Nunca imaginé que algo así
me ocurriría a mí. Me habían hablado de casos parecidos pero como eran muy
aislados y alejados de nuestra comunidad resultaba remotamente probable que
algún día pudiera caer víctima de esa extraña enfermedad para la que no hay
cura. Cuando se dieron los primeros casos en Europa, empezamos a temer por
nuestra seguridad y nuestra vida, aunque siendo casos muy infrecuentes nadie le
dio la importancia debida. Nadie cree que lo que les ocurre a los demás, le va
a ocurrir a él.
Quién me iba a decir a mí lo
que me esperaba en aquel bosque junto al lago y a plena luz del día. Salió de
la espesura sin darme tiempo a reaccionar. Cuando me mordió no presagiaba por
lo que tendría que pasar. Quizá hubiera tenido que contarlo a mis compañeros
cuando llegaron al lugar de los hechos atraídos por mis gritos. Quizá ellos me
habrían ayudado. Pero me dio vergüenza. Les di una excusa: que me había
lesionado al caer sobre una roca. No dejé que vieran las señales de la
mordedura. Quizá por eso ahora pago las consecuencias.
Ha pasado un mes desde aquel
incidente y ya empiezo a notar los efectos de esa terrible enfermedad. Mi
compañeros me miran ahora con recelo y se alejan de mí. Creo que sospechan que
he enfermado y temen contagiarse. No sé qué hacer ni qué será de mí. Ahora vivo
apartado de los demás, no quiero ver a nadie. Temo por ellos y por mí.
Lo peor acontece por la
noche y da igual la fase en que se halle la luna. No es como aquellos casos que
me contaban de pequeño en que la luna llena inducía la transformación. Cada
maldita noche sufro unos terribles espasmos que hacen retorcerme de dolor.
Hasta que la transformación no ha culminado, no puedo ni respirar. Sufro unos
dolores atroces mientras mi cuerpo muda de forma vertiginosa hasta convertirme
en un depredador incapaz de dominar sus instintos más primarios.
Cada vez permanezco más
tiempo con mi nueva identidad. Ya no es solo por la noche cuando deambulo
escondiéndome de todos y de todo, ahora mi nuevo estado se mantiene hasta bien entrado
el día. Pronto me transformaré para no volver a mi estado original y no podré
refugiarme entre los de su especie, en la que me habré convertido, pues tampoco
soy exactamente como ellos y temo que acabarían conmigo. ¿Por qué me ha
ocurrido esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué puedo hacer? ¿Quién o qué soy en realidad?
Si a los hombres afectados
por esa transformación les llaman hombres-lobo, yo soy un lobo-hombre. ¡Con lo
feliz que era hasta hace poco con mi manada!
Pobre hombre, la verdad es que tiene que ser horrible no tener identidad grupal. Bien plasmada en tus letras la angustia. Un abrazo Josep Mª.
ResponderEliminarLos cambios suelen ser muy angustiosos, sobre todo cuando no son deseados y no podemos controlarlos. En este caso hipotético y fantástico, es el lobo quine se converte en humano. Pero ¿cuál de los dos és realmente la bestia?
EliminarUn abrazo, Carmen, y gracias por comentar.
Una vuelta de tuerca muy original a las transformaciones por mordedura, Josep. Quién ha dicho nunca que un hombre no pueda contagiar a un animal y volverlo un poco humano?? :D
ResponderEliminarMuy bueno e ingenioso, me ha gustado.
Un abrazo!
Quise darle la vuelta a la famosa historia del licántropo. El comportamiento de muchos seres humanos hacia los animales viene a ser como un ataque a su naturaleza "salvaje" y libre. El salvajismo de algunos seres humano es peor que el del instinto de supervivencia de los animales.
EliminarEn esta historia, con la mordedura, el hombre contagia al lobo su "humanidad". ¿Qué será peor, un hombre-lobo o un lobo-hombre?
Un abrazo.
Josep Mª, me ha parecido un relato muy bien llevado hasta el sorprendente ,original y simbólico final. Incluso percibo una velada moraleja: el hombre puede transforma y dominar a la fiera que lleva dentro.
ResponderEliminarTal vez divago; ya sabes que al leer se nos dispara la imaginación.
¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Bueno, Fanny, ya sabes que toda historia (sobre todo de ficcion) puede tener múltiples interpretaciones y la tuya no está nada desacertada.
EliminarLo que, a priori, quise representar es que,por una parte, las tranformaciones son siempre dolorosas cuando son indeseadas y te obligan a cambiar tu identidad, y por otra, que un humano puede ser más inhumano que un animal, en este caso un lobo.
Como le decía a Julia, ¿qué es peor, un hombre-lobo o un lobo-hombre?
Un abrazo humano y nada salvaje.
Muy bueno y original el tema. Me ha sorprendido el final ya que estaba esperando la historia al revés, y pensando si me iba a dar miedo ( porque ni te imaginas a que hora te estoy leyendo insomne, en la cama y con el movil), lo mío no tiene cura jajaja.
ResponderEliminarMe encantó el cuento Josep.
Un abrazo.
Muy bueno y original el tema. Me ha sorprendido el final ya que estaba esperando la historia al revés, y pensando si me iba a dar miedo ( porque ni te imaginas a que hora te estoy leyendo insomne, en la cama y con el movil), lo mío no tiene cura jajaja.
ResponderEliminarMe encantó el cuento Josep.
Un abrazo.
Te agradezco que te dediques a leer mis "historietas" sacrificando horas de sueño o de no sueño. No es ésta una historia para no dormir (lo que me gustaba a mí ese programa de Chicho Ibáñez Serrador) sino un cuento que cada uno puede interpretar a su libre albedrío. Yo quise darle un toque distinto, una vuelta a la típica historia del hombre convertido en lobo.
EliminarUn abrazo.
¡QUé gran final! No me lo esperaba para nada. Me has descuadrado totalmente. Pobre lobo, dejar a su manada para llegar a otra más cruel, jjjijijiji.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que, después de esto, la crueldad humana no se propague y se intale en el reino animal.
EliminarUn abrazo, María.
No te conocía y he llegado por casualidad a tu blog y me ha encantado tu relato, como lo has contado y sobre todo como le has dado la vuelta en ese final sorprendente.
ResponderEliminarTodos, seamos lo que seamos, necesitamos una identidad y a veces a la manada.
Un saludo
Dicen que las casualidades no existen. Sea como sea, bienvenida a este rincón y vuelve cuando quieras. La puerta siempre está abierta.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Un abrazo.
me ha marvillado como siempre que te leo
ResponderEliminartus escritos tienen
sabor a vos
Muchísimas gracias por tus amables palabras. Ya sabes que aquí tienes tu rinconcito para cuando desees leer mis historias.
EliminarUn abrazo.
¡Si señor! a eso se le llama un giro de argumento.
ResponderEliminarPobre lobo, con lo feliz que era. Este debe de ser como el de la canción del lobo-hombre en parís
Un abrazo y gracias por el enlace. Es cierto que el que me mandaste con anterioridad ya estaba leído y comentado.
Resulta simpático recibir ahora un comentario a un relato publicado un año y medio antes. Y todo por mi culpa, jaja
EliminarUn abrazo, compañero y discúlpame por haberte enviado primero uno equivocado.