No le gustaban las visitas
inoportunas y mucho menos aquélla. Le había dejado bien claro que no quería
verla, que jamás se volviera a presentar ante él bajo ninguna circunstancia. No
después de las últimas ocasiones en que se vieron las caras.
Pero sabía que con ella no
había nada que hacer. Parecía como si tuviera una fijación con él, como si le
estuviera acechando. Algún día volvería a presentarse de la forma más
insospechada. Y es que la Parca es muy persistente y cuando se propone visitar
a alguien no hay quien se lo impida.
No quiso abrirle la puerta
pero ella supo cómo encontrarlo. Y esta vez no falló.
Al día siguiente, de
madrugada, apareció ahogado entre las rocas. No pensó que ella nunca dormía.
Cierto, la Parca ni duerme, ni descansa, ni se aburre, ni se olvida... Espero que no venga a visitarme pronto!!
ResponderEliminarEstupendo relato, Josep. Corto pero te deja pensando, que ya es mucho con este calor ;)
Un abrazo!!
A la Parca le hicieron un contrato indefinido y es tan aplicada que incluso hace horas extras sin cobrar. Y, por supuesto, de vacaciones nada de nada.
EliminarHay que estar vigilantes aunque poco podemos hacer para evitarla.
Muchas gracias, Julia, por dedicar unos minutos de tu tiempo veraniego para venir a leer estas letras.
Un abrazo.
Imposible evadirla. Genial. Un abrazo.
ResponderEliminarPor desgracia, así es.
EliminarMuchas gracias, María.
Un abrazo.
Cuando llama a tu puerta, no hay donde esconderse. Un micro sensacional, Josep María.
ResponderEliminarAbrazo, compañero.
Y al aire libre todavía somos más vulnerables.
EliminarMuchas gracias, Edgar.
Un abrazo.
Las hay que no aceptan órdenes. Muy bueno, Josep.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Ignoro el sexo de LA muerte, pero siempre se ha asociado al de mujer, del género femenino. ¿Será por eso que resulta tan difícil de engañar? jaja
EliminarMuchas gracias, Mª Jesús por dejar tu comentario.
Un abrazo nada mortífero.
Un micro que habla del inexorable destino, una estrella que todos tenemos ya fijada (según esta historia) y que no se puede cambiar hagas lo que hagas. Lo que tenga que ser, será. Si tienes que morir, vas a morir, por muchas veces que lo impidas, y eso queda muy bien reflejado en este relato, en esa Parca personificada. La última frase me pareció un cierre excelente.
ResponderEliminarUn saludo, Josep.
Muchas gracias, Ricardo, por tu amable comentario. Ignoro si tenemos marcado un destino inmutable, si tenemos escrito un final con fecha y hora. Lo que, efectivamente, he pretendido decir en este relato es que no podemos escapar de la muerte por muchas trabas que pongamos. Puede parecer baladí pues todos sabemos que nuestra vida es finita pero, aun así, he querido escenificarlo en un relato con tintes fantásticos.
EliminarUn abrazo.