Lo que os voy a contar os
parecerá increíble. Hace tan solo unos días, me sobrevino una crisis de ideas;
no se me ocurría nada aceptable que pudiera dar a leer a mi editor. El tiempo
corría en mi contra. Necesitaba urgentemente llenar mi cuenta corriente, pues hacía
ya dos años que no publicaba nada y tenía firmado un contrato con mi editorial
que me obligaba a ello.
Por mucho que me esforzaba, no
fluía nada que valiera la pena. Vivía en un constante temor al fracaso y a la
vergüenza de ser un escritor frustrado después de una brillante carrera
literaria. Me asaltaban las dudas de si sería capaz de recuperar mi madurez
escritora.
Mi editor me llamaba con frecuencia
y no me atrevía a contestar para que mi voz no delatara mi nerviosismo. No
tenía más escusas que darle y mi inseguridad iba en aumento. Por mucho que
intentaba relajarme, no lo conseguía.
Un día, mi ex mujer vino a
verme para conocer lo que me pasaba a petición de mi editor y amigo común. Me sacudió
moralmente sin piedad. Parecía un sargento echándole la bronca a un recluta.
El caso es que surtió efecto. Cuando
se hubo marchado, me senté ante el ordenador. Ya tenía una historia. Contaría
mi vida al lado de una mujer horrible. Sería como una catarsis liberadora. La
historia brotaba velozmente. Por fin me había llegado la inspiración. Solo
imaginarme la cara que pondría mi ex cuando la leyera, me llenó de regocijo.
250 palabras
Emociones (por orden de
aparición):
Temor, vergüenza, frustración,
duda, nerviosismo, inseguridad, regocijo.