hombres somos presa fácil ante ese derroche de sensualidad, ja,ja,ja.
EliminarY sí, este relato, al igual que el de Javier, concursa en el Tintero de oro en su (creo yo) última convocatoria de este año.
Lástima que no puedas votar ni que yo pueda sobornar al resto de los participantes, ja,ja,ja. Pero el ego mejor dejarlo en el armario y contentarse con participar. Si la medalla de oro fuera de oro, ya sería otro cantar, je,je.
Un beso.
He disfrutado mucho leyendo esta posesión 2.0, con barra de bar, partido de polo... y un irresistible 'demonio pibón' jejeje, los tiempos cambian y las posesiones también. Lo que no cambia es la tentación, aquello de la carne es débil... y que el demonio es muy listo jejeje. Moraleja: aunque el demonio se vista de seda demonio se queda jejeje
ResponderEliminarMucho me temo que no va a olvidar a la pelipequirroja en su vida ;)
Gracias por la intriga querido Josep, un abrazo grande.
Efectivamente, los tiempos cambian, por lo que las técnicas de seducción-posesión tienen que ponerse al día, je,je. Ya no vale entrar de noche por la ventana e introducirse, cual ladrón, en el cuerpo de un infeliz; ahora se lleva la modernidad de un pub musical, con unas copas de por medio y sexo a tutiplén, ja,ja,ja.
EliminarDesde luego, para Javier fue toda una experiencia inolvidable, por los siglos de los siglos, amén.
Me alegro que hayas disfrutado de esta historia en la que solo has tenido que viajar con la mente, je,je.
Un abrazo.
Menos mal que lo he leído de día porque si llego a leer tu relato de noche, te puedo asegurar que no pego ojo.
ResponderEliminarA pesar de que el terror no es lo mio, me ha gustado mucho.
Eso si, tu protagonista ya va a vivir con miedo todo lo que le quede de vida y encerrado en él y preguntándose maldita la hora que conoció a Alicia, que no es precisamente la de las Maravillas no jejee.
Un abrazo y mucha suerte en el Tintero
El miedo es algo natural pero subjetivo, cada uno lo percibe a su manera. A algunos se les agudiza, o solo lo sienten de noche, otros a todas horas y finalmente otros nunca, je,je.
EliminarYo no sé qué será del portagonista a partir de ahora, pero más bien creo que se adaptará a su nueva condición de poseído, y vete tú a saber si no seguirá los pasos de su amada Alicia, je,je.
Un abrazo.
Un relato con varios posibles niveles de lectura, alrededor del tema propuesto, que nunca se pierde de vista. El mérito especial es que están bien ajustados, cada uno de por sí, y todos entre sí. Gracias. Un abrazo y salud
ResponderEliminarHola, Barry/Javier,
EliminarGracias a ti por pasarte por mi blog y dejar tu comentario.
Acabo de ver que tú también participas en esta edición del Tintero de oro con un relato. Me quedan unos pocos por leer, así que te devolveré la visita lo antes posible.
Un abrazo.
Me ha gustado esa transición entre la normalidad de una chica atractiva que resulta ser alguien oscuro que se va revelando, poco a poco, a los ojos del protagonista y del lector con una narración muy bien hilvanada. Final inquietante que nos deja con ganas de saber más...¡Muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Araceli.
EliminarEn esta vida las cosas más trascendentes suelen discurrir poco a poco. Si nos hemos casado o vivido en pareja es porque hubo un encuentro casual, una prsentaciñon de amigos, unas conversaciones que nos acercaron, una simpatía que fue creciendo y una necesidad de compartir la vida. Pequeñas cosas que, convenientemente hilvanadas, van abriendo camino hacia un final que se le supone feliz. En este caso, también hubo una coincidencia en una fiesta, un enamoramiento a primera vista, una atracción repentina e inevitable, una vida en común, pero con un desenlace más bien pernicioso, por lo menos para Javier, je,je.
Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Un abrazo.
Hola Josep
ResponderEliminarAlgo tarde pero llego.
Tenía que ser pelirroja!! Estuve a punto de emandar un relato cuya protagonista era una súcube pelirroja pero la relación entre el cura y la diablesa no acabó de convencerme!
Lo he disfrutado un montón. Enhorabuena y abrazos.
Hola, Paola
EliminarNunca es tarde si la dicha es buena, je,je.
Efectivamnete, tenía que ser pelirroja, ese color rojo de fuego y pasión muy propio para una diablesa en plan seductor.
Me alegro que te lo hayas pasado bien con esta posesián tan peculiar, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Hola, Josep Mª. Fíjate que por un instante, justo hasta empezar a leer tu relato, he pensado que ibas a adentrarnos en el "País de las maravillas" y me he dicho "¡si esa propuesta es para el mes que viene...!"; pero enseguida he visto que no, en cuanto he comprobado, guiado por tus palabras, que a Alicia le iban otro tipo de asuntos, no tan maravillosos...
ResponderEliminarTe felicito, compañero, y te deseo mucha suerte en El Tintero.
Un fuerte abrazo junto al deseo de que la salud te acompañe sin limitaciones.
Uf, es terrible imaginarnos en la piel de Javier, tu protagonista, con sólo un momento de cierta paz hacia la mitad de la historia. Buen texto, amigo.
Hola, Patxi. Bueno, posiblemente, mientras duró la etapa idílica de la relación entre Javier y Alicia, aquel sí que vivió en el país de las maravillas, je,je.
EliminarMuchas gracias, amigo, por tu lectura y tu comentario.
Que la suerte y la salud nos acompañe.
Un abrazo.
Hola,Josep M. Con la descripción que haces de Alicia, creo que cualquiera hubiéramos caído rendido a sus pies. Es lo que ofrece el diablo, la tentación. Me gusta mucho cómo has llevado el relato, del amor a primera vista, romántico e idílico, hasta la posesión diabólica e inquietante del final: la imagen del pobre Javier descubriendo la realidad al contemplarse al espejo. Muy bueno, Josep M. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, Jose R. Desde luego hay tentaciones a las que es muy difícil resistir, máxime cuando no se sabe qué hay detrás de esa imagen tan atractiva. Ya se sabe que no es oro todo lo que reluce, je,je.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y te deseo la misma suerte.
Un abrazo.
Esa diablesa cautivó a tu protagonista y una vez lo tubo entre sus garras desapareció. Esas mujeres tan guapas no son de fiar ja ja ja
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, la forma y los personajes están muy logrados, obteniendo un escenario terrorífico.
Un abrazo y suerte en el concurso Josep.
Puri
Alicia manejó su atractivo arrebatador para manipular y apoderarse de Javier, convirtiéndole en un pobre diablo, je,je.
EliminarMuchas gracias, Puri, por acercarte a leerme y dejar tu comentario.
Un abrazo.
Rectifico ese "tubo" es tuvo, se me escapó
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos Josep, muy buen relato. Qué será del pobre Javier?. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarSaludos, Mery. Me alegro que te haya gustado este relato demoníaco, je,je.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep Mª soy la rezagada, esta vez casi me pilla el toro, aunque, prefiero los cuernos de un bovino que la de un demonio, ja, mira que enarmorarse de una diablesa, jo, que no existe la mujer perfecta díselo a tu protagonista. Ju, ¡Qué mal rato en el espejo! al final poseído y todo. Cómo para fiarse una de nadie. Un abrazo
ResponderEliminarHas llegado por los pelos, estaba a punto de cerrar el chiringuito, ja,ja,ja.
Eliminar¿Quién no se ha enamorado alguna vez de la persona menos adecuada? Eso suele ocurrir cuando solo nos dejamos llevar por el atractivo físico, como el caso de nuestro querido Javier. Pero, de todos modos, creo que esa atracciñon irresistible que sintió el pobre desgraciado ya era fruto de las malas artes de la diablesa pelirroja, je,je.
Un abrazo, Emerencia.
Existen seres irresistibles para lo bueno y para lo malo!
ResponderEliminarUn abrazo
Muy cierto, David, pues si Javier hubiera sabido lo que le esperaba, no sé si aun así habría podido resistirse, je,je.
EliminarUn abrazo.
Hola Josep
ResponderEliminar!¡Wow! escalofriante, muy buena ambientación, inquietante, de terror demoníaco con la despampanante pelirroja. .¡Buenisimo!
Un abrazo y mucha suerte en el Tintero
Hola, Yessy,
EliminarDicen que el diablo, para dar confianza a su presa, siempre se presenta bien vestido y con buena cara. En este caso, no podñia ser menos tratlandise de una diablesa, je,je.
Un abrazo y lo mismo te deseo.
Disculpa las erratas tipográficas: 1) podría; 2) tratándose
EliminarOtro abrazo.