El 2 de diciembre de 2016
anuncié en este blog, con el título El proyecto llegó a su fin: el libro
nacido de un blog, la aparición de una recopilación de 55 relatos que
bauticé con el nombre de Irreal como la vida misma. Quien desee recordar
esa efeméride que pinche AQUÍ.
En
alguna ocasión, tratando el tema de la gran dificultad que entraña hacer llegar
una obra de este tipo, autoeditada y de una autoría novel, a un amplio público,
afirmé que no volvería a intentarlo, que ese sería el último libro que
ponía a la venta.
Pero
del mismo modo que, habiendo prometido reiteradamente no volver a incordiar con
mis mensajes y recordatorios promocionales, incumplí dicho compromiso —parece
ser que en esta cuestión no soy de fiar—,
también en esta ocasión falto a mi palabra y he caído en la tentación de
repetir la experiencia.
Así
pues, después de más de cinco años, he parido, concebido, alumbrado, dado a luz
a dos nuevos hijos, nacidos con unos pocos días de diferencia, el de papel y su
hermano menor, el virtual, el electrónico. Los dos igual de guapos, calcados a
su padre.
Esta
nueva recopilación, que he titulado, en un derroche de originalidad,
Irreal como la vida misma 2, contiene 24 relatos breves, seleccionados
de entre los más de doscientos que he ido publicando en este blog desde
principios de 2017. Es decir, son la flor y nata de una época en la que, desde un
punto de vista muy personal —permitidme la vanidad— creo haber ido mejorando mi
estilo narrativo gracias a los conocimientos adquiridos en diversos talleres de
narrativa y a la experiencia que, dicen, es un grado.
En
esta ocasión, no solo se ha visto reducido el número de relatos sino,
consecuentemente, el de páginas, que ahora son 190 en lugar de 300.
Lo más
difícil de este ejercicio ha sido la elección de las historias merecedoras, en
mi opinión, de formar parte de esta obra, pues he debido desechar algunas a las
que les había tomado cariño. Y todo en pro de la manejabilidad del libro en la
edición en papel y de cumplir con la finalidad de dejar al lector con ganas de
más en lugar de aburrirlo. Quiero y debo señalar que estas dos premisas
proceden del criterio de mi buen amigo y consejero Pedro Fabelo, autor del blog
Absurdamente (https://pedrofabelo.blogspot.com/). En
realidad, Pedro añadió otra razón que no he respetado: el precio. Y es que la
carestía de la vida, por una parte, y la relación calidad-precio, por otra, me
han obligado a mantenerlo prácticamente al mismo nivel que el de sus predecesores.
Puestos
a frivolizar un poco más, ya solo me resta invitaros a leer Irreal como la
vida misma 2, que ya está disponible en Amazon en papel y en formato
electrónico. Y, por supuesto, desearos que disfrutéis de su contenido. Y ya
puestos a pedir, quienes lo hagáis y gocéis de la lectura —bueno, con tal de
que os lo paséis bien ya me conformo—, os agradecería que dejéis constancia de
ello en el apartado destinado a las opiniones de los clientes. Nunca se sabe
quién consulta esta información.
Y ya
solo me queda recordar a los que vivís en Cataluña que Sant Jordi, el día del
libro y de la rosa, está a la vuelta de la esquina.
¡Ah, se
me olvidaba! Para ponéroslo mucho más fácil, solo tenéis que pinchar AQUÍ o
sobre la imagen del libro, a la derecha de la portada, para ir por el buen
camino.
Esto
es todo, amigos.