Una tarde de primavera estaba tumbada en la cama viendo una película cuando una llamada insistente de teléfono me obligó a interrumpir ese grato momento de ocio para atender al impertinente que pretendía incordiarme desde el otro lado de la línea.
Al oír su voz me temí lo peor. Marcos siempre me había traído complicaciones, incluso después del divorcio. De eso hace ya cinco años y todavía no he podido librarme de él. Siempre me llama o se presenta sin previo aviso para pedirme lo mismo: dinero y favores.
No sé qué pude ver en él cuando decidí unir mi vida a la suya. Su físico, su simpatía y labia me cautivaron. Al principio me reía mucho con él, hasta que me di cuenta que las tonterías que hacía y decía no eran fruto de una comedia sino de su forma de ser. Al cabo de un tiempo me di cuenta de que algo no andaba bien en su cabeza de chorlito.
Por si fuera poco, era un perfecto inútil. Gracias a mis habilidades siempre era yo quien tenía que arreglar lo que él estropeaba, que no era poco. Yo era su “arréglalo-todo”, su manitas, su salvadora, como solía llamarme.
Nadie diría que bajo esa planta de aventurero se escondía un majadero y un insensato impulsivo. Era capaz de hacer cualquier estupidez para impresionarme. Era peor que un niño. Siempre necesitaba a alguien que le dijera lo que debía hacer y lo que no. Desde que nos divorciamos, anda más perdido que una gamba en el desierto. Más de una vez le he tenido que sacar de un apuro por su mala cabeza. Al principio me daba pena. Le veía desorientado, sin rumbo, malviviendo a base de trapicheos y negocios turbios. Pero hace tiempo que decidí que ya no me haría cargo de él. Es lo suficientemente mayorcito como para espabilarse solo y acarrear con las consecuencias de sus actos.
Con el auricular en el oído, estaba decidida a negarle lo que fuera que me pidiera cuando, antes de que pudiera articular una sola palabra, oí que me decía:
―Marta. Por fin lo he conseguido. Soy rico, muy rico.
Ante mi mutismo, de puro asombro, continuó:
―Voy a devolverte todo el dinero que me has prestado y mucho más. Te dije que un día la suerte me sonreiría y que entonces te compensaría por todo lo que hacías por mí. Y ha llegado el momento. En menos de media hora estoy ahí. No te muevas.
No me dio tiempo a rechistar que ya había colgado.
Nunca imaginé que Marcos pudiera llegar a tal grado de imbecilidad.
Su presunta riqueza se esfumó tan pronto como la policía nos detuvo, es decir en menos de media hora, el tiempo que tardó Marcos en llegar. Su idiotez me ha arrastrado con él a la cárcel. Sin posibilidad de fianza. El juez consideró que había riesgo de fuga y mi abogado dice que, en el mejor de los casos, me pueden caer diez años por cómplice.
¿A quién se le ocurre robar un furgón blindado y venir a mi casa para que le ayudara a abrirlo?
No hay duda, un cabeza de chorlito completo jajajajja. Lo siento por ella que se ha visto arrastrada por la situación sin comerlo ni beberlo. Espero que hagan rebaja de condena por falta de sesera para delinquir :P
ResponderEliminarUn relato muy divertido, Josep, diría que lejos de tu estilo habitual algo más sobrio, pero muy bueno también.
Un abrazo de viernes!!
Marta no se arrimó a un buen árbol y así le fue. La sombra de los estúpidos en muy alargada, como la de los cipreses.
EliminarYo creo que mis relatos definen un poco mi forma de ser: serio pero con sentido del humor. De vez en cuando hay que darle un toque de humor o ironía a los problemas de la vida.
Muchas gracias, Julia, por tu grata compañía.
Que pases un feliz fin de semana. Y si recibes una llamada que te cambia la vida, que sea para bien, jeje
Un abrazo.
Jajajajaja, me encanta!!!!! Es buenísimo, ese final me ha gustado un montón. Y además rompe con los tópicos y la manitas es ella,jejejeje.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo y feliz fin de semana.
Marcos, como buen inútil, todo lo dejaba en manos de ella. Pero esta vez fue demasiado lejos, confiándole a su ex un trabajillo demasiado difícil y, sobre todo, comprometido, jaja
EliminarMuchas gracias, Marigem, por tu visita.
Un abrazo y que también disfrutes del fin de semana.
Ciertamente el juntarse con malas compañías puede acarrear resultados no deseados. Razón tenía el que dijo que era más peligroso un imbécil que un malvado.
ResponderEliminarLa parte final es de traca.
Ya dijo Einstein que había dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y añadió que no estaba seguro de lo primero.
EliminarLo injusto de la historieta es que la pobre Marta sufrió las consecuencias de la imbecilidad de su ex cuando ya había cortado con él. Esa es la secuela que causa el "ajuntamiento" con un descerebrado.
Muchas gracias, Francisco, por tu visita.
Un abrazo.
Jajaja, es que desde luego vaya personaje, de película, como se suele decir. Vaya tara que le cayó a la pobre.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato Josep, el final es genial, yo me esperaba que le iba a devolver el dinero de verdad, jajaja. Muy bueno.
¿Sabes? estoy leyendo otra vez tu libro, y no me acordaba de los diez mandamientos que relatas, son geniales para ponerlos como consejo o reflexión aquí o en el Face, seguro que ahora hay mucha gente que no los leyó. Me gustaron un montón.
Un abrazo y feliz finde.
Hay que admitir que Marta no tuvo buen ojo a la hora de elegir pareja. Y cuando se dio cuenta del error ya resultó demasiado tarde porque no pudo desprenderse de las insensateces del "lapa" de su ex.
EliminarAsí que releyendo mi libro! Yo también lo he hecho y la verdad es que he encontrado mas de un gazapo e incorrección de estilo. Creo que ahora sé un poquitín más gracias al taller de escritura al que asisto. Aun así, espero que te siga agradando.
Y en cuanto a los diez mandamientos, no recuerdo si en su día los publiqué en el Face. Quizá lo haga un día de estos, jeje.
Se agradece que no solo me leas aquí sino que me releas en formato papel, jaja
Un abrazo.
Desde luego esta claro no te cases o te juntes con uno que no sepa lo que se hace y no tenga los pies en la tierra, porque si no esta claro que puede por desgracia acabar como la protagonista de tú relato, que sin quererlo ni beberlo acabe entre rejas, ay las malas compañías que malas son, en fin, pobre chica pero que magnifico relato. un abrazo y buen finde. TERESA.
ResponderEliminarSi él no andaba muy bien de la cabeza, ella tuvo mala cabeza a la hora de elegir compañero. Los errores, tarde o temprano, se pagan. Lo malo es que la pobre chica lo pagó demasiado caro. Ojalá el juez o el jurado sea magnánimo con ella y le aplique el atenuante de mal ojo y mala cabeza.
EliminarUn abrazo, Teresa.
Ayyy jajajaja me he reído un montón. Qué gran final.
ResponderEliminarUn besillo.
Dicen que reñir es bueno para la salud física y mental. Me alegro, pues, de haber contribuido a la tuya.
EliminarMuchas gracias por venir a leerme.
Un abrazo.
Quería decir reñir, jaja. No creo que reñir sea muy bueno para la salud. Más bien al contrario.
EliminarOtro abrazo, María.
Hay que admitir que es un tonto sin ánimo de hacer daño. Aunque dice el refrán que el infierno está lleno de buenas intenciones.
ResponderEliminarHubiera estado más guapo quietecito, pero ya se sabe: quien es patoso lo es hasta la tumba.
Agradecido, David.
Desde luego este boceto de argumento daría para una buena comedia que dirigida por Billy Wilder hubiera sido una delicia. Lo primero que se me ha ocurrido es que sería un buen guion cinematográfico.
ResponderEliminarPues no me importaría lo más mínimo que alguien me comprara los derechos para pasarla a la gran pantalla, jaja
ResponderEliminarMuchas gracias, José Luís, por tu visita.
Saludos.
jajajajaja el final te ha quedado genial jajajaj eres mucho vale, la primera parte solo decirte que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia jajajajaj uufffffff, sin comentarios , un abrazo fuerte desde mi brillo del mar , muy bueno tu relato
ResponderEliminarHola Beatriz. Celebro que te haya divertido. La verdad es que no se dan (afortunadamente) muchos casos como este, jaja
EliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ha encantado, Josep, sobre todo el final.
ResponderEliminarMuchas veces, en las noticias, nos muestran cómo "avispados" ladrones cometen fallos de bulto y es entonces cuando yo pienso que en las penas que imponen los jueces debería haber un agravante que se llamara "por tonto".
Genial.
Un abrazo.
Hola "Kirke". Me alegro que te haya gustado.
EliminarSí, hay quien merecería un agravante por idiotez y otros (el caso de Marta, por ejemplo) un atenuante por víctima propiciatoria de un idiota, jeje
Muchas gracias por la visita y el comentario.
Un abrazo.
Buenísimo el relato, Josep. Me ha encantado el final, no lo esperaba. Por un momento llegué a creer que tu protagonista tendría una recompensa por haberse portado tan bien siempre, a pesar de los pesares. Me ha encantado tu final, es muy original.
ResponderEliminarUn beso enorme
La vida tiene sorpresas, sorpresas tiene a vida, ay, ay, jajaja
EliminarBueno, pues me alegro haberte sorprendido con un final no esperado y, sobre todo, de que te haya encantado.
Muchas gracias, Chari, por venir a leerme y dejar tu amable comentario.
Un abrazo.
Una historia de risa, y un cabeza de chorlito que quería impresionar a su ex y la arrastró al fango, Muy buen final. Un abrazo
ResponderEliminarLíbranos, Señor, de los cabeza de chorlito, porque nos levarán a la ruina, jaja
EliminarMuchas gracias, Mª del Carmen, por tu visita.
Un abrazo.
Je, je, Vaya dos, los amantes de Teruel... Muy divertido. ;)
ResponderEliminarUn abrazo. =)
Hola Soledad! Qué gusto verte por aquí.
EliminarPodría decirse aquello de tal para cual, pero al menos ella reaccionó, aunque tarde. El mal ya estaba hecho y quien con idiotas va, acaba mal, jeje
Un abrazo.