Este relato lo publiqué en este mismo blog hace casi un año. Es ficción, como casi todo lo que escribo, pero tiene, creo yo, mucho de real y de actual. En todo caso, que cada uno/a juzgue. Por tal motivo, tras doce meses de reposo, lo he despabilado, le he lavado la cara y lo he acicalado para la ocasión, tijeras por aquí, tijeras por allá, y aquí está, renovado:
Propósitos 2.0
La popular tonadilla ya no suena igual de bien desde que el euro vino a sustituir a la peseta. Eso es lo que piensa José cuando oye cantar los premios de la lotería de Navidad. Tampoco le produce la misma emoción que cuando era niño. Entonces esa cantinela infantil anunciaba el inicio de las vacaciones navideñas y ahora le inspira una profunda nostalgia.
Ya lleva unos cuantos años, no quiere ni contarlos, viviendo así y trabajando doce horas diarias para llenar el tiempo y evitar pensar. Apenas sale, por mucho que sus hijos le insisten para que haga alguna actividad fuera de casa: que se apunte a un gimnasio o por lo menos que salga a pasear. No es sana la vida enclaustrada que lleva. Le animan a trabajar menos y a divertirse más.
Llegadas estas fechas, José toma una hoja de papel y, con letra pulcra, escribe sus propósitos para el año nuevo, pero tras el tercero ya se le terminan las ideas. Hay uno, sin embargo, que cada año encabeza la lista y esta vez se compromete a llevarlo a cabo: hacer caso a sus hijos y hacer ejercicio.
A su edad la salud es lo que más le preocupa. A la vista de los resultados de los últimos análisis, el médico le ha recomendado ponerse a dieta y, sobre todo, caminar. Lo de la dieta va en segundo lugar en su lista de propósitos, seguido del abandono del tabaco. Del cuarto ya no se acuerda, ya lo pensará luego. Ahora tiene mucho trabajo que hacer, trabajo que se ha llevado a casa pues prefiere el ambiente de su piso que el de las frías oficinas. Además, puede trabajar más tranquilo, sin interrupciones de las señoras de la limpieza o del vigilante jurado que no paran de preguntarle si tardará mucho en marcharse.
Este fin de año lo pasará, como ya va siendo habitual, solo. Salvo el día de Navidad, que lo disfrutará junto a su hijo mayor, los pocos días de vacaciones que tiene los pasará en casa, trabajando. Siempre tiene cosas que hacer.
A medida que se acerca el fin de año, la sensación de soledad de José se va intensificando y recapacita. Se convence de que tiene que poner fin a este tipo de vida. Y vuelve a tomar esa hoja de papel y empieza a añadir buenos propósitos: beber menos, ese era el cuarto que había olvidado; estudiar inglés; apuntarse a ese curso de pintura; dedicar más tiempo a los amigos y a la familia; viajar; darse algún capricho de vez en cuando y… ¿por qué no?, podría intentar salir con alguien. Podría proponérselo, por ejemplo, a aquella atractiva compañera de trabajo, viuda como él, que ya va siendo hora de que vuelva a vivir la vida, que total son dos días y él todavía tiene cuerda para rato. En definitiva, tiene que cambiar de vida y eso es lo que va a hacer.
Cada día, antes de acostarse, relee uno a uno esos propósitos que le tienen que sacar de la monotonía a la que lleva tanto tiempo entregado.
El primer día del año nuevo saldrá a pasear. Ese será el primer propósito a cumplir. Los excesos alimenticios se acabarán tan pronto se acueste el último día de este año. El resto de propósitos los irá cumpliendo uno a uno, sin prisa pero sin pausa.
En la cena de Navidad de la empresa se comentan, ente copa y copa, los deseos para el próximo año. Quien más quien menos tiene también su lista de buenos propósitos pero, a diferencia de sus compañeros, él será capaz de cumplirlos a rajatabla. Al despedirse, deseándose mutuamente un feliz año nuevo, sabe que, cuando los vuelva a ver, será un hombre nuevo.
La melancolía que le embarga en la Nochevieja toca a su fin. Solo quedan unos minutos para estrenar un nuevo calendario. Año nuevo vida nueva; eso es lo que se dice y así será. Mañana será un gran día, el primero de su nueva vida –piensa José. Hoy se despide del último de su aburrida existencia, la de todos estos últimos años tan vacíos. Pensando en esos buenos augurios, se acuesta poco después de medianoche, después de haberse tomado las doce uvas en solitario como preludio de la vida que está a punto de iniciar. Medio adormecido por el último exceso de alcohol y con el bullicio del vecindario como telón de fondo, se sumerge en un sueño profundo, el sueño que será la frontera entre dos vidas.
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El año nuevo amanece frío y gris, tal como predijeron por televisión. Enciende la calefacción y mientras se toma la primera taza de café, contempla la calle a través de la ventana de la cocina. Está desierta y lóbrega a las ocho de la mañana. Él se acostó inusualmente temprano pero los demás debieron celebrar el Año Nuevo hasta el amanecer.
El cielo, de un gris plomizo, transpira tristeza e inspira apatía, abandono y melancolía. Pesa como una losa.
Hoy no saldrá a pasear, hace demasiado frío y puede que nieve. Mañana será otro día, o pasado mañana. Ahora que lo recuerda, al día siguiente, en la oficina, le espera un follón de mil demonios.
Siente apetito, abre la nevera y desayuna algo con las sobras de la noche anterior, que fueron muchas. Cuando se acaben, comeré más sano –se dice. Toma otro café cargado y lo acompaña con un cigarrillo. Cuando acabe este paquete dejaré de fumar –piensa. Entonces repara en la libreta que se dejó en la mesa, la libreta con los diez buenos propósitos para el año nuevo. La toma con cierta aprensión, lee lo que hay escrito de su puño y letra, arranca la hoja y la arroja a la papelera no sin cierto remordimiento. “No necesito ninguna lista que me recuerde lo que debo hacer, ya sé lo que me conviene” –exclama en voz alta. Y puesto que le quedan muchas horas por delante, abre el portátil y se dispone a aprovechar el tiempo libre para adelantar el trabajo pendiente.
Cuando al día siguiente, la mujer de la limpieza vacíe la papelera, destruirá, sin saberlo, todos los propósitos de enmienda de José y, con ellos, su nueva vida. Hasta el año siguiente.
Todos empezamos el año con propósitos de renovación de nuestros hábitos como mi tocayo Jose. Yo no los escribo en una lista pero los tengo en la mente. Este año es muy especial para mí. Comienza una nueva trayectoria profesional tras mi abandono de la docencia en junio. Mi gran proyecto que tengo que llevara a cabo es un viaje en solitario a la India en octubre y noviembre. Es mi gran desafío. Fruto del viaje será un libro a modo de reportaje del mismo. Por lo demás, ya no bebo, no fumo, como algo en exceso eso sí y me sobran quilos, pero cuando llegue la primavera comienzo me temporada andariega. hacia el mes de febrero o marzo. Como ves, buenos propósitos no me faltan.
ResponderEliminarFeliz año.
Es estupendo tener planes de futuro, sobre todo si es un futuro inmediato o a corto plazo, pues son, creo yo, los más factibles de cumplir.
EliminarParece que en estas fechas navideñas la gente es proclive en hacer planes de mejora que luego olvida a la primera de cambio, posiblemente porque tras esas palabras no hay una verdadera intencionalidad. Son buenos propósitos, pero para cumplirlos a rajatabla hace falta mucha voluntad y eso es precisamente lo que nos falta.
Yo prefiero hacer pocos planes pero mínimamente plausibles. Y procuro, además, que sean individuales, es decir que no impliquen la participación o el beneplácito de nadie más porque entonces sí que peligran.
Un abrazo y que veas cumplido tu propósito de viajar a la India y escribir ese libro.
Permíteme decirte, amigo Josep, que tu relato me ha parecido fascinante. Me he metido en la historia de tal modo que he visualizado cada escena como si la estuviese viendo representada ante mis ojos; como si se tratara de una obra de teatro o una película. Magnífico, Josep. :)
ResponderEliminarEn cuanto a las Listas de Propósitos de Año Nuevo, pasopalabra. :P
Un abrazo, Josep. Y Felices Fiestas, amigo. :)
Vaya, me parece un gran elogio eso de que hayas visualizado mi relato como si de una película se tratara. Cabe la duda de si es porque he sabido describir la historia con el suficiente detalle o porque tienes una gran imaginación, jeje
EliminarMuchas gracias, Pedro, por tu más que amable comentario y pasa de aquellos propósitos que no pienses cumplir y que solo podrían causarte remordimientos de conciencia.
Un fuerte abrazo y que el próximo año sea tan Absurdamente bueno, si no mejor, que el que estamos agotando.
desde la madrugada de mis dias te leo descubriendo bellezas ocultas en tus letras
ResponderEliminarNada mejor que encontrar un comentario colmado de poesía.
EliminarMuchas gracias por venir a visitarme y dejar unas palabras tan dulces.
Que RECOMIENCES un nuevo año repleto de letras.
Un abrazo.
Salvo por la lista de propósitos que en mi caso son mentales, lo demás me he metido de lleno en el papel. Mira que cuesta abandonar hábitos a pesar de saber que son nocivos, ains. En fin, lo has bordado, jeje
ResponderEliminarUn abrazo. =)
Es que somos animales de costumbres fijas. Quizá si utilizáramos, al igual que hacemos con nuestras mascotas, recompensas, reforzaríamos el nuevo hábito, jeje.
EliminarDicen que buena es la dicha mientras dura. Hay quien fijándose propósitos es feliz y luego se olvida del tema hasta el año siguiente.
Muchas gracias, Soledad, por tu amabilidad al acudir hasta aquí y por tu amable comentario.
Mi único propósito para el año que viene es seguir escribiendo.
Un abrazo.
Cualquiera de nosotros puede verse reflejado en esto de los propósitos, yo diría que el principal problema está en convertirlos en obligaciones. Muy buen relato, Josep.
ResponderEliminarAbrazo y feliz y creativo año nuevo!!!!!
Y también creo que hay que ser flexible en esto de fijarse objetivos. Más vale pocos y relativamente fáciles. Los difíciles ya se cumplirán un día u otro. Yo me propuse muchas veces dejar de fumar sin demasiada convicción y, lógicamente no lo cumplía. Hasta que, de pronto, llegó el momento, sin saber muy bien cómo ni por qué, y ya llevo más de tres años alejado del tabaco.
EliminarMuchas gracias, Mª Jesús, por leerme y dejar tu comentario.
Yo también te deseo un feliz y creativo año nuevo.
Sí, recuerdo este relato tan cierto con las intenciones de casi todo el mundo, pero he de decir que Jose me resulta un poco patético, siempre pensando en trabajar. Este hombre no tiene remedio, jajaja.
ResponderEliminarYo desde hace años hago actividades en una escuela (ejercicio)y se nota todos los eneros que aumenta la cantidad de gente, luego según van pasando los meses, vuelve a quedar como las mismas personas de siempre.
Un placer volver a leer esta historia tan real en su contenido.
Un abrazo Josep y que en este Año Nuevo se cumpla todo lo que tu quieras y sobre todo, con salud.
He querido desempolvarlo (y lo he retocado) porque es un hecho recurrente que veo y vivo cada año por estas fiestas. Muchos propósitos que quien los hace sabe que no va a cumplir. Es como la "operación bikini" pero peor. Antes del verano ciertamente muchas mujeres se ponen a dieta para adelgazar y estar estupendas en bikini (o en topless) y luego, en otoño, se despreocupan y vuelven a ganar peso, hasta el año próximo. En estas fechas, en cambio, se hacen un montón de propósitos, no uno, pero no se llegan a poner en marcha ni un solo día. "En enero dejaré de fumar" y llega enero y se va aplazando la fecha.
EliminarCuando uno desea realmente hacer algo es mejor callárselo y hacerlo publico cuando ya se ha hecho. Al menos se ahorraría las recriminaciones o, peor aun, hacer el ridículo, jeje
Un abrazo, Elda, y que pases una buena despedida de este desastroso año y una esperanzadora entrada del año nuevo.
Yo hace ya muchos años que tiré a la papelera la costumbre de hacer propósitos, porque me pasaba como a tu protagonista, que los iba aplazando y me decía a mí misma que no necesitaba una lista para recordarme lo que era más conveniente para mí. Ahora mis propósitos me los hago cada mañana, o cada semana como mucho, y empiezan con un fabuloso "disfrutar del momento" que me ayuda a ser feliz.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato, está muy bien descrito y es muy ágil. Un beso enorme, Josep
Hola Chari. Desde luego tu sistema es el mejor y más práctico. Vivir el día a día con el único propósito de pasarlo bien y ser feliz. Las listas son para la compra, jaja
EliminarMuchas gracias por tu comentario y que lo pases genial.
Un abrazo.