Sus ojos marchitos otean el
horizonte en busca de aquellos momentos e ilusiones de cuando todavía era una
joven bonita, de buena familia y con toda una vida feliz por delante.
Aun ahora, después de tantos
años, Eulalia tiene dos espinas clavadas en su resquebrajado corazón: la de la
impotencia y la del rencor. El rechazo de los suyos y las burlas crueles de los
demás no consiguieron, sin embargo, doblegarla ni, mucho menos, hundirla.
Marchó lejos para olvidar, pero el olvido no entiende de distancias. Hoy, al
regresar al pueblo, después de tantos años, para dar el último adiós a su
madre, creía que podría resistir la tentación. Pero después de muchos titubeos ha
dirigido sus pasos hasta el muelle, al atardecer, cuando solo lo ocupa el rumor
de las olas, para recordar el día en que, de pie en ese mismo lugar, miraba el
mar que le tenía que devolver al hombre de piel morena y cabellos negros a
quien amaba.
Parece como si fuera ayer que
sus ojos, entonces vivos y enamorados, le buscaban con deleite a pesar de saber
que no le podían ver. Todo un océano los separaba. Hasta que llegara el momento
del reencuentro.
Él le juró que volvería y ella
le creyó. Siempre le había dicho la verdad. Por muy lejos que hubiera ido en
busca de fortuna, no habría obstáculo en el mundo que le impidiera volver a su
lado. Rico o no, le prometió que se casarían tan pronto estuviera de vuelta, a
pesar de la oposición de su padre, quien no había permitido esposar a su única
hija, su heredera, con un desarrapado sin futuro. Nunca entendió que la riqueza
no se aloja en los bolsillos sino en el corazón.
Desde su exilio voluntario, él
le escribió muchas cartas poniéndola al corriente de sus penas y de sus logros.
Ella, prudente y temerosa, solo le contaba lo que él deseaba saber.
Pero por fin había llegado el
momento del reencuentro. Se lo había escrito desde ultramar y ella contaba los
días.
A bordo del barco que lo
conducía hacia los brazos de Eulalia, se la imaginaba esperándole en el puerto
de llegada, la piel blanca y pecosa la cara, y le hablaba desde alta mar, el viento
azotándole el rostro. Ella, a su vez, miraba el horizonte desde el muelle, esperando el
momento de abrazarle, jurándose no dejarlo marchar nunca más.
―Ten paciencia, mi amor, que
no tardaré en llegar ─decía él, desde la cubierta, la vista fija en el mar y la
espuma blanca.
―Te esperaremos el tiempo que
haga falta ─le contestaba ella, de pie junto al agua.
―Me muero de ganas por volver
a verte ─gritaba él contra el viento huracanado y la mar airada.
―Seremos la envidia de todos
cuando nos vean de la mano por las calles del pueblo ─gritaba ahora ella, acallando
a las gaviotas.
―Nos casaremos tan pronto
tengamos donde cobijar nuestro amor, pese a quien pese ─clamaba él, con sus cabellos
negros arremolinados.
―Cuando al fin llegues, te espera
un regalo que seguro te llenará de gozo ─le anunciaba ella, ansiosa y
sonrojada, jugando con los rizos de su melena del color del fuego.
―Se acerca el gran momento. Ya
vislumbro la costa lejana ─celebraba él, ante la mar cada vez más encolerizada.
Un diálogo éste del que solo
el mar y un niño, asido a la mano de su madre, fueron testigos mudos de un amor
y de unos anhelos exaltados por la distancia. Una conversación a millas de angustiosa
separación. ¡Cuán larga se hace la espera cuando el deseo es tan vehemente! ¿Cuánto
más debería soportar aquel barco surcando un mar furioso? ¿Acaso la mar brava
no quería que se reencontraran, celosa del amor que se profesaban?
Eso pensó Eulalia entonces y
lo evoca ahora que, triste y ajada, ya solo le queda el recuerdo de la ilusión,
rota a oleadas, y el dolor todavía vivo que le provocó la visión del maderamen
que, flotando por la bahía, parecía haber venido a darle sus condolencias.
Como la leña cortada a
hachazos, así acabó aquel viejo barco cargado de esperanza. Como un árbol
arrancado de cuajo por la tormenta, así se sintió Eulalia al ver frustrados sus
deseos más preciados.
Nunca quiso descubrir a su
amado aquel secreto tan bien guardado para no abrumarlo durante su ausencia, un
regalo que él no llegó a conocer. Aquel naufragio se llevó al fondo del mar la
posibilidad de entregárselo. Un mar que ahora recibe sus lágrimas, tiñéndolas
de azul. Lágrimas que brotan de una herida profunda y lacerante que jamás se
cerrará.
Eulalia nunca perdonará al mar
su condena a cuarenta años de dolor y de añoranza. Un dolor y una añoranza que
solo ha podido aligerar gracias al fruto de aquel amor prohibido, que sacó la
piel morena y los cabellos negros de su padre.
Son tantos los hombres que la mar se ha tragado y tantas las mujeres rotas esperando en la orilla... que tu relato me parece un bonito homenaje a ell@s. Preciosa historia de amores pacientes con triste final. Te deseo MUCHA suerte en ese concurso compañero de teclas. Un abrazo azul marino ;)
ResponderEliminarPues sí, amiga, muchas vidas se ha saldado el mar y no solo de pescadores, como es este caso. Emigrantes (por no hablar de los que huyen actualmente de la miseria y la guerra a bordo de una patera) en busca de una vida mejor, de fortuna, pensando en volver a su tierra natal con dinero suficiente para llevar una vida digna. Y sus mujeres, su familia, esperando pacientemente su regreso.
EliminarMuchas gracias, amiga viajera, por tu comentario y tus buenos deseos.
Un abrazo salado :)
Qué bonito, adoro este tipo de relatos, mi familia está muy relacionada con la mina y con el mar.
ResponderEliminarPrecioso, mucha suerte.
Un abrazo.
La vida de los que trabajan en la mina y en el mar está repleta de tristes historias. Unos trabajos muy duros que demasiado a menudo han traído malas consecuencias para la salud y para la vida de sus protagonistas.
EliminarEs este un relato romántico "a la antigua usanza", jeje, de los que ya no se llevan, ambientado en tiempos pretéritos, cuando la emigración era muy frecuente en nuestro país. Claro que ahora parece que estamos reviviendo esos tiempos pasados, con miles de jóvenes que tienen que marcharse de este país para sobrevivir a la crisis. Pero, como se dice en las novelas, esta seria otra historia.
Muchas gracias, Gemma.
Un abrazo.
Una historia increible
Eliminaralgo que los jóvenes de hoy no entenderían...Una verdadera historia del amor de un pasado que ya no existe mas.
abrazos desde Miami
Hola RECOMENZAR. Seguramente tengas razón al pensar que hoy día no existen amores como ese y si los hubiera se consideraría algo trasnochado.
EliminarMuchas gracias por tu visita.
Abrazos.
Bonito y triste. A veces la vida da esos golpes, toca encajarlos y seguir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, David. Aunque lo bonito no debería ser triste, y viceversa, la realidad nos enseña que no siempre es así. Todo depende de cómo se cuente y se percibe.
EliminarUn abrazo.
Precioso homenaje a los hombres del mar, a esos que como el protagonista de tú relato, se dejan la vida en el mar en muchas ocasiones.
ResponderEliminarMucha suerte en el certamen. Un abrazo.
El mar, siendo bellísimo, muchas veces es traidor, es cruel, y no solo con los "hombres del mar", los pescadores que recogen sus frutos a diario, sino también con esos pasajeros, en este caso forzosos, que deben atravesar el océano en busca de una oportunidad para ellos y para sus familias.
EliminarMuchas gracias, Tere.
Un abrazo.
Alguna vez te contaré alguna aventura que otra de mi padre con el mar, habido sobre todo en alguna ocasión que las ha pasado canutas en el mar, y eso que le gustaba, pero no te puedes imaginar lo mal que lo pasaba en alguna ocasión que otra, eso si, la balanza se decantaba siempre mas por lo positivo que lo negativo que le aporto su hobby la pesca, era feliz, muy feliz. un abrazo.
EliminarMuy bonito y a la vez triste. Una historia bastante real, un amor truncado por avatares de la vida, pero le quedó el mejor tesoro.
ResponderEliminarMe ha encantado esta frase Josep: la riqueza no se aloja en los bolsillos sino en el corazón.
Que tengas mucha suerte en la publicación.
Un abrazo, y que pases una feliz Noche y día de Navidad.
Es como alguno de tus poemas, Elda, que aun siendo tristes resultan hermosos, aunque en este caso no debería ser yo quien lo dijera, pues da la impresión que me alabo a mí mismo jeje. De todos modos, si así lo has percibido, me alegro mucho.
Eliminar¡Cuánta gente, aun hoy en día, valora más lo que uno tiene que lo que uno es como persona! Miran el bolsillo sin reparar en el corazón, o en el alma.
Muchas gracias, amiga.
Un fuerte abrazo y que pases también unas felices fiestas.
Él le juró que volvería y ella le creyó. Bueno Josep, eso demuestra que no todas las voluntades se pueden cumplir aunque las desees con todas tus fuerzas. El destino vital vale mucho menos de lo que queremos creer y la fragilidad de la vida humana es inmensa en comparación con la fortaleza mental que algunos elegidos parecen poseer. No es el caso de tu protagonista femenina que rota por um amor inconcluso sigue derramando lágrimas de color azul.
ResponderEliminarMagnifico relato y mucha suerte para el concurso de David.
Un gran abrazo.
Efectivamente, Miguel, hay promesas que no acaban cumpliéndose, pero no por falta de voluntad de quien la ha hecho sino de oportunidad. Cuando los elementos se ponen en contra, no hay quien pueda salvar ese obstáculo por mucho que lo desee y se esfuerce.
EliminarEn esta historia, el hombre sucumbe a la desgracia, pero la mujer que le espera tiene que sobrevivir rota de dolor por no haber podido ver cumplida esa promesa y no poder recuperar a quien más amaba.
Muchas gracias y un fuerte abrazo.
Bellísimo relato. Romántico, dulce, evocador...
ResponderEliminarHola, Marta. Me alegro que el relato te haya parecido tantas cosas a la vez. Era lo que pretendía y me satisface ver que parece que lo he conseguido.
EliminarMuchas gracias.
Abrazos.
Hola Josep Mª la historias sacadas de la profundidad del mar tienen ese azul que se refleja en las lágrimas de quién las cuenta, tu protagonista cuenta con su amor para recordar a su padre. Muy bonito. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarHola Eme. Las lágrimas adoptan el color de lo que los ojos reflejan. Cada lágrima tiene su propio color, el producido por la rabia, el dolor, la pena, la soledad... Las de la protagonista de mi historia son azules porque sus ojos reflejan el mar, el único culpable de que sintiera todo ello a la vez.
EliminarGracias a ti. Un abrazo.
Qué bonito Josep! Es muy homérico, un hombre que se marcha y la mujer que lo espera. Me ha gustado cómo has narrado en forma de diálogo la manera en que ambos se van acercando, porque las ansias de estar juntos ha quedado muy bien descritas. Es un relato triste pero muy dulce, me ha encantado. Un besito!! :))
ResponderEliminarMuchas gracias, María. Fue un viaje de ida y de vuelta truncada por la adversidad, por la violencia desatada por la naturaleza, ajena al drama que provocaría. Un diálogo a distancia que no tuvo continuación y que el mar enmudeció para siempre.
EliminarMe alegro que te haya gustado esta triste historia.
Un beso.
Qué buen relato, Josep Mª.
ResponderEliminarAhora que no estoy publicando relatos, yo también había pensado en recuperar alguno anterior para participar algún me en ese concurso.
Un abrazo.
Pues a ver si te animas y desempolvas uno de tus relatos, le sacas brillo y lo presentas para que todos podamos disfrutar de él.
EliminarMuchas gracias por tu presencia entre estas líneas y me alegro que te haya gustado lo que has leído.
Un abrazo.
Precioso y triste relato. A veces es preferible dar los regalos y las sorpresas cuanto antes, no vaya a ser que de tanto reservarlas se nos pase el tiempo. No sé quién me da más pena si la pobre mujer que quedó sola con su hijo o el hombre que murió sin saber que lo tenía.
ResponderEliminarQue tengas mucha suerte. Yo creo que esta vez no voy a llegar a tiempo.
Un beso.
Ciertamente, no deberíamos dejar para mañana lo que podemos regalar hoy. Por desgracia, en la época en la que se supone que discurre mi historia, el embarazo no deseado de la protagonista la disuade de comunicárselo al padre de la criatura. De este modo, si regresa, como le prometió, será porque así lo desea y no para cumplir con una obligación moral para con su amada amante. Cosas del ayer. Sabiendo ahora lo que aconteció durante la travesía de retorno, seguramente lamentó no habérselo contado. Cosas mías, jeje.
EliminarMe alegra que te haya gustado y te agradezco tus buenos deseos.
Un beso.
Ha sido hermoso. La vida a veces nos ofrece el banquete y cuando vamos a llegar al postre, nos llevamos alguna decepción. Aun con todo, el fruto del amor les deja un recuerdo que durará para siempre. Me ha gustado mucho. Escribes muy bien. Solo he visto un único fallo y es que en la aclaración de uno de los diálogos, hay mal escrito "vez" si no me estoy equivocando. Por lo demás, un texto muy profundo que ha logrado estremecerme. Gracias por el texto. Un saludo!! Suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola Keren. Empiezo por el final. Tienes toda la razón. Se me escapó ese "gazapo". Tiene que poner "vez" en lugar de "ver". Cosas de mis torpes dedos. Ahora mismo lo rectifico. Gracias por avisarme. De lo contrario, no podría ganar el concurso, jajaja.
EliminarEn cuanto a la historia, ciertamente los finales no son siempre como los esperamos o como los planeamos. El hombre propone y Dios dispone, dice el refrán. Yo añadiría que el destino no siempre está de nuestra parte.
Me alegro que te haya gustado y te agradezco tus buenos deseos, que son recíprocos.
Un saludo.
Ahora soy yo quien no sabe qué decirte, Julo David. Casi me abrumas con tu elogio.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario imparcial, jeje
Un abrazo.
P.D.- No conocía la canción ni el grupo, pero lo he buscado en YouTube y me ha encantado.
Bonita y triste historia de amor con el mar de fondo. ¡Te deseo mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarEl mar suele inspirar hermosas historias de amor. En este caso, sin embargo, esa historia está empañada de tristeza. Y es que el mar a veces traiciona al más inocente.
EliminarGracias, Pilar, por haber venido a leerme y también te agradezco tus buenos deseos, del mismo modo que te deseo suerte con tu libro tan especial.
Un abrazo.
¡Hola Josep! Un hermoso y nostálgico relato de un amor que la furia del mar arrebató junto a todas sus ilusiones a la muchacha de tu historia. Preciosa la imagen de la protagonista con el niño. La recompensa de ese amor robado. El mar, siempre el mar..inspirando a los poetas. Es también uno de mis temas preferidos. Felicidades por este escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mirta, por tu amable comentario. El mar le robó a su amado pero le quedó el recuerdo en su corazón y en ese niño que fue el fruto de su amor.
EliminarEl mar no solo inspira a los poetas sino también a "escribientes" como un servidor, jeje.
Un abrazo.
Sí Josep, cuando digo que inspira a los poetas, me refiero a todos los que amamos escribir, tú eres un poeta..
EliminarJosep, de nuevo para decirte que te agradezco muchísimo el hermoso comentario que has dedicado a mi relato ¡A Todo Trapo! lo he recibido y leído en mi correo, pero no sé por qué no aparece debajo de mi escrito. Pena. porque es precioso. Tal vez tú lo puedas descubrir. Gracias de nuevo y otro abrazo.
ResponderEliminarPues no sé qué ha podido ocurrir. Es una lástima. ¡Me había quedado tan bien! Jajaja
EliminarSi lo conservas, me lo puedes enviar a mi correo: panadesjosep@gmail.com
De este modo lo podría volver a enviar a los comentarios de tu relato sin perder la oportunidad de conservar la forma y el fondo de lo que te decia.
Un abrazo.
Gracias, Josep María, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un fuerte abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por darnos la oportunidad de participar y, lo que es mejor, conocer a tan buen@s escritor@s.
EliminarUn fuerte abrazo.
A mitad del relato se ve lo que va a pasar, pero el ritmo y esa conversación figurada te mantiene en la tensión de la espera, de la tormenta, y al final llegas a la playa tan destrozado como el maderamen.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo
Supongo que también quien espera largo tiempo empieza a sospechar que algo se ha torcido en el camino, pero quiere mantener la esperanza hasta el final. Solo la evidencia definitiva acabará abofeteándole con crueldad la cara y el corazón.
EliminarMuchas gracias, compañero.
Un abrazo.
Enhorabuena Josep Mª, nos has traído un relato lleno de sensibilidad y añoranza, una mirada al mar azul con la nostalgia de un amor perdido en la inmensidad. Un retrato de muchas historias perdidas en la búsqueda de la felicidad y el amor, a pesar de sufrir del desprecio de una sociedad que no admite las diferencias.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la narración y la sensibilidad de expresar mucho en tan poco espacio.
Un abrazo muy grande y Felices Fiestas, os deseo que paséis unas Navidades llenas de amor y paz.
La protagonista no solo se sintió sola durante y después de la larga espera, sino que además sufrió el desdén de sus conciudadanos y la incomprensión e incluso el desprecio de quien más debía haberla apoyado y arropado: su propia familia.
EliminarMe complace que te haya gustado, Xus.
Un abrazo y también te deseo unas muy felices fiestas.
Aunque has tomado una temática muy recurrente (pero preciosa), me encanta el ritmo y el cómo consigues que avance la historia. Sin duda, la historia te podría dar perfectamente para escribir un libro. Tanto las palabras que usas, como el cómo las enlazas es una manera perfecta de ver el talento y potencial que tienes como escritor. Es el primer post tuyo que leo, pero vaya... tengo mucho que aprender y no se me ocurre mejor manera de hacerlo que quedarme aquí contigo para seguir tus pasos por este mundillo.
ResponderEliminarP.D. ¡Muchísima suerte y ánimo para este concurso! Ojalá llegues a buen puerto.
Me alegro que, a pesar de esa recurrencia (el amor, la soledad y la distancia da para muchas historias románticas y muy parecidas), te haya gustado la historia en su conjunto y me complace el modo en que la has percibido. Te agradezco tus amables palabras, siendo como soy un aprendiz de escritor.
EliminarMe encanta que, tras pisar por primera vez este rincón, desees quedarse o pasarse por aquí de vez en cuando. Como suele decirse, siéntete como en casa, tienes la puerta abierta.
Muchas gracias por tus buenos deseos.
Un abrazo.
Me ha encantado este relato y mira que es un tema más que tratado. Pero la dulzura con la que Eulalia rememora su historia me ha maravillado. ¡Mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarHola Beatriz. Me alegro que te haya gustado el relato. Siento que sea un campo muy trillado, pero es que cada vez resulta más difícil ser original con las historias románticas, sobe todo si son de otro siglo, jeje.
EliminarLástima que la dulzura de Eulalia se viera enterrada bajo la pesada losa del desconsuelo y el rencor.
Muchas gracias y un abrazo.
¡Ay, qué bonito, Josep Mª! Mira que yo no soy mucho de historias de amores, y menos si son desgraciados, pero esta es preciosa.
ResponderEliminarAdemás, no incurres en la sensiblería (el escollo más importante cuando de escribir romances se trata).
Te deseo toda la suerte del mundo en ese concurso.
Un abrazo.
No sabes cuánto me alegra, Paloma, que, no siendo partidaria de las historias tristes de amor, esta te haya gustado e incluso la hayas encontrado preciosa. Realmente no resulta fácil evitar caer en la sensiblería cuando se trata de escribir una historia de este tipo.
EliminarMuchas gracias por el comentario y por tus buenos deseos.
Un abrazo.
Muy bueno Josep. Me refiero tanto al argumento del relato como al modo en que lo cuentas. Da la sensación que hay una música de fondo debido a la manera que vas recorriendo la trama. Y aunque es un tema triste lo tratas con una pátina delgada de poesía que lo engalana.
ResponderEliminarTe deseo que tengas mucha suerte en el concurso.
Ariel
No sabría qué música elegir como fondo a esta historia, pero quizá elegiría a Wagner, acompañando a esos diálogos que van y vienen entre alta mar y el puerto de arribada, y los nocturnos de Chopin a lo largo del resto del relato. Fuerza para el arrebato esperanzador y melancolía para el resto.
EliminarMuchas gracias, Ariel, por dejarme este amable comentario y tus buenos deseos.
Un abrazo.
Muy bonito relato Josep Mª, el mar y todo lo que se ha llevado. Lo has narrado muy bien y me has hecho pensar en todas esas penas que el mar ha causado.
ResponderEliminarMe ha producido tristeza imaginar a esa mujer esperando y a ese hijo al que no llegaría a conocer y tal y como se adivina en sus letras, la incomprensión de sus semejantes.
Besos y muy felices fiestas.
Hola Conxita! El mar nos puede traer sosiego, alegría y gratos recuerdos, pero también se puede llevar esperanzas, ilusiones y vidas humanas, como en esta historia.
EliminarCuando algo se tuerce, siempre pensamos cómo hubiera sido nuestra vida si... A Eulàlia, por lo menos, le quedó ese regalo que le hizo, sin saberlo, su amado y que nunca pudieron compartir.
Muchas gracias por tus palabras, besos y felices fiestas.
uuufffffff me ha llegado hondo , me ha llegado al alma , en el 2012 escribí relatos sobre el dolor que el mar me produce la distancia causada de mi amado , uuffff, me has logrado conmover hermoso aunque es triste es hermoso y muy bien logrado ......En realidad vine a darte las gracias por siempre estar y a dejarte mi mejor sonrisa llena de cariño y de amistad para desearte una Feliz Navidad enttrañble jutno a la familia un fuerte abrazo desde Tenerife
ResponderEliminar¡Hola, Beatriz! El mar, el amor, el dolor, a veces van de la mano. Un crepúsculo puede ser una imagen preciosa pero también puede recordar el fin de algo bonito, la pérdida de un ser querido...
EliminarEn esta historia, el mar fue el verdugo que cercenó la felicidad de dos amantes, a los que no permitió reencontrarse.
Gracias por pasar a visitarme y también te deseo lo mejor para ti y los tuyos.
Un abrazo desde Barcelona, mi ciudad marinera.
Bona nit, Josep. Como dice Beatriz es un relato triste, hermoso y bien logrado.
ResponderEliminarHomenaje a todos los hombres que el mar se ha llevado y a las mujeres que ha dejado esperando. Me ha conmovido. Gracias.
Un abrazo.
Bon dia, Ana. Hombres y mujeres han sufrido la embestida cruel del mar, despojándoles de lo que más querían: la vida o la familia.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y por comentar.
Un abrazo.
La mar es tan hermosa como traicionera, y en este caso muestra su lado más oscuro. Triste el relato que nos traes, impregnado de nostalgia desde la primera a la última línea. En ese diálogo había un tercer interlocutor que tenía sus propios planes. Mucha suerte en el concurso Josep.
ResponderEliminarSí, Jorge, la mar tiene dos caras: la amable y la malvada y no creo que en ello influya la luna. Otras fuerzas de la Naturaleza intervienen. Desgraciados los que, como nuestros protagonistas, tienen que sufrir las consecuencias de su ira.
EliminarY sí, en esta historia hay, en realidad, tres protagonistas, y los tres padecieron el mismo infortunio.
Muchas gracias por tus comentarios y tus buenos deseos.
Saludos.
Un relato cargado de romanticismo, pero también con una cruda realidad. No imaginaba el cruel desenlace. Y es que la mar, cuando está picada se lleva a nuestros hombres marineros, a muchos pescadores, contra la naturaliza no se puede luchar.
ResponderEliminar¡Suerte en el Tintero de Oro! Un abrazo literario.
Si bien dicen que la Naturaleza es sabia, muchas veces se equivoca y pagan justos por pecadores. Quienes la maltratan salen muchas veces indemnes y los que la utilizan para bien salen lastimados. Gracias por tu presencia y por haber dejado tu comentario.
EliminarUn abrazo salado como el mar.
Hola Josep!
ResponderEliminarUna bella pero muy triste historia de amor con ese mar culpable y poderoso como marco de la narración.
Te deseo un maravillosos 2018 y mucha suerte en el concurso!!
Abrazo!
Hola, Diana!
EliminarLas historias de amor nunca deberían ser tristes, pero, a veces, la mano cruel del destino tuerce las voluntades y convierte lo bello en dramático.
Yo también te deseo un feliz año nuevo y surte en el concurso, pues acabo de ver que también te presentas. Ahora mismo voy a visitar tu "Materia prima".
Un abrazo.
Te ha salido, Jose Mª, un relato de corte romántico ( y de ultramar, mira que palabreja que ya no se usa) Eran aquellos tiempos de cartas y misivas (imagino las que recibía Eulalia, anudadas con un lazo de seda o raso… la culpa la tienen las pelis antiguas)
ResponderEliminarHay una frase en la que afirmas lo siguiente: ”Un diálogo éste del que solo el mar y un niño, asido a la mano de su madre, fueron testigos mudos de un amor”… creo que deberías incluir a la madre, puesto que también estaba presente.
El tratamiento de los diálogos casa con el contexto general del relato, a pesar de que las personas normalmente no hablan así, por muy educados y enamorados que estén, al ser un relato de corte clásico, ambientado en otra época, son adecuadas las expresiones y en el modo de manifestar las emociones… (incluído el guardar el silencio sobre el secreto desvelado finalmente). No se habla, aunque se supone, lo mal que tuvo que pasarlo Eulalia en esas circunstancias, lo que la sociedad de su entorno y tiempo condenaban moralmente.
He leído donde el compañero David, que te ingresarán unos días, espero que todo salga bien y prontito estés de nuevo por aquí contándonos historias. Feliz 2018 Jose Mª
Hola, Tara. El relato lo escribí con ese corte romántico, actualmente trasnochado, adrede. En mi mente situé a los protagonistas a finales del siglo XIX o principios del XX, cuando, efectivamente, las normas sociales dominantes eran moralmente muy estrictas. Y de este entono nace al "atrezzo verbal" de los diálogos, más propio de las novelas románticas de la época, jeje
EliminarEn cuanto a lo que mencionas de esa madre que estaba presente, no es otra de Eulalia, partícipe, junto a su amado, de ese diálogo virtual. Por lo tanto, para mí, los únicos testigos mudos de ese diálogo mental a distancia son el mar y el niño que acompaña a Eulalia, su madre, en esa espera a pie de muelle.
Si has llegado a este relato siguiendo rigurosamente el orden de inclusión en el concurso del Tintero de Oro, todavía te queda un buen trecho por recorrer, hasta llegar a los 26 que se han presentado hasta este momento, jajaja.
Muchas gracias por tus buenos deseos. No se trata, afortunadamente, de una intervención seria pero sí necesaria y yo mismo decidí someterme a ella pasadas estas fiestas, para mayor comodidad y disfrute de las mismas, pues todo postoperatorio es molesto.
Feliz año 2018 también para ti.
Un abrazo.
¡Ay es verdad! que el testigo es la prota y su niño
Eliminar¿26 relatos? Cada vez somos más!!!!!!!!!!, el Tintero de Oro empieza a ser ya un referente.
Pues lo dicho Jose Mª, a recuperarte prontito.
Precioso, además de romántico, Josep Mª.
ResponderEliminarMe ha encantado tu frase "la riqueza no se aloja en los bolsillos sino en el corazón". Así es, por más ricos que fueran, el mar no tiene amigos.
Te deseo una pronta recuperación, además de mucha suerte en el concurso, así como un felicísimo 2018.
¡Un fuerte abrazo!
Muchas gracias, Chelo, por tu lectura y por dejar este amable comentario. Aunque el romanticismo actual no sigue las mismas pautas que antaño, no deberíamos perderlo. El amor sin romanticismo no es amor, digo.
EliminarDe hecho, la novela romántica no es mi fuerte, como tampoco lo son las películas de este género, pero a veces me lo he pasado bien leyéndolas o viéndolas, respectivamente, siempre que no sean demasiado edulcoradas o ñoñas, jeje. Así que quise probar de escribir una historia de amor a la antigua usanza, a ver qué tal me salía. Me alegro, pues, que te haya gustado.
De nuevo te doy las gracias por todos tus buenos deseos.
Un fuerte abrazo.
Hola, Josep Mª.
ResponderEliminarAcabo de leer un relato que, a pesar de los matices que has comentado más arriba, tiene tu impecable y elegante estilo. Y cómo no, me ha gustado mucho.
Te deseo mucha suerte en el concurso.
¡Feliz año 2018! Un abrazo.
Hola Patxi,
EliminarMuchas gracias por acercarte a leer este relato lleno de matices, jeje, y me alegro de que te haya gustado.
Gracias también por tus buenos deseos, tanto en lo referente al concurso como al año que está a punto de empezar. Yo también te deseo lo mismo.
Un abrazo.
Un bonito relato cargado de romanticismo y amor, de esos que ya no quedan, con el mar como compañero cruel de los amantes y con la distancia como aliada.
ResponderEliminarTe felicito, me ha gustado mucho.
Un abrazo Josep y suerte en el concurso
Puri
Muchas gracias, Puri, por haber venido a leer esta historia de un amor truncado por la desgracia. Efectivamente, historias como esta ya no se dan hoy en día. Ese romanticismo parece que ya no se lleva.
EliminarUn abrazo y feliz año nuevo,
Un texto cuajado de dolor macerado en años de espera. Una historia que me ha traído a la mente la canción interpretada por el grupo Mocedades: "Maitechu mia"
ResponderEliminarIncreíble tu forma de narrar donde la espera se hace angustiosa y el sentimiento triste te acongoja.
Un abrazo y gracias por compartir este texto de nuevo, uno que se me pasó entonces o no recuerdo haber leído (Flaca memoria)
Dicen que quien espera, desespera. En este caso, además, tras la desesperanza de la larga e incierta espera, la tragedia del hundimiento del barco y, con él, de todas las esperanzas de una nueva vida, trajo consigo la peor de las frustraciones.
EliminarMuchas gracias, Francisco, por tu lectura y amable comentario.
Un abrazo.
Una historia que a pesar del dolor es hermosa y poética tal como la cuentas. El mar cuántas vidas se ha llevado y cuantos amores en espera en el puerto. ¡Suerte en el concurso! ¡Feliz Año Nuevo!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por suerte o por desgracia, el dolor solo es hermoso cuando se narra una triste historia que no hemos vivido personalmente, salvo que quien la escriba sea un poeta, pues estos son los únicos que pueden convertir su propio dolor en una hermosa poesía.
EliminarMuchas gracias, Mamen, y feliz año nuevo.
Un abrazo.
Hola Josep.
ResponderEliminarTu relato me ha llevado de inmediato a una estatua que hay en la playa mirando al mar desesperada en el lugar donde vivo. Es "la madre del emigrante". Da igual que se trate de novias, de hijas o de madres. El dolor de los que se quedan en tierra es universal.
Mucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Cierto, amigo, el dolor de los que se quedan en tierra esperando el regreso de sus seres queridos es tan duro como universal. En la Costa Brava, concretamente en Lloret de Mar, lugar que frecuento, también hay una estatua de bronce dedicada a esas mujeres que esperaban el regreso de sus maridos de allende los mares.
EliminarMuchas gracias, Jean Ives, por tu comentario y tus buenos deseos, que son recíprocos.
Un abrazo.
Maravilloso diálogo el que mantienen Eulalia y su amado. Me parece la parte más fascinante del relato junto con esa s lágrimas azules. Felicidades.
ResponderEliminarUn diálogo cargado de amor y esperanza, ajeno a la maldición del mar que los separaba. Me alegro que te haya gustado. Muchas gracias por venir y dejar tu comentario, Rocío.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bonito, precioso relato que me ha encantado leer. Muy bien escrito, te felicito.
ResponderEliminarSuerte Josep en el concurso, espero seguir leyéndote.
Un abrazo.
Muchas gracias, Mer, por tu amable comentario y por tus buenos deseos. Me alegro que te haya gustado esta historia de un amor truncado por la desgracia.
EliminarUn abrazo.
Una linda y triste realidad de todos aquellos marineros que murieron en alta mar. El destino de ellos es impredecible, el diálogo es sumamente sublime. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Yessi, por tus palabras y me alegro que este relato te haya parecido bonito.
EliminarTambién te agradezco tus buenos deseos para con el concurso.
Saludos.