martes, 13 de julio de 2021

No lo podía permitir

Hoy os traigo otro micro, el último relato antes de vacaciones. En esta ocasión no es de terror, aunque ello depende de cómo se mire. 



El niño, en su décimo cumpleaños, tomó la decisión más valiente que, según él, pudo tomar. También fue la más incomprensible para todos los que le rodeaban. Sus padres sufrirían lo indecible y se preguntarían durante toda su vida el porqué de ese terrible acto.

Ese día, a la salida del colegio, en lugar de emprender el camino hacia su casa, se fue al rio. Subió hasta el puente y cuando llegó a mitad del recorrido, en su punto más elevado, comprobó que no había nadie que le impidiera llevar a cabo su cometido, se subió al murete de piedra, cerró los ojos y se lanzó al vacío. Dada la poca profundidad del río en ese tramo, su frágil cuerpo se quebró contra las rocas del fondo.

Nadie en el pueblo pudo hallar una explicación a tal comportamiento, y más viniendo de un niño aparentemente tan cabal e inteligente.

Lo que no sabían era que ese niño había realizado una extraordinaria hazaña: había regresado del futuro para volver a su infancia, cuando todavía era un niño querido por todos. Tenía que impedir por todos los medios acabar siendo el pederasta asesino en el que, con los años, se convertiría. No quería que le recordaran como a un monstruo. No lo podía permitir.

Todo eso lo dejó escrito. Nadie creyó semejante locura. Sin duda todo era fruto de una mente desquiciada. Todo el mundo sabe que es imposible viajar en el tiempo y, de poder hacerlo, tanto o más lo es cambiar el futuro.