viernes, 3 de enero de 2020

Una vida peligrosa

Este relato es continuación del titulado "Una investigación peligrosa" y que podéis leer AQUÍ.
Con este episodio doy por terminada esta serie que consta de cuatro capítulos y que se inició con el relato "Un negocio peligroso", con el que participé en el concurso de El Tintero de Oro.





Marta se había trasladado a vivir con Gervasio, en su chalé de Pedralbes, en la zona alta de Barcelona. Ello permitió alojarme en mi apartamento, en el que no quedaban señales de su presencia, salvo alguna fotografía en común. Daba por seguro de que no volvería. Aun así, cambié la cerradura de la puerta blindada. No quería visitas inoportunas.
Tan solo entrar, no pude evitar que una vorágine de recuerdos me asaltara sin piedad. Parecía que solo hubieran transcurrido unos días desde que salí, despreocupado, camino de la estación. Quién me iba a decir que mi vida daría un vuelco a bordo de aquel tren.
El detective que me recomendó mi psiquiatra resultó ser un ex policía al que habían expulsado del cuerpo por mala praxis. Eso me resultó paradójico. Ahora era yo quien necesitaba los servicios de un agente sin escrúpulos. Pero lo que para la policía fue motivo de rechazo, a mí me venía de perlas.
Lo primero que averiguó fue el domicilio de Juan, el celador corrupto, a quien Rodolfo, así se llamaba el investigador privado, fue a hacerle una visita de cortesía. Yo prefería mantenerme, de momento, en la retaguardia.
Rodolfo resultó un interrogador de lo más eficiente. Tras una sesión un tanto movida, logró que Juan desembuchara todo lo que sabía, al menos eso fue lo que le aseguró tras la última muela que escupió entre bocanadas de sangre.
Gervasio era su contacto y quien le había pagado muy generosamente su intervención. No era la primera vez que lo contrataba. Ambos ya tenían experiencia en esas lides. Se conocían desde hacía muchos años y ese tándem había desembocado en una amistosa complicidad.
Gracias a esa sesión tan productiva, Rodolfo también me informó que Marta llevaba tiempo como amante de Gervasio, desde que lo contraté para que me salvara de la quema por parte de Hacienda. Al parecer, le agradeció su ayuda pagándole en especie, y ese pago se convirtió en una relación a largo plazo. Contrariamente a lo que creía, Marta sí sospechaba que algo irregular me llevaba a Sevilla y Gervasio se prestó voluntario para averiguarlo. Y una vez descubiertos mis negocios turbios, decidieron deshacerse de mí tendiéndome una trampa. Así quedaba el camino expedito para los amantes. Por fortuna, Marta evitó que me despacharan definitivamente. Como única alternativa, sugirió un encierro perpetuo, pero no en la cárcel sino en un psiquiátrico, que era más seguro. Una vez incapacitado mentalmente, podría pedir el divorcio.

—Gervasio tiene muy buenos contactos con miembros de la policía y de la judicatura, y amigos dispuestos a ayudarle por unos miles de euros. No en vano gana todos sus casos, por imposibles que parezcan. Contigo tenía al cabeza de turco ideal —me contó Rodolfo.
—Ya veo. Y montó ese paripé en un santiamén. No debió serle difícil hallar en Sevilla una red de policías corruptos, con Juez incluido, metidos en negocios sucios —dije.
—Y solo faltó que hubiera un narcotraficante dispuesto a declarar contra ellos para tener el tema solucionado a dos bandas —remató.  

Lo único que temía tras ese agitado diálogo entre interrogador e interrogado, era que este último se lo contara a Gervasio. Rodolfo se ofreció a eliminar al abogado, pero yo preferí mantenerlo con vida y confiaba en la perspicacia y buen hacer del ex policía para mantenerme intocable. 

—Pero yo no puedo ser tu guardaespaldas. No puedo estar en todas partes a la vez.
—Claro que no. Quédate a vivir aquí y yo te acompañaré en todas tus pesquisas. Así siempre estaremos juntos y prevenidos.
—Vale, pero tienes que hacer en todo momento lo que yo te diga. No quiero que metas la pata y lo eches todo a rodar por tu inexperiencia.
—No te preocupes, seré sigiloso como tú y pasaré inadvertido.

          Y así formamos un equipo.
Pero lo que Juan no confesó fue la visita que recibió de un compañero suyo al poco de salir yo del hospital donde me ingresó mi buen psiquiatra. Eso lo supimos cuando se encontró un cuerpo en uno de los muelles del puerto. Rodolfo solo relacionó a ese individuo con Juan cuando leyó en el periódico que el cuerpo hallado sin vida era el de un tal Pedro Sigüenza, un celador que trabajaba en el Centro psiquiátrico en el que yo había estado recluido. Así pues, ese tal Pedro y Juan eran compañeros. Rodolfo se las apañó para hacerse durante unos minutos con el móvil que la policía había encontrado bajo el cadáver y así averiguar si contenía alguna información de interés. Y, en efecto, había pruebas más que suficientes para, no solo demostrar la relación entre ambos, sino también para suponer que Juan estaba detrás de ese asesinado.
Según los mensajes que contenía el móvil, Pedro había encontrado mi diario bajo la almohada de mi cama y, habiendo leído su contenido, chantajeó a Juan. Este le citó una noche en la terminal de contenedores Port Nou, haciéndole creer que le pagaría lo que pedía. Y lo que Pedro cobró fue un disparo en la cabeza. ¿Fue el propio Juan, Gervasio o un sicario quien empuñó y disparó el arma? Eso era lo de menos.
Pero el diario seguía sin aparecer. No es que me importara demasiado —a fin de cuentas, no tenía ningún valor ante las autoridades más que el de mi palabra— pero no quería que volviera a caer en manos inadecuadas que complicaran innecesariamente el asunto.
Al poco, las pesquisas de Rodolfo le llevaron al que había sido el domicilio de Pedro. A simple vista no había nada comprometedor, hasta que escuchó los mensajes en el contestador. Un tal Marcelo le confirmaba que había recibido el sobre y que, como le pedía, solo lo entregaría a la policía en caso de que le ocurriera algo. Parecía asustado. Ese sobre solo podía contener el diario.
Rodolfo localizó el número de teléfono desde el que llamaba Marcelo y averiguó su domicilio. No fue difícil convencer al pobre de que debía entregarle el enigmático sobre si no quería acabar como su amigo. Otro tema resuelto.

—Conocemos el móvil de por qué tu mujer y el cabrón de tu abogado te metieron en ese asunto, conocemos la relación entre Juan y Gervasio, y de Pedro y Juan, tenemos el diario, ahora solo falta saber el nombre de quiénes te involucraron, tanto los policías y su comisario, como el juez. Y eso lo sabremos muy pronto, tengo chivatos en todas partes. No me imaginaba que fuera un caso tan sencillo, chico —me dijo Rodolfo, ufano.
—Pero ¿tú crees que con lo que te ha contado Juan tenemos suficiente? Lo más probable es que se retracte ante un juez y alegue la coacción a la que le sometiste, por decirlo de una forma suave.
—Bah, cuando acabe este asunto, estará tan acojonado que lo cantará todo. Solo es cuestión de ofrecerle un trato. 

Juan solo nos dio la información que necesitábamos para seguir adelante. Solo habíamos conseguido las pistas, ahora nos quedaba obtener las pruebas que incriminaran al abogado y a mi mujer para acabar de atar los cabos sueltos. Lo único que podíamos probar de momento era que Juan había sido chantajeado por Pedro por haber participado en ese complot.

—¿Y cómo piensas demostrar la participación de Marta y Gervasio? —le pregunté a Rodolfo.
—Pues pinchando sus teléfonos y poniendo micrófonos en su chalé. Así grabaré todas sus conversaciones. Algo saldrá a la luz. Esos dos van a pringar, te lo digo yo.

Rodolfo tenía razón cuando dijo que el caso era más sencillo de lo que parecía. Las grabaciones obtenidas delataban a la pareja, confirmando lo que Juan había revelado. Por otra parte, los contactos dentro de la policía dirigieron al detective hacia un grupo de agentes corruptos de Sevilla. No le resultó difícil contactar con varios miembros de Asuntos Internos que llevaban meses detrás de ellos. Pero la red de corruptos era larga, involucrando a comisarios y jueces. Pero tarde o temprano caerían todos, le dijeron. Sería mejor que no se metiera, no fuera a desmontarles el plan. Con lo que les había contado, aunque no fuera nada que desconocieran, tenían suficiente. Además, contaban con la colaboración de dos arrepentidos que estaban dispuestos a declarar contra sus compañeros a cambio de inmunidad.
Faltaba convencer a mi psiquiatra para que delatara a Juan revelando lo que había hecho conmigo y, muy probablemente, con Eduardo antes que a mí. Pero no hizo falta derribar las reticencias de aquel, que veía peligrar no solo la imagen del Centro sino también la suya, porque al cabo de unos días se supo que se había encontrado bajo las uñas de Pedro rastros de piel de su atacante, con el que debió forcejear antes de ser abatido de un disparo, y que el ADN coincidía con el de Gervasio. ¿Cómo relacionaron al abogado con el celador? Pues atando cabos: el móvil del fallecido los llevó hasta Juan. Llevaban tiempo investigando una posible mala conducta del ex celador a raíz de unas denuncias de presuntos abusos sexuales a tres pacientes y le habían visto en varias ocasiones con Gervasio en una actitud cómplice. Y una cosa llevó a otra. Dos y dos son cuatro, aunque a veces no lo parezca.

*****

Han pasado tres meses y ya puedo sentirme aliviado.
La semana pasada vino a verme Rodolfo y me puso al día.
Las delaciones fueron en cadena: Juan delató a Gervasio y este a los policías, quienes, a su vez, inculparon al comisario y este destapó todo el tinglado, incluyendo a varios jueces, que fueron inhabilitados. Todos están en libertad bajo fianza, a la espera del juicio, acusados de corrupción y pertenencia a banda organizada para delinquir y no sé cuántas imputaciones más.
Gervasio y Marta también fueron imputados, a ella como cómplice necesario y a él como cerebro de la trama que me llevó al internamiento psiquiátrico, como inductor de la posterior intoxicación medicamentosa y como autor material del asesinato de Pedro. Gervasio fue encarcelado sin fianza, mientras que Marta ha quedado en libertad provisional. Juan, lógicamente, también fue detenido y puesto a disposición judicial. Ahora está en libertad bajo fianza.

Justo cuando he terminado de completar este diario, que quizá algún día publicaré, he recibido una llamada telefónica. Era Marta. No he contestado. ¿Qué le podía decir? He escuchado su mensaje. Resulta que está muy arrepentida por todo lo que me ha hecho. Ha culpado a la mala influencia de Gervasio. Lo ha puesto de vuelta y media. Me ha pedido perdón y desea empezar de cero.
No pienso darle esta satisfacción. Cuando llegue el juicio y tenga que declarar, ya verá lo que es bueno. No creo que ella pueda alegar una enajenación mental. Espero que los dos amantes se pudran en la cárcel.
Y ahora debo marcharme. He quedado con Alba, aquella enfermera tan bonita y simpática del Centro. Nunca me atreví a tirarle los tejos. ¿Cómo iba a seducirla alguien que estaba bajo tratamiento psiquiátrico? Pero tan pronto como puse los pies en la calle, fue la única persona que se interesó por mí. No sé cómo logró localizarme. Llevamos saliendo dos meses. Hacemos muy buena pareja. A ver qué surge de esta relación.

-FIN-


37 comentarios:

  1. Ahora ya le has puesto la guinda. Hasta con final feliz y todo.
    Un abrazo.

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    1. Espero que sea la guinda de un pastel, je,je.
      EL final es feliz a corto plazo, a largo plazo ya no sabría decir.
      Un abrazo.

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  2. No sé cómo le quedan ganas a tu personaje de más aventuras amorosas. Yo que él me liaba con Rodolfo que parece mucho más de fiar.
    Genial tu relato. Tú solito has destripado toda una trama de corrupción policial y judicial. Empiezas el año con el final de un gran relato.
    Un beso.

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    1. Ja,ja,ja. Pues no sería mala idea, solo deberían ir al psiquiatra para que, mediante hipnosis, les cambiara su orientación sexual.
      Muchas gracias, Rosa, por tu amable comentario.
      Un beso de año nuevo.

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  3. Un final feliz, qué más se puede pedir a una historia donde ha habido tantos enredos e intrigas???
    Estupenda historia y entretenida.
    SAludos.

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    1. Pues, mira, Manuela, yo no le auguro mucha felicidad a ese infeliz. Esa enfermera me da mala espina, je,je.
      Muchas gracias por tu paciente lectura, amiga.
      Un abrazo.

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  4. Buenas tardes Josep Mª, he seguido con gran interés los cuatro relatos. Le diré que es de lo más interesante toda la trama, hasta llegar al desenlace. Ya sin cuestionar aspectos psiquiátricos, porque en éste relato nadie se salva de una u otra forma de ser personas que no se integran a la sociedad. Ya sean que están muy al borde de la Ley, es esperanzador como termina el protagonista.

    Mi modesta opinión en lo que creo que es un narrador excelente del género policíaco. Un saludo cordial.

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    1. Buenos días. Ciertamente es un relato muy turbulento, en el que se mezclan el egoísmo, la traición, la ambición, etc. Es decir, nada bueno. Hay a quien le toca una vida relajada y a otros complicada. Nunca se sabe si, de un día para otro, nuestra vida (y nuestra mente) puede dar un vuelco inesperado.
      Muchas gracias, nuevamente, por tu elogioso comentario.
      Saludos.

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  5. Bueno Josep, desde el principio has dejado claro que esta era la conclusión. Aunque leyendo ese final...ja, ja, ja, no tranquilo, no te voy a pedir que continúes la trama. Pero ese: "No sé cómo logró localizarme" pudiera dar pie a enrevesar esa relación que parece tan idílica en un principio. Así que lo dejaremos con un "fueron felices y comieron perdices". Felicitaciones por tu creatividad.
    Un gran abrazo.

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    1. Hola, Miguel. Has dado en el clavo. Ahí dejé una pista o un guiño para que cada uno lo interprete a su manera y voluntad, je,je.
      Mejor dejarlo así, de otro modo, como dije en otra ocasión, esto se convertiría en la historia interminable, ja,ja,ja.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Muy buena guinda la pavo. Por si acaso, eso de coger trenes vamos a dejarlo de momento. Tu Rodolfo resultó genial. Un texto en cuatro tiempos que bien merece ser novel negra de autor, porque tiene guiños muy buenos.

    Un abrazo

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    1. A ver, no vayáis a pensar que en todos los trenes se cuecen habas, je,je,je.
      De tener que coger uno, por lo menos evitaría dormirme, ja,ja,ja.
      Te agradezco que hayas leído los cuatro episodios con interés.
      Un abrazo.

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  7. ¿Quien le iba a decir a tu protagonista y a nosotros también, tus lectores, que aquel viaje en tren sería el principio de semejante enredo?... Porque desde luego, amigo Jose Mª, desde que fuimos testigos mudos de aquella travesía, no hemos podido resistirnos a seguir pendientes del desenlace final, que hoy ya por fin hemos descubierto y que personalmente me ha resultado muy convincente, por lo que te felicito, ya que has hilvanado una buena trama.
    Además le has dado ese punto suspensivo a la historia, ya que Alba, la enfermera bonita y simpática a primera vista, parece que esconde bajo la manga una peligrosa carta que seguramente puede volver a dar otro vuelco a lo que parece un final feliz... Bueno, esa es mi versión, que tampoco tiene que ser la única posible ya que, en definitiva, te has decantado por un final abierto.
    Lo que queda claro es que nos has ofrecido una gran historia de suspense y policiaca, digna para que la desarrollases en un formato más amplio, como una novela, bueno, solo es mi humilde opinión.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Un viaje en tren se sabe cuándo, dónde y cómo empieza, pero no cuándo, dónde y cómo termina, ja,ja,ja.
      En realidad, el viaje del protagonista sin nombre fue muchísimo más largo y penoso de lo que era de esperar. Y añadiría que no se sabe si ya han terminado sus penurias, je,je.
      Muchas gracias, Estrella, por tu comentario.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Saludos, Josep.

    Me acabo de leer las cuatro partes de un tirón. No conocía la historia desde el principio, lo cual me ha otorgado una pequeña ventaja, pues este tipo de relatos, con tantos datos y subtramas, es mejor leerlas de un tirón, para no perder detalle.

    Desde luego, imaginación no te falta. No sé si el género policíaco o la novela negra son tus favoritos, pero, desde luego, se nota que algo sabes.

    En líneas generales, me ha gustado. Me ha mantenido en vilo, lo cual siempre es buena señal. Pero lo que más me ha gustado ha sido ese final un tanto ambiguo. Esa frase de "No sé cómo logró localizarme" me ha resultado demoledora. Deja entrever que la historia aún no ha acabado, que aún hay mucha tela que cortar. De diez.

    Recibe un afectuoso saludo, amigo.

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    1. Saludos, Pedro.
      Cada uno prefiere una forma de leer una historia con varios capítulos; a unos les gusta ir parte por parte y mantener así la intriga (como las antiguas novelas por entregas) y otros, como tú, prefieren leerla de un tirón y así no pierden el hilo. Cada maestrillo tiene su librillo, je,je.
      Pues sí, diría que el género policíaco es uno de mis favoritos, de ahí que mis autores preferidos sean escandinavos que, para mí, son excelentes en este género, como Jo Nesbo y, sobre todo, Henning Mankell. Yo tan solo soy un aprendiz no demasiado aventajado.
      Me alegro, amigo, que te haya gustado este relato de cuatro actos y ese final abierto que has interpretar correctamente.
      Un abrazo.

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  9. Creo que hiciste bien consultar al personaje y terminar la saga,... jajaja te ha quedado muy realista!

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    1. Es que mi personaje también insistió en que terminara su historia y yo me he limitado a tomar debida nota, ja,ja,ja.
      Un abrazo.

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  10. Bueno, pues toda obra tiene su fin, aunque cualquier resquicio de lo escrito al final, podía dar para más, jajaja.
    Un final felizmente resuelto como debiera ser en la vida a toda la gente de buena voluntad, :))).
    Un abrazo Josep, y feliz año.

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    1. Esta historia podría dar para cien capítulos y aun así me costaría darle un final definitivo, así que he tenido que cortar por lo sano, je,je.
      Muchas gracias, Elda, por tu seguimiento incondicional.
      Un fuerte abrazo y que los Reyes se porten bien contigo.

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  11. Aquí ando poniéndome al blog día compañero, viendo como aquel viaje fatídico de tren se convierte en toda una novela negra. Me lo he pasado muy bien con la intriga, aunque confieso que a estas alturas yo sospecho hasta de esa bonita enfermera que pone un incierto broche a esta peligrosa y truculenta historia. Sin duda yo si fuera él... le pediría a Rodolfo que le echara un vistazo al expediente de Alba.
    Muchas gracias por compartir e intrigar ;) Un abrazo.

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    1. Yo también sospecho que esa enfermera tan guapa y simpática es una especie de Mata Hari, ja,ja,ja.
      Muchas gracias, Cristina, por acompañarme en este viaje tan especial, aunque mucho menos real que los tuyos.
      Un abrazo.

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  12. Bueno, al final el protagonista no estaba tan paranoico como podíamos pensar y toda la trama resultó ser real. Al menos en lo que a Marta y a Gervasio se refiere porque a mí, esa tal Alba me da mala espina. ¿Nos vas a contar cómo dio con él? Ahí hay tema para otra historia, ¿a que sí?
    Un beso.

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    1. A mí me volvió loco con todas esas historias, ja,ja,ja.
      Yo a esa enfermera le he cogido manía y no sé muy bien por qué, je,je.
      Hoy he tenido un sueño en el que esa monada resultaba que no era trigo limpio, pero me he despertado de repente sin llegar a saber por qué motivo. Qué le vamos a hacer.
      Un beso.

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  13. Ay, Josep Maria. Que nos dejas una puertecita abierta, y ahora todos ansiamos saber cómo esa chica supo localizarlo, y lo mejor, ¿por qué? ja, ja, ja
    Te has cargado todo una trama de corrupción en un periquete, y la verdad es que me has hecho disfrutar muchísimo de este entramado en el que nada era lo que parecía al inicio, y con ese humor tan bueno que te caracteriza. Enhorabuena, y repito, necesitamos esa respuesta final, ;)
    Un beso.

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    1. Creo, Irene, que aquí es mejor dejar volar la imaginación del lector. Como en el amor, hay que dejar lugar para la fantasía, je,je.
      Ojalá en la realidad pudiéramos cargarnos a los corruptos con la misma rapidez. Debo reconocer que aquí la realidad no supera a la ficción. Pero soñar es muy sano y no cuesta nada.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Un beso.

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  14. Después de tanta intriga y enredo policial ha quedado un buen relato con un final feliz. Un abrazo.

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    1. Costó un poco, pero me alegro al final si lo he conseguido, Mamen.
      Un abrazo.

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  15. ¿Una serie de cuatro relatos? Creo que solo he leído dos. Lo malo de hacerlo por separado con intérvalo de tiempo es que se pierde detalles. Prefiero leerlos todo seguido y me pondré a ello. Ahora mismo los copio y ya con tiempo y calma te diré Josep.
    Hasta pronto.

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    1. De todo hay en la viña del Señor. Hay quienes, como tú, prefieren leer un relato de corrido, por largo que sea, y otros lo prefieren por entregas. De todos modos, este, en su origen tenía que ser un único relato corto para concursar en la XVII edición de El Tintero de Oro, como así ha sido, pero muchos de sus lectore/as me sugirieron escribir una continuación, y después otra, y otra, je,je.
      Espero que si llegas a leer los cuatro episodios, me digas qué te han parecido.
      Hasta pronto, Isabel.

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    2. Desde luego, para leerlo en lo “virtual” es mucho más cómodo en episodios, lo que quise decir Josep, es que si se tarda tiempo en leer una serie de la otra se pierde la atención y los recuerdos. He repasado los cap. anteriores y leído los dos últimos, ahora te digo. Voy pallá...

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  16. Hola Josep!! Acabo de leer el último capítulo y me ha gustado como acaba todo, pero me hubiera gustado un capitulo más con el desarrollo del juicio ¡No me hagas caso, es que estos temas me gustan!.

    Abrazos.

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    1. Si escribiera otro capítulo, tendría que ser el definitivo, sin ningún resquicio de ambigüedad, y me temo que no soy capaz de cerrar la historia para siempre, pues la veo con una intriga perpétua. Por eso titulé este final "Una vida peligrosa", je,je.
      Un abrazo, Conchi.

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  17. ¡Hola, Josep! Bueno, ¿quién hubiera dicho que ese primer relato te iba a dar material para un mes de publicaciones? Un colofón que muestra como todas las tramas criminales, cuando cae una pieza, el resto suele seguir el mismo camino. Pues fíjate que ya en perspectiva, bien podrías haber escrito el argumento de una novela. Creo que ya tienes todos los núcleos y giros argumentales, solo faltaría como diría Highsmith, espesar la trama. Un fuerte abrazo!!

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    1. Hola, David. Yo es que me debo a mi público, y sus deseos son órdenes, ja,ja,ja. Fueron varias las personas que me pidieron una continuación, y otra, y otra, y así he llegado a las cuatro entregas, je,je. Pero lo de escribir una novela ya son palabras mayores. Quise empezar una y se quedó en el tercer capítulo. A ver si algún día la retomo. Con una novela hay que documentarse, planificar y estructurar muchísimo. Un relato permite mucha más improvisación y menos tiempo y esfuerzo, je,je.
      Un fuerte abrazo, amigo.

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  18. Vamos a por el cuarto, en el que los acontecimientos se precipitan y, con un hilo conductor coherente, se logra averiguar toda la verdad... o casi toda :)

    En elgunos de tus capítulos te han dicho varios compañeros que podrías escribir una novela, y estoy convencida de que podrías hacerlo, (aunque tú no terminas de estar convencido de ello), lo básico ya está más que perfilado. El cap. 4 se podría medir más la información, y alargándola, con más diálogos y secuencias, daría para varios... y esa chica nueva que aparece al final puede dar para mucho.
    Así que te animo Josep, yo creo que valdría la pena, de verdad.

    Buen trabajo colega... a mi me parece que fuiste o eres detective, o mafioso, o algo relacionado con el mundillo este que tan bien has sabido retratar, y que escribes solo para despistar...¿o no?, confiesa anda :))

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    1. Al final tendré que planteármelo, je,je. Podría titularla "Vvir peligrosamente", aunque creo que este título ya está pillado, ja,ja,ja.
      Pues no, no he ejercido nunca de poli ni detective, ni mucho menos de mafioso, más que en mi imaginación. De niño, eso sí, quería ser policía o bombero, pero lo único que me ha quedado de aquellos tiempos son las ideas de bombero, ja,ja,ja.
      Muchas gracias por tu tiempo y por tus palabras, compañera.
      Un abrazo.

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