jueves, 7 de septiembre de 2023

La obra póstuma

Con estre microrrelato, que lleva por título La obra póstuma, participo en el reto que nos plantea este mes El Tintero de Oro. Espero que os guste. 



Pensé que quizá la tranquilidad de una biblioteca me sacaría del pozo seco en el que se hallaba mi inspiración. Y así fue.

Al tercer día consecutivo de acudir a la biblioteca pública tuvo lugar el hallazgo. Hasta entonces, todas las escasa ideas me resultaban anodinas, nada que ver con mi pasada experiencia literaria. Fue al agacharme para recuperar mi bloc de notas escasamente nutrido de estupideces, cuando lo vi.

Al principio no identifiqué de qué se trataba, pero cuando lo tuve en mis manos comprobé que era un tintero dorado —parecía oro auténtico— y en él había la siguiente inscripción: “Pídeme un deseo y lo verás por escrito”. No me lo podía creer. ¿Acaso estaba ante una especie de lámpara de Aladino? Qué tontería más pueril —pensé.

Pero mi desesperación me empujó a probar la veracidad de aquel sortilegio. Y funcionó, ya lo creo. En apenas unos minutos mi mano escribía compulsivamente. Y lo que surgía de ella era oro puro, como el del tintero mágico.

Mi editor, gratamente satisfecho por el resultado, me prometió publicarlo lo antes posible, previendo que sería todo un éxito.

Cuando, al llegar a casa, me dispuse a poner en un lugar prominente el tintero, como si de un trofeo se tratara, vi algo que hasta entonces me había pasado desapercibido. En letras muy pequeñas, había otra inscripción que decía: “pero todo tiene su precio”.

Ese precio lo estoy pagando ahora en una cama de hospital. Creo que mi novela será mi obra póstuma.

 (250 palabras)