Mi apreciada compañera de letras y bloguera María Jesús Fernández, me ha nominado para dos premios, dos, que si ella, con tan buen criterio, lo dice, debo merecer.
Muchas gracias, María Jesús, por haber pensado en mí al incluirme entre tus nominados a:
-The Blogger House
-The Versatile Blogger Award
Como todos debéis saber, María Jesús es la propietaria del blog “Reinvenciones”, que sigo con asiduidad y que os recomiendo encarecidamente visitarlo si todavía no lo habéis hecho.
Es una escritora muy prolífica, mucho más que yo pues raro es el día en que entre en sus dominios y no haya publicado un relato nuevo y original.
Según he leído, el primero de los premios antes mencionados se otorga atendiendo a la constancia, la calidad con la que se publica, y a la pasión por lo que se publica.
El segundo se concede por méritos parecidos, a los que se les añade la imaginación, el ingenio, la singularidad de los temas tratados, y al amor que se muestra en las palabras escritas.
Teniendo todo ello en cuenta, quizá sí sea merecedor de estos premios, digo yo. Porque, por lo menos, no escatimo amor y pasión a la hora de ponerme a escribir. Sin pasión o amor por lo que uno escribe, no tendría sentido dedicar tiempo y esfuerzo a la escritura y a exponerse a un público virtual pero exigente, que a su vez publica incansablemente.
No puedo juzgar, sin caer en la presunción, la calidad de mis relatos. Lo único que puedo decir es que me gustan y me siento orgulloso de haberlos engendrado. Pero, claro, para todos los padres su hijo es el más hermoso. Son los lectores quienes deben juzgarlo. La imaginación es algo fundamental, es el origen de cualquier historia. Sin imaginación e ingenio caeríamos en la mediocridad y provocaríamos el aburrimiento del lector.
¿Soy un trabajador incansable? No lo sé. Lo que si sé es que soy pertinaz aunque con algún que otro altibajo. Sigo escribiendo después de tres años de haber creado este blog sin demasiado éxito. Y aunque un día, al comienzo de esta loca carrera sin fin, acuñé una frase que me salió del alma y de la que me sentí orgulloso, al poco tuve que rectificar reconociendo mi error.
La frase en cuestión decía así: “Escribo por placer, no para complacer”. ¿A que suena bien? Corta y contundente. Y además la dije con absoluta convicción, tanta como inexperiencia emocional en esto de la escritura. Porque al poco de haber iniciado mi andanza en este mundo de las letras, para mí totalmente desconocido, me percaté que si lo que uno escribe no lo lee nadie ¿dónde van a parar nuestras historias? ¿Qué sentido tiene escribir y publicar si no existe un receptor al otro lado? Y si lo hay pero ignoramos lo que opina del fruto de nuestra imaginación ¿cómo saber si lo que escribimos es de una mínima calidad? Así pues escribimos para un público imaginario que esperamos se manifieste de algún modo para reafirmarnos en que lo que hacemos vale la pena.
He leído que quien acepta la nominación a estos premios debe cumplir con algunos requisitos. La mayoría ya los he cumplido aunque de una forma anárquica, como a mí me gusta. Quedan los dos que me resultan más difícil de cumplimentar: contar siete cosas sobre mí y nominar a 10 blogueros que, según mi criterio, sean también merecedores de estas distinciones.
Vamos allá:
- Amo la naturaleza y la respeto como a mí mismo. Me tira mucho la montaña. ¿Será porque vivo junto al mar? Como extensión de ese amor por la naturaleza, amo también a los animales. Tengo un perro al que le he dedicado algún relato y hasta un poema.
- Siempre me ha gustado escribir aunque no fue hasta que me retiré de la vida laboral que puse en práctica esta afición. De niño gané dos veces el primer premio de redacción en el colegio. Esos debieron ser mis inicios.
- Soy un obseso del orden y de la organización. En más de un test psicológico me definieron por perfeccionista. Pero que nadie se lleva a engaño, no es una virtud, para mí es un defecto. Se sufre mucho. Nunca estás satisfecho con el resultado de tus obras.
- Siempre he estado rodeado de mujeres. En casa y en el trabajo. Madre, dos hermanas y una abuela. Mujer y dos hijas, y ahora una nieta. Y en el trabajo siempre dirigiendo a mujeres. Esta última parte es la más dura. Menos mal que ya me jubilé. (Una aclaración para las feministas: mi sentido del humor no tiene límite, no os sintáis ofendidas).
- Soy tremendamente malo para el bricolaje. He sido un autodidacta para muchas cosas menos para los trabajos manuales (creo que la escritura es la única excepción aunque de manual tiene muy poco).
- Si algo he aprendido esos últimos años es que hoy en día de lo único que no conviene hablar es de política si no quieres perder amigos. Aunque bien pensado, si los pierdes es que nunca lo fueron.
- No entiendo a quienes no les gusta la lectura. No podría vivir sin tener un libro en mis manos o en la mesilla de noche y otros esperando su turno. Desde mi primer libro, a los diez años, “Las Aventuras de Tom Sawyer”, no he dejado de leer. Los precursores de la lectura de libros fueron, como no, los tebeos o, como ahora se les llama, los comics. Quien no lee no puede escribir.
Finalmente, si contar siete cosas sobre mí no es tarea fácil, nominar a diez blogs sin volver a mencionar a los mismos, evitando así una endogamia literaria, me resulta altamente complicado. Sigo un limitado número de blogs. Mi tiempo libre dedicado a la lectura de blogs es breve, me ocupa una hora al día aproximadamente. Me dedico a otros muchos menesteres. Por lo tanto, es inevitable recurrir a mi reducido círculo de bloguero/as a sabiendas de que más de uno/a ya habrán recibido la misma distinción. Intentaré, sin embargo, no repetirme demasiado:
- Apócrifos y compulsivos, de Ragnar Lothbrok
- De aquí y de allí, de Paola Panzieri
- El mirador, de José Antonio López Rastoll
- Escritora mamá, de María Campra Peláez
- Las cosas de la caja, de Vichoff
- Más poesía, menos hipocresía, de Moon Om
- Mi pluma de cristal, de María Perlada
- Palabras Narradas, de Ricardo Zamorano Valverde
- Pequeños retazos del pensamiento, de Elda
- Relatos Antilógicos, de Santiago Estenas Novoa